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La Paz Que Sobrepasa El Entendimiento
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Libro electrónico199 páginas2 horas

La Paz Que Sobrepasa El Entendimiento

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La Paz Que Sobrepasa El Entendimiento" es un libro de estudios bíblicos que explora el tema de la paz desde una perspectiva cristiana. A través de diferentes capítulos, el autor analiza cómo la Biblia presenta la paz como un regalo de Dios y cómo ésta se relaciona con otros conceptos bíblicos como la fe, la justicia y el amor.

El libro se enfoca en la importancia de buscar la paz en nuestras vidas y en nuestras relaciones con los demás, y cómo esto puede traer una transformación profunda en nuestras vidas. El autor ofrece herramientas prácticas para cultivar la paz en nuestra vida diaria, tales como el perdón, la gratitud y la humildad.

Además, "La Paz Que Sobrepasa El Entendimiento" ofrece una reflexión profunda sobre el significado de la paz en un mundo marcado por la violencia y la injusticia. El autor aborda temas como la reconciliación, el diálogo interreligioso y la construcción de la paz en comunidades y sociedades divididas.

En resumen, "La Paz Que Sobrepasa El Entendimiento" es un libro de estudios bíblicos que invita al lector a explorar el significado profundo de la paz en su vida y en el mundo, y ofrece herramientas prácticas para cultivar la paz en el día a día.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento1 abr 2023
ISBN9798215131602
La Paz Que Sobrepasa El Entendimiento

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    La Paz Que Sobrepasa El Entendimiento - Charles Simeon

    La Paz Que Sobrepasa El Entendimiento

    POR

    CHARLES SIMEON

    Contents

    MANSEDUMBRE CRISTIANA

    UNA ALTERNATIVA IMPORTANTE

    EL PECADO, LEVADURA MALIGNA

    CRISTO NUESTRA PASCUA

    LA MISERICORDIA DE DIOS PARA CON LOS MÁS VILES PECADORES

    EL DEBER DE CONSAGRARNOS A DIOS

    LA IMPORTANCIA DE LA RELIGIÓN FAMILIAR

    PERMANECIENDO EN NUESTRO LLAMAMIENTO

    SE INCULCA LA MODERACIÓN EN EL USO DE LAS COSAS TERRENALES

    CONTRA LA PRUDENCIA

    ACOMPAÑAMIENTO APROPIADO DEL CONOCIMIENTO

    LA PREDICACIÓN DEL EVANGELIO

    LA NATURALEZA Y EL ALCANCE DE LA LIBERTAD CRISTIANA

    INSTRUCCIONES PARA CORRER NUESTRA CARRERA

    LA MANERA EN QUE PABLO BUSCÓ EL CIELO

    EL MANÁ Y LA ROCA TIPOS DE CRISTO

    LOS JUICIOS SOBRE LOS ISRAELITAS TÍPICOS

    CONTRA LA CONFIANZA EN UNO MISMO

    LA SEGURIDAD DEL PUEBLO TENTADO DE DIOS

    LLAMAMIENTO A LOS HOMBRES DE SABIDURÍA Y SENSATEZ

    SOBRE LA CORRUPCIÓN DE LA NATURALEZA HUMANA

    SOBRE EL NUEVO NACIMIENTO

    SOBRE LA JUSTIFICACION POR LA FE

    #1954 La Paz Que Sobrepasa El Entendimiento es un libro de estudios bíblicos que explora el tema de la paz desde una perspectiva cristiana. A través de diferentes capítulos, el autor analiza cómo la Biblia presenta la paz como un regalo de Dios y cómo ésta se relaciona con otros conceptos bíblicos como la fe, la justicia y el amor.

    El libro se enfoca en la importancia de buscar la paz en nuestras vidas y en nuestras relaciones con los demás, y cómo esto puede traer una transformación profunda en nuestras vidas. El autor ofrece herramientas prácticas para cultivar la paz en nuestra vida diaria, tales como el perdón, la gratitud y la humildad.

    Además, La Paz Que Sobrepasa El Entendimiento ofrece una reflexión profunda sobre el significado de la paz en un mundo marcado por la violencia y la injusticia. El autor aborda temas como la reconciliación, el diálogo interreligioso y la construcción de la paz en comunidades y sociedades divididas.

    En resumen, La Paz Que Sobrepasa El Entendimiento es un libro de estudios bíblicos que invita al lector a explorar el significado profundo de la paz en su vida y en el mundo, y ofrece herramientas prácticas para cultivar la paz en el día a día.

    MANSEDUMBRE CRISTIANA

    1Corintios 4:12-13

    Cuando nos maldicen, bendecimos; cuando nos persiguen, lo soportamos; cuando nos calumnian, respondemos amablemente. Hasta este momento hemos llegado a ser la escoria de la tierra, el desecho del mundo.

    Así como hay una gran diferencia entre el carácter de los malvados y el de los justos, también hay fuertes marcas de diferencia entre los que son verdaderamente piadosos y los que han hecho profesión de religión sin haber sentido su eficacia transformadora. En demasiados permanece un espíritu orgulloso y contencioso, en medio de todas sus pretensiones de piedad. Pero en el cristiano sincero hay una disposición mansa, paciente y benevolente, que se mostrará en las circunstancias más difíciles y proporcionará una prueba decisiva de su sinceridad.

    De la primera clase eran aquellos maestros que, para ganarse un partido en la Iglesia de Corinto, introdujeron entre ellos contiendas y divisiones. Pero la conducta del Apóstol contrasta notablemente con éstos; y aunque sin duda era particularmente eminente en sus logros, podemos ver en él lo que todo cristiano, según la medida de su gracia, seguramente practicará.

    Aprovecharemos sus palabras para mostrarlo,

    I. El trato que todo cristiano recibe de un mundo impío.

    El pueblo de Dios ha sido despreciado por el mundo en todas las épocas.

    Fue el trato común de todos los profetas:

    David, Salmo 25:19; Salmo 56:5-6.

    Jeremías, Jeremías 18:18 y Lamentaciones 3:62.

    En referencia a todos ellos, véase Hechos 7:52.

    Y de los Apóstoles, 1 Corintios 4:9.

    Y de Cristo mismo, Juan 7:7; Juan 15:24-25;

    que eran objeto de odio y desprecio para todos los que los rodeaban.

    También se nos enseña a esperar el mismo trato de manos de hombres impíos. Mateo 10:22; Mateo 10:24-25. Seremos difamados a nuestras espaldas, y ultrajados en nuestra cara: nuestros enemigos no se contentarán con injuriarnos meramente con sus palabras; también nos perseguirán con actos de abierta hostilidad, Mateo 5:11 y 2 Timoteo 3:12; sí, nos considerarán como la escoria misma de la tierra, y como miserables execrables que sólo son aptos para ser sacrificados a los demonios, para aplacar su ira en un tiempo de calamidad pública. Esta es la idea precisa que sugiere el texto; y se refiere a una costumbre que existía en algunos países paganos, y que probablemente era bien conocida en Corinto.

    Por extraño que parezca, puede explicarse fácilmente.

    No se detesta así a los cristianos porque sean peores que los demás (pues son los excelentes de la tierra, más excelentes que cualquiera de sus vecinos, Salmo 16:3. Proverbios 12:26). Proverbios 12:26,") sino porque exhiben una luz que obliga a los hombres a ver su propia maldad, Mateo 5:10. Lucas 6:22. Juan 3:19-20. A esto debemos atribuir el asesinato de Caín a su hermano, 1 Juan 3:12, y la oposición universal que la simiente de la serpiente hace a la simiente de la mujer, Génesis 3:15. Gálatas 4:29. Salmo 38:20.

    Si fuéramos del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque hemos sido escogidos fuera del mundo, y andamos en contra de sus costumbres pecaminosas, ¡nos odia y nos odiará hasta la muerte! Juan 15:18-20.

    Sin duda, tal trato es difícil de soportar; pero el cristiano se distingue por,

    II. Su comportamiento bajo él.

    Hay dos cosas que caracterizan al verdadero cristiano bajo todas sus pruebas:

    1. 1. Una mansedumbre pasiva.

    Los santos son hombres de pasiones semejantes a las de los demás; pero, por medio de la gracia, están capacitados para reprimir las obras de la corrupción, y para regular sus temperamentos por la palabra de Dios. En vez de dar rienda suelta a un espíritu vengativo, soportan con silenciosa resignación las injurias que se les infligen; o, si hablan, es sólo con palabras de gentil súplica.

    David, en su conducta hacia Simei, 2 Samuel 16:5-11; y Saúl, 1 Samuel 26:8-9; 1 Samuel 26:18-20; 1 Samuel 26:24, ejemplifica en ambos puntos de vista el deber del cristiano, y la experiencia del cristiano.

    Hay ciertamente ocasiones en que, por inadvertencia o por el poder de la tentación, pueden ser vencidos. Por ejemplo, Moisés, Números 20:10. Salmo 106:32-33 y Pablo, Hechos 23:3-5; pero, en general, poseerán sus almas en paciencia, Lucas 21:19, y mostrarán toda mansedumbre para con todos los hombres, Tito 3:2. En vez de provocar contienda, soportarán el mal que se les haga, 1 Corintios 6:7; y, absteniéndose de notarlo en queja al hombre Salmos 38:12-14, ¡se encomendarán en las manos de un Dios justo! 1 Pedro 4:19.

    2. Una benevolencia activa.

    El hombre natural, ante las injurias recibidas, sólo piensa en sus propios problemas; pero el cristiano siente preocupación por las almas de quienes lo injurian. Se aflige por ellos, Salmo 35:7; Salmo 35:11-17; y estaría dispuesto a soportar cualquier mal temporal, si por medio de sus propios sufrimientos pudiera hacer que sus enemigos tuvieran una mente mejor, y alejar de ellos el grave desagrado de Dios, Éxodo 32:32. Romanos 9:1-3.

    Incluso bendecirá a sus enemigos y orará por ellos (Lucas 6:27-28). Romanos 12:14, y dándoles bien por mal, amontonará ascuas de fuego, por así decirlo, sobre sus cabezas, a fin de fundirlos en amor, Romanos 12:17; Romanos 12:19-20. Contenderá, ciertamente; pero no usará otra arma que la del amor: y en esta guerra luchará denodadamente, hasta que, en vez de ser vencido por el mal, venza al mal con el bien, Romanos 12:21.

    INFERENCIAS-

    1. 1. ¡Qué diferente es el juicio de Dios del de los hombres pecadores!

    Los hombres odian y desprecian al justo, Salmo 37:32. Isaías 59:15; y derramarían su sangre como agua, si Dios les retirara sus restricciones, Salmo 79:2-4. Pero Dios declara que, en lugar de la sangre de los justos, Dios los juzgará a ellos.

    Pero Dios declara que, en lugar de no ser aptos para vivir en el mundo, el mundo mismo no es digno de ellos, Hebreos 11:38; que su sangre es preciosa a sus ojos, Salmo 116:15; que quienquiera que los toque, toca a la niña de sus ojos, Zacarías 2:8; y que más le valdría a cualquier hombre ser arrojado al mar con una piedra de molino atada al cuello, que hacer pecar a uno de sus pequeñuelos, Mateo 18:6. Además, el tiempo se acerca rápidamente, y el tiempo de la muerte se acerca.

    Además, se acerca rápidamente el momento en que esta diferencia de sentimientos se hará patente ante todo el universo reunido, para consuelo eterno de su pueblo afligido y confusión eterna de sus enemigos, Isaías 66:5.

    Aprendamos, pues, a tomar nuestra cruz cada día y a seguir el ejemplo de nuestro bendito Señor, 1 Pedro 2:21; 1 Pedro 2:23; así aprobaremos ser sus verdaderos discípulos, Mateo 16:24-25, y obtendremos una gloriosa recompensa en el día del juicio, Mateo 5:12.

    2. ¡Cuán superiores son las operaciones de la gracia divina a todas las sugerencias de la sabiduría humana, o a todos los esfuerzos del poder humano!

    La filosofía nunca pudo idear medios para erradicar el espíritu vengativo del corazón: por el contrario, ensalzó la venganza como una virtud, y consideró el temperamento que se exhibe en el texto, como bajeza y debilidad. Si los hombres hubieran intentado ejercer una disposición como la de Pablo, habrían fracasado en el intento, porque la naturaleza sin ayuda es totalmente incompetente para tal obra.

    Pero, ¿qué no puede hacer la gracia de Dios? Convertirá al león en cordero; o mejor dicho, transformará al más vil de la raza humana en la imagen de nuestro Dios encarnado. Sigamos, pues, el ejemplo de los santos y mártires que nos han precedido (St 5,10). Esforcémonos en depender del Señor Jesús, y no dudemos sino que su gracia nos bastará. Entonces nuestros mismos enemigos se verán obligados a glorificar a Dios en nosotros, Gálatas 1:24, y a confesar que Dios está con nosotros de verdad, 1 Corintios 14:25.

    #1955

    UNA ALTERNATIVA IMPORTANTE

    1Corintios 4:21

    ¿Qué preferís? ¿Iré a vosotros con látigo, o con amor y con espíritu apacible?

    EN Corinto, la religión estaba en horas muy bajas. Eran grandes los abusos que prevalecían allí, incluso entre los profesos seguidores de Cristo. Sin embargo, la Iglesia cristiana debe mucho a esas mismas personas por las demostraciones que hicieron al apóstol Pablo del carácter cristiano en su más alta perfección. Cuán perversamente actuaron con él, nos dice el Apóstol: Ahora estáis saciados; ahora sois ricos; habéis reinado como reyes sin nosotros, versículo 8, 10; y, al mismo tiempo que se arrogaban tanto, vertían sobre él el mayor desprecio: Nosotros somos necios por causa de Cristo; pero vosotros sois sabios en Cristo; nosotros somos débiles, pero vosotros sois fuertes; vosotros sois honrados, pero nosotros despreciados, versículo 12. Pero, ¿cómo se comportó aquel bienaventurado en estas circunstancias? Él les dice: Cuando nos maldicen, bendecimos; cuando nos persiguen, lo soportamos; cuando nos calumnian, respondemos amablemente. Y luego, con la más hermosa delicadeza, añade: No escribo esto para avergonzaros, sino para amonestaros, como a hijos míos queridos, versículo 14.

    Sin embargo, era necesario que corrigiera lo que estaba mal en ellos; y por lo tanto envió a Timoteo a rectificar estos abusos por el momento, prometiendo que él mismo vendría pronto y pondría todo en orden. Pero los orgullosos dirigentes de aquella Iglesia dijeron que nunca se atrevería a entrometerse entre ellos. Él, sin embargo, les aseguró que vendría a ellos, y con poder también, si le obligaban a hacerlo: y lo sometió, por así decirlo, a su opción para determinar de qué manera vendría a ellos; si de la severidad necesaria, o de amor sin mezcla.

    Todo ministro de Dios tiene tal grado de autoridad conferida sobre el pueblo a su cargo, que puede con propiedad dirigirse a ellos en el lenguaje de mi texto: ¿Iré a vosotros con vara, o con amor y espíritu de mansedumbre?.

    Para que pueda hacer una mejora adecuada de estas palabras, lo haré,

    I. Presentaré los diversos deberes de un ministro cristiano.

    Un ministro no es meramente un mayordomo de los misterios de Dios, versículo 1, para dispensar a cada miembro de la familia de Dios su porción a su debido tiempo; sino que

    Debe ejercer autoridad sobre ellos como un padre.

    Incluso un ministro joven, si hay ocasión, debe reprender tanto el pecado como el error, 1 Timoteo 5:20; sí, reprender con toda autoridad, Tito 2:15, e incluso duramente también, para no efectuar la reforma que desea, Tito 1:13. En este ejercicio de autoridad, debe buscar la edificación, y no la destrucción del ofensor, 2 Corintios 13:10; pero debe proceder más bien a la escisión total de un miembro corrupto, que sufrir que todo el cuerpo sufra un daño irreparable, Gálatas 5:12. Tampoco debe dejarse influenciar en este asunto ni por el temor ni por el amor.

    Si el ofensor es tan poderoso como Acab o como Herodes, aun así Elías debe reprender a uno y Juan al otro; ni el verdadero levita, el ministro fiel, debe conocer ni siquiera a sus propios padres o hijos, como para negarles la amonestación necesaria, Deuteronomio 33:9. Elí es, a este respecto, una advertencia para todos los ministros, 1 Samuel 2:27-36, de no conocer a nadie según la carne.

    Al mismo tiempo, debe actuar bajo la influencia del amor.

    Incluso en el uso de la vara, un padre es impulsado por el amor: pero cuando es posible llevar a cabo su propósito sin ella, prefiere desecharla, y conducirse sólo en un espíritu de afectuoso cariño.

    Pablo, hacia esta misma Iglesia, y en un momento en que en realidad lo estaban desafiando, escribe: Ahora yo mismo Pablo os ruego por la mansedumbre y gentileza de Cristo, 2 Corintios 10:1-2. Y este era su hábito constante. Podía apelar a sus conversos, que como una nodriza los había alimentado; siendo tan afectuosamente deseoso de ellos, como para estar dispuesto a impartirles, no sólo el Evangelio de Dios, sino también su propia alma, porque le eran queridos: y además les recuerda que, durante toda su comunión con ellos, los había exhortado, consolado y exhortado a cada uno de ellos, como un padre a sus hijos, para que anduvieran como es digno de Dios, que los había llamado a su reino y gloria, 1 Tesalonicenses 2:7-8; 1 Tesalonicenses 2:11-12. Si había alguno de quien dudaba, mudaba para con él su voz, y aun sufría dolores de parto con él, hasta que Cristo fuese formado en él, Gálatas 4:19-20".

    Este es el verdadero modelo para un ministro cristiano: debe tener valor y firmeza para usar la vara, donde sea necesario; pero en su alma no afectaría sino amor, y espíritu de mansedumbre.

    Habiendo expuesto los diversos deberes de un ministro, proseguiré,

    II. Dirigirme al cumplimiento de los mismos.

    Pablo dio a la iglesia de Corinto su opción entre las dos alternativas, y les dejó determinar de qué manera procedería con ellos. Ahora, como su ministro declarado, me veo en la necesidad de ir a ustedes de semana en semana, y les ruego que consideren,

    1. ¿Cuál es el tratamiento que desean?

    Demasiadas personas son completamente indiferentes al ministerio de

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