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La Victoria Del Seguidor De Cristo
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Libro electrónico119 páginas1 hora

La Victoria Del Seguidor De Cristo

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¿Te sientes desanimado o desorientado en tu camino espiritual? ¿Te gustaría sentir más seguridad y confianza en tu fe cristiana? "La Victoria del Seguidor de Cristo" es un libro que te ayudará a encontrar la fuerza y la inspiración que necesitas para superar los desafíos de la vida y crecer en tu relación con Dios.

En este libro, el autor explora los elementos esenciales del camino cristiano, guiándote en un viaje hacia una comprensión más profunda de tu fe. A través de historias y enseñanzas bíblicas, aprenderás cómo cultivar una vida de oración profunda, cómo confiar en la guía del Espíritu Santo, y cómo encontrar el propósito y la dirección en la voluntad de Dios.

Con una prosa clara y apasionada, el autor te inspirará a buscar la victoria en Cristo, a través de la fe, la esperanza y el amor. Descubrirás cómo superar la tentación, el miedo y la duda, y cómo vivir una vida plena y significativa en la presencia de Dios.

"La Victoria del Seguidor de Cristo" es un libro para todos aquellos que buscan una guía clara y práctica para cultivar su fe cristiana, superar los obstáculos de la vida y encontrar la victoria en Cristo. Si deseas sentir más seguridad y confianza en tu camino espiritual, este libro es para ti.

¿Te sientes desanimado o desorientado en tu camino espiritual? ¿Te gustaría sentir más seguridad y confianza en tu fe cristiana? "La Victoria del Seguidor de Cristo" es un libro que te ayudará a encontrar la fuerza y la inspiración que necesitas para superar los desafíos de la vida y crecer en tu relación con Dios.

En este libro, el autor explora los elementos esenciales del camino cristiano, guiándote en un viaje hacia una comprensión más profunda de tu fe. A través de historias y enseñanzas bíblicas, aprenderás cómo cultivar una vida de oración profunda, cómo confiar en la guía del Espíritu Santo, y cómo encontrar el propósito y la dirección en la voluntad de Dios.

Con una prosa clara y apasionada, el autor te inspirará a buscar la victoria en Cristo, a través de la fe, la esperanza y el amor. Descubrirás cómo superar la tentación, el miedo y la duda, y cómo vivir una vida plena y significativa en la presencia de Dios.

"La Victoria del Seguidor de Cristo" es un libro para todos aquellos que buscan una guía clara y práctica para cultivar su fe cristiana, superar los obstáculos de la vida y encontrar la victoria en Cristo. Si deseas sentir más seguridad y confianza en tu camino espiritual, este libro es para ti.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento21 feb 2023
ISBN9798215112410
La Victoria Del Seguidor De Cristo

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    La Victoria Del Seguidor De Cristo - Charles Simeon

    La Victoria Del Seguidor De Cristo

    ––––––––

    POR

    CHARLES SIMEON

    Contents

    La Necesidad de Mortificar Todo Pecado

    Divorcios Prohibidos

    Prohibición de jurar

    Prohibida la Represalia

    La liberalidad prohibida

    El amor a los enemigos

    Los Cristianos Hacen Más Que Otros

    Indicaciones sobre la limosna

    Instrucciones para la oración

    Santificar el Nombre de Dios

    La oración del Señor

    La oración del Señor

    El Padre Nuestro

    #1304

    ¿Te sientes desanimado o desorientado en tu camino espiritual? ¿Te gustaría sentir más seguridad y confianza en tu fe cristiana? La Victoria del Seguidor de Cristo es un libro que te ayudará a encontrar la fuerza y la inspiración que necesitas para superar los desafíos de la vida y crecer en tu relación con Dios.

    En este libro, el autor explora los elementos esenciales del camino cristiano, guiándote en un viaje hacia una comprensión más profunda de tu fe. A través de historias y enseñanzas bíblicas, aprenderás cómo cultivar una vida de oración profunda, cómo confiar en la guía del Espíritu Santo, y cómo encontrar el propósito y la dirección en la voluntad de Dios.

    Con una prosa clara y apasionada, el autor te inspirará a buscar la victoria en Cristo, a través de la fe, la esperanza y el amor. Descubrirás cómo superar la tentación, el miedo y la duda, y cómo vivir una vida plena y significativa en la presencia de Dios.

    La Victoria del Seguidor de Cristo es un libro para todos aquellos que buscan una guía clara y práctica para cultivar su fe cristiana, superar los obstáculos de la vida y encontrar la victoria en Cristo. Si deseas sentir más seguridad y confianza en tu camino espiritual, este libro es para ti.

    La Necesidad de Mortificar Todo Pecado

    Mateo 5:29, 30

    Si tu ojo derecho te es ocasión de pecado, sácatelo y échalo de ti; porque más te vale que se pierda uno de tus miembros, que no que todo tu cuerpo sea echado al infierno. Y si tu mano derecha te es ocasión de pecado, córtala y échala de ti, porque más te vale que se pierda uno de tus miembros, que no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno.

    MUCHOS de los preceptos de nuestra santa religión son tan estrictos, que las personas indispuestas a obedecerlos están dispuestas a apartarse de ellos con desesperación, exclamando: Este es un dicho duro, ¿quién puede soportarlo?. Pero, ¿debemos por eso retener la verdad, o rebajar los mandamientos de Dios a los hábitos e inclinaciones de los hombres? ¿No debemos más bien anunciar todo el consejo de Dios y hacer valer hasta el extremo la autoridad de su palabra? Nuestro bendito Señor nos ha dado un ejemplo a este respecto; un ejemplo que todos sus siervos deben seguir.

    Había declarado que una mirada impura era, en opinión de Dios, adulterio mental. A esto podría objetarse que nuestra constitución, y no nuestra voluntad, era responsable de esta ofensa. Pero nuestro Señor rechaza de inmediato todas las objeciones de este tipo, diciendo que incluso un ojo derecho o una mano derecha deben ser desechados, en lugar de permitir que nos lleven a cometer cualquier pecado; y que, si nos negamos a sacrificar nada por su causa, entonces la miseria eterna será nuestra merecida e inevitable porción.

    En sus palabras hay dos cosas que se deben notar:

    I. La alternativa propuesta.

    Aquí se supone que tenemos, tanto dentro como fuera de nosotros, muchas cosas que pueden operar como incitaciones al pecado. Y la experiencia prueba que éste es realmente el caso: no hay una facultad de nuestras mentes, o un miembro de nuestros cuerpos, que no pueda convertirse en una ocasión de mal; ni hay nada alrededor de nosotros que no pueda añadir combustible a las llamas de la corrupción que están dentro de nosotros.

    La belleza tiende a crear deseos inmorales.

    El esplendor tiende a suscitar la envidia y la ambición.

    La abundancia tiende a promover la intemperancia.

    Pero nuestro Señor nos ofrece una alternativa: o apartarnos de las cosas que son ocasión de mal, o sufrir en el infierno los disgustos de un Dios airado.

    Esto es,

    1. Una única alternativa.

    Nada menos será suficiente por nuestra parte; ni se admitirá ninguna disminución del castigo por parte de Dios. Es inútil insistir en que la mala disposición que albergamos es pequeña, o que es en cierto modo necesaria para nuestra felicidad. Si es tan querida como un ojo derecho, o tan necesaria como una mano derecha, debe ser sacrificada. Tampoco existe un estado intermedio, como el purgatorio, al que se pueda enviar a los pequeños delincuentes. Así como no existe un término medio entre la renuncia al pecado y su aceptación, tampoco existe un estado intermedio entre el Cielo y el Infierno. La alternativa es clara, definitiva e irreversible. No podéis ser de Cristo, a menos que crucifiquéis la carne con sus afectos y concupiscencias.

    Es digno de observación, que nuestro Señor no afirma que la retención de una mano o un ojo derecho asegurará el castigo eterno; pero lo da por sentado; lo considera como una verdad reconocida. Sí, incluso antes de que la resurrección del cuerpo hubiera sido plenamente revelada, la considera también como reconocida; da por sentado que el cuerpo, así como el alma, será objeto de felicidad o miseria en el mundo eterno; y asume esta verdad como el fundamento de su argumento. Por tanto, no cabe duda de que todo el cuerpo será arrojado al infierno si uno de sus miembros se convierte en instrumento u ocasión de pecado.

    2. 2. Una alternativa deseable.

    Puede parecer extraño representar tal alternativa como deseable, pero realmente lo es. Porque el permiso para albergar una lujuria no mortificada sería como el permiso para beber tanto veneno, o para retener un trastorno que ataca nuestros órganos vitales. Pero esto no es todo. El pecado, si se le permite cualquier parte en nuestros afectos, luchará por el dominio, y nunca cesará, hasta que haya alcanzado un dominio indiscutible. Es una lepra que se extenderá por todo el hombre; un cáncer que carcome hasta consumirnos por completo. ¿No es deseable, entonces, erradicarla por completo y vernos obligados a librar una guerra incesante contra ella? Si tuviéramos otra alternativa, nos faltaría un estímulo suficiente para el esfuerzo; estaríamos propensos a ponernos del lado del traidor y, en aras de la comodidad o gratificación presentes, descuidar nuestros verdaderos intereses. Pero cuando no se nos da otra alternativa que mortificar toda propensión pecaminosa o sufrir la miseria eterna en el infierno, nos vemos obligados a prepararnos para la batalla y a pelear sin tregua la buena batalla de la fe.

    3. 3. Una alternativa necesaria.

    Esta alternativa no es una imposición arbitraria a la que estamos sometidos sin necesidad: surge de la naturaleza misma de las cosas. Dios mismo no podría alterarla en consonancia con sus propias perfecciones: no podría dar más licencia a sus criaturas para albergar el pecado, o negarse a castigarlo si se alberga, de lo que podría dejar de ser santo, o tener el debido respeto por el honor de su ley.

    Pero suponiendo que anulase esta alternativa y admitiese en las regiones de la bienaventuranza a una persona que conservase una sola concupiscencia en su seno, de nada serviría, pues el Cielo para tal persona no sería el Cielo. Pongan aquí a un hombre en un banquete real; pónganle delante todo lo que pueda complacer al apetito; déjenle oír la más dulce melodía que jamás haya encantado al oído; dejen que todos a su alrededor estén tan llenos de felicidad como sus corazones puedan contener: ¿qué goce de ello tendría, mientras una espina estuviera en su ojo? No dudamos en decir que la oscuridad y la soledad serían para él preferibles a toda esta alegría y esplendor. Y precisamente así sería para alguien que fuera admitido en el cielo, mientras un pecado no mortificado todavía rondara en su pecho.

    Lo que hay que hacer en tales circunstancias lo aprendemos de,

    II. El consejo dado.

    El consejo es simplemente este: Mortificar el pecado sin reservas.

    Todos están de acuerdo en que la mortificación sincera del pecado es un trabajo difícil y doloroso, como la destrucción de un ojo o la extirpación de una mano. Pero aún así debe hacerse.

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