Conversación existencial
DOCTOR, ¿LA VERDADERA MORAL ES UN PATRIMONIO DE LAS PERSONAS RELIGIOSAS?
-La verdadera moral nace del reconocimiento de que cada uno es un individuo entre otros del gran conjunto universal y que, en tanto miembros de ese grupo, todos albergamos los mismos derechos básicos. Por lo tanto, le reconozco al otro el mismo derecho a existir y a ser respetado que me concedo a mí mismo. Me percibo en relación a él como dos hojas de un árbol. Una es diferente de la otra y, simultáneamente, ambas pertenecen a la misma unidad que les da vida a las dos. Cuando uno ve lo que; somos, la actitud ética se manifiesta como una manera natural de ser. Consiste en tratar al otro como a uno le gustaría ser tratado si estuviera en el lugar de él. La moral no es, como suele creerse, algo que demanda un gran sacrificio y que es sólo para algunos pocos seres especiales. Resulta simplemente de ver los hechos tal como son. Además, es profundamente práctica y eficaz porque ayuda a vivir mejor.
¿LA COMPETENCIA EXCESIVA IMPIDE LAS CONDUCTAS MORALES?
-Un protagonista de un reality: Para sobrevivir y seguir avanzando hay que cortar cabezas”. Es un muy buen ejemplo de una creencia muy generalizada y extraordinariamente equivocada. La Competencia es necesaria en algunas situaciones específicas de la vida, pero nada más; es sólo una parte. Es “una habitación de la casa de la vida”. Y lo que es una habitación, lo hemos convertido en la casa misma. Ese es el error que estamos cometiendo que convierte a la vida diaria en un combate permanente, con la angustia y el estrés que todos conocemos. Imaginemos si esa hoja del árbol pensara lo mismo y “le cortara la cabeza” a las otras para seguir adelante, y lograra ser la única: Inmediatamente moriría también. Es decir, fracasaría completamente. Las sociedades en las que predomina el “yo” sobre el “nosotros” no son viables y están destinadas a sucumbir. Necesitamos pasar del “competir para seguir viviendo” al “cooperar para seguir viviendo”. Si lo pusiéramos en una frase, sería: “”. Esto no es una cuestión de santidad, sino una cuestión de crecimiento y maduración que nos permita ver quiénes somos y cómo es nuestra realidad existencia.