La investigación científica del INACIPE: Su trascendencia en la procuración de justicia
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Eliseo Lázaro Ruiz
Eliseo Lázaro Ruiz Criminalista y metodólogo. Doctor en Ciencias Penales y Política Criminal, con línea de investigación en Criminalística y maestro en Criminalística, ambos por el INACIPE; maestro en Ciencias en Metodología de la Ciencia por el IPN; licenciado en Criminología, Criminalística y Técnicas Periciales por el CLEU, Plantel Oaxaca. Fue becario por el CONACYT en el Programa Nacional de Posgrados de Calidad (PNPC) y ganador del premio a la mejor tesis de posgrado por el IPN. Además, cuenta con estudios avanzados en Litigación Oral con Especialidad en Ciencias Forenses por California Western School of Law, San Diego. Ha dictado conferencias en foros nacionales e internacionales y ejercido la docencia en INACIPE, IPN, SEGOB, SEDENA, SETEC, y diversos institutos de formación profesional de fiscalías estatales. Actualmente, es consultor técnico especializado en la validez y fiabilidad de la metodología de la ciencia forense, perito en mecánica de hechos para diversos despachos particulares, coordinador del Seminario Permanente de Criminalística y Sistema Penal Acusatorio del INACIPE, miembro de la Academia Mexicana de Criminalística y del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) del CONACYT y profesor-investigador del INACIPE.
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La investigación científica del INACIPE - Eliseo Lázaro Ruiz
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Eliseo Lázaro RuizEliseo Lázaro Ruiz
Criminalista y metodólogo. Doctor en Ciencias Penales y Política Criminal, con línea de investigación en Criminalística y maestro en Criminalística, ambos por el
inacipe
; maestro en Ciencias en Metodología de la Ciencia por el
ipn
; licenciado en Criminología, Criminalística y Técnicas Periciales por el
cleu
, Plantel Oaxaca.
Fue becario por el
conacyt
en el Programa Nacional de Posgrados de Calidad (
pnpc
) y ganador del premio a la mejor tesis de posgrado por el
ipn
. Además, cuenta con estudios avanzados en Litigación Oral con Especialidad en Ciencias Forenses por California Western School of Law, San Diego. Ha dictado conferencias en foros nacionales e internacionales y ejercido la docencia en
inacipe
,
ipn
,
segob
,
sedena
,
setec
, y diversos institutos de formación profesional de fiscalías estatales.
Actualmente, es consultor técnico especializado en la validez y fiabilidad de la metodología de la ciencia forense, perito en mecánica de hechos para diversos despachos particulares, coordinador del Seminario Permanente de Criminalística y Sistema Penal Acusatorio del
inacipe
, miembro de la Academia Mexicana de Criminalística y del Sistema Nacional de Investigadores (
sni
) del
conacyt
y profesor-investigador del
inacipe
.
COLECCIÓN INVESTIGACIÓN
DIRECTORIO
Alejandro Gertz Manero
Fiscal General de la República
y Presidente de la H. Junta de Gobierno del
inacipe
Gabriela Alejandra Rosales Hernández
Secretaria General de Extensión
Gerardo Toxky Miranda
Subdirector de Publicaciones
PortadillaLa investigación científica del
inacipe
. Su trascendencia en la procuración de justicia
© Eliseo Lázaro Ruiz (Coordinador)
© Instituto Nacional de Ciencias Penales (
inacipe
)
Instituto Nacional de Ciencias Penales
Magisterio Nacional núm. 113, Col. Tlalpan,
Alcaldía Tlalpan, C.P. 14000, Ciudad de México
Primera edición, 2022
ISBN libro electrónico: 978-607-560-131-1
Aviso legal
inacipe
Se prohíbe la reproducción parcial o total, sin importar el medio, de cualquier capítulo o información de esta obra, sin previa y expresa autorización del Instituto Nacional de Ciencias Penales, titular de todos los derechos.
Esta obra es producto del esfuerzo de investigadores, profesores y especialistas en la materia, cuyos textos están dirigidos a estudiantes, expertos y público en general. Considere que fotocopiarla es una falta de respeto a los participantes en la misma y una violación a sus derechos.
Las opiniones expresadas en esta obra son responsabilidad exclusiva del autor y no necesariamente reflejan la postura del Instituto Nacional de Ciencias Penales.
PRÓLOGO
La investigación científica es uno de los medios más importes que tiene la sociedad para hacerle frente a los desafíos que se presentan día con día. Los hallazgos de la ciencia han permitido cambios sustanciales en la humanidad, la esperanza de vida aumentó gracias a la ciencia; las vacunas y el tratamiento de las enfermedades es producto del trabajo, la investigación, los hallazgos y las publicaciones de los científicos y sus respectivos centros de estudio.
En el ámbito de las ciencias penales, no es la excepción, las personas investigadoras se dan a la tarea de analizar desde el ámbito de sus respectivas líneas de investigación los problemas actuales de política criminal, seguridad pública, procuración y administración de justicia. Muchas leyes, protocolos, acuerdos, guías, manuales, directrices y libros son producto del trabajo de las personas investigadoras.
En este sentido, algunos libros realizados por las y los investigadores del
inacipe
y publicados por esta honorable casa de estudios, por su calidad, contenido y aplicación, se han convertido en textos fundamentales para entender y aplicar las ciencias penales. La labor del claustro de investigación es fundamental para los fines de la ciencia y del procedimiento penal, porque de manera tácita e implícita están contribuyendo con el esclarecimiento de los hechos y sus fines conexos.
La investigación científica no tiene un origen específico, tampoco surge de un problema de investigación; el planteamiento del problema es parte del método para investigar. En algunos casos la investigación tiene origen en la curiosidad, la duda, el asombro, en una necesidad e incluso en un requerimiento. Pero, independientemente del origen de la investigación, los hallazgos son una presea que la persona investigadora espera, porque invitan a la reflexión, siempre en beneficio de la sociedad.
La ciencia busca mejorar, apoyar, aportar, contribuir a merced de la humanidad; desde la ética de la ciencia, esta tiene un fin humanitario. Que, si bien es cierto, los usos y abusos de la ciencia —por algunos científicos— han perjudicado a la sociedad empleando el conocimiento científico para fines perniciosos. Pero, fuera de ello, en la ciencia la humanidad tiene esperanza para resolver los problemas que aquejan a la sociedad actual; entre ellos: la violencia y la delincuencia.
Es tan importante la investigación científica y su producto, el conocimiento científico, que a nivel internacional se han establecido estándares de calidad para publicar artículos de investigación en prestigiadas revistas y editoriales. En donde la calidad, ética y los resultados abanderan la excelencia de las publicaciones, las cuales buscan en todo momento mejorar procesos, métodos e incluso la innovación tecnológica.
Este libro es parte de los fines de la ciencia: la comunicación del conocimiento científico, la difusión de las actividades científicas, y las líneas de investigación de las personas investigadoras del
inacipe
. Es un texto que no trata aspectos enunciativos de las ciencias penales, sino, por el contrario, analiza temas específicos de vanguardia para promover el cambio social, la comprensión de los fenómenos actuales y su aplicación en el ámbito de la procuración de justicia.
Con esta obra, se comparte conocimiento y se ratifica esta noble labor de denominarse investigador o investigadora del
inacipe
. Una profesión de las más importantes en México y el mundo, porque los hallazgos de la investigación no surgen por intuición o por sentido común, están validados por procedimientos rigurosos de metodología de la investigación; es decir, se explica de dónde surgieron, no se presentan como dogmas, sino, a contrario sensu, están abiertos a revisiones desde la epistemología dialéctica crítica.
En el
inacipe
se genera ciencia de calidad para el bienestar de la sociedad; el claustro de investigación cuenta con personas investigadoras distinguidas por el Sistema Nacional de Investigadores del
conacyt
, en reconocimiento a su capacidad para realizar investigación científica. La confianza que se ha depositado en las personas investigadoras es acorde con su ética, calidad y profesionalismo; además, generan propuestas para mejorar el sistema penal.
En México y el mundo, los avances en las ciencias penales se deben a la labor de muchos penalistas, procesalistas, criminólogos, criminalistas, neurocientíficos, metodólogos, entre otros; algunos de ellos investigadores del
inacipe
, cuyo prestigio y reconocimiento internacional lo ganaron por su pasión para investigar y promover la ciencia en el ámbito penal. Además, su casa de estudios o centros de trabajo ha sido o es el
inacipe
.
Por lo que en México y el extranjero se reconoce la calidad del
inacipe
como una institución histórica, innovadora, de vanguardia y excelencia científica. En este contexto, el presente libro aborda temas como: criminología contemporánea en méxico; violencia digital; feminicidio: consideraciones jurídicas; feminicidio y sociedad; propuesta de capacitación en materia de victimología para agentes del Ministerio Público; la línea de investigación en criminalística del
inacipe
y su aplicación en la procuración de justicia; Neurociencia, derecho y psicopatología forense; Atención a víctimas de trata de personas; La aplicación de la política criminal en el impacto de los ciberdelitos; Autolavado de activos non bis in idem y concurso de delitos; Justicia penal para adolescentes en México; el realismo de izquierda: una mirada a la delincuencia organizada en México, y los derechos humanos y la intervención pericial en el procedimiento penal acusatorio.
Finalizo este prólogo con la esperanza de que leer este libro cause algunas emociones similares a las mías: asombro y el deseo que en la investigación se encuentren algunos elementos para la paz.
Eliseo Lázaro Ruiz
Investigador del
inacipe
, miembro del
sni
y de la Academia Mexicana de Criminalística
APUNTES SOBRE LA CRIMINOLOGÍA CONTEMPORÁNEA EN MÉXICO
Alan García Huitron*
Introducción
Los tiempos van cambiando, y la ciencia y la política deben hacerlo también. Es inadmisible, en pleno siglo
xxi
, seguir defendiendo unívocos planteamientos criminológicos, tales como que el objeto de estudio de la criminología es el hombre y la mujer delincuente
; su procedimiento, el método científico
; la prisión
, su área de estudio; el estado peligroso
, su explicación, y el tratamiento
, su propósito. La criminología no es un saber joven ni homogéneo; detrás de su problematizadora historia de más de dos centurias, habitan hondos debates en torno al crimen que no puede negarse ni reducirse a una sola posición tal hegemonía política o monismo ideológico del saber.
Si bien, desde hace algunos años, se experimenta un momento de oportunidades para la criminología en términos empíricos (aumento y diversificación de la cuestión criminal), teóricos (sensibilización ante el pensamiento complejo) y políticos (reformas en los ámbitos de seguridad y justicia), en nuestro país este campo interdisciplinario sigue secuestrado por teorías y metodologías propias del siglo
xix
que impiden su potencialización científica/reflexiva y transformadora/política.
Partiendo tanto de la dinamización contemporánea de la criminología como de las oportunidades que ella tiene ante diversas transformaciones, el presente capítulo tiene como objetivo contribuir a la urgente transformación de la criminología en México, a fin de que se le conozca y reconozca como saber científico, contemporáneo y útil sobre el problema de mayor preocupación social en las últimas décadas: el crimen y su control.
Criminología, criminalística y derecho penal
Uno de los primeros escollos para aproximarse a una definición contemporánea de la criminología es la confusión que de ella se hace respecto a la criminalística o al derecho penal. Si bien podría pensarse que esta lamentable situación ocurre solo dentro de la opinión pública, es decir, en espacios no especializados,¹ la realidad muestra dicha contradicción también en los ámbitos académicos e institucionales: planes y programas de estudio que suman ambos saberes; propagandas de universidades que, ofertando criminología, utilizan imágenes de criminalística o derecho penal; congresos de criminología con slogans de criminalística y stands del lugar de los hechos, entre otros ejemplos.
En este sentido, en los primeros meses de 2019, la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (
stps
) federal publicó la infografía intitulada ¿Qué hace un criminólogo?
. En ella, se observa una confusión con la criminalística, al presentar en dicha publicidad imágenes de peritos en criminalística de campo, dactiloscopia, fotografía y video forense.
Aunque criminología, criminalística y derecho penal pueden ser coadyuvantes —sobre todo, en el marco de la investigación y persecución de los delitos—, esto no debe conllevar a igualarles en sus conceptos. Son diferentes en su fundamento, su filosofía, objeto y método de estudio, así como finalidad (lo cual, claro está, no debe justificar jerarquía o subordinación entre una y otra), tal y como se demuestra en la siguiente matriz² (véase la Tabla 1).
Tabla 1. Criminología, criminalística y derecho penal
Fuente: Elaboración propia
Como se observa, la criminología está principalmente fundamentada en ciencias sociales (aunque, en ocasiones, también en ciencias naturales),³ en tanto que la criminalística lo está en ciencias naturales, y el derecho, en ciencias normativas (no por ello, desvinculadas de lo social). Por otro lado, la criminología partiría del ser, de cómo es la realidad social; mientras el derecho más bien se preocupa de cómo debería ser esta, es decir, generar leyes prescriptivas que regulan la conducta, indicando qué sí y qué no se debe hacer.
La criminalística, por su parte, se origina de los entes en tanto existencia en sí de las cosas. Por supuesto, esta distinción no niega la complejidad de tales elementos, en tanto la realidad social no es un dato natural, puro e ideal, por el contrario, está impregnado de interpretación humana; así, el ser muchas veces no deja de ser deber ser, y este, a pesar de negarlo, no deja de partir de una particular descripción de la realidad, mientras el ente, al menos en el caso que nos convoca, está también sujeto a interpretación en tanto la cosa científica se resignifica en el marco de una concreta realidad jurídica.
En otro orden, la criminología tiene objetos, métodos y funciones distintos a la criminalística y al derecho penal, al utilizar principalmente los parámetros del método de las ciencias sociales (no del científico ni del dogmático)⁴ y tener como objeto el daño social y todo lo que ello implica (actores, prácticas, discursos, factores y contextos, normas, leyes e instituciones), no así, el material sensible significativo —indicios, evidencias, pruebas— ni el delito, las normas y sus penas, estos últimos, al menos no en la perspectiva funcional del derecho penal, que es proteger bienes jurídicos tutelados ante posibles lesiones o puestas en peligro en vías de evitar/racionalizar la venganza privada,⁵ pues la función preponderante de la criminología es comprender la complejidad (situaciones, dinámicas, contextos, funciones, procesos interpretativos) del daño social y su control, para con ello generar estrategias de control, reducción, transformación o eliminación de tales fenómenos (no solo en auxilio de la investigación del delito, como ocurre con la criminalística).
Criminología o criminologías
Además de confundir con la criminalística, la infografía de la
stps
alude a una concepción reducida del propio saber criminológico, al asegurar que este estudia al delincuente para auxiliar al derecho penal. Lejos de ser una excepción, lo anterior es expresivo del segundo escollo para comprender el potencial científico y político de este campo; su reducción a uno de sus paradigmas, produciendo lo que se ha denominado monismo ideológico, en tanto habiendo varias ideologías, solo se transmite una
(Pámanes, 2019: 20). Esto, por supuesto, no es casualidad o un error historiográfico; borrar en la enseñanza y el quehacer profesional gran parte de la historia de los pensamientos criminológicos no solo es una desviación técnica del saber, es fundamentalmente una estrategia política en una especie de hegemonía cultural gramsciana. Así, a pesar de que existen tres paradigmas (positivismo, interaccionismo y crítica), cinco escuelas (clásica, positivista, estructural funcionalista, interaccionista y crítica) y por lo menos medio centenar de teorías criminológicas, en México se sigue pensando a la criminología solo en términos etiológicos-patológicos-reduccionistas-consensuales-correccionales, aderezados ahora con pomposos avances científicos.
Tabla 2. Paradigmas de la criminología
Fuente: García, 2017
El punto clave entre estos paradigmas (véase Tabla 2) es el modelo de sociedad u orden social adoptado, el cual influirá en cómo cada uno construirá al sujeto transgresor y a la ley penal, cuál será su objeto y método, así como su teoría más importante. El positivismo parte del consenso desde el cual no existe discusión sobre la norma (tampoco entre investigador e investigado) que da origen al delito y al delincuente, por tanto, estudia a estos como entes naturales o sociales a través del método deductivo, llegando así a postular una teoría multifactorial del delincuente (son los delincuentólogos que postulan que el delito es multifactorial; citando desde los factores neuroquímicos del cerebro hasta la desigualdad social, pasando por el papel de la familia, la escuela, el barrio, el trabajo, las redes sociales, las drogas, los videojuegos, entre otros factores).
Al adoptar un modelo plural, el interaccionismo comienza a cuestionar esta supuesta universalidad y humanidad de la norma (la objetividad en términos del sujeto-objeto), convirtiendo a la reacción social —entendida como ideología social y coercitividad del sistema penal— en objeto de estudio por medio de la fenomenología; el delito y el delincuente no existen, son construcciones sociales de poder etiquetador (postulan que la desviación es omnipresente por lo que es infructuoso seguir buscando las causas, más bien, dicen, debemos identificar qué se esconde detrás del delito; por ejemplo, criminalizar lo diferente o la amenaza al status quo, o bien, normalizar los crímenes de los poderosos y del orden social).
Por último, la criminología crítica adopta un modelo de sociedad de conflicto (no solo de clases), el cual le permite observar que la ley es un instrumento de poder y fuerza y que las superestructuras son un control social, ambos tendientes en mantener el orden desigual por medio no solo del diseño y aplicación selectiva de la ley hacia las clases precarias, también a través de las ideologías que diseñan la norma. El sistema de justicia penal y el Estado son el problema, no la solución, en tanto no pueden ni quieren reducir la violencia social que ellos mismos crean a través de estas violencias de orden normativo y estructural (su objetivo es garantizar las condiciones del capital y domesticar a la masa de oprimidos).
Por consiguiente, se trata de tres formas diferentes de construir y tratar la realidad social en general, y la realidad criminal en particular, a través de diferentes marcos epistemológicos, teóricos y metodológicos. Si bien aplicar estos marcos al unísono supondría arteras violaciones a la coherencia científica, parece no haber alternativa palpable para ir modificando esa monocultura del positivismo criminológico persistente en nuestro país.
De esta forma, se requiere del positivismo para los crímenes más graves, incluyendo los estatales y los de las grandes corporaciones por medio de una persecución penal estratégica; del interaccionismo por su parte para, por un lado, complejizar dichas explicaciones racionalistas, normativas y patologizantes de los crímenes y, por otro, para disminuir la ideología conservadora y mediática que ha hecho de la desviación el perfecto chivo expiatorio para el control de las sociedades, y para descriminalizar conductas y haciendo cada vez menos uso del sistema de justicia penal o un uso más inteligente; por último, críticos a fin de situar las desviaciones como productos de las instituciones y de los valores del orden social (legitimidad vs legalidad), así como para generar una criminología activista que luche contra las desigualdades, las contradicciones del capitalismo (social democracia reinventada) y del derecho (abolicionismo penal y derecho penal mínimo) y los crímenes de los poderosos.
Hablar, entonces, de criminologías y no de criminología resulta lo más adecuado. Precisando, claro está, que ello nada tiene que ver con las cándidas propuestas de su especialización (desde la cual se habla, por ejemplo, de la criminología de las caricaturas) o especialización (donde se alude, entre otras, a la criminología espacial fuera de la tierra), es decir, a sus diferentes ámbitos de aplicación, diversos objetos de estudio o varios niveles de la realidad. Criminologías, por el contrario, alude a los diversos rompimientos epistemológicos y metodológicos que históricamente han coexistido dentro de este espacio y que han dado como resultado aproximaciones diferentes y hasta contrarias sobre la cuestión criminal. No existe criminología general (esta necedad ha producido el monismo o hegemonía, anteriormente aludidos), a no ser que se integre en su radar conceptual la heterogeneidad de objetos, métodos e ideologías, lo que sin duda poco abona a la claridad y coherencia.⁶
Sobre su cientificidad
Es lugar común encontrar definiciones de criminología, partiendo de que esta es una ciencia —entendida como manera, entre otras, de conocer, explicar y transformar la naturaleza desde una perspectiva teórica— como si de algo natural se trataré. El concepto mayormente utilizado⁷ en México es el de ciencia sintética, causal explicativa, natural y cultural de las conductas antisociales, propuesto en un primer momento por el Dr. Quiroz Cuarón en su obra Evolución de la Criminología, luego adoptado por el Dr. Rodríguez Manzanera en Criminología. No obstante, autores como Raúl E. Zaffaroni en Aproximación desde un margen, Massimo Pavarini en Control y dominación, Carlos Elbert en Manual básico de criminología o Adolfo Ceretti en El horizonte artificial se han preguntado si la criminología es una ciencia, haciendo de ella una de sus principales preocupaciones de investigación. Si bien sería inexacto homogeneizar cada una de estas apuestas epistemológicas sobre criminología, es posible observar como punto en común que la criminología no es una ciencia en su sentido moderno, aunque no por ello carente de cientificidad.
Las razones de este enunciado pueden