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¿Hasta dónde la familia es responsable de la delincuencia?: Historia de jóvenes transgresores de la ley
¿Hasta dónde la familia es responsable de la delincuencia?: Historia de jóvenes transgresores de la ley
¿Hasta dónde la familia es responsable de la delincuencia?: Historia de jóvenes transgresores de la ley
Libro electrónico215 páginas3 horas

¿Hasta dónde la familia es responsable de la delincuencia?: Historia de jóvenes transgresores de la ley

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¿Hasta dónde la familia es responsable de la delincuencia? En ¿Hasta dónde la familia es responsable de la delincuencia?, se analiza la dinámica familiar de jóvenes que han cometido algún delito, con el objetivo de identificar aquellas relaciones sociales que contribuyeron como factores de riesgo especifico.

Mediante el estudio de 25 casos se iden
IdiomaEspañol
EditorialINACIPE
Fecha de lanzamiento1 sept 2021
ISBN9786075600086
¿Hasta dónde la familia es responsable de la delincuencia?: Historia de jóvenes transgresores de la ley
Autor

Emilio Daniel Cunjama López

Emilio Daniel Cunjama López Sociólogo y criminólogo. Profesor Investigador del Instituto Nacional de Ciencias Penales, Profesor de asignatura en el posgrado de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, director general adjunto del IECRIMT, Instituto de Estudios Criminológicos Transdisciplinarios. Consultor externo de políticas de prevención del delito a nivel nacional e internacional. Ha realizado investigaciones relacionadas con los temas de Pandillas, Violencia juvenil, Secuestro, Prevención del Delito y Cárceles. Ha participado en el diseño, la implementación y la evaluación de diversas políticas públicas para el tratamiento de la violencia y la criminalidad a nivel internacional. Es autor de diversas publicaciones nacionales e internacionales.

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    ¿Hasta dónde la familia es responsable de la delincuencia? - Emilio Daniel Cunjama López

    Forro_Cunjama.jpgCunjama

    Emilio Daniel Cunjama López

    Doctorando en Ciencias Penales y Política Criminal y maestro en Criminología y Política Criminal por el Instituto Nacional de Ciencias Penales (Inacipe. Además es licenciado en Sociología por la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Xochimilco.

    Ha participado en el diseño e implementación de políticas de prevención social del delito en los niveles federal, estatal y municipal. Destaca su colaboración como representante de la pgr en la política pública Todos somos Juárez. Ha coordinado e implementado diversos proyectos de intervención comunitaria en delegaciones y municipios del país dirigidos a grupos vulnerados como jóvenes, niños y mujeres.

    Es autor de libros como: Jóvenes en riesgo, pandillas y delincuencia organizada en México; ¿Crisis de la prisión? Violencia y conflicto en las cárceles de México y Modelo de evaluación de los Centros de Justicia para Mujeres.

    Es profesor-investigador del Instituto Nacional de Ciencias Penales en el cual desarrolla el proyecto de investigación denominado Jóvenes transgresores y factores de riesgo específicos.

    Garcia

    Alan García Huitron

    Licenciado en Criminología y Criminalística por el Colegio Libre de Estudios Universitarios (cleu). Cuenta con un diplomado en Criminología y Política Criminal en el Instituto Nacional de Ciencias Penales.

    Es autor de artículos y colaborador en diversos libros. Es conferencista en temas relacionados con las ciencias penales. Ha participado como coordinador en proyectos de prevención social del delito y las violencias.

    Actualmente se desempeña como Asistente B en el área de Investigación del Inacipe y como profesor de las asignaturas Criminología I y Prevención del delito y las violencias en el cleu.

    COLECCIÓN INVESTIGACIÓN

    DIRECTORIO

    Alejandro Gertz Manero

    Fiscal General de la República

    y Presidente de la H. Junta de Gobierno del INACIPE

    Gerardo Laveaga

    Director General del

    Instituto Nacional de Ciencias Penales

    Rafael Ruiz Mena

    Secretario General Académico

    Iván Colmenares Álvarez

    Secretario General de Extensión

    Julio Téllez del Río

    Director de Publicaciones y Biblioteca

    Legal

    Introducción

    La familia, como institución social, ha sido considerada como uno de los pilares centrales de la socialización a partir de la cual se han construido innumerables teorías sociológicas que han tratado de significar no solo su función social sino también los efectos que tiene para la formación de los sujetos sociales. Es sabido de las funciones de la familia, en tanto catalizador y generadora de pautas de socialización, donde se aprenden los primeros conocimientos acerca del mundo, de lo social, de lo emocional pero también de la regla, lo que se debe y no hacer. No obstante, también se ha discutido a la familia como un aparato más del Estado, en tanto reguladora del campo social, un mecanismo más de control social en el cual se deposita la función primordial como reproductora de las reglas de la buena convivencia.

    Para este estudio consideramos a la familia como una estructura, la cual se compone de múltiples formas (monoparentales, homoparentales, biparentales, etc.) y que dentro de su dinámica (modelos y tareas de crianza, parentescos, relaciones entre sus miembros, etc.) adquiere funciones específicas para la sociedad y para los agentes sociales que la integran (proveer de saberes y reproducir posiciones de clase, protección y socialización de sus miembros). No obstante, la estructura de la familia está impactada por los elementos estructurales del espacio social en los que se encuentran (momento histórico, formas económicas, formas políticas, formas sociales, formas culturales y formas normativas) pues las manifestaciones, por ejemplo de la desigualdad y las formas económicas, impactarán en la necesidad de la madre o los hijos de trabajar, lo que trae efectos importantes en la dinámica familiar, objetivados a través de las prácticas sociales de sus miembros (ausentismo familiar, violencia en la familia, influencias familiares y disciplina familiar).

    En este sentido, es indispensable conocer cuáles son los procesos y dinámicas sociales que subsisten dentro de las familias que fortalecen la acción social de los sujetos para que su conducta se incline a la transgresión de las normas, así como también a la ejecución de conductas consideradas como violentas. Existen pocas investigaciones en México de esta naturaleza, pues si bien es cierto que en distintos estudios se nombra la familia como una estructura de fundamental importancia para comprender a la delincuencia, o mejor dicho el oficio criminal, también es cierto que existen pocas investigaciones que den cuenta de ello con base en trabajos meticulosos que vinculen los preceptos teóricos con los empíricos.

    No obstante, también es importante considerar que la familia es una estructura en constante transformación, de esta manera, los procesos de la llamada globalización así como las características demográficas y las condiciones de precarización y flexibilización de las condiciones laborales han sido algunos de los procesos que han impactado en sus roles y representaciones sociales. Por ello, es indispensable que una investigación sobre la familia considere dichos procesos para acercarnos a la comprensión de sus miembros y las dinámicas que influyen para que cada uno de ellos se constituya como agentes sociales.

    El objetivo de la investigación es analizar la dinámica familiar de jóvenes que han cometido alguna conducta denominada como delito y/o prácticas violentas para identificar relaciones sociales que hayan contribuido como factores de riesgo específicos, todo ello considerando las transformaciones socioculturales actuales que han impactado en la familia.

    Para la realización de la investigación se utilizó una metodología mixta, preponderantemente cualitativa; lo primero, porque se creó un análisis estadístico de las condiciones de las familias mexicanas y, lo segundo, por la realización de historias de vida y entrevistas semiestructuradas con jóvenes que se han vinculado a la violencia y la delincuencia. De esta manera se identifican, mediante el discurso de los propios jóvenes, aquellas circunstancias, procesos, sucesos, etc., que se encuentran relacionados con sus familias y que de alguna forma contribuyeron a dichas prácticas sociales.

    Para la recolección de datos se realizaron 25 historias de vida en distintos espacios de reclusión, a saber: en el Centro de Ejecución de Sanciones Oriente, en el Centro de Ejecución de Sanciones Sur, en la Penitenciaria del Distrito Federal, en la Comunidad de Tratamiento Especializado para Adolescentes (ctea) y la Comunidad Especializada para Adolescentes Dr. Alfonso Quiroz Cuarón. El perfil de los entrevistados radicó principalmente en la edad que oscilaba entre los 15 a 29 años; y, la disposición de participar en la investigación, ya que como parte del protocolo de acercamiento y selección de los informantes, se les explicó el objetivo de la investigación y se les comentó que era importante la disposición a participar en las dinámicas, por lo cual los principios básicos para la selección de los informantes, además de la edad, fueron el consentimiento y la voluntad de participar.

    Esta investigación forma parte de una más amplia auspiciada por el INACIPE, que tiene el objetivo de observar los riesgos específicos de los jóvenes mexicanos que los hace proclives a vincularse con la violencia y/o la delincuencia. El estudio se encuentra desarrollado en cinco ámbitos de la vida social: la familia, la escuela, el barrio, el trabajo y el campo criminal. De esta manera, se pretende generar un documento más amplio que trate el tema de los jóvenes transgresores desde diferentes enfoques para acercarnos a la comprensión de la violencia juvenil en nuestro país. Este volumen trata el tema de la familia, la juventud y la violencia, por lo cual los testimonios a los que recurrimos no agotan la muestra con la que se trabajó, es decir, que solo se ocuparon los fragmentos más representativos en la argumentación teórica-empírica para el tema en comento.

    Cabe advertir que si bien esta investigación gira alrededor de lo que hemos llamado riesgos específicos, se trata de una investigación que adopta una postura teórica-epistemológica relacional, lo que implica la observancia del mundo social en correspondencia de la vinculación dialéctica de las estructuras sociales y sus efectos en las estructuras microsociales, como son la familia y los agentes sociales, de tal manera que tratamos de explicar aquellas situaciones que consideran los jóvenes cruciales para su vinculación a la violencia y al delito; sabemos que estas prácticas no son del todo racionales (libre arbitrio) o determinadas (reduccionismo sociológico) sino más bien se trata de un complejo relacional entre las prácticas sociales, los campos sociales y de poder que comprende el espacio social en relación a lo que denominamos prácticas criminales. De ninguna manera esta investigación pretende explicar el origen de la violencia o la criminalidad, pues la primera como constructo social tiene explicaciones diversas, mientras la segunda hace tiempo que se visualiza como una construcción socio-jurídica carente de ontología, esta perspectiva fue herencia del interaccionismo simbólico que constituyó el punto de partida de la configuración de la criminología crítica. Se trata entonces de explorar la forma en la que los jóvenes adquirieron un oficio y dar cuenta de las situaciones, procesos, dinámicas, etc., que influyeron en su adquisición. Es decir, la constitución de habitus en un campo criminal en un espacio fundamental como lo es la familia.

    I. Sociedad contemporánea, violencia estructural y familia en México

    1. Familia

    "la familia es… una ficción, un artefacto social,

    una ilusión en el sentido más vulgar del término,

    pero una ilusión bien fundada porque, producida 

    y reproducida con la garantía del Estado,recibe de

    éste, en cada momento, los medios para existir y subsistir".

    Pierre Bourdieu

    El concepto de familia ocupa un lugar preponderante dentro de las ciencias sociales. No hay libro introductorio de sociología que no dedique un apartado a este importante componente de la sociedad. Por su importancia cotidiana y científica, la familia ha tenido a lo largo de la historia un abordaje múltiple e interdisciplinario, a partir de distintos ámbitos; desde la biología hasta la sociología, pasando por la antropología y la economía, por mencionar las más usuales.

    La familia como unidad de análisis de las ciencias sociales ha tenido gran importancia como parte de sus estudios, incluso, algunos autores proclaman la creación de una ciencia de familia; la Familiología.¹ La familia ha sido abordada por numerosos especialistas, muchos de ellos considerados clásicos del pensamiento sociológico, como lo son: Augusto Comte, Karl Marx, Friedrich Engels, Le Play, Max Weber, Émile Durkheim, Talcott Parsons, entre otros.

    De igual manera, sociólogos contemporáneos han estudiado a la familia, por ejemplo: Salvador Giner, Pierre Bourdieu, Anthony Giddens, Zygmunt Bauman, Ulrich Beck, entre otros. Esta atención especial a la familia como campo de estudio, parte de la importancia que se le asigna para entender otros procesos sociales, por ejemplo, pensar en la familia como estructuradora del orden social o bien la familia como parte fundamental del internamiento de la socialización en las personas, o también como aquella instancia primigenia de la sociedad, como estructura básica del sistema capitalista, de las formas de organización social, del suicidio, etc. Es así que la familia se configura como categoría de análisis para el entendimiento de lo social.

    Lo anterior más que una invitación a interpretar a la familia como un concepto estático, universal e ideológico, exige, por el contrario, observarlo como un elemento dinámico, particular y dialéctico; considerando los cambios económicos, políticos, sociales y culturales que implican, necesariamente, modificaciones en las estructuras, interacciones y convenciones de la familia,² así como de los propios agentes sociales que la integran. Sin duda, una vasta y compleja red de interacciones entre actores, estructuras, discursos y prácticas.

    Así lo entendieron autores como Morgan, Durkheim, Mauss, Marx, Bachofen y Engels, quienes sostuvieron desde distintos posicionamientos teóricos la noción de que la familia era producto de una evolución a través de etapas sucesivas. En este sentido, la familia, de acuerdo con las investigaciones de Bachofen, Morgan, Marx y Engels, obedece a sus contextos históricos.³

    La familia en la antigüedad, según Engels siguiendo a Morgan, tenía estructuras diferentes a la familia moderna; se regían principalmente por líneas de parentesco complejas basadas en prácticas poliandrias y poliginias que cobraban forma de matrimonios colectivos, no biparentales como las conocemos hoy. La familia consanguínea, punalúa, sindiásmica y monogámica fueron modelos que consagraban estructuras, dinámicas y funciones disímiles en razón de los momentos históricos de sus épocas, que establecían relaciones filiales determinadas. La familia consanguínea era completamente abierta a las relaciones socio-sexuales; la familia punalúa estableció restricciones sexuales de los padres, hijos y hermanos; la familia sindiásmica instauró restricciones más evidentes y profundas para la procreación, (para ese momento reconocía a una sola mujer como nexo principal) no obstante a ello, el padre seguía teniendo el derecho a la poliginia. En la familia monogámica, las relaciones sexuales fueron restringidas a una sola pareja, tanto del hombre como de la mujer, aunque la prostitución fuera tolerada en el caso de los hombres; y la estructura familiar era regida principalmente por ellos y las mujeres relegadas a los enseres del hogar.

    Al igual que en los otros tipos de familias, en la monogámica los hombres eran dueños de sus medios de producción, ya sea en forma de especie o esclavos y la mujer por igual tenía el derechos de sus utensilios para la hechura de alimentos. La monogamia encuentra su lógica en la transmisión de los bienes a los hijos reconocidos como legítimos por parte del hombre, de tal manera que no hubiera duda en la transmisión de la herencia. La monogámica fue la primera forma de familia que no se basaba en condiciones naturales, sino económicas y concretamente en el triunfo de la propiedad privada sobre la propiedad común primitiva.

    La familia moderna del siglo XIX, basada en la monogamia, se estructuró bajo el dominio indiscutible del hombre sobre la mujer. Por ejemplo, las prácticas sexuales exclusivas se exigían con gran firmeza a la mujer pero no al hombre; esta práctica se encontraba relacionada con la finalidad de asegurar que la herencia de bienes se traslade, sin duda alguna, a los hijos directos del padre. La monogamia mantiene una forma del parentesco basado en la economía capitalista, en la cual se gestan los principios del funcionamiento económico de las sociedades occidentales del siglo XIX. La familia reproduce las unidades económicas básicas de la sociedad moderna, que, por su parte, produce y reproduce sus dinámicas, pero también las propias de la ideología y de los valores sociales con base en estructuras de parentesco definidas.

    La formalización del matrimonio económico conformaba una estrategia para acrecentar la riqueza de las familias, se trataba de una unión conveniente para aumentar el poder económico. En las sociedades industrializadas occidentales, no se pensaba que el amor y la sexualidad estuvieran íntimamente relacionados,⁵ de esta forma, el matrimonio era visto como un acto político más que un acto de amor. En la modernidad burguesa se instituye un tipo de familia particular que inicia con

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