Dos santas del siglo XX

Por María Luz Gómez

Niña analfabeta y doctora summa cum laude.

Diferentes «numeradores» y denominador común: santidad, martirio y perdón a los verdugos. María Goretti, mártir de la pureza. Edith Stein, víctima en Auschwitz del odio irracional a los judíos del nacismo.

• Idioma: Español
• Editorial: Caligrama
• Fecha de lanzamiento: 25 oct 2019
• ISBN: 9788418018848

María Luz Gómez

María Luz Gómez es una anciana paralítica que entretiene sus forzados ocios escribiendo en el ordenador historias que juzga interesantes y desea compartir. Es madrileña y en Madrid vivió toda su vida. Estudió en el colegio del Sagrado Corazón. Después, idiomas y pintura. Empezó la carrera de Filosofía y Letras, que no terminó por su pronta boda con un médico. Su matrimonio fue feliz y dio muchos frutos: siete hijos. Nunca trabajó, sino en su casa. Cuidó de hijos y nietos. A sus queridos padres no pudo dedicarles la atención que merecían por falta de tiempo. En cambio, más adelante pudo cuidar de su suegra y dos tías de su marido que solo la tenían a ella. Hoy es viuda y necesita cuidadoras. Tiene diez nietos -uno adoptado, etíope- y cinco bisnietos. Su numerosa familia y su fe cristiana la hacen seguir feliz.

Vista previa del libro

Dos santas del siglo XX

Primera edición: 2019

ISBN: 9788418018381

ISBN eBook: 9788418018848

© del texto:

María Luz Gómez

© de esta edición:

Caligrama, 2019

www.caligramaeditorial.com

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Impreso en España – Printed in Spain

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Prólogo

Este libro trata de la vida de dos santas, cuyo «común denominador» son la santidad y el martirio, pero de «numeradores» muy diferentes. María Goretti fue una niña ignorante, campesina y analfabeta, que murió defendiendo su pureza.

Y Ediht Stein fue una mujer sabia, estudiosa, luchadora infatigable por la justicia y los derechos de la mujer, en unos tiempos en los que «el sexo débil» estaba aún muy discriminado. Fue investigadora siempre en busca de la verdad; escritora de libros de filosofía, historia y religión; y llegó a ser doctora «suma cum laude» y catedrática de Universidad,

Judía conversa al catolicismo y Carmelita Descalza, fue asesinada en Auswitz por el irracional odio antisemítico, llevado al extremo por el partido naci.

Una y otra fueron hijas fieles de la Iglesia Católica, que sobresalieron en su fe, su amor y su fortaleza. Ambas sufrieron martirio y murieron perdonando a quienes les quitaban la vida. Constituyen una prueba más de que Dios nos llama a todos a la santidad. No sólo a los pobres, también a los ricos; no sólo a los ignorantes, también a los sabios…

Dibujo en la portada una cruz desnuda, porque ellas fueron el crucifijo que le faltaba.

Jesús se dirige a todos los que quieran escucharle, cuando dice:

«Sed perfectos, como vuestro Padre Celestial es perfecto».

Santos seremos en el Cielo. Lo que nos pide aquí es que luchemos por serlo.

(San José María Escrivá, fundador del Opus Dei)

Santa María Goretti

Prólogo

Hoy, seis de Julio en que empiezo a escribir este libro, se celebra la fiesta de Santa María Goretti, adolescente de doce años, mártir de la pureza. «Antes morir que pecar» era su lema. Y he pensado que su actuación (y en cierto modo la de su asesino) podrían ser un buen revulsivo en estos tiempos en que tanto abundan el impudor, el libertinaje y la pornografía. Todo lo fundamental de mi historia es rigurosamente cierto. Pero como sé muy poco de su corta vida y lo que pretendo es escribir un libro (no dar una escueta noticia), tendré que permitir a mi imaginación intervenir bastante.

Capítulo primero

Luiggi Goretti y Asunta Carlini, padres de Marìa y sus hermanos

Nos encontramos a finales de Agosto de 1.886 en Corinaldo, pueblo de campesinos perteneciente a la provincia italiana de Ancona. Da comienzo esta historia en un día de fiesta, en el que se celebraba en la plaza una romería. Se vendían confites, frutos secos, vino y refrescos. Y al son del tambor y la gaita, bailaban los mozos y las mozas con sus trajes regionales de gala.

La indiscutible reina de la fiesta era Asunta Carlini, que además de ser muy atractiva y simpática, bailaba con mucho arte. Tenía infinidad de pretendientes, entre los que descollaba Luigi Goretti: un mozo alto y fuerte, no mal parecido y muy trabajador. Estaba considerado en el pueblo «un buen partido»; porque aparte de sus cualidades personales, poseía casa propia, dos bueyes, un carro y una parcela; esta no era de gran tamaño, pero sí muy fértil. Y todo aquello constituía una riqueza, para aquellos campesinos que trabajaban en aparcería tierras ajenas.

Luigi estaba loco de amor por Asunta, a la que llevaba tiempo pretendiendo y se hacía rogar. La había «hablado» varias veces (como se decía en el pueblo ha haberle declarado su amor). Pero ella «le daba largas»:

«Era demasiado joven para comprometerse. Tanto él como ella deberían asegurarse. Tal vez más adelante...»

Pero el no se daba por vencido, y seguía insistiendo en las tardes de Domingos y festivos, cuando mozos y mozas se encontraban en el baile. Entre semana no se hablaban, porque unos y otras tenían que trabajar.

Pero en aquellos días la sacaba a bailar cuanto podía (no era de continuo como hubiera deseado, porque mientras no fuera su novia los demás mozos tenían derecho a solicitarla), continuaba «hablándole» y leía en sus ojos que no le desagradaba.

Y por fin en aquella romería, en la que le regaló de todo lo que se vendía y la piropeó como nunca, consiguió que durante un paseo entre baile y baile, le diera el tan deseado dulce