Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Solo $11.99/mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

Cuentos de hadas: Libro I
Cuentos de hadas: Libro I
Cuentos de hadas: Libro I
Libro electrónico275 páginas16 horas

Cuentos de hadas: Libro I

Calificación: 0 de 5 estrellas

()

Leer la vista previa

Información de este libro electrónico

Los niños de nueve a doce años, a los que les guste la lectura de cuentos y el dibujo, estoy segura de que pasarán con este libro tan buenos ratos, como yo en mi infancia.

Los cuentos vienen inspirados en los relatos de Gertrudis Segovia que escribía a principios del 1900 para ayudar a levantar un hospital para niños pobres, en una época en la que no existía la seguridad social. La abuela de María Luz le contaba estas historias y ahora ella quiere dejar un legado a sus nietos.

Contiene un prólogo explicativo; siete entretenidos y fantásticos cuentos de hadas. Una historia real, pero tan bonita que parece un cuento; y un cuentecito alusivo a la historia. Y además, cantidad de dibujos en color, alusivos al texto. Pienso que ha de gustar a los niños aficionados a la lectura y al dibujo, más o menos de nueve a doce años.

IdiomaEspañol
EditorialCaligrama
Fecha de lanzamiento6 abr 2016
ISBN9788491124146
Cuentos de hadas: Libro I
Autor

María Luz Gómez

María Luz Gómez es una anciana paralítica que entretiene sus forzados ocios escribiendo en el ordenador historias que juzga interesantes y desea compartir. Es madrileña y en Madrid vivió toda su vida. Estudió en el colegio del Sagrado Corazón. Después, idiomas y pintura. Empezó la carrera de Filosofía y Letras, que no terminó por su pronta boda con un médico. Su matrimonio fue feliz y dio muchos frutos: siete hijos. Nunca trabajó, sino en su casa. Cuidó de hijos y nietos. A sus queridos padres no pudo dedicarles la atención que merecían por falta de tiempo. En cambio, más adelante pudo cuidar de su suegra y dos tías de su marido que solo la tenían a ella. Hoy es viuda y necesita cuidadoras. Tiene diez nietos -uno adoptado, etíope- y cinco bisnietos. Su numerosa familia y su fe cristiana la hacen seguir feliz.

Relacionado con Cuentos de hadas

Libros electrónicos relacionados

Para niños para usted

Ver más

Artículos relacionados

Comentarios para Cuentos de hadas

Calificación: 0 de 5 estrellas
0 calificaciones

0 clasificaciones0 comentarios

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

    Vista previa del libro

    Cuentos de hadas - María Luz Gómez

    Cuentos de hadas

    Primera edición: 2016

    © 2016, María Luz Gómez

    © 2016, megustaescribir

          Ctra. Nacional II, Km 599,7. 08780 Pallejà (Barcelona) España

    Esta es una obra de ficción. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia. Todos los personajes, nombres, hechos, organizaciones y diálogos en esta novela son o bien producto de la imaginación del autor o han sido utilizados en esta obra de manera ficticia.

    Quedan prohibidos, dentro de los límites establecidos en la ley y bajo los apercibimientos legalmente previstos, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, ya sea electrónico o mecánico, el tratamiento informático, el alquiler o cualquier otra forma de cesión de la obra sin la autorización previa y por escrito de los titulares del copyright. Diríjase a Thinkstock, (http://www.thinkstock.com) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.

    ISBN:     Tapa Blanda                   978-8-4911-2413-9

                     Libro Electrónico         978-8-4911-2414-6

    ÍNDICE

    PRÓLOGO

    EL GATO CON NOTAS

    LA CAMPANA MISTERIOSA

    LA CABELLERA DE LA PRINCESA AURORA

    PABLO Y MARÍA

    GONZALITO

    LA SELVA ENCANTADA

    LA HISTORIA MÁS GRANDE JAMÁS CONTADA

    TRES ARBOLITOS

    CONTRAPORTADA

    PRÓLOGO

    Para aquellos niños a los que les gusten los cuentos escribo éstos, esperando que pasen con ellos tan buenos ratos como pasé yo en mi infancia. Soy ya una vieja bisabuela, y pese a ello me siguen gustando. No los he inventado yo, pero sí ilustrado y arreglado a mi manera.

    El primer cuento que pondré, está sacado de una opereta infantil que vi hace muchísimos años. Si el autor de la ópera, Toni Lay (cosa improbable, porque ha pasado ya tantísimo tiempo), o un auténtico descendiente suyo quisiera, conseguir una justa indemnización, naturalmente estaría dispuesta a dársela. El segundo cuento lo inventó mi padre. Y todos los demás son de una señora canaria llamada Gertrudis Segovia, que los escribió para ayudar a su marido, médico, a levantar un hospital para niños pobres, en una época en la que no existía la Seguridad Social. Era muy amiga de mi abuela, y ésta me los contaba cuando yo era pequeña. La autora murió hace muchos años. Pero si algún descendiente suyo (demostrando que lo es, claro está) conociera esta publicación y quisiera llamarse a la parte, que se ponga en contacto conmigo, y estaré encantada de compartir con él (o con ella) los beneficios de esta obra, si existen.

    Como son tantos los cuentos que pienso escribir (puesto que muchos son los que brotaron de su fértil imaginación, y no quiero perder ninguno), los dividiré en tres tomos para que cada libro no resulte demasiado largo. Y este prólogo lo pondré en parte, en cada uno de ellos. Y también la historia final; porque vale la pena que todos los que hayáis leído los cuentos la leáis; y probablemente, no todos os haréis con los tres tomos. Dicha historia es real, pero tan bonita que parece un cuento. Y remataré el libro con un cuentecito alusivo a la historia.

    Por supuesto sabía, como sabéis vosotros, que las hadas, las brujas, los magos y los genios no existen. Son personificaciones del bien y del mal, creados por antiquísimas imaginaciones.

    Como soy cristiana, me enseñaron desde pequeña que todos los dones nos los da nuestro Padre Dios (el Bien Absoluto), que es quien nos protege; directamente, o por medio de la Virgen, San José, los Ángeles (sobre todo nuestro Ángel de la Guarda), los santos, y muchas personas buenas de la tierra, empezando por nuestros padres. Y que el auténtico Mal es el diablo, que desgraciadamente existe; pero al que no hay que temer estando cerca de Dios. Intenta tentarnos para que nos separemos de Él, y no hagamos lo que nos dice. Pero si no le hacemos caso (para eso Jesús nos enseñó a pedir al Padre: no nos dejes caer en la tentación), nada puede contra nosotros.

    Y ahora empiezo mis cuentos con ...

    EL GATO CON NOTAS

    Imagen001.jpg

    CUADRO PRIMERO

    La historia empieza en un tejado, una noche de luna llena. Sobre el tejado, junto a una ventana abierta, hay un plato vacío. Una niña de ocho años, Rosarito, se asoma por la ventana y lo mira asombrada . Había contenido su cena, y ella lo había sacado hacía un rato para que se le enfriara un poco.

    Imagen002.jpg

    Entonces grita, llamando:

    ¡Michy, gatito!.

    Y Michy se acerca bailando: Miau, marramiau.

    ¡Dejate de tonterías!. Ven para acá. ¿Se puede saber porqué te has comido mi cena?. Te voy a dar un azote. Sabes que siempre te dejo la mitad, pero hoy te has aprovechado bien. No vuelvo a fiarme de ti. ¡Te morirás de hambre!. ¡Te mandaré a la carbonera con las cucarachas!.

    ¡No, a la carbonera no, que me dan mucho miedo los ratones!.

    Pues prométeme que no lo volverás a hacer.

    Prometido. Me alimentaré del aire.- y mimosito- ¿Estás enfadada?.

    Sí Michy. Eres un mal amigo.

    ¿Yo?

    Sí, tú-le contesta la niña poniendo morritos.

    En ese momento preludia la orquestita. El niño que hace de Michy, y la niña que interpreta el papel de Rosarito, inician un dúo musical. (La música no puedo ponerla, así que me limitaré a escribir la letra de la canción)

    Michy gatito/ pan con pescadito/, te comiste hasta las raspas, y/nada me diste a mí

    ¡Ay Rosarito!,/ fue mi apetito!./¡Que una espina me traspase, si/ no me acordé de ti!.Miau, miau, miau, marramiaumiau:/ ¡Mis siete vidas daría por ti!.

    ¡Riau, riau, riau/ me has engañau!/. Tus siete muertes, no me hacen feliz.

    Cesa la música, y la niña y el gato vuelven a hablar.

    Pero ¿de verdad no me perdonas?

    Anda tonto, ¡claro que sí.

    ¿Y te vas a quedar sin cenar por mi culpa?. ¡Eso sí que no!. Ahora mismo te cazo un pajarito!.

    ¡De ninguna manera!. Ya te he dicho que no me gustan esas aficiones. Los pájaros no te han hecho nada.

    ¿Y entonces de qué voy a vivir?.

    Tú lo has dicho: del aire.

    ¿Y los pájaros no son del aire?

    En aquel momento llega el papá de Rosarito.

    Anda, baja tu plato al comedor, que ya se te habrá enfriado bastante.- Y al ver el plato vacío- ¿Dónde está tu cena?.

    Ya me la he comido, pápilis.

    Rosarito ¡no mientas!. Seguro que se la has vuelto a dar a ese maldito gato. ¡Como le pesque!. (Michy huye). Anda, baja conmigo, y a ver si convences a mámilis. Me parece que no te va a dar más cena. Ni postre tampoco. Te acostarás sin cenar, y sin ver a la cigüeña.

    ¿Va a venir una cigüeña?. ¡Yo quiero verla!.

    Sí; va a venir a traerte un hermanito

    Rosarito y su papá se alejan. Y Michy, que se ha acercado a escuchar, se pregunta: ¿Qué será eso de la cigüeña?. Y el caso es que me suena ese nombre.

    (Y aquí me vais a permitir un pequeño inciso. Cuando yo era pequeña, se nos decía a los niños que en Paría había una fábrica de niños, y que sus mensajeras eran las cigüeñas. Cuando unos papás pedían un bebé, se lo traía una de ellas.

    Ahora se dice la verdad, que es mucho más bonita: Nuestro Padre Dios, que nos ha elegido desde la Eternidad entre los muchísimos seres que podía crear, cuenta con nuestros papás para traernos a la vida. El papá pone una semilla dentro de la mamá, que se une a una de ella. Y en el mismo instante, Dios crea una almita que se añade a ambas, y el bebé empieza a formarse y a crecer. Cuando ya es lo suficiente grande para vivir independiente, sale de la mamá, y nace.

    Pero este cuento, es de la época de las cigüeñas mensajeras)

    Imagen003.jpg

    La orquestita vuelve a preludiar, y aparece un petirrojo bailando por el tejado, al compás de una música llena de trinos. Y Michy se dice: ¡hola!, un petirrojo. ¡Que carne tan exquisita!. Ya tenemos cena, Rosarito.

    Y se acerca bailando al pajarito, dispuesto a cazarlo; mientras éste sigue bailando, huyendo de sus zarpas.

    Terminada la danza, exclama el petirrojo: ¡Uy un gato!,¡socorro!

    No te asustes petirrojito. Ven, que te voy a dar un caramelito.

    No me fío, pío, pío.

    ¿No te fías?. ¡Fiate!. Soy un gato muy bueno:

    La orquesta vuelve a preludiar, y el gato y el pajarito cantan:

    No me fío, pío, pío. No me fío.

    ¡Fíate.

    ¡En que lío me he metío!. ¡Ay Dios mío, si saldré!.

    Ven, mi lindo pajarito,/ que mis labios son de miel./ Yo sólo quiero un besito/ en la seda de tu piel

    No me fío, pío, pío. No me fío.

    Fíate.

    ¡En que lío me he metío!, ¡ay Dios mío, si saldré!.

    Ven, mi lindo pajarito,/ de las aves el primor./Ven, que yo soy tu amiguito/, entre todos, el mejor.

    No me fío, pío, pío. No me fío.

    Fíate.

    ¡En que lío me he metío!, ¡ay Dios mío, si saldré!.

    Acabada la canción, vuelven a hablar.

    Ven hombre, no seas cobardica

    Es que…¡Ay mi mamita!.

    Desconfiadóte.

    Perdona, ya no desconfío. ¡Ahí va ese ala!. Y se la tiende.

    Michy tira de ella, y entre sus gritos: Pío, pío, ¡Socorro!, se dispone a morderle.

    Nadie te escuchará. ¡Ya eres mío!. ¡Menudo banquete nos vamos a dar Rosarito y yo.

    Imagen004.jpg

    Pero entonces aparece la cigüeña, moviendo las alas. Lleva un paquete atado con una cinta azul, y va con gafas y gorro de aviador. Deja el paquete en la ventana, y exclama con acento francés ¡(como viene de París!): Eso será, si yo quiero.

    Michy se asusta mucho al ver a la cigüeña, y suelta al petirrojo.

    ¡Ay Dios mío!. ¡Un avión de bombardeo ha aterrizado en nuestra casa!. ¡Rosarito!.

    El pajarito remonta el vuelo gritando: ¡Gracias, hermana cigüeña!.

    Y Michy dice: Entonces ¿tú eres ese bicho tan terriblemente grande, que trae a los niños de París?

    Efectivamente. Y tú eres Michy ¿verdad?. El gato asiente.

    ¿Ese gato tan terriblemente malo, que se traga a mis hermanitos en cuanto se descuidan un poco?.

    Michy intenta congraciarse con ella, dándole coba:

    Pero hablemos de ti, cigüeñita linda. Me sonaba mucho tu nombre, pero nunca había tenido el placer de saludarte.

    Lo supongo. Habrías obrado de muy distinta manera con los pobres pajaritos. ¡Anda, atrévete conmigo!

    ¡Pero tú no eres un pájaro!.

    ¿Que no?. Escucha.Y empieza a cantar, acompañada por la Orquesta:

    Una y dos, la gallina/, una y dos, portuguesa/, pone huevos en la mesa/. ¡Ay tralará, lará!,/¿la cigüeña que traerá?./ Una y dos, la cigüeña/ una y dos, que es francesa/ trae paquete con sorpresa/. ¡Ay tralará, lará!,/ ¿la cigüeña que traerá?.

    Mientras continua la música, Rosarito aparece en la ventana y coge el paquete gritando: ¡Azul, pápilis, azul mámilis. ¡Un hermanito!. Y desaparece con él.

    La cigüeña continúa cantando:

    Si la cinta es color rosa/ te traigo una niña hermosa./ Y si el color es azul/un hermano tendrás tú/. ¡Ay tralará lará!. ¿La cigüeña que traerá?/. Si la cinta es morada/ es que no te traigo nada/ Ay tra lará lará!,/ ¿la cigüeña que traerá?.

    Cesa la música, y Michy se queja:

    ¡No hay derecho!. A Rosarito le has traído un hermano. ¿Y a mí no me traes nada?.

    La cigüeña le dice furiosa:

    ¿A ti traerte?. Lo que voy a hacer es llevarte..

    ¿A dónde?.

    A mi país.

    ¿Y qué país es ese?.

    El país de los pájaros?.

    Y qué tengo yo que hacer allí?.

    Purgar tus culpas.

    No necesito purgarme.

    ¿No.?. ¿Y esas indigestiones de pajaritos?.

    ¡Y dale con los pajaritos!. Pues para que te enteres: ¡prefiero el pescado!.

    Hace un momento preferías al cazado. Veremos cómo explicas eso al gran Aguilucho.

    Quien es ese avechucho?.

    Nuestro soberano: Aguilucho Primero, Emperador de los espacios. ¡Vamos!.

    Y la cigüeña se cala las gafas, se ajusta el gorro, y coge a Michy..

    ¡No, por favor. Miau, marramiau!.

    "¡Ni miau, ni mangas!. ¡Contacto!. Y parte aleteando, y haciendo el ruido de un avión.

    Imagen005.jpg

    Rosarito aparece en la ventana:

    Michy ¿no quieres ver qué hermanito tan precioso tengo?. Le han puesto en la cuna, y duerme como un angelito. Pero Michy ¿donde te has metido?. Y como el gato no contesta, la niña sale por la ventana, al tejado.

    Se oye el ruido de un avión, y se ve, a mucha altura en el cielo estrellado, una diminuta cigüeña con un gatito colgado de una pata. Y se oye a éste gritar, lejanísimo:

    ¡Rosarito, que me llevan por malo al país de los pájaros!.

    Y la cigüeña desaparece.

    Rosarito rompe a llorar desesperada; se sienta sobre las tejas, y esconde la cara entre las manos:

    ¡Vuelve Michy!

    La orquesta preludia una alegre melodía, que empieza a consolar a la niña. Y en medio de una luz brillante, aparece el hada Mantecada. Su rostro resplandece de alegría. Lleva el clásico cucurucho en una mano, lleno de chucherías. En la otra mano lleva un bastón de caramelo, a guisa de varita mágica. El color de su vestido es amarillo natillas, con adornos blancos, tipo clara montada.

    Imagen006.jpg

    El hada pregunta a Rosarito: ¿porqué lloras?.

    ¿Quien eres tú?.

    Soy el hada Mantecada.

    ¿Y porqué llevas el cucurucho en la mano?. ¿Es que te está pequeño?.

    No es por eso.

    Y el hada canta, acompañada por la orquesta:

    Soy el hada Mantecada,/ de las hadas la más hada./ Siempre salgo destocada,/ porque llevo el cucurucho/ lleno de almendras saladas./ Soy el hada más llamada,/ soy la más solicitada,/ pues mi varita encantada,/ además de ser lo mucho/, es de azuquitar tostada/. Pídeme dulces, pídeme helados,/ chicles, bombones, te los daré/. De lo que quieras, si no es pecado,/ ten por seguro que te hartaré./Lo que toca mi varita se vuelve patata frita, o castaña calentita./¡Pide por esa boquita!./ ¿Quieres una docenita de pasteles de cremita?,/ ¿o te gusta otra cosita?/. Dílo; más no comas demasiado/ no te duela la tripita.

    Cesa la música, y ya hablando, dice el hada:

    ¿Y bien, qué quieres?. Puedo convertir tu casa en un inmenso pastel. Y las nubes en algodón de azúcar, de ese que se pincha con un palito. La luna, en un gran helado de coco… Mi poder es grande. ¿Qué quieres?.

    Quiero mi gatito.

    ¿De chocolate, de caramelo?, ¿de porcelana, con frutas escarchadas dentro?. Dime cómo lo quieres, y lo tendrás al instante

    Lo quiero como era: de carne y hueso

    Lo siento; pero yo sólo tengo poder para hacer prodigios con las cosas ricas.

    Es que mi gatito era muy rico

    ¿No quieres uno de guirlache?.

    No. Quiero a mi gatito, que se lo ha llevado la cigüeña.

    ¡Hablas de Michy!. Ese gato tan malo, que se come a los pajaritos crudos. Lo siento, pero no puedo devolvértelo. El rey de las aves Aguilucho Primero, ha ordenado que se lo lleven, para juzgarlo como criminal de guerra.

    ¿Lo matarán?.

    El fiscal general, Don Buitre Malevo, pide para él siete penas de muerte.

    ¿Siete?. ¡Qué malo!. ¿No le basta con una?.

    Una por cada vida. ¿No tienen siete los gatos?.

    ¡Pobre Michy!. ¿No tiene quien le defienda?.

    Sí, un buen abogado: Maese Loritoque. Pero ya sabes que en esos juicios, lo que están deseando todos es cortar el cuello al que se sienta en el banquillo.

    ¡Ay Michy!. Ya le advertí que no me cazase ningún pájaro, que yo me quedaba tan tranquila sin cenar. Estoy segura de que quiso cazar al petirrojito por mí. Hadita buena, si yo pudiera ir al país de los pájaros, convencería a ese Aguilucho de los demonios:

    Niña, que es un Rey. Más todavía: un Emperador.

    Bueno, pues a ese Emperador de los demonios.

    De los pájaros, niña.

    "¡Si yo pudiera ir!. Me has preguntado qué quería: ¡que me pongas unas

    ¿Disfrutas la vista previa?
    Página 1 de 1