Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Solo $11.99/mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

Lobo cola gris y otros cuentos
Lobo cola gris y otros cuentos
Lobo cola gris y otros cuentos
Libro electrónico56 páginas34 minutos

Lobo cola gris y otros cuentos

Calificación: 0 de 5 estrellas

()

Leer la vista previa

Información de este libro electrónico

Había una vez un cuento con cola. Y una cola con lobo. También había una ternera valiente y una ardilla que disfrutaba cuando dormía bien abrigada en su cama. Además había una nena que soñaba con tener una mascota, y un cóndor enamorado de la libertad que imaginaba las montañas nevadas bajo el sol. Lobo Cola Gris es un texto para chicos que aman a los animales. Para chicos que saben cuánto podemos aprender de ellos.
IdiomaEspañol
EditorialQuipu
Fecha de lanzamiento28 oct 2020
ISBN9789875043282
Lobo cola gris y otros cuentos

Relacionado con Lobo cola gris y otros cuentos

Libros electrónicos relacionados

Cuentos de hadas y folclore para niños para usted

Ver más

Artículos relacionados

Comentarios para Lobo cola gris y otros cuentos

Calificación: 0 de 5 estrellas
0 calificaciones

0 clasificaciones0 comentarios

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

    Vista previa del libro

    Lobo cola gris y otros cuentos - Olga Drennen

    Índice de contenido

    Lobo Cola Gris y otros cuentos

    Portada

    Eze y Cola Gris

    Aurora

    Tippel, la más alta del mundo

    La señora Macarena

    Como el viento

    El bosque enano

    Cóndor XI

    Lelo

    Biografías

    Legales

    Sobre el trabajo editorial

    Contratapa

    Lobo Cola Gris

    y otros cuentos

    Olga Drennen

    Ilustraciones:

    Sebastián Infantino

    Eze y Cola Gris

    La maestra se sentó frente al escritorio y esperó a que los chicos de Segundo A terminaran de acomodar sus cuadernos sobre las mesas.

    —Buenos días –dijo–. Hoy, vamos a leer la leyenda de la yerba mate. ¡Ay, Eze!, ¿no me harías un favor? Dejé mi libreta sobre una mesa de la biblioteca. ¿La vas a buscar?

    En cuanto entró en la biblioteca, Ezequiel vio la libreta. De tapas amarillas adornadas con ositos verdes.

    Estaba por volver a clase, cuando notó un montón de pelos grises en el estante. De puro curioso, se acercó para ver de qué se trataba. Así que agarró los pelos y tiró.

    —¡¡¡Auuuch!!! ¡Eso sí que me dolió! –Sin que Eze lo hubiera imaginado, de entre las páginas del libro, saltó un lobo.

    —¿Por qué me tiraste de la cola?

    El chico retrocedió sorprendido. No podía creer lo que veía. Frente a él, había un lobo. Parecía un perro, pero, no, era un lobo. Lo reconoció por su cabeza, tenía las orejas paradas y el hocico largo con mandíbulas más poderosas que las de un perro común. Además, era igualito a las fotos del libro de animales que le había comprado su papá y que a él, tanto le gustaba.

    —¿Por qué me tiraste de la cola? –repitió el animal.

    —No sabía que era una cola. ¡También! ¿A quién se le ocurre meterse en un libro?

    —Es que no me metí, sino que salí de ahí –contestó el lobo señalando el estante.

    —¿Saliste de Caperucita Roja?

    —¡Claro que sí! No me gustan las mentiras. Yo nunca perseguí a ninguna niña por ningún bosque y, menos que menos, usé el camisón de ninguna abuela. Eso no es lo mío. Tampoco me gustan los cazadores. ¡Son un peligro!

    Ezequiel notó que los ojos del lobo se entristecían. Pensaba en cómo consolarlo cuando escuchó que lo llamaban.

    —Dice la seño que te apures –dijo Aldana, una de sus compañeras, del otro lado de la puerta.

    Al oír la voz de la chica, el lobo pegó un salto para esconderse en un gran canasto de mimbre que había en una esquina de la biblioteca.

    —No me dejes, necesito ayuda –pidió desde adentro.

    —¡Shhh! –contestó Eze agarrando la libreta–. Está bien, te voy a ayudar, quedate quieto. En un rato, vuelvo.

    Cuando sonó el timbre del primer recreo, Ezequiel pidió permiso para ir un rato a la biblioteca.

    —Bueno –dijo la maestra–, me gusta que leas, pero que quede todo ordenado, ¿eh?

    ¿Disfrutas la vista previa?
    Página 1 de 1