Los cuentos de mi abuela

Por Mauricio Valdez

Me siento dichoso por haber tenido una abuela que me contó sus cuentos y lo hizo con tanta naturalidad e imaginación fantasmagórica, que logró cautivarme.
Los cuentos y leyendas son parte inseparable de los seres humanos y que siempre llevamos más de algún cuento o leyenda en nuestros corazones.
A los que nos ha tocado escuchar “relatos” de nuestros abuelos, y digo relatos porque así decía mi abuela que eran los suyos y no cuentos, hemos sido dueños, sin saberlo, de uno de los tesoros más preciados que Dios nos ha permitido tener. Estoy seguro que los abuelos y las abuelas han sido los promotores de todas las leyendas y mitos que conocemos, y de seguro que sin ellos estas no existirían.

• Idioma: Español
• Editorial: Libros Nicaragua
• Fecha de lanzamiento: 8 oct 2020
• ISBN: 9781005770082

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Los cuentos de mi abuela

Mauricio Valdez Rivas

Los cuentos y leyendas son parte inseparable de los seres humanos y que siempre llevamos más de algún cuento o leyenda en nuestros corazones.

A los que nos ha tocado escuchar relatos de nuestros abuelos, y digo relatos porque así decía mi abuela que eran los suyos y no cuentos, hemos sido dueños, sin saberlo, de uno de los tesoros más preciados que Dios nos ha permitido tener. Estoy seguro que los abuelos han sido los promotores de todas las leyendas y mitos que conocemos, y de seguro que sin ellos estas no existirían.

Me siento dichoso por haber tenido una abuela que me contó sus relatos y lo hizo con tanta naturalidad e imaginación fantasmagórica, que logró cautivarme.

Todo comenzó una noche cuando reunidos algunos miembros de la familia y aprovechando la luz de un candil, pues estábamos a oscuras debido a los frecuentes apagones de energía que ocurrieron en ese tiempo en Chinandega, le dijimos que nos contara aquellos cuentos de terror que antes, más chicos, nos había contado y asustado, de nuevo ella comenzó con esos relatos donde los protagonistas principales eran sus abuelos, es decir mis tatarabuelos, en tiempos en que no era raro encontrarse con espantos, algunos muy conocidos por la imaginación popular.

Luego se