Historia de un crimen perfecto
Por Mikel Santiago
4.5/5
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Me llamo Eric Rot y escribo estas últimas líneas de mi vida para confesarme: Soy un asesino.
Yo lo hice. La maté. Linda Fitzwilliams está muerta. Ni huida con su amante, ni jugando a esconderse para irritar a su familia, como apuntaron en su momento las revistas del mundo rosa...
Mikel Santiago
Mikel Santiago is the author of several short stories and novellas. His short story Historia de un crimen perfecto became a #1 bestseller on several online platforms. Santiago currently resides in Amsterdam and spends his time writing, developing software, and playing guitar.
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Comentarios para Historia de un crimen perfecto
129 clasificaciones24 comentarios
- Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La intriga que sostiene desde las primeras 10 paginas es excelente, exhorto a que lo lean.
- Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Me habría gustado un poco más de sensibilidad en los personajes, aunque siendo esa una declaración quedo bien. El final es algo complejo, pero uno como lector se siente tan confundido como Eric y luego se entiende qué sucedió.
- Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Al inicion esta muy bien ya después mas de la mitad se torna un poco aburrido y ya casi al final como 1ue no se le entiende muy bien y el final no estuvo tan bueno debio terminar mas tragico con mas impacto
- Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Tan solo desde el comienzo de la obra ya te captura.
- Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Inicié la lectura del libro sin muchas expectativas, imaginaba mayor detalle en cuanto al asesinato, pero el mensaje final que trasmite es sinceramente alucinante. Me gustó muchísimo, lo empecé y lo terminé en el mismo día, es corto y atrapante. Recomiendo su lectura.
- Calificación: 5 de 5 estrellas5/5En definitiva te mantiene al vilo, Justo pensé que sabría cómo acabaría pero todo fue ligeramente inesperado!
- Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La trama es buenísima, sorprendente. Me encantó y atrapó desde la primera página
- Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Entretenida por la forma como se narran los sucesos en primera personas. Me quedo algo corta, pero es muy disfrutable.
- Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Interesante, te mantiene en expectativa aun sabiendo cual fue el final de Linda.
- Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Me gusta como se desenvuelve y el final que esperaba me parece genial
- Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Tiene una excelente narrativa. Solo quieres seguir leyendo. Me encantó.
- Calificación: 2 de 5 estrellas2/5Interesante pero, aquí no pude ver la mente de un asesino sólo de un hombre confundido.
- Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Muy bien narrada, genialmente interesante hasta el final me mantuvo enfocado e inverso en la historia.
- Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Es un relato que me dejó con tantas emociones de tristeza como miedo al mismo tiempo, no sabía que eso se podría conseguir con un relato tan corto.
- Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Gran descubrimiento
Mikel Santiago !!!!
Gran escritor , léanla novela excelente - Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Excelente novela! Inquietante, suspensiva y me enganchó de principio a fin.
- Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Es corto y te mantiene en suspenso de qué pasará
- Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Una historia atrapante desde la narración y los hechos. Muy bien llevada a cabo por el autor. Concisa pero muy recomendable
- Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Historia corta que te mantiene en suspenso “agradable” sin dejar de ser inquietante y con un final inesperado.
- Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Me he enganchado con él, que lo terminé de leer en menos de 2 horas dejando de ladp mi clase de cálculo.
- Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Me gusta la forma en como se desarrolla la historia, te atrapa desde el primer momento y no puedes dejar de leer.
¡Simplemente fascinante! - Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Lectura sencilla y entretenida, ideal para el trayecto de una ciudad a otra.
- Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Es realmente buena, te mantiene pegado desde el principio hasta el final. Gran composición del personaje.
- Calificación: 5 de 5 estrellas5/5¡Muy bueno!, gran narración y historia. Me mantuvo con los ojos en la pantalla todo el tiempo.
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Historia de un crimen perfecto - Mikel Santiago
Historia de un Crimen Perfecto
Mikel Santiago
Published by Mikel Santiago at Smashwords
Copyright 2010 Mikel Santiago
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Me llamo Eric Rot y escribo estas últimas líneas de mi vida para confesarme: Soy un asesino.
Yo lo hice. La maté. Linda Fitzwilliams está muerta. Ni huida con su amante, ni jugando a esconderse para irritar a su familia, como apuntaron en su momento las revistas del mundo rosa: La hija del magnate John Fitzwilliams, mi jefe y amigo durante los últimos 20 años, murió estrangulada la noche del 13 de Agosto de hace cinco años, en París. Esa es la verdad.
No espero el favor ni el perdón de nadie por esta confesión. Tan solo quiero explicar por qué lo hice, ponerlo sobre un papel antes de volarme la cabeza, y descansar para siempre, si es que se me está permitido hacerlo.
Dejen primero que me presente, hablarles un poco de mí. Algunos me recordaran de las revistas y los periódicos. Además de ser el director general de la firma en Francia, actué como enlace
y portavoz de la familia Fitzwilliam en París todo el tiempo en que duró el caso de Linda. Fui yo, de hecho, quien denunció su desaparición a la policía, cinco días después de matarla, con su cadáver aun caliente en el jardín de mi casa de la Vesinet. Aun me parece increíble que pudiera hacerlo; interpretar aquel papel de tristeza y preocupación con mis manos aun manchadas de sangre. Pero, como todo lo demás en mi vida, siempre hago las cosas a conciencia.
Comencé a trabajar para la familia Fitzwilliams cuando solo contaba 13 años de edad, como aprendiz en su sede central de la calle Archer, en Londres, limpiando y arreglando maquinas de escribir. Mi padre era electricista en la Westinghouse y mi madre vendía flores en un puesto de Covent Garden, y si bien aquel pequeño salario era de mucha ayuda en el presupuesto familiar, mis padres nunca permitieron que me desviara de mis estudios.
A los dieciséis años comencé cursos de contabilidad en una escuela nocturna y a los dieciocho ya había conseguido mi primer puesto en la oficina central; un trabajo modesto pero al que me apliqué con todas mis fuerzas, que pronto se vieron recompensadas con un pequeño ascenso.
Ese ha sido el único talento de mi vida: Trabajar y esforzarme. La única opción que le queda al hijo de un obrero si aspira a tener una vida mejor que la de sus padres. En aquellos días la compañía estaba en plena expansión y continuamente se convocaban exámenes de promoción interna a los que yo me presentaba con la voracidad de un joven tigre. Estudiaba por las noches hasta caer rendido sobre el escritorio, justo cinco minutos antes de que sonase el despertador.
Así, a golpe de muchos esfuerzos, medré rápidamente y cuando rondaba los 28 años de edad fui elegido para dirigir uno de los nuevos departamentos nacionales, convirtiéndome en el ejecutivo más joven de la compañía. Aquello me convirtió en un personaje relativamente famoso. Incluso el gran patriarca Laurel Fitzwilliam me invitó a una recepción con ocasión del aniversario de la firma y aparecí en la portada de la revista interna de la compañía. Estaba encima de la ola, justo encima, y tenía las fuerzas suficientes para sostenerme ahí arriba; me lo había ganado.
Tres años más tarde fui destinado a Johannesburgo para representar los negocios de la firma en Sudáfrica. Allí, mientras prestaba mis servicios, trabé una buena amistad con John Fitzwilliam, el heredero de la compañía, quien desarrollaba allí sus primeras labores dentro de la firma. John y yo teníamos la misma edad y, pese a venir de una familia tan importante, era un muchacho agradable y honesto. El me llamaba el hombre serio
y yo le llamaba el niñato
, nos hicimos buenos amigos y fuimos una gran ayuda el uno para el otro en aquellos días. Cosechamos grandes éxitos durante aquella gestión en Sudáfrica y cinco años más tarde regresamos juntos a Europa, él para casarse y heredar el imperio de su padre y yo, para tomar posesión del puesto de director general de la oficina en París.
Desde entonces me convertí en uno de sus hombres de confianza. John solía invitarme un par de veces al año a su mansión de Oxford para tratar asuntos de la compañía, retarnos al golf y dejar que me deleitara en sus amplios invernaderos, donde se formó mi afición por la jardinería.
También, durante esas noches en sociedad, John me presentaba mujeres, casi todas amigas de Constantine, su esposa. Durante un tiempo me presionó mucho con el asunto del matrimonio. Era algo inconcebible para él que yo jamás hubiese mostrado ningún interés en las mujeres. Una vez, en Johannesburgo, llegó a preguntarme si tenía otros
intereses, pero yo se lo aclare rápidamente. Toda mi vida había girado en torno a la Firma, jamás me había concentrado en otra cosa y no creía que a esas alturas una mujer encajase demasiado bien en mis planes. Sencillamente, siempre las vi como un auténtico estorbo.
Con la llegada de Linda y Adrian, los dos únicos hijos del matrimonio, John comenzó a dedicar más tiempo a su familia y a delegar más sus responsabilidades. Eso hizo que cada vez nos viéramos menos, aunque en absoluto hizo mella en nuestra amistad. John no comprendía mi falta de apego a la familia, y a su vez, yo no