Scarlet

Por Marissa Meyer

Este no es el cuento de hadas que tú recuerdas, es uno que no olvidarás... Mientras en Nueva Beijing Cinder está a punto de convertirse en una de las fugitivas más buscadas, Scarlet, en Francia, está segura de que alguien secuestró a su abuela. Cuando la policía cierra repentinamente el caso, decide continuar la búsqueda sola. Pero para hacerlo necesitará la ayuda de Wolf, un peleador callejero que parece ser el único camino para llegar hasta ella. Juntos se sumergen en un mundo oscuro y peligroso, y allí conocerán a Cinder y se darán cuenta de que sus historias tienen más conexiones de las que podrían haber imaginado. Juntos, deberán enfrentar a la reina lunar Levana, quien está dispuesta a todo con tal de que el príncipe Kai se convierta en su esposo, su rey… su prisionero.

• Idioma: Español
• Editorial: VRYA
• Fecha de lanzamiento: 14 dic 2015
• ISBN: 9789877470031

Marissa Meyer

Marissa Meyer is the New York Times bestselling author of The Lunar Chronicles, as well as Heartless and Renegades. She lives in Tacoma, Washington, with her husband, twin daughters and three demanding cats. She's a fan of most things geeky (Sailor Moon, Firefly, any occasion that requires a costume), and has been in love with fairy tales since she was a child.

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Libro

uno

Ella no sabía que el lobo

era un animal taimado,

y no le tenía miedo.

Uno

Scarlet descendía hacia el callejón detrás de la taberna Rieux cuando en el asiento del copiloto su pantalla se puso a repicar y enseguida una voz automática anunció: "Comunicado para mademoiselle Scarlet Benoit de Personas Desaparecidas del Departamento de Seguridad de Toulouse".

Con un vuelco del corazón, viró apenas a tiempo para evitar que la nave derrapara a estribor contra el muro de piedra, y accionó los frenos antes de detenerse por completo. Scarlet apagó el motor al tiempo que alcanzaba la pantalla abandonada. Su pálida luz azul destellaba en los controles de la cabina.

Habían descubierto algo.

La policía de Toulouse debía de haber descubierto algo.

¡Acepto!, gritó, prácticamente estrujando el aparato entre sus dedos.

Había estado esperando una videollamada del detective asignado al caso de su abuela, pero todo lo que recibió fue una transmisión en texto simple.

28 ago 126 T.E.

RE: Caso # AIG00155819, presentado el 11 ago 126 T.E

Mediante este comunicado se informa a Scarlet Benoit, de Rieux, Francia, EF, que siendo las 15:42 del 28 de ago 126, el caso de la(s) persona(s) desaparecida(s)Michelle Benoit, de Rieux, Francia, EF, ha sido desestimado debido a la falta de evidencia probatoria de violencia o acto criminal. Conjetura: la(s) persona(s) se fue(ron) por voluntad propia y/o suicidio.

Caso cerrado.

Agradecemos su apoyo a nuestros servicios de investigación.

Al comunicado le seguía un anuncio de la policía en video, recordando a todos los pilotos de naves repartidoras que siguieran las instrucciones de seguridad y utilizaran sus arneses siempre que los motores estuvieran en marcha.

Scarlet se quedó mirando la pequeña pantalla hasta que las palabras se transformaron en una estridente nebulosa en blanco y negro y el suelo bajo la nave pareció abrirse. El panel de plástico del soporte de la pantalla crujió en su mano apretada.

Idiotas, bufó en la nave vacía.

Las palabras caso cerrado se burlaron de ella.

Soltó un grito gutural y azotó la pantalla contra el tablero de control de la nave, deseando que se deshiciera en fragmentos de plástico, metal y alambre. Luego de tres golpes sólidos, la pantalla solo parpadeó medio exasperada. ¡Idiotas!. Arrojó la pantalla al suelo, frente al puesto del copiloto, y se hundió en su asiento, enrollándose los rizos en sus dedos.

El arnés se le hundió en el pecho, ahogándola de repente, así que soltó la hebilla y al mismo tiempo abrió la puerta de una patada, casi cayéndose en las sombras del callejón. El olor de la grasa y el whisky procedente de la taberna casi la asfixió mientras respiraba agitadamente, tratando de racionalizar las cosas para escapar de la ira.

Iría a la estación de policía. Era demasiado tarde para ir ahora; mañana entonces. Temprano por la mañana. Actuaría de manera calmada y lógica y les explicaría por qué sus suposiciones eran erróneas. Haría que reabrieran el caso.

Scarlet deslizó su muñeca sobre el escáner junto a la escotilla de la nave y luego tiró con más fuerza de la que requería la hidráulica para liberarla.

Le diría al detective que debía seguir buscando. Haría que la escuchara. Le haría entender que su abuela no se había ido por voluntad propia y, lo que era aún más seguro, no se había matado.

Media docena de contenedores llenos de vegetales de huerta estaban amontonados en la parte trasera de la nave, pero Scarlet apenas si los miró. Se encontraba a kilómetros de distancia, en Toulouse, planeando la conversación en su cabeza. Echando mano hasta de la última gota de persuasión, hasta del último gramo del poder de argumentación que tenía. Algo le había ocurrido a su abuela. Algo andaba mal, y si la policía no continuaba indagando, llevaría el caso a la corte y vería cómo a todos y cada uno de los detectives cabezas de chorlito les retiraban sus insignias para que nunca más volvieran a trabajar y…

Tomó un jitomate reluciente en cada puño, giró sobre sus talones y acribilló el muro de piedra con ellos. Los tomates salpicaron un reguero de jugo y semillas sobre los montones de basura que esperaban turno para ir a parar al compactador.

Se sintió bien. Tomó otro, recordando las dudas del detective cuando trató de explicarle que desaparecer no era un comportamiento normal de su abuela. Se imaginó los tomates impactando contra su pequeña y engreída…

Una puerta se abrió de par en par justo cuando el cuarto tomate era destruido. Scarlet se quedó inmóvil cuando ya estaba a punto de tomar el siguiente, y el dueño de la taberna se apoyó contra el marco de la puerta. El rostro estrecho de Gilles relucía mientras estudiaba el batidillo anaranjado que Scarlet había dejado en un costado de su edificio.

–Más vale que esos no sean mis tomates.

Ella retiró la mano del contenedor y se la limpió en los vaqueros manchados de tierra. Podía sentir el calor emanando de su cara, el golpeteo errático de su pulso.

Gilles se secó el sudor de la cabeza casi calva y le lanzó una mirada fulminante. Su expresión habitual.

–¿Y bien?

–No eran los tuyos –murmuró. Y era cierto: técnicamente le pertenecían a ella mientras él no los hubiera pagado.

Él gruñó.

–Entonces solo descontaré tres univs para que alguien limpie este desorden. Ahora, si ya terminaste la práctica de tiro al blanco, quizá podrías dignarte a traer algunos de esos. Hemos estado sirviendo guarnición de lechuga marchita durante dos días.

Se metió de nuevo en el restaurante, dejando la puerta abierta. El ruido de los platos y las risas se desparramó en el callejón, bizarro en su normalidad.

El mundo de Scarlet se derrumbaba a su alrededor y nadie se daba cuenta. Su abuela estaba desaparecida y a nadie le importaba.

Se volvió hacia la escotilla y tomó por los bordes el contenedor de tomates, aguardando a que su corazón dejara de golpetear detrás de su esternón. Las palabras del comunicado todavía bombardeaban sus pensamientos, pero estos empezaban a aclararse. Aquella primera oleada de violencia se quedaría atrás, pudriéndose con los tomates destrozados.

Cuando pudo tomar una bocanada de aire sin que sus pulmones se convulsionaran, colocó el contenedor sobre el de las papas rojas y sacó ambos de la nave.

Los cocineros la ignoraron mientras ella evadía el chisporroteo de las sartenes, abriéndose paso hasta el fresco depósito. Vació los contenedores en las repisas que habían sido rotuladas con marcador, raspadas y rotuladas de nuevo una docena de veces a lo largo de los años.

–¡Bonjour, Scarlinda!

Scarlet se volvió, apartándose el cabello del cuello sudoroso.

Émilie le sonreía desde la puerta, con los ojos brillantes de quien guarda un secreto, pero retrocedió cuando vio la expresión de Scarlet.

–¿Qué…?

–No quiero hablar de ello.

Pasando junto a la mesera, se dirigió de vuelta a la cocina, pero Émilie emitió un sonido desdeñoso desde fondo de la garganta y se fue trotando detrás de ella.

–Entonces no hables. Solo me alegra que estés aquí –dijo, tomando a Scarlet del codo mientras se escabullían de regreso al callejón– porque él ha vuelto.

A pesar de los angelicales rizos rubios que rodeaban el rostro de Émilie, su sonrisa sugería pensamientos maliciosos.

Scarlet se zafó, levantó un contenedor de nabos y rábanos y se lo pasó a la mesera. No respondió, incapaz de interesarse en quién era él y por qué era tan importante que hubiera regresado.

–Eso es fantástico –dijo al fin, llenando una canasta con cebollas rojas de cáscaras como papel.

–No te acuerdas, ¿verdad? Vamos, Scar: el peleador callejero de quien te estaba contando la otra… Oh, a lo mejor se lo dije a Sophia.

–¿El peleador callejero? –Scarlet entrecerró los ojos mientras un dolor de cabeza comenzaba a punzarle en la frente–. ¿En serio, Ém?

–No seas así. ¡Es un encanto! Y esta semana ha venido casi todos los días y se ha estado sentando en mi sección, y eso definitivamente significa algo, ¿no crees? –como Scarlet no dijo nada, la mesera puso el contenedor en el suelo y rebuscó en el bolsillo de su delantal para sacar un paquete de goma de mascar–. Siempre está muy callado, no como Roland y su gente. Creo que es tímido… y solitario.

Se echó una barrita de goma de mascar en la boca y le ofreció otra a Scarlet.

–¿Un peleador callejero que parece tímido? –Scarlet rechazó el chicle con un gesto–. ¿Estás escuchando lo que dices?

–Tienes que verlo para entender. Tiene unos ojos que simplemente… –Émilie se abanicó la sien con la mano, fingiendo un golpe de calor.

–¡Émilie! –Gilles reapareció en la puerta–. Deja de mover la boca y ven acá. Te buscan en la mesa cuatro –fulminó a Scarlet con la mirada, una advertencia silenciosa de que seguiría descontando univs de su cuenta si no dejaba de distraer a sus empleados, y luego volvió al interior sin esperar respuesta. Émilie le sacó la lengua a sus espaldas.

Apoyando la canasta de las cebollas contra su cadera, Scarlet cerró la escotilla y pasó rozando a la mesera.

–¿La mesa cuatro es él?

–No, está en la nueve –refunfuñó Émilie, alzando el cargamento de tubérculos. Mientras cruzaban de nuevo la cocina llena de vapor, Émilie dio un grito ahogado–: ¡Ay, pero qué tonta! Toda la semana he querido mandarte un comunicado para preguntarte por tu grand-mère. ¿Hay alguna novedad?

Scarlet apretó la mandíbula; las palabras del comunicado zumbaban como avispas en su cabeza. Caso cerrado.

–Nada nuevo –dijo, y luego dejó que la conversación se perdiera en el caos de los cocineros gritándose unos a otros por encima de la barra.

Émilie la siguió hasta el depósito y dejó su carga. Scarlet se concentró en reacomodar las canastas antes de que la mesera pudiera decir algo optimista. Émilie intentó la típica frase de consuelo Procura no preocuparte, Scar. Regresará, antes de volver a la taberna.

A Scarlet estaba empezando a dolerle la mandíbula de tanto rechinar los dientes. Todo el mundo había hablado de la desaparición de su abuela como si fuera un gato extraviado que pudiera regresar a casa cuando le diera hambre. No te preocupes. Va a regresar.

Pero había estado ausente más de dos semanas. Simplemente había desaparecido, sin enviar ningún comunicado, sin despedirse, sin previo aviso. Se había perdido el cumpleaños dieciocho de Scarlet, aunque la semana anterior había comprado los ingredientes de su pastel de limón favorito.

Ninguno de los peones del campo la había visto partir. Ninguno de los androides trabajadores había grabado nada sospechoso. Había dejado su pantalla, aunque esta no ofrecía ninguna pista en los comunicados archivados, el calendario o el historial en la red. Su partida era bastante sospechosa. Nadie va a ningún lado sin su pantalla portátil.

Pero la pantalla abandonada o el pastel sin hacer no eran lo peor.

Scarlet también había encontrado el chip de identidad de su abuela.

Su chip de identidad. Envuelto en un paño manchado de rojo por su sangre en la mesada de la cocina.

El detective dijo que eso es lo que hace la gente cuando huye y no quiere ser localizada: se abre la piel y se extrae el chip de identidad. Lo dijo como si acabara de resolver el misterio, pero Scarlet supuso que la mayoría de los secuestradores probablemente también conocían el truco.

Dos

Scarlet divisó a Gilles detrás del mostrador, vertiendo salsa bechamel sobre un sándwich de jamón. Dio la vuelta para pasar del otro lado, gritando para llamar su atención, y se encontró con su desconcierto.

–Ya terminé –dijo devolviéndole el gesto–. Ven a firmar la hoja de entrega.

Gilles sirvió una porción de papas fritas junto al sándwich y deslizó el plato sobre el mostrador de metal, hacia ella.

–Lleva eso al primer box y la tendré lista para cuando regreses.

–No trabajo para ti, Gilles –le dijo Scarlet, furiosa.

–Agradece que no te envíe al callejón con una escoba para barrer –le dio la espalda; su camisa blanca estaba amarillenta por años de sudor.

Los dedos de Scarlet se tensaron por efecto de la fantasía de arrojar el sándwich a su nunca y ver cómo se veía en comparación con los tomates, pero el rostro consternado de su abuela se filtró casi a la misma velocidad en la ensoñación. Qué desilusionada se sentiría si regresara a casa y se enterara de que Scarlet había perdido a su cliente más leal en un arrebato de ira.

Tomando el plato, Scarlet salió de la cocina hecha una furia y casi la atropelló un mesero en cuanto la puerta batiente de la cocina se cerró detrás de ella. La taberna Rieux no era un lugar agradable: el piso estaba pegajoso, el mobiliario era una mezcolanza de mesas y sillas baratas, y el aire estaba saturado de grasa. Pero en un pueblo donde beber y chismorrear eran los pasatiempos favoritos, siempre estaba llena, especialmente los domingos, cuando los peones de los campos locales ignoraban sus cultivos por 24 horas.

Mientras esperaba a que se abriera un hueco entre la multitud, la atención de Scarlet recayó en las pantallas de red situadas detrás de la barra. Las tres transmitían el mismo video noticioso que había llenado la red desde la noche anterior. Todo el mundo hablaba del baile anual de la Comunidad Oriental, donde la reina lunar era invitada de honor y en el cual se había infiltrado una chica cyborg que había destrozado algunos candelabros y tratado de asesinar a la reina visitante… O quizás había tratado de asesinar al recién coronado emperador. Todo el mundo parecía tener una teoría diferente. La imagen congelada en las pantallas mostraba un primer plano de la chica con manchas de tierra en el rostro y mechones de cabello húmedo escapando de una cola de caballo desordenada. Para empezar, era un misterio cómo había logrado que la dejaran entrar al baile real.

–Deberían haber puesto fin a su sufrimiento cuando se cayó en esas escaleras –dijo Roland, cliente frecuente de la taberna, quien tenía el aspecto de haber encallado en la barra desde la tarde. Extendió un dedo hacia la pantalla, haciendo la mímica de una pistola–. Yo le habría metido una bala justo en la cabeza. Y se acabó.

Cuando un rumor de aceptación corrió entre los comensales cercanos, Scarlet frunció los ojos con disgusto y se apresuró hacia el primer box.

Reconoció de inmediato al guapo peleador callejero de Émilie, en parte por el entramado de cicatrices y moretones en su piel aceitunada, pero más porque era el único extraño en la taberna. Se veía más desaliñado de lo que había esperado, dada la fascinación de Émilie; su pelo apuntaba en todas direcciones en mechones desordenados, y un magullón reciente empezaba a hincharse alrededor de un ojo. Bajo la mesa, ambas piernas se agitaban, como si fuera un juguete de cuerda.

Ya había tres platos dispuestos frente a él, vacíos excepto por manchas de grasa, restos de ensalada de huevo y rebanadas intactas de jitomate y lechuga.

No se dio cuenta de que se había quedado mirándolo fijamente, hasta que él alzó la vista y sus ojos se toparon con los suyos. Eran de un verde nada natural, como las uvas verdes cuando aún están en la parra. Scarlet sujetó el plato con más fuerza y de pronto entendió el entusiasmo de Émilie. Tiene unos ojos que...

Abriéndose paso entre la multitud, depositó el sándwich en la mesa.

–¿El croque monsieur es para ti?

–Gracias –su voz la sobresaltó, no porque fuera alta o ronca, como ella había esperado, sino más bien baja y titubeante.

Quizás Émilie estaba en lo correcto. Quizá de verdad era tímido.

–¿Estás seguro de que no prefieres que te traigamos el cerdo entero? –preguntó, encimando los tres platos vacíos–. Les ahorrarás a los meseros el inconveniente de correr de ida y vuelta a la cocina.

Sus ojos se abrieron y por un momento Scarlet esperó que le preguntara si realmente era una opción, pero entonces su atención se concentró en el sándwich.

–Tienen buena comida aquí.

Contuvo una burla. Buena comida y taberna Rieux eran dos frases que ella normalmente no asociaría.

–Las peleas deben de abrir mucho el apetito.

Él no respondió. Sus dedos jugueteaban con el sorbete en su bebida y Scarlet pudo ver que la mesa comenzaba a sacudirse debido al movimiento de sus piernas.

–Bueno. Disfrútalo –dijo, recogiendo los platos. Pero entonces se detuvo y señaló los tomates–. ¿Estás seguro de que no los quieres? Son lo mejor, y fueron cultivados en mi propia huerta. También la lechuga, de hecho, pero no estaba marchita como esta cuando la coseché. No importa, no quieres la lechuga, pero ¿y los tomates?

–Nunca los he probado –respondió el peleador, cuyo rostro había perdido algo de intensidad.

–¿Nunca? –preguntó Scarlet alzando una ceja.

Luego de un momento de duda, él soltó el vaso, tomó dos rodajas de tomate y se las metió en la boca.

Su expresión se congeló a medio masticar. Pareció evaluar por un momento, con mirada pensativa, antes de tragar.

–No es lo que esperaba –dijo, volviendo a alzar la vista hacia ella–. Pero no son horribles. Ordenaría más de esos, si se puede.

Scarlet acomodó los platos en su mano, evitando que el cuchillo de la mantequilla se deslizara.

–¿Sabes? Yo de hecho no trabajo…

–¡Aquí viene! –dijo alguien cerca de la barra, desatando un murmullo emocionado que se extendió por toda la taberna. Scarlet echó un vistazo a las pantallas de red. Estas mostraban un jardín exuberante, lleno de bambúes y lirios, y reluciente luego de la lluvia. La calidez roja del baile se derramaba por una escalinata magnífica. La cámara de seguridad estaba sobre la puerta, apuntando hacia las largas sombras que se extendían hacia el sendero. Era hermoso. Tranquilo.

–¡Apuesto 10 univs a que una chica está a punto de perder su pie en esas escaleras! –gritó alguien, y una oleada de risas lo secundó desde la barra–. ¿Alguien quiere apostar conmigo? Vamos, ¿cuáles son las posibilidades, en serio?

Un momento después, la chica cyborg apareció en la pantalla. Salió corriendo por la puerta hacia las escaleras, alterando la serenidad de los jardines con la agitación de su vestido plateado. Scarlet contuvo el aliento, sabiendo lo que pasaría a continuación, pero aun así se sobresaltó cuando la chica tropezó y cayó. Se desplomó en los escalones y aterrizó torpemente al pie de estas, despatarrada en el sendero pedregoso. Aunque no había sonido, Scarlet se imaginó a la chica jadeando mientras rodaba sobre su espalda y miraba boquiabierta hacia la entrada. Unas sombras se deslizaron por las escaleras y una serie de figuras irreconocibles aparecieron más arriba. Habiendo escuchado la historia una docena de veces, Scarlet buscó con la mirada el pie faltante, que todavía estaba sobre los peldaños. La luz del salón de baile hacía destellar el metal del pie de la chica cyborg.

–Dicen que la de la izquierda es la reina –dijo Émilie. Scarlet dio un respingo; no había oído a la mesera aproximarse.

El príncipe –no, ahora ya era emperador– descendió por la escalera y se detuvo a recoger el pie. La chica recogió el ruedo de la falda, extendiéndolo sobre sus pantorrillas, pero no pudo ocultar los cables muertos como tentáculos colgando de su muñón de metal.

Scarlet sabía lo que decían los rumores. No solo se había confirmado que la chica era lunar –una fugitiva ilegal y peligrosa para la sociedad terrícola–, sino que incluso se las había ingeniado para lavarle el cerebro al emperador Kai. Algunos pensaban que lo que ella buscaba era poder; otros, riquezas. Algunos creían que había estado tratando de desatar la guerra que desde hacía tanto tiempo pendía sobre ellos como una amenaza. Pero sin importar cuáles hubieran sido las intenciones de la chica, Scarlet no pudo evitar una sensación de lástima. Al fin y al cabo, era solo una adolescente, incluso más joven que Scarlet, y se veía totalmente patética tirada al pie de esas escaleras.

–¿Qué decías acerca de evitarle el sufrimiento? –dijo uno de los tipos de la barra.

Roland extendió su dedo hacia la pantalla.

–Exacto. Nunca había visto nada tan desagradable en mi vida.

Alguien al final de la barra se inclinó hacia adelante para poder ver a Roland, evitando a los otros clientes.

–No estoy seguro de estar de acuerdo. Creo que en cierta forma es linda, fingiendo estar desamparada e inocente. Quizás en vez de mandarla de regreso a Luna, deberían dejarla venir a quedarse conmigo.

El comentario fue recibido con una oleada de risas. Roland pegó un puñetazo en la barra, haciendo saltar un plato de mostaza.

–¡Sin duda con esa pierna de metal debe de ser una compañera de cama muy agradable!

–Cerdo –murmuró Scarlet, pero su comentario se perdió entre las burlas.

–Yo no me perdería la oportunidad de hacerla entrar en calor –agregó otro, y las mesas resonaron con aclamaciones y júbilo.

La furia ascendió clavando sus garras en la garganta de Scarlet; golpeó la pila de platos contra la mesa del reservado y los dejó caer de nuevo. Pasó por alto las expresiones sorprendidas a su alrededor y avanzó entre la multitud, rodeando la barra. El perplejo cantinero se la quedó mirando mientras Scarlet empujaba algunas botellas de licor para abrirse camino y se trepaba al mostrador que se extendía a lo largo de la pared. Estirándose, abrió un panel en la pared, situado debajo de una repisa con copas para coñac, y desconectó el cable de las pantallas. Las tres se pusieron negras, mientras el jardín del palacio y la chica cyborg desaparecían.

Un rugido de protesta se alzó a su alrededor.

Scarlet se dio la vuelta para encararlos, y accidentalmente golpeó una botella de vino, que cayó de la barra. El vidrio se estrelló contra el piso, pero ella apenas lo escuchó mientras agitaba el cable hacia la encendida multitud.

–¡Todos ustedes deberían mostrar algo de respeto! ¡Esa chica será ejecutada!

–¡Esa chica es lunar! –gritó alguien–. ¡Debe ser ejecutada!

La opinión fue reforzada con gestos de asentimiento; alguien incluso arrojó una corteza de pan al hombro de Scarlet. Ella puso los brazos en jarra y dijo:

–Solo tiene dieciséis años.

Estalló una agresiva oleada de argumentos. Hombres y mujeres por igual se levantaron para vociferar contra los lunares, el mal y esa chica trató de matar a un líder de la Unión.

–¡Ey, ey, cálmense todos! ¡Dejen que Scarlet hable! –vociferó Roland, su confianza estimulada por el whisky en su aliento. Alzó las manos hacia la muchedumbre que se empujaba–. Todos sabemos que hay locos en su familia. ¡Primero esa vieja pierde la razón y ahora Scar defiende los derechos de los lunares!

Un desfile de risas y burlas marchó por los oídos de Scarlet, confundidos con el sonido de su propia sangre agolpándose. Sin saber cómo, bajó del mostrador y de pronto ya estaba a la mitad de la barra. Botellas y vasos salieron volando, y la primera golpeó a Roland en la oreja. Él aulló y se volvió para encararla.

–¿Qué…?

–¡Mi abuela no está loca! –lo sujetó por la camisa–. ¿Fue lo que le dijiste al detective cuando te interrogó? ¿Le dijiste que estaba loca?

–¡Por supuesto que le dije que estaba loca! –gritó, derramándole encima el hedor del alcohol. Ella apretó la tela hasta que los puños le dolieron–. Y apuesto a que no fui el único. Por la forma en que permanece escondida en esa vieja casa, habla con los animales y los androides como si fueran personas, ahuyenta a la gente con un rifle…

–¡Fue una vez, y era un tratante de acompañantes!

–No me sorprende que la abuelita Benoit partiera en dos su último cohete. Lo veía venir desde hacía mucho.

Scarlet empujó fuertemente a Roland con ambas manos. Él se fue de espaldas contra quien había estado tratando de interponerse entre ambos. Émilie gritó y cayó sobre una mesa al tratar de evitar que Roland la aplastara.

Roland recuperó el equilibrio, y parecía no decidirse entre sonreír burlonamente o refunfuñar.

–Mejor ten cuidado, Scar, o vas a terminar igual que la vieja…

Las patas de una mesa rechinaron contra las baldosas y de pronto el peleador sujetó con una mano el cuello de Roland, alzándolo del suelo.

La taberna se quedó en silencio. El peleador, indiferente, sostuvo a Roland en lo alto como si no fuera más que un muñeco, ignorando los ruidos que hacía al ahogarse.

Scarlet estaba boquiabierta. El borde de la barra se clavaba en su estómago.

–Creo que le debes una disculpa –dijo el peleador con su voz tranquila y monótona.

Un gorgoteo salió de la boca de Roland. Sus pies no encontraban el suelo.

–¡Oye, déjalo! –gritó un hombre levantándose de su asiento–. ¡Vas a matarlo!

Sujetó la muñeca del peleador, pero el brazo de este se mantuvo inmóvil como una barra de hierro. Con el rostro enrojecido, el hombre lo soltó y retrocedió para asestarle un puñetazo, pero en cuanto lanzó el golpe, el peleador levantó su mano libre para bloquearlo.

Scarlet retrocedió, tambaleante, notando apenas un tatuaje de letras y números sin sentido estampados a lo largo del antebrazo del muchacho. LSOM962.

Aún parecía furioso, pero ahora había un leve dejo de diversión en su expresión, como si acabara de recordar las reglas de un juego. Dejó que los pies de Roland volvieran a tocar el piso y soltó al mismo tiempo su cuello y el puño del otro hombre.

Roland se apoyó en un asiento para mantener el equilibrio.

–¿Cuál es tu problema? –dijo con voz sofocada, frotándose el cuello–. ¿Vienes de una ciudad de locos o qué?

–Estabas siendo irrespetuoso.

–¿Irrespetuoso? –ladró Roland–. ¡Trataste de matarme!

Gilles salió intempestivamente de la cocina, empujando las puertas batientes.

–¿Qué está pasando acá?

–Este tipo quiere empezar una pelea –dijo alguien entre la muchedumbre–. ¡Y Scarlet rompió las pantallas!

–¡No las rompí, idiota! –gritó Scarlet, aunque no estaba segura de quién había hablado.

Gilles miró las pantallas apagadas, a Roland que seguía frotándose el cuello, las botellas y vasos rotos sobre el piso mojado. Observó furioso al peleador callejero.

–Tú –dijo, señalándolo con el dedo–, fuera de mi taberna.

–Él no hizo… –empezó Scarlet, con un nudo en el estómago.

–No empieces, Scarlet. ¿Cuánta destrucción planeabas causar hoy? ¿Estás intentando hacer que cancele mi cuenta?

Ella se crispó, con el rostro aún ardiente.

–Tal vez me lleve el pedido de regreso y veremos qué les parece a tus clientes comer desde ahora vegetales podridos.

Rodeando la barra, Gilles le arrebató el cable a Scarlet.

–¿Realmente crees que la tuya es la única granja de Francia? ¡La verdad, Scar, es que solo te hago pedidos porque si no lo hiciera tu abuela no me dejaría en paz!

Scarlet frunció los labios, reprimiendo el frustrante recuerdo de que su abuela ya no estaba allí, así que él podría comprarle a alguien más si así lo deseaba.

Gilles dirigió de nuevo su atención al peleador.

–¡Dije que te fueras!

Ignorándolo, el peleador ofreció una mano a Émilie, quien seguía medio doblada sobre la mesa. Su cara estaba enrojecida y su falda empapada de cerveza, pero su mirada resplandecía de amor mientras dejaba que él la ayudara a incorporarse.

–Gracias –dijo en un susurro seguido de un silencio extraño.

Finalmente, el peleador encaró el ceño fruncido de Gilles.

–Me iré, pero no he pagado mi comida –dudó–. También puedo pagar los vasos rotos.

–¿Qué? –exclamó Scarlet, parpadeando.

–¡No quiero tu dinero! –gritó Gilles como si lo hubieran insultado, lo que sorprendió aún más a Scarlet, quien solo escuchaba a Gilles quejarse del dinero y de la forma en que sus proveedores lo estaban desangrando–. Te quiero fuera de mi taberna.

Los pálidos ojos del peleador se dirigieron a Scarlet, y por un momento ella sintió que había una conexión entre ambos.

Ahí estaban los dos. Marginados. Indeseables. Locos.

Con el pulso tamborileante, sepultó ese pensamiento. Ese joven era un problema. Peleaba con la gente para ganarse la vida… o quizás hasta por diversión.

No estaba segura de qué era peor.

El peleador se dio la vuelta, inclinó ligeramente la cabeza en algo que casi pareció una disculpa y caminó hacia la salida arrastrando los pies. Cuando pasó, Scarlet no pudo evitar pensar que, a pesar de todas las señales de brutalidad, ahora no parecía más amenazador que un perro regañado.

Tres

Scarlet sacó el contenedor de las papas de la repisa más baja, dejándolo caer con un golpe seco en el piso antes de acomodar el de los tomates encima. Las cebollas y los nabos quedaron a un lado. Tendría que hacer otros dos viajes hasta la nave y eso la enfurecía más que cualquier otra cosa. No era para nada una salida digna.

Tomó las agarraderas del contenedor de abajo y alzó ambos.

–¿Y ahora qué estás haciendo? –dijo Gilles desde el marco de la puerta, con una toalla sobre un hombro.

–Me llevo esto de regreso.

Gilles se cruzó de brazos, suspiró y se apoyó contra la pared.

–Scar… No era en serio todo lo que dije allá.

–Me parece improbable.

–Mira: me agrada tu abuela, y tú me agradas. Sí, ella cobra de más y tú puedes llegar a ser una enorme espina en mi costado y ambas son un poco locas a veces… –alzó las manos defensivamente al ver que Scarlet se enfadaba–. Oye, tú fuiste la que se trepó en la barra y se puso a dar discursos, así que no trates de decir que no es cierto.

Ella frunció la nariz.

–Pero dejando todo eso a un lado, tu grand-mère administra una buena granja, y año tras año tú sigues cultivando los mejores tomates de Francia. No quiero cancelar mi cuenta.

Scarlet inclinó el contenedor, de modo que los brillantes globos rojos rodaron y se agolparon unos contra otros.

–Regrésalos, Scar. Ya firmé el pago de la entrega.

Se fue antes de que Scarlet pudiera volver a perder los estribos.

Quitándose de un soplido un rizo rojo de la cara, La muchacha volvió a bajar los contenedores y empujó las papas con el pie hasta su sitio debajo de las repisas. Podía oír a los cocineros riendo por lo bajo por el drama del comedor. La historia ya había adquirido un aire legendario por la forma en que la había narrado el personal de servicio. De acuerdo con los cocineros, el peleador callejero le había roto una botella en la cabeza a Roland, dejándolo inconsciente y destrozando una silla en el proceso. Y se habría cargado a Gilles también si Émilie no lo hubiera tranquilizado con una de sus lindas sonrisas.

Sin interés en corregir la historia, Scarlet se sacudió las manos en los pantalones y caminó de regreso a la cocina. Una frialdad pendía en el aire entre ella y el personal de la taberna mientras se dirigía hacia el escáner junto a la puerta trasera; Gilles no estaba a la vista y las risitas de Émilie se podían escuchar hasta el comedor. Scarlet deseó que las miradas que se apartaban fueran solo cosa de su imaginación. Se preguntó cuán rápido se extenderían los rumores por el pueblo.

¡Scarlet Benoit estaba defendiendo a la cyborg! ¡A la lunar! Estaba claro que había partido el cohete, igualito que su… igualito…

Deslizó su muñeca bajo el vetusto escáner. Aunque nunca lo hacía, esta vez revisó

Comentarios para Scarlet

[evelynnygren · Calificación: 5 de 5 estrellas]

Oh my gosh. This book was amazing!!! The romance of Scarlet and wolf melted me from the inside out! I'm pretty sure Cinder still likes Kai and I really hope she gets him on her side. Over all I was completely and utterly amazed by this book. I can't wait for the 3rd!!!

[Jesùs Saromè · Calificación: 5 de 5 estrellas]

simplemente maravilloso, es decir WHAT o sea pasaron muchas cosas y me emocione mucho con esta nueva pareja,la ame, me hizo emocionarme un monton y dar grititos de panico xd en fin AMAMOS xd

[bardbooks · Calificación: 4 de 5 estrellas]

good storytelling.

[seliz-879521 · Calificación: 4 de 5 estrellas]

Love the spin Meyers gives to classic fairy tales in this series.

[samnreader · Calificación: 3 de 5 estrellas]

Yep, I'm still on this ride. 3.5 stars-again because I'm in the middle of the series. I may circle back to give these all 4-5s, but the arc is just too long to tell.

[dandelionroots · Calificación: 4 de 5 estrellas]

Adding red riding hood and her wolf to the resistance. Interested in meeting the next teenaged, lady warrior.

[lisarector · Calificación: 4 de 5 estrellas]

Very entertaining. The author is a creative genius. A must read for all fairytale lovers. Just wish each book had an actual ending. There's no conclusion, just the need to read the next book, which of course, I can't wait for.

[jennybeast · Calificación: 4 de 5 estrellas]

Continues the series excellently -- lots of adventure, and the same ongoing mysteries of Cinder. I can't wait to see what happens, although the beast me trouble me a great deal. Epic sci- fantasy!

[sdramsey-298717 · Calificación: 4 de 5 estrellas]

I found this second book in the series just as much fun and just as gripping as the first, Cinder. Meyer continues to bring a fresh twist to fairytales, and keeps things moving quickly with all the characters. The intertwined storylines make for a fast-paced read. Now the problem is...waiting for the next book!

[meshacups · Calificación: 5 de 5 estrellas]

Love it, love it, love it!!! On to the third book!!!

[kayla.krantz · Calificación: 5 de 5 estrellas]

Amazing. So much so that I'm immediately diving into the next book.

[bettesbooks · Calificación: 4 de 5 estrellas]

Little Red Riding Hood set in an alternate or future universe. Scarlet must save her grandmother and she enlists the wolf to help her. Wolf is a great character in personality and being.Scarlet’s story intersects with Cinder’s so favorite characters return and their story continues. More of Emperor Kai, Cinder and of course the evil stepmother resurfaces.Some snark, some just clever reimagining this young adult tale is for every age group.

[mrnattania72 · Calificación: 5 de 5 estrellas]

I thought is was slow at the beginning, when Cinder came into play, it slowly sped up and then took off like a bandit. Really enjoyed this one. It just keeps getting better.

[composingcomposer · Calificación: 5 de 5 estrellas]

This was an excellent sequel to Cinder. We met some new characters; Scarlet, Wolf and Thorne.

Scarlet was sassy, smart and gullible. To be honest, she isn't my favorite character and generally while I was reading the parts of her story I was desperate to get back to Cinder. I couldn't help feeling that her character didn't quite live up to my first impression of her; a gun-toting, smart-aleck badass who was quickly disarmed by Wolf's charms, and didn't even get off a shot when she was initially captured by the rest of the pack in Paris.
I like Wolf as a character, but not really as a romantic character. No matter what his reasons were I found his deception to be very aggravating, as I always do when I see this in love interests. Even though he clearly cares about Scarlet I felt that the two of them basically declaring their love at the end of the book was a little too fast, especially considering the fact that Wolf had betrayed her, however reluctantly he did so, not to mention that he'd just killed his brother (with his teeth) and almost lost control and killed Scarlet as well.

I really did like Thorne. Oh I understand completely why Cinder got so annoyed with him, but I really did like Thorne. He added lovely comic relief with his large ego and smart mouth. He was a very good character to have with Cinder during this time in the book since Cinder wouldn't be cracking any jokes in this stressful time in her life, and it's always good to have some humor in a book. Thorne is the kind of character that I probably wouldn't get along with very well in real life, but I love reading about in a story.

Cinder is wonderful. She's at an extremely difficult period in her life, a wanted fugitive on every continent of Earth and wanted dead on the moon, and she has to figure out how to cope with her new identity as Princess Selene. She finds herself telling a lot of half-truths and sort of lies. She doesn't like doing that, but she's having trouble telling the truth as she struggles to accept it herself. She also suffers from guilt almost every time she uses her Lunar gift. I have to admit that I'm glad she does. If she was perfectly fine manipulating people and getting them to do whatever she wanted then I'd be concerned that we were going to lose her character. Cinder is my favorite character, and she is the reason why I loved this book.

Iko is funny and sweet as in the last book. I have trouble loving Iko because she is a robot, and her personality, her character is nothing but a program glitch making her seem human when she is not. If someone reprogrammed her to remove the personality glitch then she'd be just another droid, and where's the point in that? I am glad that Iko has the personality glitch and she's the only other character besides Thorne who adds comic relief in this book, so I do like her, I just don't love her.

Prince Kai was less interesting in this book then he was in the first book. He's struggling to keep his people safe at the same time as he feels unprepared for his responsibilities as emperor, while fighting with his feelings for Cinder, as he's simultaneously trying to decide if those feelings he has for her were nothing but a Lunar manipulation. I'm glad he's not the typical romantic hero who's willing to throw the whole world under the bus in order to be with his true love who he only knew for a week, but I do find his compromising with Levana to be frustrating. I feel he has potential for later books, but in this one I didn't think he was as interesting or likeable a character.

While I can't honestly say that I liked this more than Cinder, I still think that it's amazing and I am looking foreword to the rest of the series.

[stephlaymon · Calificación: 4 de 5 estrellas]

Oh, this is good stuff, really good stuff. Scarlet, the retelling of Little Red Riding Hood, is the book after Cinder, the retelling of Cinderella, in the Lunar Chronicles Series. This series is everything that I thought that I would hate to read. Cyborgs, droids, spaceships, mind control, ultra fuel injected werewolves of a sort, and a lot more science fiction sort of fanfare sounds crazy, yes. Marissa Meyer is just the best at creating a world that works with all of that and make good logical sense out of it.

I loved the way that a large part of the book is set around character building for new characters. I got a solid idea of who they all were before bringing everyone together. Even knowing that they would eventually come together, it was reading joy to wait it out to see how it would play out.

My only disappointments here are that Kai played too small of a part and...

In the end I was surprised to see that things pretty much stood where they did near the end of Cinder. Sure, the ride was fantastical, but it is disappointing to realize that all is for not. The cliffhanger is a whopper, and there is no real conclusion to this installment. We are left with a genuine sense of hope for what's to come as Cinder lays her plan.

Favorite New Character: Thorne, who is quite the charmer and a petty criminal with quite the jail record

Favorite Supporting Character: Iko, Cinder's faithful android who saves the day more than once

Bravest Character: Grandmere Benoit, whose bravery saves everything and who is only personally on scene for two pages

Least Favorite Character: Wolf, who I am unsure of even now, but I have trust issues

[Alessia · Calificación: 5 de 5 estrellas]

Lo disfruté. No se ve forzada la trama, de manera que entiende la necesidad de que la saga continúe. I FUCKING ENJOY READING THIS.

[ray_-1 · Calificación: 4 de 5 estrellas]

I really enjoyed this book!
It was action packed and so fun to go through!

I enjoyed both Cinder and Scarlet's sides of the story, and didn't prefer one to the other.
I wanted to know what happened with Cinder but at the same time I needed to know what was going on with Scarlet, which is amazing in a book with a lot of POVs, because I didn't feel bored by any of them.

Thorn might as well be my soulmate!
Omg I love him! He's so funny and sassy it's amazing! Also the fact that he's a bloody criminal was such an awesome plus!!

I'm still not sure what to feel toward Wolf (if that's his real name), I mean yeah he had Scarlet's best intentions and all that, abd he was controlled and all but I still can't find it in me to trust him just yet.
If I'm being completely honest, I thought Cinder has shot him when she and Thorn went to find Scarlet and I was actually happy with that, but then it turned out the dart only had drugs and nothing that would kill him (I was kinda disappointed)
Yeah yeah I know he saved Scarlet's life and he turned out to be good but I just can't have it in me to trust him fully just yet, I feel like he can pull some more shit and betray them again.

I seriously cannot wait for Kai and Cinder to meet again so she can smack his head for me because of that dumb decision to marry Levana -_-

All in all this was a fun interesting book and I need the next one immediately!

[vykic37 · Calificación: 5 de 5 estrellas]

Find this review and more at On The Shelf!Last year I absolutely fell in love with Cinder, and I even did something I never do – I reread it this year before reading Scarlet. I have so many books I need to read that I never get to reread books, so that should tell you how much I loved it. Scarlet was an excellent sequel to Cinder and I loved it almost as much.For this installment, the POV isn’t just from Cinder, but also from Scarlet who lives in France with her grandmother who is missing, so be warned if you are weird about switching POVs. Every now and then I got caught up in one of the girls’ POVs and got confused for a split second when it switched (easier to do with audio). The reader was pretty good, but I wasn’t certain about her accent for Scarlet. I wasn’t sure what she was going for, it didn’t really sound French like her friend’s did.I really enjoy the imagery that Marissa is able to create and the characters are so real. Iko is one of my favorite secondary characters ever (along with Zuzana in Daughter of Smoke and Bone). Carswell Thorne was interesting and I look forward to seeing more of him (plus his first name is my last name! How cool is that?) and I really like Scarlet since she is another strong female character.The spin that Marissa has taken on these fairy tales and mixed them with elements of science fiction and Sailor Moon is incredibly wonderful and imaginative. I can’t wait to read the rest of them and I really wish I didn’t have to wait so long!Imaginative, great characters, wonderful descriptions, alternating POV.

[doingdewey · Calificación: 3 de 5 estrellas]

Loosely based on Little Red Riding Hood, Scarlet’s story starts as she searches for her missing grandmother. Along the way, she meets the dark and handsome street fighter Wolf who might be able to help her, if she can trust him. We also learn a little more about Cinder’s escape and how she might be connected to Scarlet’s grandmother.

Like Cinder, Scarlet is inspired by a fairy tale but isn’t similar enough to be called a re-telling. If you’re particularly excited for a more faithful re-telling, that might be disappointing. However, I enjoyed the originality of the world Meyer created and thought the similarities to Red Riding Hood added an extra layer of interest. The characters’ personalities are also unique and not exactly what you might expect from the fairy tale.

Although the characters and world were unique and original, the plot was less so. It was both predictable and light on action that moved the story forward. The writing, the world building, the characters were all good in the same way Cinder was good. Sadly, the lack of action made this feel like a let down, just more of the same, instead of an exciting extension to the series.

This review first published on Doing Dewey.

[sarafwilliams-1 · Calificación: 4 de 5 estrellas]

Despite loving The Lunar Chronicles concept, I had trouble emphatizing with the first book in the series, Cinder. The reason for so was a writing style I wasn't particulary a fan of, and the very slow pacing, which led me to be unmotivated to finish the book off. BUT this is Scarlet we're talking about, and that was a nice change! I can honestly say Scarlet overthrowns Cinder, and as I've heard, the following books will even be better.
Like Cinder, the second book reveals a very slow beggining, but definitely picks up afterwards. Or maybe it's just me who's getting used to Marissa Meyer's writing style. Scarlet follows Cinder, escaping from prision accompained by Throne and, opposite to that, another story is going on where Scarlet, a teenager from France is worried about her grandmother's disappearance. Later on, the two stories get interwined.
The story keeps on getting better and better and when things become revealed it's the sort of book that makes you jump or make weird noises or whatever.

[bell7_1 · Calificación: 5 de 5 estrellas]

The second book in the Lunar Chronicles focuses on Scarlet, whose grand-mere has been missing for weeks and the police seem to think she's simply run away. Scarlet knows that isn't the case, but she's hard-pressed to find anyone who will believe her until she runs into the mysterious Wolf, a fighter who has been hanging around her small town of Rieux for the past couple of weeks. Meanwhile, Cinder makes her escape from prison and Queen Levana is demanding her return, much to Emperor Kai's dismay.I'm really enjoying this series, a mix of science fiction - futuristic technology, cyborgs and the like - and fantasy through fairy tale retellings. There are references to the fairy tales, in this case Red Riding Hood, but Meyer makes the story her own and takes it in new and sometimes surprising directions. The overarching story of the queen of the moon trying to take over the world and the twist of the Lunars vs. Earthens gives what might be individual fairy tales cohesiveness. I'm really looking forward to seeing where Meyer takes the story next.

[rabidmunkee · Calificación: 5 de 5 estrellas]

I still wish there'd been more of Cinder in the story, but I did love this book. Scarlet became more likable and she helped unravel more of Cinder's story. I like that Scarlet pushed Cinder to accept her heritage and to fight for what's her. I also can't wait to hear more of Levana's backstory because there's a reason she did the things she did to Princess Selene and why she has a ring.

[bonniemarjorie · Calificación: 4 de 5 estrellas]

From Cinder as cyborg Cinderella to Scarlet as Little Red Riding Hood (or hoodie, rather). Cinder has joined up with fellow inmate Thorne to bust out of prison in order to escape the wrath of Queen Levana. Scarlet is in search of her grandmother who has been missing for two weeks and the only one that seems to know anything is a guy who only goes by the name of “Wolf”.I’ve always been a huge fan of fairytale retellings but the idea of steampunk/sci-fi/fairy tales blended together never inspired me to pick up these books and as more and more installments released the more sure I was that these weren’t books I would ever enjoy. Not only do those same elements continue but the incorporation of multiple fairy tales all in one universe sounded like a big hot mess. Then I finally caved and read Cinder just to try to see what all the fuss was about… so. much. fun. I loved Cinder’s Cinderella story and all of the steampunk and sci-fi elements were done so, so well. But then came the end of Cinder’s tale and I was under the impression that the next story focused on an entirely different character which bummed me out so I didn’t end up picking it up immediately. Don’t make the same mistake I did because I was pleasantly surprised to find that Cinder gets plenty of page time. But also don’t be surprised if you manage to like Scarlet just as much if not more (serious, the girl even packs a gun for protection). That is hands down the best thing about these books and the main characters is that each of these female leads are imbued with some serious badass-ness that you can’t help but love.The time spent on both Scarlet and Cinder’s stories was well-balanced and inevitably blended together rather seamlessly. The thing with fairy-tales and their re-tellings is you can’t help but not be surprised at typical turn of events because we already know what’s going to happen. Meyer has managed to inject The Lunar Chronicles with an entertaining level of originality that continues to keep those pages turning. I have sky high expectations at this point and I won’t be wasting anytime before picking up Cress.

[annannean-1 · Calificación: 4 de 5 estrellas]

I loved this story so much that I now have a book hangover. What the previous book distinctly lacked, was made up for in this one. Cinder obviously could go nowhere with her crush on Prince Kai since she's a fugitive convict so the spotlight was focused on Wolf and Scarlet instead. Out of all the characters, the least is known about Captain Thorne and Scarlet was the most infuriating stubborn girl all-around. The story is told from a third-person view and sometimes hard to gauge and feel a connection with certain people and the hardships (aka Scarlet and her grandmother) they go through out the story. It's a sci-fi story so some parts are kind of cheesy like the Wolf hybrids who howl to communicate. In a way, I understand my reaction is unconventional and I'm supposed to feel afraid or at afraid the protagonists of these feral sub-humans but the atmospheric mood rubs me the wrong way.
There is one part of the book when a photo shows the condition of Cinder post-fire at three years old with all her burn marks and severed limbs. It was pretty gruesome and tragic in some ways and Cinder must've been traumatized at the view of her burned self. After all, that was her before the skin grafts, operations, eye and brain installations, and all those prosthetic limbs.
Scarlet was infuriating at many turns and her rash decisions really frustrated the hell out of me. I knew that her character was just written this way and it's all part of her charm and personality but it still grated on my nerves. I'm so glad Cinder is the main protagonist because I really can't stand girls like Scarlet who is selfish and thinks only of their own survival. She has this slight delusion that she is capable of doing everything independently; her headstrong and reckless actions have gotten her into many dilemmas. I warmed up to her near the end (after all, she loves her grandma) but I don't necessarily like her.
Captain Thorne is an essential part of the story as Cinder's sidekick but he is mostly out of the picture. His purpose is obvious: he's the counterpart the future ally Cress and it doesn't take much research or speculation to figure it out. Cress is a type of lettuce just like Rapunzel and Thorne was the bush that the male love interest fell and gouged his eyes on. It's technically a twisted wicked fairy tale so I don't really anticipated the tragedy that always occurs right before they receive their well-deserved happy ending.

[jmoncton_1 · Calificación: 4 de 5 estrellas]

This is the perfect series for fantasy lovers, especially teenage girls. Young adult fantasy is a genre that has been exploding, but even books with the most exciting plots often lack good role models for girls. The Lunar Chronicles is definitely an exception to the rule! The heroines (and heroes) are smart, self-sufficient, resourceful and put saving the world over making out with the hot guy next door. Each of the stories is a take off of a traditional fairy tale. The first one, Cinder was a retelling of Cinderella. Scarlet features Scarlet Benoit, who is often seen wearing a red hoodie. You guessed it - Little Red Riding Hood. But this Little Red Riding Hood does a lot more than say "What big teeth you have!" She's tough as nails and can pilot a ship anywhere and in any conditions. Definitely enjoying this series!

[angela_m-1 · Calificación: 5 de 5 estrellas]

Absolutely beautiful sequel to Cinder! The character build up for the new as well as returning characters is superb.

[cillyart4u · Calificación: 5 de 5 estrellas]

Loved this book creatively based on the fairytale, Lil' Red Riding Hood. Loved the way the author makes this book appealing to middle-grade, young adult and adult readers! If you love fairy tales, fantasy with a futuristic flair, this book and the others in the Lunar Chronicles series is for you!

[jcouture-1 · Calificación: 5 de 5 estrellas]

Loved it. Can't wait to read next in series

[carlathelibrarian · Calificación: 4 de 5 estrellas]

This is the second book in the Lunar Chronicles series. Now fantasy/scifi is not usually my cup of tea, but I am really enjoying this series.

Scarlet is the retelling of Little Red Riding Hood, complete with a grandmere who is taken prisoner by wolves, Wolf and bad guy turned good guy, turned bad guy, turned good guy. Not sure how this will end up, but right now he seems to be a good guy in love with Scarlet. This series has a little of everything, cyborgs, droids, spaceships, mind control, genetically mutated super warriors that look and act like wolves, and a lot more science fiction stuff. There is also a war looming between Earth and the Lunars (the moon).

I loved the way that a large part of the book is set around character building. We really get to know the characters, what makes them tick, their families, their strengths etc. Some of the characters from Cinder did not have a very large role in this story, but they were still around for plot continuity and building.

Of course this is a series, so it should come as no surprise that there is no conclusion to the story. It leaves us hanging, but being as I came late to the party, the next book is already out so I can just keep reading. This book sets up Cinder in the role of Princess who will save the worlds, both Earth and the Moon. We are left with a genuine sense of hope for what's to come as Cinder lays her plan with the help of her new friends.

[starknits_1 · Calificación: 4 de 5 estrellas]

This was a good book.