LAS CONVIRTIÓ EN JABÓN
Leonarda Cianciulli era, a ojos de la sociedad de su época, una señora con evidentes instintos maternales. Quien la visitaba solía verse agasajado con todo tipo de dulces. Era, como se suele decir, puro amor. Pero resulta que Leonarda Cianciulli también era una asesina –acabó con la vida de tres mujeres y convirtió sus cuerpos en pastelitos, velas y jabón– que coqueteaba con el ocultismo. En un momento dado, en lo que quizá sea el giro de acontecimientos más macabro de una vida ya de por sí tétrica, escribió un libro rememorando sus recetas caníbales. Cuando se descubrió el pastel, valga la ironía, empezó a ser conocida como la jabonera de Correggio.
La mujer que durante tanto tiempo fue considerada una matriarca ejemplar nació en 1893 en una pequeña localidad italiana llamada Montella. Era un pueblo tradicional, aunque no así su hogar. Leonarda nació en el seno de una familia que la odiaba: ella había sido el resultado de una violación que sufrió su madre.
Aunque Montella parece un pueblecito idílico de los Apeninos, lo cierto es que las primeras décadas de la vida de Leonarda fueron de todo menos entrañables. Era una chica taciturna e intentó suicidarse
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