TIERRA SANTA A LA VISTA
Un experimento de ingeniería social llevó a redescubrir, a finales del siglo xix, en la actual Jordania, el mapa más antiguo que se conserva de las tierras bíblicas. Muy dado a migraciones controladas para equilibrar sus vastos dominios, el Imperio otomano había aprobado que unos dos mil árabes cristianos trasladaran su lugar de residencia unos cien kilómetros al norte, de Kerak a Madaba.
Estos feligreses querían mudarse por tener sus raíces ancestrales en esta última población, originada en la Edad del Bronce y semiderruida tras un fuerte seísmo en el siglo viii. Algunos de los migrantes, según la medievalista Merav Mack, investigadora del Instituto Alemán Protestante de Arqueología, podrían haber descendido de cristianos que ya habitaban Madaba en tiempos de Jesús.
El caso es que, tras unos años de tenso reasentamiento –pues las tribus beduinas locales no querían saber nada con los recién llegados–, la
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