La importancia que adquiere la figura de Jesús de Nazaret contrasta con lo poco que sabemos de su biografía. Para los creyentes, este judío nacido en la Palestina del siglo I es identificado con el Hijo de Dios que, con su muerte y posterior resurrección, redimió a la Humanidad del «pecado original». Sin embargo, los Evangelios, las únicas fuentes que detallan su presencia, no pueden considerarse fuentes imparciales al tratarse de propaganda de fe. A un margen quedan las escuetas menciones que el fundador del cristianismo merece en las crónicas de los historiadores de la época.
Con objeto de paliar esta laguna, la arqueología bíblica abandona el marco teológico para estudiar los relatos bíblicos dentro de un marco arqueológico. Frente a la corriente inicial que concede total veracidad al contenido de la Biblia (arqueología maximalista), ha ido ganando terreno una arqueología bíblica más académica (arqueología minimalista) que, reconociendo la parte de mito que inspira las Sagradas Escrituras, pretende estudiar el contexto histórico que circunscribe estos relatos. Pero, ¿cuáles son hallazgos arqueológicos que sugieren la existencia real de Jesús de Nazaret?
Pese a la tradición, la Natividad no tuvo lugar en Belén. Si concedemos credibilidad a Marcos y Juan, Jesús era oriundo de Nazaret
LA PRIMERA MENTIRA
Contrariamente a lo que asegura la tradición, la Natividad no tuvo lugar en Belén. Los evangelistas Mateo y Lucas acomodaron el nacimiento de Jesús conforme a la profecía del Antiguo Testamento (Miqueas 5, 1) que anunciaba que, en esta localidad de la actual Cisjordania –cuna del rey David– surgiría el Mesías. Posteriormente, en el siglo IV, un capricho de Elena, madre del emperador Constantino, hizo erigir en Belén la actual basílica de la Natividad, convertida en foco de peregrinación para millones de creyentes. Sí parece probable que María diera a luz antes del año 4 antes de nuestra Era, que es cuando murió Herodes el Grande y bajo cuyo reinado se sitúa el nacimiento del «Niño Dios».
Tampoco ningún historiador puede confirmar que Jesús naciera en Nazaret. Pero si concedemos credibilidad a los textos de Marcos –el evangelio más antiguo– y Juan, Jesús era conocido como «de Nazaret», precisamente por ser oriundo de esta población, que era entonces mucho más pequeña que Belén. La fama no debió acompañar (2018): «Es casi seguro que Jesús no nació en Belén. Aunque no esté probado, y que tampoco sea absolutamente seguro que hubiera nacido en Nazaret, sí parece cierto que Jesús nació en Galilea. Tendremos que decir, en todo caso y para no equivocarnos, Jesús de Galilea».