En la habitación de al lado, y otros relatos eróticos de temática gay. Serie Marco Azul No 12

Por Marcos Sanz

Este volumen incluye los siguientes relatos eróticos de temática gay del escritor Marcos Sanz:

En la habitación de al lado
O lo que sucede cuando tu nuevo compañero de piso te pone to cerdo.

Y llamaron a la puerta
¿Qué sucedería si un antiguo amor de juventud al que hace siglos que no ves se presentara en tu puerta con la cena, lo invitaras a pasar intrigado y una vez dentro de tu casa insistiera en que lleva conviviendo contigo los últimos quince años?

A solas con mi cuñado
Siempre he sabido que mi cuñado es bisex y desde hace una temporada no dejo de imaginármelo haciendo de todo con un montón de hombres. Hoy ha venido a mi casa a trabajar porque se le ha estropeado el router. Estamos solos...

Desorientado
Un hombre se despierta con amnesia en una cama en la que no está solo ni está quieto...

Abandonado
Quique, un buen amigo gay, está fatal porque su novio lo ha dejado. Así que lo invito a mi casa a pasar la noche para que tenga un hombro sobre el que llorar y, cosas de la vida, acabamos viendo una porno...

Mi futuro marido
Los vecinos no dejaban de pelearse y ella siempre acababa largándose con un portazo en mitad de la noche. Pero una de esas noches la pelea no terminó de la forma habitual y me asomé a ver qué había pasado. Y no veas lo que me encontré...

Acerca de la "Serie Marco Azul" de Marcos Sanz: Puedes encontrar los relatos de Marcos Sanz en varias colecciones y recopilaciones, por lo que no siempre es sencillo saber qué ebooks comprar para tener todos los relatos y que ninguno esté repetido. La colección Serie Marco Azul de Marcos Sanz nace con el propósito de recopilar todos los relatos del autor, los ya publicados y los que publique en un futuro. Los relatos serán cada uno una sola vez publicados en esta colección, por lo que adquiriendo todos los números obtendrás la colección completa de relatos de Marcos Sanz sin duplicados. Si eres coleccionista o fan y quieres tener todo lo que escriba este autor, ésta es tu opción.

• Idioma: Español
• Editorial: PROMeBOOK
• Fecha de lanzamiento: 22 nov 2016
• ISBN: 9781370073344

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Nota del autor

Todos los personajes representados en esta obra de ficción son mayores de 18 años.

En la habitación de al lado

I

—Este es el baño grande. La mampara de la bañera no ajusta muy bien por la derecha. Si al final te quedaras tú, procura que no vaya mucha agua por ese lado cuando te duches, hasta que la dueña lo arregle. ¿Los grifos sabes cómo van?

—¿No van como todos los grifos del mundo?

—No. Hay cuatro. El de abajo está de adorno. El de arriba hay que abrirlo del todo. El de la derecha regula el agua fría y el de la izquierda la caliente. A mí no me lo explicaron cuando entré y me pasé media hora intentando averiguar cómo funcionaban la primera vez que me duché. Porque esa es otra. El agua caliente tarda más de un minuto en llegar a este grifo.

—Me lo estás pintando muy bonito todo.

—Te digo lo que hay. Así no te llevas sorpresas luego. ¿Cómo has dicho que te llamas?

—Andrés.

—Pues mira, Andrés. Los tapones siempre puestos, que en un primero, las cucarachas se cuelan por las cañerías.

—Joder...

—Y creo que eso es todo. Hay una chica en la habitación del fondo pero casi no le verás el pelo. Es médico y está siempre trabajando. ¿Te hace falta mucho espacio en el congelador? Porque yo cocino para un montón de veces y congelo.

—No sé. Lo normal. Heladitos y nuggets y alguna pizza.

—Pues entonces guay. Creo que hemos acabado. ¿Te lo piensas o te lo quedas ya? Lo digo por quitar el anuncio.

—Me lo quedo, me lo quedo.

—¿A pesar de todas las cosas malas que he recalcado?

—Me gusta la gente sincera. Suelo alquilar más por la gente que por el estado del piso. Y tú me gustas. Oye... ¿tu compañera de piso no debería dar el visto bueno?

—A ella le va bien todo. Con que no seas escandaloso y limpies, le irá bien. Y pagues, claro.

—Claro.

Andrés se quedó. Y comenzó lo que yo llamo el periodo de pajas más activo de mi historia.

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II

Casi no recuerdo cómo empezó la escalada de calentones. Quizá ya hubo alguna cosilla antes que he olvidado. Pero creo que el detonante principal fue aquella noche que me levanté a mear a las dos de la mañana y vi luz por debajo de su puerta. Iba a volver a mi cuarto pero me pareció escuchar un ruido curioso que provenía de su habitación. Varios ruidos, de hecho. Un chapoteo constante y una respiración entrecortada que no trataba de ocultar nada. El nuevo se estaba haciendo un pajote con aceite. Y, a juzgar por la velocidad del chapoteo y de su respiración, la cosa estaba en su apogeo. Permanecí en el pasillo en absoluto silencio hasta que se corrió. Y cuando se corrió yo ya estaba completamente empalmado. Me metí en el baño y me hice yo también una paja, echando saliva a montones en la palma de mi mano y llenando toda la tapa del water de lefa al poco rato. Limpié y me fui a dormir de lo más relajadito.

Al día siguiente me lo encontré desayunando.

—Hola, Andrés. ¿Cómo has dormido hoy?

—De puta madre. La cama es súper cómoda. No me lo esperaba. Pensaba que se me clavarían muelles por todas partes.

—Ah... Pensé que te había costado conciliar el sueño...

—Qué va. Dormí del tirón. Siempre duermo del tirón.

Estuve dando vueltas por la casa hasta que se fue al gimnasio. Entonces aproveché para colarme en su habitación y revisar su papelera. Ahí estaba. Un montón de servilletas pringadas de aceite y semen seco. Olí las servilletas y me pregunté desde cuándo me había vuelto tan guarro. Tuve que irme a mi habitación y hacerme otra paja.

Andrés me ponía to cerdo y aún no sabía si él también era maricón.

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III

Aquella noche cuando me iba a acostar pasé por delante de su habitación. La puerta estaba abierta de par en par. Andrés estaba sentado en la cama con el portátil en las piernas. Y sólo llevaba puesto un puto calzoncillo.

—Roberto, mira esto.

Entré intrigado y le eché un buen vistazo a su paquete. Parecía estar bien servido.

—Es un trabajo para la uni. Un vídeo. A ver qué te parece.

El vídeo duró tres minutos pero yo casi no pude concentrarme en otra cosa que en la polla que ocultaba aquel slip amarillo ajustadísimo.

—La música también la he hecho yo —dijo cuando acabó. —¿Qué te parece?

Yo sólo había visto un montón de árboles y ni me había enterado de que hubiera música.

—Muy excitante. Todo me parece muy excitante.

—¿Excitante? —Preguntó, extrañado.

—Está muy bien, Andrés. Te pondrán notaza.

—Eso espero. Este cuatrimestre voy de puto culo.

Le di las buenas noches y me metí en el baño. Pero no cerré la puerta. Siempre la he cerrado. De hecho suelo ser