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T01XE07 - Diario de una Amazona - Un Podcast de Celia Blanco (Latanace) para MTVRX Producciones -Me lo hizo en volandas - Episodio exclusivo para mece…
T01XE07 - Diario de una Amazona - Un Podcast de Celia Blanco (Latanace) para MTVRX Producciones -Me lo hizo en volandas - Episodio exclusivo para mece…
valoraciones:
Longitud:
11 minutos
Publicado:
6 feb 2023
Formato:
Episodio de podcast
Descripción
Agradece a este podcast tantas horas de entretenimiento y disfruta de episodios exclusivos como éste. ¡Apóyale en iVoox! T01XE07 - Diario de una Amazona - Un Podcast de Celia Blanco (Latanace) para MTVRX Producciones -Me lo hizo en volandas
El otro día, me fui de cañas. Eso en el lugar en el que vivo es toda una liturgia porque con cada consumición te proponen una tapa. Gurullos, arroz, calamares a la plancha o hueva frita son las que más me gustan, las que pido sin cesar. Nunca pido jamón, esa es la verdad, porque presupongo que, de tapa, del mejor no me van a dar. Sin embargo, aquel tipo que apareció supuse que, como poco, sería de Guijuelo. Primero por la planta, de esos grandes, que me gustan a mí. Segundo por su discurso, un tipo con las ideas claras. Tardamos, exactamente, diez minutos en empezar a hacernos ojitos.
No soy yo mucho de exhibir a mis amantes, así que fue fácil intercambiarnos los teléfonos y quedar al día siguiente. Ni tiempo me dio de masticar la posibilidad de que aquello fuera algo más que un encuentro fortuito. Mucho menos con el mensaje de: me gustas mucho”, que me escribió por whatsapp. Y fue más que suficiente para que quedáramos.
No soy yo de marear en exceso. Si alguien me gusta lo digo, si alguien me apetece, lo pido. Si alguien me pone, lo quiero. Y aquel señor con arrugas en la cara, dedos largos y voz grave me encantaba.
Ni siquiera hizo falta que alargáramos la velada. Nos besamos nada más vernos y nos metimos mano en cuanto pudimos. Me gustó que rodeara mi cintura al pasear, como queriendo exhibir el trofeo, sin que hubiera que preguntarle su estado civil porque, estaba claro, no incordiaría. Llegamos a su casa en dos zancadas. “Al tercero”, dijo al abrir la puerta. Por la escalera, dejó que yo fuera delante para aprovechar cada paso ascendente mío para colar sus dedos en mi braga, ventajas de llevar falda corta y no necesitar medias. Creo que en el segundo ya notó que me derretía porque cuando alcanzamos su puerta, su mano me agarraba por mis bajuras.
La ropa fue saltando conforme avanzábamos hacia el cuarto, en el pasillo me puso de frente, me besó y me cogió en volandas. Una pierna a cada lado de su cintura, sobre las caderas, sus manos en mi culo, sosteniéndome. Pensé que así me depositaría en la cama, pero no. Con un dedo, apartó mi braga y con la otra mano se la sacó. Y así me ensartó. Pensaba yo que lo empotramientos consistían en eso de golpearte contra la pared mientras empujan, pero aquel amante tenía una táctica brutal que yo, a pesar de los años, no había conocido jamás.
Aferrándome por los muslos me manejó. A pulso. Ni un solo golpe contra la pared, ni un desfallecimiento, yo sentía su polla dentro y mis piernas en el aire, me movía a su antojo., acelerando cuando mis gemidos se solventaban, languideciendo cuando yo necesitaba tomar aire.
Insisto, a pulso.
Me hizo sentir liviana y sucia. Muuuuuuy sucia.
Bendita la manera de mantener mi peso mientras me la clavaba. Sin descanso. Sin parar. Siguiendo la partitura de mis exclamaciones, entre sorprendida y desbordada.
Me corrí. Me corrí en sus brazos y fue solo la primera de tantas.
De ahí ya me pasó a la habitación, dejándome sobre la cama con la suficiente energía como para que yo me revolviera clamando más. Y me lo dio. Me lo dio todo. Me abrió las piernas y metió su cabeza entre mis piernas, separándolas e impidiendo que pudiera cerrarlas, haciendo fuerza con sus codos y empezó a lamer. Desde el culo hasta el pubis, aprovechando mis estertores para llegar al agujero negro y repasar hasta la cúspide de mi delirio. Mordía con los labios cuando culminaba la acción, haciendo que mis temblores se multiplicaran.
Me corrí. Me corrí gritando como me corro yo. Me corrí y no paró. Quise quitarlo de entre mis piernas y no me dejó. Seguía metiendo la cabeza, lamiendo, agarrándome de las caderas para que no me apartara, pegándome a su boca para que desfalleciera. Creí que iba a enloquecer, entonces, me volteó.
-- Ponte a cuatro pata
El otro día, me fui de cañas. Eso en el lugar en el que vivo es toda una liturgia porque con cada consumición te proponen una tapa. Gurullos, arroz, calamares a la plancha o hueva frita son las que más me gustan, las que pido sin cesar. Nunca pido jamón, esa es la verdad, porque presupongo que, de tapa, del mejor no me van a dar. Sin embargo, aquel tipo que apareció supuse que, como poco, sería de Guijuelo. Primero por la planta, de esos grandes, que me gustan a mí. Segundo por su discurso, un tipo con las ideas claras. Tardamos, exactamente, diez minutos en empezar a hacernos ojitos.
No soy yo mucho de exhibir a mis amantes, así que fue fácil intercambiarnos los teléfonos y quedar al día siguiente. Ni tiempo me dio de masticar la posibilidad de que aquello fuera algo más que un encuentro fortuito. Mucho menos con el mensaje de: me gustas mucho”, que me escribió por whatsapp. Y fue más que suficiente para que quedáramos.
No soy yo de marear en exceso. Si alguien me gusta lo digo, si alguien me apetece, lo pido. Si alguien me pone, lo quiero. Y aquel señor con arrugas en la cara, dedos largos y voz grave me encantaba.
Ni siquiera hizo falta que alargáramos la velada. Nos besamos nada más vernos y nos metimos mano en cuanto pudimos. Me gustó que rodeara mi cintura al pasear, como queriendo exhibir el trofeo, sin que hubiera que preguntarle su estado civil porque, estaba claro, no incordiaría. Llegamos a su casa en dos zancadas. “Al tercero”, dijo al abrir la puerta. Por la escalera, dejó que yo fuera delante para aprovechar cada paso ascendente mío para colar sus dedos en mi braga, ventajas de llevar falda corta y no necesitar medias. Creo que en el segundo ya notó que me derretía porque cuando alcanzamos su puerta, su mano me agarraba por mis bajuras.
La ropa fue saltando conforme avanzábamos hacia el cuarto, en el pasillo me puso de frente, me besó y me cogió en volandas. Una pierna a cada lado de su cintura, sobre las caderas, sus manos en mi culo, sosteniéndome. Pensé que así me depositaría en la cama, pero no. Con un dedo, apartó mi braga y con la otra mano se la sacó. Y así me ensartó. Pensaba yo que lo empotramientos consistían en eso de golpearte contra la pared mientras empujan, pero aquel amante tenía una táctica brutal que yo, a pesar de los años, no había conocido jamás.
Aferrándome por los muslos me manejó. A pulso. Ni un solo golpe contra la pared, ni un desfallecimiento, yo sentía su polla dentro y mis piernas en el aire, me movía a su antojo., acelerando cuando mis gemidos se solventaban, languideciendo cuando yo necesitaba tomar aire.
Insisto, a pulso.
Me hizo sentir liviana y sucia. Muuuuuuy sucia.
Bendita la manera de mantener mi peso mientras me la clavaba. Sin descanso. Sin parar. Siguiendo la partitura de mis exclamaciones, entre sorprendida y desbordada.
Me corrí. Me corrí en sus brazos y fue solo la primera de tantas.
De ahí ya me pasó a la habitación, dejándome sobre la cama con la suficiente energía como para que yo me revolviera clamando más. Y me lo dio. Me lo dio todo. Me abrió las piernas y metió su cabeza entre mis piernas, separándolas e impidiendo que pudiera cerrarlas, haciendo fuerza con sus codos y empezó a lamer. Desde el culo hasta el pubis, aprovechando mis estertores para llegar al agujero negro y repasar hasta la cúspide de mi delirio. Mordía con los labios cuando culminaba la acción, haciendo que mis temblores se multiplicaran.
Me corrí. Me corrí gritando como me corro yo. Me corrí y no paró. Quise quitarlo de entre mis piernas y no me dejó. Seguía metiendo la cabeza, lamiendo, agarrándome de las caderas para que no me apartara, pegándome a su boca para que desfalleciera. Creí que iba a enloquecer, entonces, me volteó.
-- Ponte a cuatro pata
Publicado:
6 feb 2023
Formato:
Episodio de podcast
Títulos en esta serie (37)
T01XE07 - Diario de una Amazona - Un Podcast de Celia Blanco (Latanace) para MTVRX Producciones -Me lo hizo en volandas - Episodio exclusivo para mecenas de Diario de una Amazona (con Celia Blanco @latanace)