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T01XE30 - Diario de una Amazona - Un Podcast de Celia Blanco @latanace - Cuando dejamos de soñar con ser princesas - Episodio exclusivo para mecenas
T01XE30 - Diario de una Amazona - Un Podcast de Celia Blanco @latanace - Cuando dejamos de soñar con ser princesas - Episodio exclusivo para mecenas
valoraciones:
Longitud:
26 minutos
Publicado:
31 jul 2023
Formato:
Episodio de podcast
Descripción
T01XE30 - Diario de una Amazona - Un Podcast de Celia Blanco para MTVRX Producciones - Cuando dejamos de soñar con ser princesas (para ser putas)
Necesitaba los 40 mil euros en una semana. 40 mil. Era la fianza que me había puesto el juez por haber contado mi vida en redes sociales y haber llamado paleta de invernadero a una que se creía la marquesa de Foie grass.
A mí me sorprendía que aquello hubiera llegado tan lejos pero, aunque suene de locos, habían pedido dos años de cárcel para mí.
No tengo antecedentes, se quedaría en antecedentes penales. ¿Podría vivir con eso? Sí. Con que me dieran oportunidad de contar quién y por qué había sido denunciada. Ese monólogo, lo bordo.
Aquello me descolocaba mucho, hacía que fuera más torpe. Me encerré más en mi casa y esperé a que se sucedieran los acontecimientos.
Tenía un abogado nuevo.
Y este, parecía hasta bueno.
Bueno, necesitaba 40 mil.
Más 60 mil que debía, 100 mil.
Eso hubiera sido lo que me hubiera tenido que tocar en la Primitiva para que mi vida se resolviera.
Estas cosas pasan. Dudo que sea la primera.
40 mil eran los urgentes. Eso si quería que no me embargaran mis bienes. Hay locas que te destrozan la vida, sí. Las que se creen que son estrellas y son basurita.
Me acordé, entonces, de él. En realidad nunca se me había ido de la cabeza. Por muy digna que yo me hubiera puesto, por muchos vídeos que me hubiera hecho explicando lo del millonario, lo cierto es que yo no había olvidado la propuesta de aquel tipo. Lo dijo muy clarito.
— si te acuestas conmigo te daré 40.000 euros. Pero te quiero desnuda en mi cama chupándome la polla.
Yo me reí. Me reí como me río cuando me preguntan, después de 17 años, si he sido infiel.
— ¿Está usted idiota? Por ese dineral, no se preocupe, encontrará quien se la chupe. Pero yo necesito desear para que me acueste con alguien.
Así de digna soy.
Su oferta había aparecido en mi móvil. Nos habíamos conocido en la Cadena Ser, donde fue a una entrevista, era un triunfador. Yo le di mi móvil no sé por qué. Porque me lo pidió delante del director general y no era plan de ponerse chula. Me había dado cuenta de que se la había puesto dura en cuanto me conoció y albergué la esperanza de que no lo usara. Pero lo usó. Lo usó para intentar verme, que quedáramos, que cenáramos, que pasáramos un rato juntos.
Qué pereza.
Lo fui esquivando más o menos hasta que me hizo la oferta: 40 mil euros por un polvo. Yo no me tenía que quedar a dormir, como siempre hacía. Torció el gesto. “Quiero 24 horas. Ponte precio para pasar 24 horas conmigo”. quería “lamerme entera, verme desnuda, que me pusiera a cuatro patas y me la metiera por detras”. Eso escribió y pidió por el precio. Qué pena ser promiscua pero no frívola, de verdad. Con lo bien que me hubiera venido que me diera lo mismo con quién follar…
Mi abogado lo sabía. Por eso lo dijo. Dijo que lo llamara. Que le dijera que sí. Que me lo follara, cogiera el dinero y lo pusiera como fianza. Es la ley, no lo que es justo, Tana.
El mensaje lo dio mi socio. Lo obligué a que lo hiciera él. Habían pedido dos años de cárcel y 10 mil euros de indemnización, “escribe al millonario ese y dile que sí, que se la chupo pero por 50 mil”. Mi pobre lo hizo sin rechistar.
Dos días después, si Jose el de Cajamar se dio cuenta de que me ingresaban 50 mil euros, seguro que pensó algo bueno de mí. Nunca se imaginaría que era el precio que le había puesto a mi sexo y que un millonario madrileño iba a pagar. Desayuné café con leche la mañana de aquel miércoles en el que la Aplicación del banco me avisaba de la entrada del dinero. Terminé el café con leche tranquilamente, sabiendo que ese fin de semana tendría que estar en Madrid.
Antonio no me gustaba. No me había gustado en la entrevista en lo que lo había conocido, no me había gustado en la conversación en el pasillo, del brazo del director general y no iba a gustarme, ahora, por mucho que fuera a pagarme la fianza del juzgado.
No me ponía nada.
Sus argumentos me p
Necesitaba los 40 mil euros en una semana. 40 mil. Era la fianza que me había puesto el juez por haber contado mi vida en redes sociales y haber llamado paleta de invernadero a una que se creía la marquesa de Foie grass.
A mí me sorprendía que aquello hubiera llegado tan lejos pero, aunque suene de locos, habían pedido dos años de cárcel para mí.
No tengo antecedentes, se quedaría en antecedentes penales. ¿Podría vivir con eso? Sí. Con que me dieran oportunidad de contar quién y por qué había sido denunciada. Ese monólogo, lo bordo.
Aquello me descolocaba mucho, hacía que fuera más torpe. Me encerré más en mi casa y esperé a que se sucedieran los acontecimientos.
Tenía un abogado nuevo.
Y este, parecía hasta bueno.
Bueno, necesitaba 40 mil.
Más 60 mil que debía, 100 mil.
Eso hubiera sido lo que me hubiera tenido que tocar en la Primitiva para que mi vida se resolviera.
Estas cosas pasan. Dudo que sea la primera.
40 mil eran los urgentes. Eso si quería que no me embargaran mis bienes. Hay locas que te destrozan la vida, sí. Las que se creen que son estrellas y son basurita.
Me acordé, entonces, de él. En realidad nunca se me había ido de la cabeza. Por muy digna que yo me hubiera puesto, por muchos vídeos que me hubiera hecho explicando lo del millonario, lo cierto es que yo no había olvidado la propuesta de aquel tipo. Lo dijo muy clarito.
— si te acuestas conmigo te daré 40.000 euros. Pero te quiero desnuda en mi cama chupándome la polla.
Yo me reí. Me reí como me río cuando me preguntan, después de 17 años, si he sido infiel.
— ¿Está usted idiota? Por ese dineral, no se preocupe, encontrará quien se la chupe. Pero yo necesito desear para que me acueste con alguien.
Así de digna soy.
Su oferta había aparecido en mi móvil. Nos habíamos conocido en la Cadena Ser, donde fue a una entrevista, era un triunfador. Yo le di mi móvil no sé por qué. Porque me lo pidió delante del director general y no era plan de ponerse chula. Me había dado cuenta de que se la había puesto dura en cuanto me conoció y albergué la esperanza de que no lo usara. Pero lo usó. Lo usó para intentar verme, que quedáramos, que cenáramos, que pasáramos un rato juntos.
Qué pereza.
Lo fui esquivando más o menos hasta que me hizo la oferta: 40 mil euros por un polvo. Yo no me tenía que quedar a dormir, como siempre hacía. Torció el gesto. “Quiero 24 horas. Ponte precio para pasar 24 horas conmigo”. quería “lamerme entera, verme desnuda, que me pusiera a cuatro patas y me la metiera por detras”. Eso escribió y pidió por el precio. Qué pena ser promiscua pero no frívola, de verdad. Con lo bien que me hubiera venido que me diera lo mismo con quién follar…
Mi abogado lo sabía. Por eso lo dijo. Dijo que lo llamara. Que le dijera que sí. Que me lo follara, cogiera el dinero y lo pusiera como fianza. Es la ley, no lo que es justo, Tana.
El mensaje lo dio mi socio. Lo obligué a que lo hiciera él. Habían pedido dos años de cárcel y 10 mil euros de indemnización, “escribe al millonario ese y dile que sí, que se la chupo pero por 50 mil”. Mi pobre lo hizo sin rechistar.
Dos días después, si Jose el de Cajamar se dio cuenta de que me ingresaban 50 mil euros, seguro que pensó algo bueno de mí. Nunca se imaginaría que era el precio que le había puesto a mi sexo y que un millonario madrileño iba a pagar. Desayuné café con leche la mañana de aquel miércoles en el que la Aplicación del banco me avisaba de la entrada del dinero. Terminé el café con leche tranquilamente, sabiendo que ese fin de semana tendría que estar en Madrid.
Antonio no me gustaba. No me había gustado en la entrevista en lo que lo había conocido, no me había gustado en la conversación en el pasillo, del brazo del director general y no iba a gustarme, ahora, por mucho que fuera a pagarme la fianza del juzgado.
No me ponía nada.
Sus argumentos me p
Publicado:
31 jul 2023
Formato:
Episodio de podcast
Títulos en esta serie (37)
T01XE07 - Diario de una Amazona - Un Podcast de Celia Blanco (Latanace) para MTVRX Producciones -Me lo hizo en volandas - Episodio exclusivo para mecenas de Diario de una Amazona (con Celia Blanco @latanace)