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T01XE17 - Diario de una Amazona - Un Podcast de Celia Blanco (@Latanace) - Follar con el Canadiense - Episodio exclusivo para mecenas

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DeDiario de una Amazona (con Celia Blanco @latanace)


T01XE17 - Diario de una Amazona - Un Podcast de Celia Blanco (@Latanace) - Follar con el Canadiense - Episodio exclusivo para mecenas

DeDiario de una Amazona (con Celia Blanco @latanace)

valoraciones:
Longitud:
23 minutos
Publicado:
17 abr 2023
Formato:
Episodio de podcast

Descripción

Agradece a este podcast tantas horas de entretenimiento y disfruta de episodios exclusivos como éste. ¡Apóyale en iVoox! T01XE17 - Diario de una Amazona - Un Podcast de Celia Blanco - Follar con el Canadiense

EL CANADIENSE: amante durante 20 años por unos botones.

Admito tener el síndrome Sandra Bullock. Ese que hace que no te creas que te pueda pasar lo que le pasa a ella en sus películas. Lo tengo. Muy arraigado. No concibo que mi vida se reduzca a la aparición de ese hombre que conocí un día y no pude olvidar.

Pero me pasan.

En el año 98, no lo recordarán ninguno de ustedes, fueron los JJOO de Nagano, Japón. Yo fui a los Paralímpicos, inmediatamente después, mes casi de marzo, allí estuve más de dos semanas para mandar a TVE mi crónica diaria. A él lo conocí el primer día, el día que nos tuvimos que acreditar. Subía en el ascensor de mi hotel cuando él metió la pierna para entrar. Se colocó frente a mí, me sonrió y cogió con su mano la acreditación que me colgaba del cuello para saber de dónde era.

— ¡Spain! Fantastic. I was in Barcelona 92. It was marvellous.

Yo contesté educada, pregunté de dónde era él y me gustó que me dijera que era canadiense, porque siempre los he imaginado más educados, tolerantes y apacibles que el resto de norteamericanos. Hablamos el escaso minuto y medio que tardó el ascensor en subir a mi planta, la 14, nos despedimos y seguimos con nuestras cosas de reporteros de televisión.

Aquel hombre era la estrella de una cadena deportiva canadiense. Había pasado los Juegos Olímpicos y ahora estaba en los paralímpicos. Y yo acababa de llegar de Madrid para cubrir, con solo dos cámaras todas las competiciones. Mi preocupación era cómo llegar a todo. Y el canadiense tuvo la solución. A la mañana siguiente de conocernos coincidimos en el desayuno. Yo, con mis dos cámaras y él con todo su equipazo de ocho personas. Cuando me vio, lo tuvo claro: nos repartiríamos el trabajo. Él al esquí de fondo, yo al alpino. Yo grabaría a los canadienses, él a los españoles, en cuanto regresásemos, repicaríamos las imágenes y ambos las tendríamos. Era un plan perfecto que cumplimos todos los días que duraron las pruebas.

Por la tarde, noche, nos veíamos en el cuarto que tenían habilitado para montar los vídeos. 1998, entonces, aún grabábamos en soporte analógico. Había que regrabar las imágenes para duplicarlas y así, tener ambos a los deportistas de nuestros respectivos países.

Esas noches, dieron para que tonteáramos tanto como para que pasados cuatro días, el canadiense dijera de salir juntos esa noche. Y yo dije que sí. Fuimos a un restaurante mongol a contarnos la vida.

El primer beso nos lo dimos en un bar de Nagano, uno diminuto en el que solo había una barra, un señor con chaquetilla detrás de ella y otro, muy elegante en un extremo de la misma. Entramos porque era de lo poco que vimos abierto y solo queríamos tomar una copa después de la cena. Allí, en un ataque de risa hablando de no sé qué, el canadiense se me quedó mirando y, simplemente, me besó.

Era más alto que yo. Muy guapo. Con los ojos de un verde precioso, el pelo castaño casi rubio y torcía la boca para hacer un gesto de gracia que a mí me encantó. Besarlo fue precioso, lo alargó mucho, cogiéndome del cuello y acercándome a él, con cuidado… me trataba con mucho cariño. Me decía cosas divertidas y bonitas. Me besaba después de cada frase repitiéndome todo el rato que era fantástico haberme conocido.
Yo me lo creí.

Justo entonces, el señor que estaba al otro lado de la barra, se acercó.

Empezó a hablar con el canadiense en inglés. Pero hablaban de mí. Así que me dirigí al japonés trajeado y le dije que, por favor, me lo contara a mí.
Lo que me contó fue sublime:

El señor me ofreció más de 1000€ al cambio por los botones de mi camisa. Sí. Quería mis botones. Fue educadísimo, dijo que no quería nada más y que, por favor, lo hiciera con toda la comodidad. La camisa, una de las rebajas, tenía solo tres botones. Tres. Tamaño medio y con presilla, n
Publicado:
17 abr 2023
Formato:
Episodio de podcast

Títulos en esta serie (37)

Diario de una Amazona es el primer podcast producido por MTVRX Producciones. Es una serie de capítulos donde la periodista y escritora Celia Blanco (ex presentadora del programa de la Cadena SER Contigo Dentro) habla ella misma. Será un diario en el que nos contará cómo es su vida más íntima, después de años siendo una MILF, madre deseada sexualmente. Ahora, con 50 años se erige en amazona, en una mujer fuerte que galopa sobre la grupa de sus amantes. Un diario íntimo, sincero y sexual para escuchar con cascos. Podría hacerlo de otro modo, no confesando. Pero si confieso me desnudo al hacerlo. Y noto las manos de mis amantes acariciándome el cuerpo entero. Quiero que sea un diario, una cita semanal en la que pueda recrearme en todo lo bueno que pasa entre mis piernas para sentirlas, de nuevo, temblar. Soy una amazona, una mujer libre, una mujer plena, una mujer segura de lo que necesita para seguir viva con toda esta intensidad. Una amazona siempre se levanta cuando la destrozan, recupera la compostura y se planta, de nuevo, ante quien haga falta. Una amazona sabe que lo mejor que tiene es a ella misma. Y así, solo así, puede con todo. Soy la perfecta amazona que quiere que sepas cómo le gusta follar... No vaya a ser que tengamos la suerte de cruzarnos y perpetremos todos nuestros deseos, esos que no contamos a los demás. ?