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Tu padre me pone. Y otros relatos eróticos de temática gay. Serie Marco Azul No 10
Tu padre me pone. Y otros relatos eróticos de temática gay. Serie Marco Azul No 10
Tu padre me pone. Y otros relatos eróticos de temática gay. Serie Marco Azul No 10
Libro electrónico88 páginas1 hora

Tu padre me pone. Y otros relatos eróticos de temática gay. Serie Marco Azul No 10

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Este volumen incluye los siguientes relatos eróticos de temática gay del escritor Marcos Sanz:

Tu padre me pone
Nando, el protagonista de este relato, tiene una curiosa manera de definir lo que le sucede cuando conoce a ese hombre fenomenal: "Pedazo tío. Pedazo sonrisa. Pedazo todo. Las cachas de mi culo estaban aplaudiendo." Más allá de este dato curioso, este relato cerdo-romántico te encantará.

El hombre perfecto
Siglo XXII. Nuestro protagonista se pide un modelo de hombre no nacido de madre para que le ayude con las tareas del hogar. Aunque piensa hacer algunas cosas calientes e ilegales con él.

Pararía el tiempo
¿Y si un día descubrieras que puedes parar el tiempo? ¿Qué harías? A nuestro hombre sólo se le ocurre espiar a Joel, un compañero de trabajo hetero del que se enamoró y que jamás le correspondió. Bueno, no. No sólo se le ocurre eso. En realidad se le ocurren otras cosas que hacerle, pero ninguna bonita. O quizá alguna bonita sí.

A saco
El protagonista de este relato va a saco. Supuestamente está buscando el amor pero al final siempre acaba recibiendo sexo... o recibiendo a secas.

Amor libre
Cada viernes el protagonista de esta historia tiene ración de romanticismo... y de carne en barra.

Reto y castigo
Dos amigos muy competitivos se retan. El que pierde tiene que hacer todo lo que el otro le pida. Así es como empiezan, pero, ¿imaginas cómo terminan?

Acerca de la "Serie Marco Azul" de Marcos Sanz: Puedes encontrar los relatos de Marcos Sanz en varias colecciones y recopilaciones, por lo que no siempre es sencillo saber qué ebooks comprar para tener todos los relatos y que ninguno esté repetido. La colección Serie Marco Azul de Marcos Sanz nace con el propósito de recopilar todos los relatos del autor, los ya publicados y los que publique en un futuro. Los relatos serán cada uno una sola vez publicados en esta colección, por lo que adquiriendo todos los números obtendrás la colección completa de relatos de Marcos Sanz sin duplicados. Si eres coleccionista o fan y quieres tener todo lo que escriba este autor, ésta es tu opción.

Acerca del autor: Marcos Sanz es un escritor (y un tío simpático y bastante bear) de relatos eróticos de temática gay. Si estás buscando leer relatos eróticos gays muy morbosos, para hombres y escritos por un hombre, has llegado al lugar indicado.

IdiomaEspañol
EditorialPROMeBOOK
Fecha de lanzamiento28 jul 2016
ISBN9781370717286
Tu padre me pone. Y otros relatos eróticos de temática gay. Serie Marco Azul No 10

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    Tu padre me pone. Y otros relatos eróticos de temática gay. Serie Marco Azul No 10 - Marcos Sanz

    Nota del autor

    Todos los personajes representados en esta obra de ficción son mayores de 18 años.

    Tu padre me pone

    I

    A Gusta lo conocí mi primer día en la universidad. Estaba apoyado en una pared con pinta de no importarle nada una mierda. Le pregunté si sabía donde estaba la clase de TICs de primero. Me dijo que él también tenía que encontrarla y nos pusimos a buscar juntos.

    Nos hicimos amigos rápidamente. Tanto que al final del día iba a contarle que soy maricón. Pero entonces alguien mencionó que un profe lo parecía y le cambió la expresión de la cara. De hecho, su rostro se agrió. Intuí que tenía algún problema con los gays y decidí no decir nada de lo mío. Era mi primer y único amigo de momento en la universidad. No me apetecía perderlo.


    II

    Con el paso de los meses llegamos a conocernos bastante bien. Él era hetero y tenía una novia a la que por temas de trabajo sólo podía ver dos fines de semana cada mes. Follaba poco pero estaba enamorado, así que se aguantaba y se mataba a pajas. Alguna vez me preguntaba si yo tenía novia pero siempre me las apañaba para decir algo interesante que le hacía olvidarse de que me había hecho esa pregunta. Después de haber visto varias veces que la mención hacia gays o lesbianas siempre hacía que se le frunciera el ceño y pusiera cara de querer matar a alguien había decidido que nunca le diría lo mío. Pero tampoco estaba dispuesto a mentir. No tenía por qué esconder nada. El problema, si es que había un problema, lo tenía él, no yo. Sin embargo, Gusta era un buen amigo. Me gustaba mucho su compañía y me lo había pasado de puta madre las tres veces que nos habíamos emborrachado. Mientras no me preguntara abiertamente, las cosas seguirían como estaban.


        III

    Siempre hacíamos los grupos juntos y para un trabajo de mates que necesitábamos sólo ser dos, nos pusimos también juntos. Así es como por fin un día fuimos a su casa y así es como conocí a su padre.

    El tío estaba sentado al ordenador cuando llegamos y no llevaba más que unos calzoncillos blancos bastante ajustados. Me quedé embobado mirándole la pelambrera del pecho.

    —Papá, éste es Nando. Vamos a trabajar un rato en mi cuarto.

    El padre de Gusta me miró y sonrió y yo sentí como el ano se me estremecía. Pedazo tío. Pedazo sonrisa. Pedazo todo. Las cachas de mi culo estaban aplaudiendo. Gusta me cogió del brazo y tiró de mí en dirección a su habitación. Su padre me siguió, con su mirada y su sonrisa, hasta que lo perdí de vista.

    —Siento que hayas tenido que verlo casi desnudo. Ya estoy hasta los cojones de decirle que no vaya así por la casa.

    —Bueno, es su casa —murmuré. —Puede ir como le dé la gana. A mí no me molesta ver a nadie con poca ropa.

    —A mí no me gusta. Cuando viene mi novia paso vergüenza.

    Ahí estaba otra vez. El ceño fruncido, la cara agriada. Empezaba a comprender cuál era el problema de Gusta con los gays.

    —¿Tu padre es maricón? —Solté a saco.

    Gusta me miró sorprendido.

    —¿Cómo lo has sabido? ¿Estaba viendo porno cuando hemos entrado? —Dijo enfadado, como a punto de levantarse para darle una hostia.

    —No, no. En realidad lo he sabido por tu actitud. Cada vez que alguien menciona la homosexualidad te pones de uñas, como los gatos.

    —¿Ah, sí? Pues debe ser instintivo. No me he dado cuenta.

    —Pues lo haces.

    —No tengo nada contra los gays. Si tú lo fueras no podría importarme menos. Pero sí tengo algo contra este gay. Metió a un tío en casa una semana después de que mi madre se largara. Y no me preguntó qué opinaba yo.

    —¿Y qué opinabas?

    —Que me importa tres mierdas con quién se acueste pero que podría haberme dicho que iba a traer a su novio a vivir con nosotros. No soy un puto mueble del comedor. Soy su hijo. Una conversación al menos me debía.

    —Ya...

    —De todas formas el novio le duró dos semanas. Mi padre se cansa enseguida de sus rollos. Ya lleva tres años sin pareja y no parece que le haga mucha falta. Y yo prefiero que nadie viva aquí permanentemente. Así que por ahí, bien. Qué. ¿Nos ponemos a currar?

    Estuvimos trabajando tres interminables horas con el trabajo de mates. Yo no me quitaba la pelambrera del pecho de su padre de la cabeza. Al final y aunque no tenía ganas de mear le pregunté a Gusta cómo se llegaba al baño. Tenía ganas de ver otra vez a ese pedazo hombre.

    Salí de la habitación y me dirigí hacia el aseo, aunque no era mi destino real. Eché un vistazo al comedor. El padre de Gusta seguía allí. Me vio y me saludó. Otra vez esa sonrisa traviesa. El tío era un seductor nato.

    —¿Qué tal lleváis el trabajo? —Me preguntó, mirándome de arriba a abajo sin

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