Los amigos no se besan
Por Violet Pollux
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Información de este libro electrónico
Noach Meyer ya tiene treinta, un trabajo estable y un doctorado, y aún no tiene pareja. Por ello, en vista de su reciente sentimiento de soledad, decide que quiere comenzar a salir en citas y, como no sabe a quién más acudir, decide ir con Cedric Bullock, su mejor amigo que tiene más parejas frecuentemente de lo que él mismo tenía material por estudiar mientas hacía su postgrado.
No obstante, las cosas en el camino se tuercen un poco. En la adolescencia, Noach y Cedric eran los típicos chicos que parecían más que solo amigos y que hacían cosas que no eran muy típicas de solo amigos y, tristemente, cada vez que Noach va a casa de su mejor amigo de nuevo es como si todos esos años retrocedieran y volvieran a ser el par de niños que se besaban a escondidas debajo de las escaleras en la escuela.
"Los amigos no se besan", solía decir Noach.
Y Cedric sonreía, decía "Lo sé" y, después de unos minutos, lo volvía a besar.
Violet Pollux
Violet Pollux. Poeta, escritore, músico, o simplemente artista. Sube videos a YouTube compartiendo el arte que hace con todo el mundo, y sueña con ser activista LGBTQA+ algún día. Ama los libros de romance, más que todo los de temáticas queer, los poemarios, además de la música que se haga sentir y el arte que llegue al alma. Autore de las sagas They Ship Us, El Chico de las Sopas de Letras, No me dejes ir, novelas como El show debe continuar, novelettes como El blog secreto del chico perdido, Ocho palabras al cielo y numerosos poemarios. Estudiante de Medicina y Educación Mención Dificultades de Aprendizaje. Puedes enterarte de sus novedades y leer material gratis en su blog: vpollux.wordpress.com, y, en caso de cualquier pregunta, puedes escribirle a su correo: violetpollux@gmail.com ¡También estás invitadx a unirte a su lista de correo para estar al tanto de sus nuevas obras en violetpollux.blogspot.com, y a seguirle en sus redes sociales (es @VioletPollux en todos lados), además de comprar otros títulos de su autoría para apoyarle!
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Comentarios para Los amigos no se besan
33 clasificaciones2 comentarios
- Calificación: 2 de 5 estrellas2/5No es lo peor que he leído, pero sí es de esas lecturas que rayan en lo absurdo.
- Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Es una historia que toca de manera tierna lo lindo que puede ser el amor
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Los amigos no se besan - Violet Pollux
"La vida se trata de riesgos, y el riesgo a que te partan el corazón no es la excepción a eso. Más bien, yo diría que es el riesgo principal... Y no puedes librarte de él." —Melville Green, Estrella De Ojos Azules
Prólogo
—T ómame la mano, Noach —me pidió Cedric cuando teníamos doce años y, como yo también quería sostener la suya, lo hice.
Y... así pasaron aproximadamente dos años. Siempre que nos íbamos del colegio, nos tomábamos de las manos hasta que cada quien llegaba a su casa y, unos pocos meses después de que ocurriera por primera vez, le pregunté por qué lo hacíamos.
—Es por seguridad —explicó con rostro serio, algo poco común viniendo de él—. Para que cuando crucemos las calles estemos más seguros y no haya ninguna posibilidad de que nos pise un carro, ¿ves? Así que de nada, porque te estoy haciendo un favor.
Asentí y no dije nada más. No obstante, al trascurrir los primeros dos años de que eso se repitiera todos los santos días, comencé a pensar en el asunto y me pareció que en realidad no tenía mucho sentido. Es decir, ya tenía catorce años. Era obvio que sabía cruzar una calle, llegar a mi casa sin que nada me pasara y, más importante aún, él también lo sabía.
De forma que, muriéndome de curiosidad por su posible respuesta, un día dije lo que tanto tiempo había estado en mi cabeza y que me repetía a diario cuando llegaba el final de la jornada escolar y nos íbamos juntos a nuestros hogares.
—Los amigos no se toman de las manos, Cedric.
Y él sonrió y asintió, como si nada.
—Sí. Lo sé.
Pero aun así siguió tomándome la mano.
Y, más importante que eso, yo también lo hice.
Capítulo Uno
Cedric Bullock y yo nunca fuimos amigos.
Al menos, no del todo.
O, siendo más específicos, no exactamente...
Supongo que debí haberlo supuesto hacía años, en los comienzos de nuestra adolescencia, cuando éramos tan afectivos con el otro cuando se suponía que, al ser solo amigos, no debíamos serlo. Sin embargo, ni en ese momento lo pensé, ni muchos años después, a los treinta, cuando seguíamos siendo amigos y muchas cosas habían pasado en nuestras vidas...
Hasta un día en particular y por cosas tan locas que, para comprenderse, deben ser explicadas.
Cedric era mi mejor amigo. Teníamos treinta años, cada quien tenía un trabajo estable, bueno, nos permitía algunos lujos y, en general, eso era todo. Yo había estado demasiado concentrado en terminar ingeniería eléctrica, comenzar mi postgrado y, como me había ido bien, después de la maestría arranqué con el doctorado en comportamientos dinámicos de los sistemas eléctricos.
No tenía hijos, no tenía esposa, no tenía mascotas a las cuales dedicarle todo de mí y, como podía permitírmelo, me centré en ello.
Años después, me gradué, y como me di cuenta de que no me faltaba nada más, decidí comenzar a buscar una persona con la que pasar el resto de mi vida. No quería nada demasiado exótico ni rimbombante; simplemente una persona que me quisiera,