LA imagen parecía de cuento. Según nos acercábamos en el coche a la parcela de su casa, divisábamos a lo lejos a Pedro Ruiz (76) con un arcoiris detrás. Nos habíamos citado por teléfono apenas unas horas antes ¿El motivo? Ni recibe WhatsApp, ni e-mail ni nada por el estilo. No guarda ningún número de teléfono en su antiguo móvil, pero los almacena todos en su prodigiosa cabeza.
“Soy un chico que, como los demás, me moriré como el resto. No hay que darse tanta importancia”
Nos pusimos en contacto con él a través de un entrañable amigo y enseguida aceptó, nos recibió y nos incluyó en su apretada agenda. No suele atender a prensa en su casa, pero con nosotros hizo una excepción.
Me ha pedido que