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La Casa
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Libro electrónico318 páginas4 horas

La Casa

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Mi nombre es Aria De La Vega. Vivía una vida bastante aburrida a las afueras de Phoenix trabajando como perito de seguros, hasta que mi abuelo falleció, dejándome una casa anidada en Blue Ridge Mountains, en Carolina del Norte. Después del funeral, decidí que debía hacer un viaje para revisar mi nuevo hogar, así que volé a Carolina del Norte. Poco sabía que ese viaje cambiaría mi vida para siempre.

Luego de dos días en la casa, fui atacada por un fantasma y conocí al hombre más sexy que haya visto nunca, de quien pronto descubriría que tenía sus propios secretos oscuros.

 En mi búsqueda de respuestas, me encontré una carta dirigida a mí, que me reveló una maldición nativo-americana que plagaba la tierra en la que yacía mi nuevo hogar. ¡Oh! ¿Y mencioné que yo era la que estaba destinada a romperla?

Con la ayuda de mis dos mejores amigas, Melissa, una grandiosa abogado de California y Amy, la nieta de una mujer médico cheroquí, pudimos descifrar la maldición y combatir una fuerza del infierno jamás vista, decidida a detenernos a toda costa.

La pregunta es... ¿puedo romper la maldición antes de me destruya a mí y a todos los que amo?

IdiomaEspañol
EditorialBadPress
Fecha de lanzamiento28 abr 2018
ISBN9781547527564
La Casa

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    La Casa - Charlie Daye

    ––––––––

    All Rights Reserved

    Copyright © 2012 Charlie Daye

    ISBN-13: 978-1478247630

    ISBN-10: 1478247630

    All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, distributed, or transmitted in any form or by any means, including photocopying, recording, or other electronic or mechanical methods, without the prior written permission of the publisher, except in the case of brief quotations embodied in critical reviews and certain other noncommercial uses permitted by copyright law.

    This book is a work of fiction. The names, characters, places and incidents are products of the writer’s imagination or have been used fictitiously, and are not to be construed as real. Any resemblances to persons, living or dead, actual events, locale or organizations are entirely coincidental.

    Créditos de la Foto de Portada: Erin Dameron-Hill, Stephen Vairo

    Dedicatoria

    Para mis musas...

    no podría haberlo hecho sin ustedes,

    y para mi abuelo,

    te extraño todos los días.

    Siento una enorme gratitud por todos los que me dijeron No.

    Gracias a ellos, lo hice yo mismo.

    Albert Einstein

    Prólogo

    Era viernes. Estaba sentada en mi cubículo, en el Call Center, donde sentía que había pasado la mitad de mi vida. Pegada a mi escritorio con los audífonos puestos, contesto llamada tras llamada de gente con preguntas acerca de seguros, de gente que había tenido un accidente, de gente que había sufrido algún robo o de gente que quería reclamar por los daños ocasionados por el huracán. Isabel azotó la costa ese verano. La mayoría de los daños fueron árboles caídos y cosas por el estilo, pero todavía así la gente sentía que era el fin del mundo.

    La jefa había convocado a una reunión de equipo una hora antes y nos había informado que, por obligación, trabajaríamos horas extra, en turnos de 12 horas, los 7 días de la semana. Cuando ya era viernes, quería golpear mi cabeza contra el escritorio – repetidas veces.

    Doce personas componían mi equipo. Mi jefa se llamaba Gloria. Nos llevábamos muy bien y salíamos casi todos los fines de semana. Ella vivía en una hermosa casa con una piscina brillante en el patio, la que cuando vives en Phoenix y hay 46 grados a la sombra se vuelve tu mejor amiga, incluso cuando el agua se siente tibia cuando te sumerges.

    Barb era otra mujer en nuestro equipo que salía con nosotras en ocasiones. Me encantaba Barb. Ella y su esposo Ian se habían trasladado desde Inglaterra y me fascinaba escucharlos hablar. ¡Tienes que amar ese acento!

    Ese viernes en la tarde, los tres habíamos hecho planes de salir a cenar. Había un restaurante mexicano maravilloso en Anthem, donde vivían Ian y Barb, al que queríamos ir. Margaritas y comida mexicana – la manera perfecta de relajarse después de un día cansador.

    Quedaban unas 3 horas para que terminara mi turno y decidí llamar al hospital geriátrico en Prescott para ver cómo estaba mi abuelo. Le habían diagnosticado cáncer hace tres meses y los médicos lo habían ingresado en el hospital geriátrico para que estuviera más cómodo.

    Cuando descubrieron el cáncer, ya no se podía hacer nada más por él. El cáncer se había extendido por completo, por lo que era solo cuestión de tiempo hasta que dejara este mundo.

    Cuando llamé al hospital, me transfirieron a la habitación de mi abuelo. Una mujer contestó el teléfono, ¿aló?.

    Hola, mamá, dije, ¿cómo está el abuelo?

    Respondió con un susurro semi silencioso, bien. Ahora duerme.

    Dejo salir un gran suspiro. Bien, solo quería saber cómo estaba. Saldré a cenar con unos amigos esta noche y mañana estaré en pie a primera hora de la mañana.

    Colgué el teléfono y volví a trabajar. ¡De inmediato sentí que debía irme! ¡Necesitaba levantarme, decirle a mi jefa que debía irme y salir rápidamente por la puerta! Pero no lo hice. Me convencí de que solo estaba siendo paranoica y en verdad anhelaba cenar con mis amigos. Así que olvidé ese abrumante deseo de irme.

    El día continuó sin mayores incidentes. Cuando nos levantamos para irnos, ya estaba oscureciendo. El sol había comenzado a ocultarse. Me dirigí hacia el escritorio de Gloria para salir con ella cuando sonó mi teléfono celular. Contesté, ¿aló?

    Era mi madre. Sollozaba de forma histérica y no podía entender lo que estaba diciendo. Mamá, ¿qué dices? No te entiendo. Se cortó la llamada. Ya que mi mamá se estaba quedando en la casa de mis abuelos, intenté ahí primero. Una mujer llamada Ginny contestó el teléfono.

    Ginny era una mujer mayor que vivía al lado de mis abuelos. Era enfermera y pasaba mucho tiempo con ellos.

    ¿Aló?

    Hola Ginny, soy Aria. Acabo de recibir una llamada de mi mamá y no pude entender lo que decía. ¿Sabes dónde está?

    Ginny suspiró. Cariño. Tu abuelo falleció hace unos minutos.

    Solamente ahora pude escuchar a mi abuela sollozando detrás del teléfono. Sentí como si de repente me golpeara una tonelada de ladrillos. Dejé caer mi teléfono y me arrodillé, coloqué mi cabeza entre mis manos y comencé a llorar. Gloria rodeó su escritorio, me levantó y me colocó en la silla frente a su escritorio, Dijo, Aria, ¿estás bien?

    La miré al tiempo que las lágrimas bajaban por mis mejillas y dije, mi abuelo acaba de morir. Debo ir. Debo estar con mi familia en este momento. Gloria se arrodilló a mi lado, colocó su mano en mi espalda a modo de tranquilizarme y apoyarme, y dijo Aria, tu abuelo ya se fue y no conseguirás mucho si vas allá esta noche. Ya son más de las 7 y es un viaje de al menos 2 horas. Además, tienes que comer y los amigos son exactamente lo que necesitas en este momento.

    Dejamos la oficina y caminamos hacia el estacionamiento. Me subí a mi pequeño Ford Escort negro y comencé a conducir hacia Anthem. No hace falta decir que mi corazón ya no tenía ganas de margaritas y comida mexicana. Decidí que necesitaba contactar a mi hermana menor para informarle lo sucedido. Desafortunadamente, cada vez que la llamaba, no me contestaba. Así que tomé nota para llamarla después de comer.

    Llegamos al restaurante y estaba lleno. Pero no es sorprendente. Cuando la comida es tan buena y la atmósfera es perfecta, no debes esperar nada menos.

    Barb había llegado antes que yo y al parecer le había informado a Ian sobre lo que había sucedido en la oficina. Por lo que, cuando entré al restaurante, Ian ya estaba abrazándome y diciéndome cuánto lo lamentaba.

    Estaba cenando con mis amigos, pero mi mente y mi corazón estaban en otra parte. Sentía que había caído en una pesadilla y que no podía despertar. Todo lo que quería hacer era salir del restaurante e ir al norte. Por alguna razón, sentía que si podía llegar a Prescott podría probar a todos que mi abuelo no estaba muerto. Podría corregir las cosas. Pero bien en el fondo, sabía que nada volvería a ser lo mismo.

    ––––––––

    Varios días después del funeral, la familia se reunió para leer el testamento. Como debía ser, la mayoría de los bienes de mi abuelo quedaron para mi abuela. Unas pocas cosas quedaron para algunos de sus hijos y otras para sus nietos.

    El abuelo era un hombre de familia. Tenía 8 hijos y 17 nietos. Yo era la mayor de los diecisiete. También se comentaba que yo era su favorita. Por esto, no fue sorpresa para nadie, excepto para mí, cuando el abuelo me dejó las escrituras de una propiedad que tenía en Blue Ridge Mountains, en Carolina del Norte.

    Los cuatro hijos mayores rieron disimuladamente e hicieron comentarios despectivos cuando se enteraron de que yo me había quedado con la propiedad. Creo que celos es la palabra perfecta para describir sus sentimientos. Todos eran casados, tenían hijos y sentían que debían haber sido quienes se quedaran con la propiedad.

    El abuelo se había casado dos veces y había tenido cuatro hijos con cada esposa. Los primeros cuatro nunca lo visitaban y solo enviaban fotos y postales para las fiestas.  Siempre hubo alguna clase de disputa entre los ocho hermanos. Los primeros cuatro en realidad nunca consideraron a los segundos cuatro como parte de la familia. En definitiva, no era mi idea de familia; pero imagino que cada familia tiene sus problemas.

    Me sentía honrada y orgullosa del regalo que me dejó. Sentía que no lo merecía, pero definitivamente honraría los deseos de mi abuelo. Así que hablé con mi jefa, me tomé una licencia de treinta días de ausencia e hice los preparativos para viajar a Asheville, NC.

    Capítulo Uno

    Pocas semanas después volé a Carolina del Norte para echarle un vistazo a la propiedad. Sabía que era antigua y que probablemente necesitaba algo de trabajo. Estaba algo emocionada ya que me encantaban las reparaciones. Sí, definitivamente estaba canalizando el espíritu de mi abuelo – después de todo, él era dueño de una empresa de construcción.

    Llegué a Asheville al final de la tarde. La brisa de octubre era fría, pero refrescante después de haber estado sentada en un avión por 5 horas. Alquilé un auto y comencé a manejar hacia las boscosas montañas de Carolina del Norte.

    Fue un viaje hermoso. Las hojas de los árboles ya habían comenzado a cambiar de color para la estación, rojo oscuro, rojo claro, naranjo y amarillo, y algunos árboles aún tenían manchas verdes, aunque no muchos. Los árboles parecían bailar una larga melodía olvidada a medida que sus ramas se mecían y meneaban en el frío aire nocturno.

    Las montañas eran bellas, por no decir más. Había pendientes suaves y paisajes impresionantes por todos lados. Los pueblos por los que pasé eran pintorescos. Me recordaban a Mayberry, con calles de dos vías, pequeños negocios familiares y árboles que cubrían las calles a ambos lados. No era como en Arizona, donde todo lo que hay son kilómetros de arena y cactus, y el único cambio de color que se ve es cuando el cielo va de azul a marrón turbio durante una tormenta de arena.

    Algunas de las ventanas de las tiendas tenían puestas decoraciones de Halloween y algunas tenían decoraciones de la cosecha de otoño. Había calabazas talladas que cubrían las calles y familias que caminaban disfrutando la clara noche otoñal. Pensé para mis adentros, creo que me podría gustar aquí.

    Luego de conducir alrededor de una hora, había llegado finalmente a mi destino. No había letreros visibles que marcaran la ubicación de la casa. Solo había un pequeño letrero al nivel de los ojos con la letra D en él. Giré y entré a un camino de tierra.

    El camino estaba oscuro, era muy malo y tenía demasiada vegetación. Los árboles habían crecido tanto que las ramas arañaban la parte superior de mi auto alquilado a medida que maniobraba por el camino, como si fueran uñas en una pizarra. Los gigantes arbustos sobresalían hacia el camino y golpeaban mis espejos laterales y todas las sombras parecían algo o alguien que se movía en el bosque.

    Mmm. Esto es algo escalofriante. Quizá debí haber esperado hasta la mañana para venir; definitivamente tendré que llamar a una empresa de paisajismo a primera hora para hacer de este camino algo más amigable. Lo dije en voz alta, pero a nadie en particular. Me hizo sentir mejor escuchar algo más que los arañazos en el techo del auto.

    Luego de conducir cerca de 3 kilómetros, finalmente llegué a un espacio abierto. Allí, en el centro de este espacio, se encontraba la casa rústica más hermosa que haya visto nunca.

    Ya que estaba por oscurecer, me sorprendió encontrar las luces del exterior encendidas; como si alguien me estuviera esperando. Ese pensamiento continuó un momento breve mientras asimilaba la belleza de mis alrededores.

    La casa era una especie de cabaña o château de dos pisos. Tenía un techo en forma de A, con un amplio balcón que envolvía el segundo piso de la casa y un inmenso porche que envolvía el primer piso. En el segundo piso pude ver un gran conjunto de puertas francesas que se abrían hacia el balcón, con ventanas a ambos lados. La puerta principal de la casa era de un tamaño majestuosamente grande y tenía en el centro una pequeña ventana rectangular de vidrio teñido. En cada lado de la puerta había ventanas rectangulares, hechas de vidrio transparente, de unos 30 centímetros de ancho, pero de la misma altura que la puerta. El resto del espacio en la casa estaba cubierto por ventanas. Definitivamente era un lugar espectacular.

    El suelo estaba bien mantenido. De hecho, parecía como si alguien recién hubiese cortado todo el césped que rodea la casa. Era un poco extraño, considerando que la casa había estado vacía por años.

    Conduje hasta la entrada para vehículos cubierta con gravilla y me estacioné en frente del garaje que estaba justo a la derecha de la casa. Salí del auto y comencé a caminar hacia la casa. Realmente sentía como si estuviera dando un paseo despreocupado por el bosque.

    La casa estaba ubicada en el centro de un vacío circular en el bosque que la rodeaba. El follaje era tan grueso que apenas se podía ver más allá de un metro o dos.

    Subí por las escaleras hasta la puerta principal y saqué mis llaves para abrirla, cuando de repente tuve el abrumador presentimiento de que alguien me vigilaba.

    Ahora bien, no quiero decir que soy psíquica ni nada por el estilo, pero, en el pasado, he predicho alguno que otro evento y sé cuándo definitivamente hay algo raro. Esta era una de esas ocasiones. No sabía qué o quién me estaba observando, pero sea lo que fuere, no era bueno.

    Me di la vuelta y presioné mi espalda contra la puerta. Inspeccioné ambos lados del porche y lo máximo que pude de la propiedad sin dejar mi posición estratégica actual. No pude ver a nadie. Sin embargo, si alguien estuviera escondido en el bosque, de todas formas no había forma de que pudiera haberlo visto. Parecía que con cada minuto se oscurecía más y todo lo que quería era entrar a la casa y echarle llave a la puerta. Me preocuparía de mi equipaje más tarde.

    Empecé a hurguetear mis llaves, con mi espalda hacia la puerta, hasta que finalmente encontré la que abriría la puerta para poder entrar. Inspeccioné el área una vez más antes de darle la espalda y abrir la puerta. Quería asegurarme de que nadie trataba de asustarme.

    Rápidamente abrí la puerta, corrí hacia dentro y di un portazo a la puerta al tiempo que le echaba llave. Me apoyé por un momento contra la puerta, tratando de orientarme. Una vez que mi corazón se había tranquilizado, me reí fuertemente de mí misma, ¡qué tonta! ¿Quién querría acampar afuera en el bosque en frente de una casa que ha estado vacía por años esperando que una chica ingenua venga de visita? ¡Es totalmente ridículo!

    Luego de permanecer de pie otros pocos segundos para que mis ojos se ajustaran a la limitada luz que entraba desde afuera, vi un conjunto de interruptores de luz en la muralla y los moví todos, uno a uno. Y así como así, toda la oscuridad desapareció, habitación por habitación. ¡La casa se volvió tan cálida y acogedora que me dieron ganas de explorarla!

    Al mirar alrededor de mi ubicación actual, no me sorprendió descubrir que estaba parada en medio de un vestíbulo. El vestíbulo no era solamente un camino de entrada hacia la casa; también se extendía hacia un largo pasillo. Había una gran entrada en forma de arco a mi izquierda, una puerta cerrada a mi derecha y otra entrada en forma de arco al final del pasillo. Todas las paredes estaban pintadas con un color tipo beige crema y tenían ribetes de madera. El piso era de madera y del color de la miel. Era adorable.

    Comencé mi exploración en la habitación a mi izquierda. Era un área principal gigante completa con una chimenea de piedras de gran tamaño y una tremenda escalera que bajaba hacia el centro de la habitación. Las paredes de esta habitación estaban recubiertas con un panel de madera que casi hacía juego con el piso. La escalera estaba cubierta por una alfombra color crema. La habitación estaba completamente amoblada, pero cada uno de los muebles estaba cubierto con paños. Quería subir por las escaleras, pero decidí primero terminar de revisar abajo.

    La siguiente habitación a la que fui era la que tenía la puerta cerrada. Entré a lo que parecía ser una biblioteca u oficina. Había un amplio escritorio en la mitad de la habitación – nuevamente cubierto por un paño – y cada pared de la habitación estaba cubierta, desde el piso hasta el techo, con estantes llenos de libros. Otra curiosidad que dejaría para otro momento.

    Salí de esa habitación y me dirigí hacia el fondo del pasillo. Caminé por la entrada en forma de arco hacia una inmensa cocina gourmet, completa con encimeras laminadas – será lo primero que cambie, pensé.  Gabinetes de roble cubrían la pared del fondo de la cocina y, al centro, había una isla independiente de la misma longitud. Vi un fregadero antiguo de porcelana en la isla, el que revisaría en la mañana para comprobar su estado y considerar su reemplazo.

    Directamente en frente de la isla había un solario en forma de glorieta que se había creado para su uso como área de comedor. ¡Con una mesa y sillas gigantes incluidas! Vi una puerta por el lado de la glorieta que llevaba a la parte trasera de la casa, pero decidí esperar hasta la mañana para inspeccionar esa área.

    No estaba segura cómo era abrir gabinetes en una casa nueva, pero eso fue lo que hice. Y, para mi sorpresa, estaban llenos de platos, vasos, cubiertos, ollas y sartenes. ¡Definitivamente era una ventaja! Ahora no tendría que gastar mi dinero en estas cosas.

    Luego de finalizar mi exploración de la cocina, volví al área principal para subir al segundo piso. A medida que caminaba por el área principal, vi una puerta detrás de las escaleras. Me aventuré a echar un vistazo. Era un pequeño tocador completo con un lavamanos de pedestal color beige y un inodoro. El espejo sobre el lavamanos había comenzado a deformarse con el tiempo, así que lo añadí a mi lista de cosas a reemplazar.

    Llegué al segundo piso y me encontré con una puerta directamente en frente mío. Resultó ser otro baño. Afortunadamente, este era un baño completo. Con tina y ducha incluidas. Las paredes estaban pintadas de un color verde agua. No sabía si el color me gustaba mucho, pero esperaría hasta la mañana para tomar mi decisión acerca de cambiarlo.

    Todo el piso de arriba de la casa estaba cubierto con la misma alfombra color beige que las escaleras. El segundo piso también se abría hacia el primer piso para hacer que el área principal luciera más grande; el corredor del segundo piso me recordaba un poco a una pasarela.  

    A mi derecha, había un pequeño ático – completo con muebles, por supuesto – con un conjunto de puertas dobles que pude asumir eran las que vi en la parte frontal de la casa y que daban al balcón. A mi izquierda, había un pequeño pasillo que desaparecía detrás del baño, una puerta ubicada diagonalmente en frente de la puerta del baño y otra directamente en frente del baño. Pero para llegar a ella habría que caminar por la pasarela.

    Había dos puertas al sur del pequeño pasillo, directamente en frente una de otra. Ambas resultaron ser habitaciones con camas con dosel y amplias ventanas ubicadas en dos de las paredes.  

    La siguiente habitación a la que entré era la que se encontraba en diagonal desde el baño. Era más una amplia suite que una habitación. Tenía una cama Queen con cuatro columnas, con su propio baño y un conjunto de puertas dobles que llevaban a un balcón privado.  Había pensado que esta era la suite principal hasta que entré a la última habitación de arriba.  

    ¡Esta habitación era inmensa! Había una enorme cama King con un respaldo de gran tamaño contra la pared en el centro de la habitación. Había enormes ventanas panorámicas a cada lado de la cama y otro conjunto de puertas dobles que llevaban a otro balcón privado. A la izquierda de las puertas se encontraba un baño privado con un jacuzzi y una ducha independiente. La habitación también albergaba un vestidor que era más grande que mi último departamento.

    Ya que era la nueva dueña de este castillo, ¡no veía por qué no podía hacer de esta mi habitación! Con lo afortunada que fui al encontrar platos abajo, también esperaba encontrar ropa de cama. Luego de buscar en cada clóset y cómoda en la casa – ¡di con una mina de oro! Encontré un armario que tenía de todo para las camas.  Saqué lo que necesitaba y comencé a armar mi cama para la noche.

    Cuando terminé,

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