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El Baile de La Gitana: Serie de Los Cazadores, Libro 1
El Baile de La Gitana: Serie de Los Cazadores, Libro 1
El Baile de La Gitana: Serie de Los Cazadores, Libro 1
Libro electrónico372 páginas7 horas

El Baile de La Gitana: Serie de Los Cazadores, Libro 1

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Información de este libro electrónico

Niko Raydon es un cazador que ha sido convocado a un pequeño pueblo gitano en la noche de su celebración anual de emparejamiento. Percibe el uso de magia negra e intenta capturar al usuario responsable hasta que sus ojos quedaron atrapados por la joven Oralia Simone. Cae enamorado inmediatamente de la hermosa gitana mientras la ve bailar alrededor de la fogata... todo sobre ella le encanta y se encuentra bajando la montaña hacia el pueblo para poder verla.

Oralia Simone acaba de cumplir 18 años y se encuentras comprometida con un hombre al que no ama. A pesar de su protesta al matrimonio arreglado, acepta de mala gana su deber como gitana. Se casaría con Tobias McGrath y espera que algún día pueda amarlo.

Cuando Niko se acerca sigilosamente al lugar, descubre que Oralia ha sido prometida a Tobias, su principal razón de estar allí. Cuando Tobias usa su magia negra con Oralia, Niko decide que Tobias ha ido demasiado lejos. Niko se lleva a Oralia al reino de los cazadores para mantenerla a salvo mientras se libra una guerra contra Tobias por amor a una bailarina gitana. 

IdiomaEspañol
EditorialBadPress
Fecha de lanzamiento6 oct 2020
ISBN9781071568071
El Baile de La Gitana: Serie de Los Cazadores, Libro 1

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    El Baile de La Gitana - Charlie Daye

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    All Rights Reserved

    Copyright © 2013 Charlie Daye

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de esta publicación podrá ser reproducida, distribuida o transmitida en forma alguna o por ningún medio, incluidas la fotocopia, la grabación, u otros medios electrónicos o mecánicos, sin la autorización previa del editor, excepto en el caso de breves citas incorporadas en reseñas críticas y algunos otros usos no comerciales permitidos por la ley de derechos de autor.

    Este libro es una obra de ficción. Los nombres, personajes, lugares e incidentes son producto de la imaginación del autor o han sido utilizados ficticiamente, y no deben ser interpretados como reales. Cualquier semejanza con personas, vivas o muertas, eventos reales, locales u organizaciones son totalmente coincidentes.

    Créditos por la imagen de portada: Charlie Daye y dreamstime.com ID 35430966 © Katrina Trninich

    Translación Wendy Farfan

    Dedicación:

    Para mi esposo Stephen...  tu apoyo interminable lo hizo posible

    El Baile De La Gitana

    Capítulo 1

    Finalmente había llegado el momento de la celebración anual del emparejamiento. Oralia había estado temiendo este día los últimos seis meses.

    Fue entonces cuando los padres de Oralia, Patrick y Efanie, la sentaron para informarle que finalmente habían decidido que era hora de que se casara. Habiendo cumplido los 18 años dos semanas antes, Oralia estaba mortificada. No tenía ningún deseo de casarse y mucho menos con ninguno de los hombres de su clan. Es cierto que había algunos que eran agradables a la vista, pero en su mayor parte, sus opciones eran limitadas y no era como si tuviera elección en el asunto. Sus padres habían hecho los arreglos antes de la celebración. Después de que el baile de celebración se completara, la entregarían como un premio envuelto para regalo que se ganaría. La boda en sí tendría lugar en algún momento del mes siguiente a la celebración.

    Todo el proceso disgustaba a Oralia. Se consideraba a sí misma un espíritu libre y no tenía ningún deseo de establecerse. Quería salir y ver el mundo, experimentar cosas nuevas, conocer gente nueva y tener la oportunidad de elegir por sí misma a quien quería amar. A veces, la vida puede ser tan injusta.

    Oralia había protestado todo lo posible a sus padres, pero su padre no le había escuchado. Terminaba la conversación cuando le decía: Este camino es nuestro camino, siempre ha sido nuestro camino. Lo aceptarás y harás lo que se espera de ti.

    Oralia había huido a su habitación en un borrón de lágrimas calientes. Había dado un portazo en la puerta de su dormitorio y se había tirado en su cama, sollozando en su almohada. Cuando la puerta de su dormitorio se abrió, no sorprendió a Oralia que fuera su madre la que entraba. Siempre fue precedida por el aroma de su perfume. Era un olor a talco y siempre le recordaba a Oralia a un recién nacido.

    Efanie se había sentado junto a Oralia en su cama y le acariciaba el cabello: ¡Lo odio! dijo Oralia abrazada de su almohada.

    Efanie suspiró: No, no lo odias.

    Oralia tenía puesta una cara llena de lágrimas para mirar a su madre. Oralia siempre había pensado que su madre era hermosa. Con el cabello negro y brillante que le rozaba justo en la parte superior de los hombros, ojos verdes pálido del color jade, labios en forma de corazón cobre. Efanie era pequeña con un cuerpo de bailarina, estómago plano, brazos y piernas cincelados, caderas estrechas y pechos pequeños. 

    ¿Cómo puedes estar de acuerdo con todo esto? le preguntó Oralia.

    Efanie le sonrió: "¿Cómo crees que llegaste a estar aquí? Mi matrimonio con tu padre fue arreglado.

    Oralia dejó caer su cabeza sobre la almohada: Eso es diferente, tú amabas a papá.

    No siempre lo amé. De hecho, apenas lo conocí cuando me prometieron con él.

    ¿Te casaste con alguien a quien no amabas? Preguntó Oralia con cara de asco: ¿Cómo pudiste hacer eso?

    ––––––––

    Me ayudó que lo encontré extremadamente atractivo. Todas las chicas lo querían. Tenía carisma y encanto, estaba bien establecido y habría sido una pareja aceptable para cualquiera de las chicas del clan. Su suave cabello negro, ojos color avellana, hombros anchos y físico delgado.

    Oralia se quejó gruñendo un poco.

    Efanie continuó: Tenía miedo el día que nos casamos, pero tu padre fue paciente y amable. Nunca me empujó a nada para lo que no estuviera preparada o no quisiera hacer. Incluso esperó a que yo estuviera lista para consumar nuestro matrimonio. Y no fue hasta que le dije que lo amaba que me pidió que tuviera a su bebé.

    ¿Él te ama? preguntó Oralia.

    Efanie le sonrió: Si me ama y mucho.

    Oralia se había envuelto alrededor de su madre: Mamá, tengo miedo. No quiero hacer esto. No hay realmente ningún hombre en nuestro clan, y ninguno con el que pueda pasar el resto de mi vida. ¡Habla con papá! ¡Dile que no me obligue a hacer esto, mamá, por favor!

    Efanie había sostenido a su hija cerca acariciando su cabello y meciéndola suavemente: Mi hermosa hija, no tienes nada que temer. Tu padre sólo se preocupa por tu interés y nunca te entregaría a nadie indigno.

    ¡Pero no quiero que me den a nadie! ¡quiero elegir por mí misma!

    Efanie suspiró: Eres una chica tan fuerte y testaruda, Oralia. Ha sido nuestra costumbre durante generaciones que nuestros matrimonios sean arreglados. Esta noche, en la celebración, bailarás, llevarás una máscara de felicidad y entrarás valientemente en tu nueva vida. No tendré más de este lloriqueo. Aceptarás tus responsabilidades y no vas avergonzar a tu familia.

    Oralia se desplomó en derrota: Si, mamá.

    Buena chica. Ahora empieza a lavarte. Tendremos que empezar a prepararte para la celebración pronto.

    ––––––––

    Dos horas después, Oralia se sentó en el taburete frente a su tocador en su dormitorio mientras su madre la preparaba. Efanie cepilló y secó el largo cabello negro de Oralia, que le llegaba hasta la cintura. Una vez que estuvo completamente seca y colgaba como cortina de seda negra, Efanie comenzó a trenzar finas y brillantes cintas de doro en varios lugares a través de las capas del cabello de Oralia. El efecto sería hipnotizante a la luz de la hoguera mientras Oralia bailara. Parecía como si la luz del fuego viniera de su cabello.

    Luego vino el maquillaje. Debido a que Oralia había heredado la belleza natural de su madre, lo único que hizo Efanie fue forrar los ojos de Oralia en negro para que el color verde jade resaltara.

    La ropa fue lo siguiente. Oralia llevaba un traje de dos piezas. La falda estaba hecha de gasa blanca y tenía un material de oro brillante cosido bajo las diferentes capas. Era ligero, así se movía y revoloteaba alrededor de las piernas de Oralia perfectamente para el baile. El material dorado atrapaba la luz del fuego cuando se movía. Su top era un corsé blanco, que estaba atado con la misma cinta dorada que tenía en el cabello. Las mangas eran gasa blanca y colgaban de sus hombros.

    Sus orejas estaban adornadas con grandes pendientes de oro con varias monedas pequeñas de oro colgando de cada uno. Sus pies estaban desnudos excepto por las monedas de oro que colgaban de las cadenas que le cubrían los tobillos.

    Para completar el traje para el baile, a Oralia se le entregaron un par de platillos de oro para los dedos mientras su madre le ataba un sarong naranja cubierto de pequeñas monedas de oro alrededor de sus caderas.

    Cuando terminó, Efanie dio un paso atrás para mirar a su hija: Te ves hermosa, Oralia.

    Gracias, mamá

    ¡Patrick! le llamó Efanie: Ven a ver a tu hermosa hija.

    Patrick respondió caminando por el pasillo: Ya sé que mi hija es hermosa.

    Patrick entró en la habitación de Oralia y se detuvo en seco. Un sentimiento de asombro se apoderó de él. Mirando a Oralia vestida con su atuendo de celebración, Patrick sintió que acababa de retroceder en el tiempo a la noche en que Efanie le fue prometida. Oralia era la viva imagen de su madre tal y como estaba esa noche, excepto que Oralia tenía más curvas que su madre.

    Patrick tomó a Oralia de la mano y la hizo girar: Te ves absolutamente impresionante, Oralia. Te ves exactamente como tu madre la noche que nos comprometimos.

    Oralia sonrió: Gracias, papa.

    ¿Pensabas que yo era impresionante? preguntó Efanie a su esposo.

    Patrick soltó la mano de Oralia y se acercó a Efanie. La abrazó y le dio un suave beso en la mejilla: Aún lo pienso.

    Efanie se ruborizó profundamente.

    Papá, ¿amabas a mamá en ese entonces?

    Patrick miró fijamente a los ojos de Efanie mientras contestaba: Fue amor a primera vista. Pensé que tu madre era la mujer más hermosa que jamás había visto. Le acarició la mejilla: Era muy tímida y le llevó algún tiempo acostumbrarse a mí, pero una vez que lo hizo, nunca nos separamos.

    Oralia sonrió: Aparentemente, mama pensó que eras muy sexy en ese momento también.

    Patrick se rió: Me alegra saberlo.

    Efanie trató de ocultar su rubor cambiando de tema: ¿Vamos a vestirnos, Patrick? Tendremos que irnos pronto.

    Patrick la besó en la mejilla: Por supuesto, mi amor.

    Patrick y Efanie dejaron la habitación de Oralia, dejándola sola con sus pensamientos.

    Oralia se sentó en su taburete mirando la puerta vacía por la que sus padres acababan de pasar. Sus padres estaban obviamente enamorados el uno del otro y eran muy felices juntos. Oralia rezó para tener la mitad de suerte que ellos.

    Capítulo 2

    Efanie y Patrick estaban en su habitación preparándose para la celebración. Efanie llevaba un vestido similar al de Oralia, excepto que sus mangas eran más largas con puños abombados, y la parte superior no colgaba de sus hombros. Patrick llevaba un par de pantalones negros con una camisa blanca de estilo campesino con cordones dorados.

    Efanie se trio un lado del cabello hacia atrás con un pasador de oro, dejando que el resto cayera alrededor de su cara. Su maquillaje se hizo lo mismo que Oralia, sólo con el delineador. Se puso un par de pendientes de oro y sus muchos brazaletes.

    El cabello de Patrick era más largo que el hombre normal. Estaba justo debajo del cuello por su camisa y normalmente lo habría dejado para que hiciera lo que quisiera, pero optó por devolverlo para la celebración de la noche. Con cabello fuera de la cara, era fácil ver lo guapo que era en realidad, con cejas perfectamente arqueadas, una línea de mandíbula cuadrada y labios perfectamente formados que no eran muy llenos, ni muy pequeños, Era el epítome de la masculinidad.

    Patrick se miró en el espejo y vio a su esposa sentada en su cama mirándolo. Le sonrió: ¿Todo bien?

    Ella sonrió: Si, Sólo estaba admirando lo guapo que eres.

    Patrick sonrió mostrando unos dientes perfectamente blancos y rectos: Así que, supongo que te gusta lo que ves.

    Efanie sonrió: Sí estaba pensando en lo afortunada que soy de que mis padres te hayan elegido como mi prometido.

    Patrick se giró y se apoyó en el tocador, cruzando los brazos: Escogieron bien, ¿verdad?

    Efanie agitó su mano en el aire: ¡Por favor! A veces puedes estar tan lleno de ti mismo.

    Patrick se rió.

    Patrick, ¿hemos tomado la decisión correcta para Oralia?

    Patrick frunció el ceño: ¿Dudas de mi elección?

    En realidad no. Sabes que confío completamente en tu juicio, pero Oralia tenía razón en una cosa... no hay ningún hombre en todo nuestro clan que merezca una belleza como ella. La mayoría de los hombres son decentes en el mejor de los casos, pero ninguno puede sostener una vela para ti.

    Patrick se acercó a Efanie y se sentó a su lado en la cama. Tomó las dos manos de ella en las suyas: Admito que no hay hombres lo suficientemente guapos para mi Oralia, por eso elegí el estatus en lugar del atractivo. Tobías no es un tipo mal parecido y es lo suficientemente decente para mirar, sin embargo, su estatus puede proporcionar a Oralia todo lo que ella podría querer. Él es, después de todo, el siguiente en la línea para liderar nuestro clan.

    Efanie suspiró: Tienes razón, mi amor. Puede cuidarla muy bien ¿Crees que ella podría llegar a amarlo?

    Patrick se encogió de hombros: Nosotros lo hicimos.

    Efanie sonrió lo tomó de la cara y le besó: ¡Eso fue solo porque eras muy guapo y genial en la cama!

    Patrick se rió con un brillo en sus hermosos ojos color avellana: Y si tuviéramos tiempo, te recordaría por qué me amas.

    Efanie se rió mientras pasaba su dedo por su pecho hasta la parte superior de sus pantalones: Tal vez más tarde entonces.

    Patrick le agarró la nuca y la besó profundamente antes de soltarla: En cuanto termine la celebración, serás mía.

    Mmm... Efanie ronroneó: Estoy deseando con ansias ese momento.

    El pueblo de Secada estaba enclavado en un valle entre las montañas, un arroyo y las colinas del Cervatillo blanco. El pueblo consistía en una mezcla de casas de campo, remolques y carros. En un momento dado, puede haber entre 3000 y 1000 gitanos en la residencia. Para la celebración de esta noche, el conde estaba en el extremo superior.

    Oralia y sus padres salieron de su casita de dos habitaciones y se dirigieron al centro del pueblo.

    El centro del pueblo era una enorme pradera de hierba. El terreno era plano y era un lugar perfecto para construir la piedra y el mortero que rodeaba las hogueras que se hacían frecuentemente en el pueblo. Alrededor de la hoguera, todos los gitanos salieron con sus mejores atuendos.

    Había seis familias que participaban en la celebración. Podrías identificar a estas familias por su ropa. Todos llevaban el mismo color que sus hijas que estaban bailando. Los colores variaban. Había, por supuesto el blanco, rojo, azul, verde y amarillo y cada uno de estos colores se combinaba con acentos de oro o plata.

    El orden del baile había sido preseleccionado y Oralia se alegró de ser la última.

    El líder del clan se acercó a la hoguera y llamó la atención de todos: Buenas noches, compañeros de viaje. Ha llegado el momento una vez más de nuestra celebración anual de emparejamiento. Esta noche, tenemos seis encantadoras damas que bailarán para su placer, y seis afortunados caballeros que tendrán el honor de tomarlas como esposas. Así que, juntemos nuestras manos y comencemos la celebración.

    La gente empezó a sentarse alrededor de la hoguera cuando empezó la música. Una por una, las chicas vinieron a pararse a su lado y anunciaron a quienes se les había dado. A medida que se acercaba el momento, Oralia comenzó a sentir la danza de las mariposas en su vientre. No estaba segura de si era el baile lo que más la asustaba, o el no saber a quién la entregarían. Lo más probable es que sea lo segundo.

    El turno de Oralia finalmente llegó. Ella y sus padres se pusieron de pie. Caminaron en familia hasta el lugar donde Oralia comenzaría su baile. Su madre la abrazo y la besó en la mejilla y luego dio un paso atrás. Su padre le tomó la mano, la besó en la mejilla y la alejó de él. Oralia se alejó de su padre y se detuvo en su posición inicial. Se puso de pie con una pierna atrás, una pierna adelante y ligeramente doblada, un brazo recto sobre su cabeza y el otro extendido en un arco delante de su cuerpo con la palma de su mano mirando hacia afuera.

    Patrick tomó la mano de Efanie y la llevó de vuelta a sus asientos. Miró a Oralia con orgullo. Ella se paró en su pose inicial luciendo hermosa y feroz. Cualquier hombre sería afortunado de tenerla, pero ninguno la merecía nunca.

    Efanie miró a su hija con ojos borrosos. Las lágrimas amenazaban con caer, pero ella no las dejaba. Oralia estaba orgullosa mientras la luz del fuego bailaba sobre el oro de su ropa y su cabello. Efanie sabía que Oralia debía estar tan aterrorizada como lo había estado en su noche de celebración, pero Oralia lo superaría maravillosamente. Era la hija de su padre después de todo.

    Oralia se quedó en su posición de espera sin mirar nada ni a nadie en particular. Miró por encima de las cabezas de los asistentes, deseando que su mente se despejara y su corazón se calmara. Con el primer rasgueo de la guitarra, Oralia se olvidó de todo y de todos y comenzó a bailar.

    Ella pisoteó su pie y juntó los platillos con un crujiente golpe de metal. Lentamente bajó los brazos y giró sobre los dedos de su pie hasta que miró en la dirección opuesta. Volvió a tocar sus platillos y la música se aceleró. A medida que la música aumentaba, Oralia se perdió en ella. Cerró los ojos y se balanceó con la música. Pisoteó sus pies, saltó por el aire y giró en vertiginosos remolinos de oro y luz de fuego. Su cabello se abrió en abanico a su alrededor en una mezcla embriagadora de negro y oro. Su piel comenzó a brillar por el esfuerzo de su baile.

    Cuando la música terminó, Oralia se encontró en el suelo. Una pierna estaba metida bajo su cuerpo, la otra doblada hasta su pecho. Ambos brazos levantados por encima de su cabeza y cruzados en las muñecas. Su rostro se apartó de los espectadores y miró fijamente al fuego encendido a su lado.

    Los estruendosos aplausos del público sacaron a Oralia de su pequeña burbuja. Volvió a bajar los brazos a los lados y se volvió para buscar a sus padres. Se encontraban entre los muchos, los ojos de su padre brillando de orgullo mientras que las mejillas de su madre estaban manchadas de lágrimas. Cuando se puso de pie, sus padres corrieron a saludarla. Su padre la recogió con un abrazo gigante: ¡Lo hiciste excelente, Oralia!

    Oralia abrazo a su padre fuertemente: Gracias papá

    Patrick se hizo a un lado para que Oralia pudiera abrazar a su madre. Efanie envolvió a Oralia en un abrazo asfixiante y le besó las mejillas: Nunca he visto a nadie bailar tan bien.

    Gracias mamá.

    Con Oralia de pie entre ellos, Patrick y Efanie tomaron cada uno una de sus manos mientras la alejaban del fuego. Se presentaron ante el líder del clan: ¿Y qué afortunado caballero recibirá a su hija esta noche?"

    Después de mucha consideración, Efanie y yo hemos elegido a Tobias McGrath como prometido de Oralia. Respondió Patrick.

    El líder del clan sonrió: Has hecho una excelente elección para ella. ¡Tobias McGrath! Se le ha prometido la mano de Oralia Simone ¿Aceptas?

    La multitud se separó. Oralia apretó las manos de sus padres. Tobias dio un paso al frente.

    Oralia se quedó mirando al hombre que sería su marido en menos de treinta días. Oralia no estaba segura de la edad de Tobias, pero supuso que rondaba entre 25 y 30 años. Medía más o menos 1,80 m de altura, con cabello rubio arenoso y ojos tan pálidos que el azul era casi translúcido. Tenía una mandíbula cincelada y hombros bien definidos. Sus caderas eran delgadas, pero sus músculos eran enormes. Oralia tragó y se agarró con más fuerza a las manos de sus padres. Tobias no era feo, pero tampoco era tractivo, era... promedio.

    Tobias se quedó mirando a la suculenta mujer que se le ofrecida. Era bastante impresionante, no había duda de ello. Con sólo 1,60 metros de altura, era una cosa diminuta. Tenía cabello negro brillante, ojos de un interesante tono verde pálido, labios en forma de corazón teñidos de rojo y piel del color de cobre. Su cintura era pequeña, sus caderas estaban bien redondeadas y sus pechos eran suficientes para llenar sus manos. Ella lo miró fijamente con cierto temor. Eso hizo sonreír a Tobias... ella sería perfecta. Acepto

    Por un breve momento, Oralia se aferró a la esperanza de que Tobias la rechazara.  Su corazón casi se rompió cuando él aceptó. Oralia se volvió hacia su madre, quien simplemente la besó en la mejilla y le soltó la mano. Cuando se volvió a su padre, Patrick se inclinó, le besó la otra mejilla y le susurró al oído: Dale una oportunidad, Oralia. Ustedes dos pasarán los próximos treinta minutos juntos conociéndose. Entonces vendrás a unirte a la fiesta ¿Entendido?

    Oralia cerró los ojos luchando contra las lágrimas: Sí papá.

    Patrick se acercó a Tobias que aún tenía la mano de Oralia. Tobias los tomo a mitad de camino: Tobias dijo Patrick en saludo.

    Señor Simone respondió Tobias con un movimiento de cabeza.

    Asegúrate de Volver en un plazo de 30 minutos  

    Por supuesto señor. Simone.

    Patrick le beso la mano a Oralia antes de entregársela a Tobias. Oralia miró a su padre con lágrimas que empezaron a caer de sus ojos No tengas miedo, Oralia.

    Trataré, papa respondió Oralia en vos baja."

    Patrick dio un paso atrás y giró. Tomó la mano de Efanie y desaparecieron entre la multitud. Fue entonces cuando Oralia miró a Tobias. Quien le tomó la mano con firmeza y sonrió: ¿Caminamos?

    Oralia asintió: Ok.

    Tobias le rodeó el brazo con la mano y la llevó lejos del ajetreo de los fiesteros borrachos. Caminaron en silencio durante varios minutos. Oralia quería desesperadamente huir en la dirección opuesta y alejarse lo más posible de Tobias, pero él le cogió la mano firmemente en su brazo. Era obvio que Tobias no iba a dejarla ir a ningún lado.

    Entonces, háblame de ti, Oralia

    "¿Qué quieres saber? Preguntó

    ¿Por qué no me hablas de tu baile? dijo él.

    Oralia sonrió: Me encanta bailar.

    Tobias sonrió: Sí, hiciste una gran actuación esta noche. Entre tus movimientos, tu disfraz y la forma en que el fuego jugó con la cinta dorada, era difícil mirar hacia otro lado.

    Oralia se sonrojo: Creo que ese era el punto.

    Tobias se rió: Seguro que sí, pero una vez que nos casemos, no volverás a bailar así para nadie más que para mí.

    Oralia se detuvo en seco: ¿No volveré a bailar?

    Oh, puedes bailar para mí cuando quieras, sin embargo, necesitaré ver cómo bailas fuera de ser el centro de atención antes de decidirme a si no bailaras para nada.

    Oralia se quedó en silencio.

    ¿Puedes cocinar? siguió Tobias

    Si, al menos puedo cocinar las cosas que mi madre me ha enseñado.

    Ya veo. ¿Eres hábil en la cama? preguntó.

    Oralia se veía horrorizada: No, ¡Todavía soy virgen! Si buscas a alguien más versado en esas cosas, podemos ir hablar con mi padre y pedirle que cancele el compromiso. Entonces puedes buscar a alguien un poco más mundana que yo.

    Tobias se rió: No seas ridícula, Oralia, que seas virgen está bien. Sólo significa que tendré mucho que enseñarte. ¿Alguna vez has besado a un hombre antes?

    Oralia sacudió la cabeza y bajó los ojos al suelo: No

    Tobias arrastró a Oralia mientras seguía caminando. Empezó a recorrer un camino más alejado de la fiesta y más profundo en el pueblo. El corazón de Oralia empezó a acelerarse. No le gustaba estar lejos de la fiesta, o estar a solas con Tobias. Había algo en él que no le gustaba. La hizo sentir tonta e infantil. La idea de estar atada a él por el resto de su vida le hizo llorar de nuevo.

    Realmente eres inocente ¿verdad, Oralia?

    Oralia se limpió las lágrimas mientras caían. Le dije a papá que no estaba lista para casarme, pero insistió en que ya era hora.

    Seguro de que estaban solos, Tobias giró a Oralia hasta que su espalda quedó atrapada contra la pared. Se colocó a menos de dos pulgadas de ella y la miró fijamente. Oralia lo miró fijamente, con el miedo claro en su cara. Tobias sonrió con suficiencia: Serás una buena esposa, Oralia, una vez que hayas entrado a mi casa. Te llevaré a mi cama en nuestra noche de bodas y te mostraré cosas que ni siquiera has soñado. Entonces aprenderás a cocinar lo que me gusta y te asegurarás de que la casa se mantenga limpia. En cuanto a los hijos, te diré cuando estemos listos para ellos.

    ––––––––

    Oralia tragó visiblemente: Pero, ni siquiera te conozco. ¿Cómo puedes asumir que querría estar en tu cama en nuestra noche de bodas? Acabo de decirte que no estoy lista para el matrimonio todavía.

    Tobias le sonrió a Oralia con una amenazadora mirada. La agarró por la fuerza de la barbilla, inclinando la cabeza hacia arriba, haciendo imposible que ella mirara hacia otro lado: Oralia, una vez que seas mi esposa, tomaré lo que quiera de ti, quieras o no. Te esperaré en mi cama en nuestra noche de bodas... lista, dispuesta y ansiosa ¿te quedó claro?

    Oralia

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