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Ardiente como el infierno
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Libro electrónico302 páginas4 horas

Ardiente como el infierno

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Para un incendio, solo basta una chispa.


Lily y Cade siempre sintieron la chispa entre ellos, pero el hermano de Lily y mejor amigo de Cade, mantuvo la yesca húmeda. Además, Cade es un mujeriego y cuando un hombre es tan ardiente, siempre alguien se quemará. Lily debería haber aprendido la lección la primera vez que se quemó, cuando él se marchó de la ciudad la mañana siguiente tras haberse encontrado.


Sin embargo, todos estos años después, la brasa todavía arde.


Ella trabaja en la panadería local, controlando la temperatura... hasta que él regresa a su vida. Recién salido de los incendios forestales de Montana, Cade perdió todo lo que apreciaba, y las pérdidas dejaron cicatrices. Pronto descubren que, más que nunca, ambos están mejor juntos. El amor crece, deprisa y ardientemente.


Más allá de lo que diga el hermano de Lily, Cade necesita lo que ella le da. Pero no existe tal cosa como un incendio controlado.


Y cada secreto conlleva el riesgo de una tormenta de fuego.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento21 jul 2020
Ardiente como el infierno

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    Ardiente como el infierno - Jessa James

    siento».

    1

    Lily

    Actualidad

    En retrospectiva, ¿por qué una oportunidad perdida para el romance hace a un hombre mucho más atractivo?

    Lily se lo preguntaba mientras trabajaba en la parte trasera de Wilde’s Bakery, colocando cuidadosamente el glaseado de unos petit fours. No pensaba en nadie en particular, pero Cade Moore permanecía en un rincón de su cabeza. Cade siempre estaba en un rincón de su cabeza.

    —Tus petit fours lucen mucho mejor.

    Lily levantó la mirada y le sonrió a Jean-Michel cuando terminaba una de sus creaciones con temática navideña.

    —Gracias —le dijo. Lily trabajaba en Wilde’s Bakery, en Salem, desde que terminó el curso de pastelería en Le Cordon Bleu en Portland, el año anterior—. Creo que por fin he dominado estas pequeñas bestias.

    —¿Dominado? No… —dijo Jean-Michel con su acento parisino—. Pero sí se ven aceptables para la venta, quizás.

    —Guau, gracias, jefe —respondió Lily volteando los ojos.

    —Es un cumplido —dijo él mientras revisaba la caja registradora detrás de ella—. ¿Sabes cuántos chef pasteleros contrato con un título en química?

    —Ninguno. Lo sé, lo sé —añadió Lily mientras deslizaba la bandeja en el mostrador—. Y tú sabes que yo no estoy de acuerdo en eso. ¿Qué es hornear sino una ciencia?

    —Hornear es un arte, mon canard —dijo él—. Recuérdalo.

    —Cierto. Entonces, ¿puedo hacer hoy los macarones?

    —¡No! —dijo Jean-Michel, cortante—. Ya practicaste suficiente por hoy. Regresa al mostrador del frente a trabajar.

    —Pero, Jean-Michel…

    —Tus últimos macarones estaban demasiado secos. Quizás mañana te enseñe y lo intentes de nuevo.

    —Está bien —dijo Lily, derrotada.

    —Por cierto, descubre más sobre el… cómo lo dices, ¿grafi…?

    —Grafiti —lo corrigió—. Y no. Hablé con la policía otra vez, pero piensa que son solo niños.

    —Solo niños —repitió Jean-Michel—. ¿Por qué pintan mi pastelería? ¿Quién creen que va a pagar por el daño?

    —Quizás deberías dejar de cubrirlos entonces —dijo Lily mientras se metía en la boca uno de los macarones que había creado Jean-Michel esa mañana—. Digo, ni siquiera sabes lo que dice el grafiti.

    —Es francés. O se supone que lo sea —dijo él.

    —¿Sí? ¿Y qué significa lo último que escribieron?

    —Deja de comer, Lily. ¿Quieres mantener esa cintura de francesa o no?

    —Está bien —dijo Lily mientras intentaba pasar una mano por su delgada cintura—Pero solo si me dices lo que significa.

    Bâtard Français. Bastardo francés. Pero lo escribieron mal, por supuesto —dijo Jean-Michel, resoplando—. Sí, bastardo francés. Esos niños probablemente no tengan padres, si son así de salvajes en las calles… lo siento —agregó rápidamente—. Lo siento, no quise…

    —Está bien. No te preocupes —acotó Lily rápidamente.

    Como todos tenían cuidado alrededor de ella, Lily apenas recordaba a su madre. Ella tenía seis cuando falleció en ese accidente automovilístico, pero la muerte de su padre seis meses atrás seguía doliéndole, obviamente. Incluso mientras Jean-Michel se disculpaba, sentía ardor en los ojos.

    ¿Qué esperabas? Él tenía uno de los trabajos más peligrosos que existe.

    —En serio, está bien —dijo Lily, forzando una sonrisa—. No querías mencionarlo.

    —Mira hacia el frente —repitió él—. Necesito terminar el pastel para esa boda ridícula. ¿Puedes creerlo? Glaseado desnudo, es la tendencia más ridícula…

    Lily sonrió mientras escuchaba a Jean-Michel hablar en la parte trasera sobre los pasteles de la actualidad, luego salió al frente, ajustándose sus jeans.

    —¡Hola, Lil!

    Lily levantó la mirada al escuchar la voz de Elijah, junto con el gentil campaneo de la puerta. EJ, como llamaban a su hermano, inclinó su sombrero para ella.

    —¡Hola! Bonita camisa —dijo ella con una sonrisa torcida.

    —¿Esta cosa vieja? —Él tiró de la nueva camiseta ajustada que promocionaba la última recaudación de fondos para la estación de

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