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Tomada por el Alfa
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Libro electrónico57 páginas59 minutos

Tomada por el Alfa

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Información de este libro electrónico

Lucas, el solitario multimillonario necesita una manada.
El lobo dentro de él le exige tomar lo que merece: poder, prestigio, y lobas candentes. Sólo hay una mujer lo suficientemente buena para ser la primera en su Harén, y él está preparado para usar toda su fortuna e influencia para conseguirla. Una pequeña firma es todo lo que necesita para atrapar a su nueva amante.
La hermosa y afligida Aurelia no es solamente una hacker de élite escapando de la Interpol y la NSA. Si Lucas tiene una meta, es que ella sea la próxima mujer en su cama, gritando su nombre y suplicando por más. Su adictiva y filosa lengua sólo podía hacer que su conquista fuera más dulce.
Cuando Lucas y Aurelia se reúnen finalmente, su química se torna explosiva. Ellos podrían conseguir más de lo que se ofrecen entre sí...

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento9 jun 2020
Tomada por el Alfa

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    Tomada por el Alfa - Kayla Gabriel

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    Observando las ráfagas de luces rojas y naranjas que siempre cruzan el cielo de Atlanta al atardecer, Lucas Kiern no pudo evitar temblar cuando miró por el ventanal de seis metros de alto de su oficina en el Penthouse en Luna Corp. El color rojo había estado en su mente por mucho tiempo.

    Ni el más profundo amaranto se comparaba con el cielo cuando el sol se escondió, no. Era un feroz tono cobrizo que ocupaba sus pensamientos, que inundaba los bordes de su mente mientras intentaba dormir. Un rico, suave, y cálido color que complementaba perfectamente con unos impactantes ojos zafiro, una piel crema pálida, y unas pecas esparcidas en toda su nariz.

    Su lobo se retorció dentro, tratando de salir. El calor brotaba de su pecho, los altos muros de madera de su oficina parecían enclaustrarlo, asfixiarlo. Lucas no había hecho nada más que mirar su calendario para entender su problema.

    Quitándose desenfrenadamente la chaqueta y la corbata de su traje Kiton, las lanzó sobre el escritorio y puso los brazos sobre su cabeza mientras se recostaba en la ventana. Las luces parpadeaban por toda la ciudad, y en la creciente oscuridad se alcanzaba a ver el cambiante paisaje oscuro afuera, además de un vago y borroso reflejo propio dentro de la ventana.

    Su musculosa silueta de un metro noventa no era sorprendente. Él era, después de todo, un enigmático espécimen de hombre lobo. Grande sin ser corpulento, y con extremidades largas sin sacrificar velocidad. Los de su clase eran Vikingos, Espartanos, Montañeses.

    Tragando saliva, Lucas desabrochó los primeros botones de su camisa, dándole mejor espacio para respirar. Podía sentir cómo las paredes lo presionaban. O quizás eran sus ancestros salvajes, observándolo y juzgando en silencio desde sus lugares de honor en el Valhalla. Ellos desplegaban flotas de barcos, enfrentaban guerras, conquistaban enemigos. La vida de Lucas no podía ser más diferente; sus guerras eran en salas de junta, sus flotas eran complejos sistemas de computadoras, sus enemigos eran innovadores japoneses que él admiraba y con los que ocasionalmente socializaba. Sus ancestros probablemente se sentirían disgustados por su estilo de vida simple y sofisticada.

    Parpadeando, Lucas se enfocó en él una vez más. Cabello rubio ondulado, cortado con estilo. Un poco largo en el frente donde se enrolla, había un mechón gris en su copete que las mujeres parecían admirar. Más que darle edad, le daba un brillo impactante al frío acero de sus ojos grises. Piel bronceada de pies a cabeza, sin importar la época del año. Dientes perfectamente blancos y rectos, que nadie podría imaginar que se convertirían en aterradores colmillos bajo el perlado hechizo de la luna llena.

    Un gruñido desgarró su pecho, sorprendiéndolo. Su semblante, la fuente de tanto placer para muchas jóvenes compañeras en todos estos años, no era su amigo esta noche. Mirarse a sí mismo no llenaría el inmenso vacío que sentía dentro de él.

    Apartándose de la ventana, regresó a su escritorio y se sentó en el borde. Dejando el saco y la corbata en el suelo, tomó la carpeta azul claro nuevamente. Con un suspiro, la levantó y deslizó un dedo bajo la portada, ojeando lentamente el contenido con una mirada hambrienta.

    Aurelia Gilson, leyó. Sus ojos recorrieron la página, siguiendo el familiar trayecto de estadísticas y logros que había reunido la mujer por la cual estaba obsesionado.

    Año de nacimiento: 1982. Edad: 31. Lugar de nacimiento: Austin, Texas. Familia: Hermano, Edgar Gilson, reside

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