La Posesión Del Lobo
Por Kayla Gabriel
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Al multimillonario y poderoso hombre lobo Walker Black no le queda mucho tiempo. Su trabajo es salvar a una atractiva loba de un malévolo grupo de traficantes de humanos. Debe infiltrarse en la subasta de esclavos, rescatar a la chica y destruir toda la operación en cuestión de horas. Pero en el momento en que puso sus ojos en la hermosa loba rubia, supo que debía poseerla.
La dulce rubia Ella tiene una lucha interna dentro de su corazón. Primero fue secuestrada, luego puesta en una subasta. En el instante en que el alto, moreno y guapo Walker aparece para salvarla, Ella está segura de que estará perdida. Sin contar con el hecho de que está en celo, y no desea otra cosa más que tener sexo… Esto significa malas noticias para Ella.
Desde el primer contacto, una cálida pasión arde entre ambos. Él dijo, ella dijo… ¿importarán las intenciones que tengan cuando estén juntos en la cama?
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La Posesión Del Lobo - Kayla Gabriel
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1
—Tiene que ser una jodida broma —maldijo Walker, colgando abruptamente la llamada en su Smartphone, y dejó caer el teléfono sobre el capó de su Range Rover, furioso. De ninguna forma dejaría que Lucas se saliera con la suya. Al ser el jefe de operaciones de la compañía tecnológica Fortune 500, Walker Black no necesitaba nada más en su vida, mucho menos una damisela en peligro.
El teléfono sonó para indicar que tenía un nuevo mensaje de texto, y Walker le dio al teléfono la peor cara que pudo imaginar, lo que probablemente quitaría la pintura de un granero con su corrosión. Pocas personas tenían su número personal, por lo que estaba seguro de que el mensaje era de Lucas y lo tomó con un gruñido.
No tienes opción, lee el texto. No hay nadie más disponible, y la chica definitivamente está en problemas.
—¡MALDITA SEA! —gritó Walker, golpeando el capó varias veces. Soltó un fuerte grito, y su ira sacudió toda la camioneta. De pronto vio un destello rosado por el rabillo del ojo. Girando la cabeza, notó a una sorprendida mujer de unos cincuenta. Era una rubia desteñida, vestida con un traje deportivo rosado, que venía del Forum Athletic Club, el gimnasio más lujoso de Atlanta, y trataba de llegar a su brillante Mercedes CLS blanco, aparcado al lado de la camioneta de Walker.
La mujer se puso pálida en cuanto hicieron contacto visual y sacudió las llaves en su mano. Por un momento, Walker imaginó lo que la mujer estaba viendo. Como medía casi dos metros de altura, el contorno de Walker estaba densamente cubierto de músculos de pies a cabeza. Unos remolinos gemelos y oscuros le adornaban los brazos desde la muñeca hasta los hombros, el tradicional tatuaje tribal de la Polinesia que le coronaba los bíceps por completo. Su cabello caoba oscuro se había erizado, y la furia brillaba de tal manera en sus ojos que mostraba un destello en su mirada; su lobo estaba muy cerca de salir, pues la ira quebró su usual fachada de calma.
Walker apaciguó sus emociones con una acción inmediata y sin esfuerzo. Dándole una sonrisa a la mujer y encogiéndose de hombros, soltó un profundo suspiro. El tiempo en que trabajó en cierta agencia gubernamental le había enseñado cómo desconectarse de las emociones de forma instantánea. El trabajo en la Compañía no era fácil, y parte de ese entrenamiento era jodidamente útil.
—Qué locura con la bolsa de valores, ¿no? —preguntó con un torpe e insinuante tono. La mentira funcionó sin problema, como siempre. El alivio de la mujer se hizo obvio y le guiñó el ojo antes de meterse en su coche; Walker giró los ojos, meneando la cabeza.
En ocasiones, ser atractivo tenía ventajas. Con cejas pobladas, una quijada marcada, nariz ancha y mejillas pronunciadas, Walker no recibía muchas quejas en el departamento de miradas. Las mujeres se desmayaban por su físico, algunas hasta morían por las largas y oscuras pestañas que lo hacían lucir melancólico.
Lo bueno es que soy un patán antisocial
, pensó. De lo contrario, echaría un polvo regularmente
.
Hizo una mueca, preguntándose cuánto tiempo exactamente había pasado desde su última cita
con alguna de las descerebradas modelos que prefería en la cama. Mierda, si pensaba en ello, era demasiado tiempo. Él la llamaba… ¿Cam? ¿Candy? Maldición, ¿Cómo rayos se llamaba? Su lógica se repitió sola. Si no podía recordarla, era porque ya debía continuar. No le sorprendía el hecho de que era terrible con las hembras.
Tomando su teléfono, Walker lanzó una respuesta rápida a Lucas.
Tendré que extender el tiempo de mi proyecto de adquisición. Perderemos millones, envió.
Unos segundos después, el teléfono vibró de nuevo.
¿Y eso nos preocupa por…? respondió Lucas. Luego continuó:
Ben tiene todos los detalles de la hembra. Comunícate con él lo antes posible.
Walker sacudió la cabeza y se montó en la camioneta con la idea de dirigirse a su apartamento en Buckhead. Para ser un multimillonario, Lucas realmente no respetaba el todopoderoso dólar. Viendo que Lucas, Ben y Walker tenían todo el dinero que podían gastar en varias vidas, Walker decidió estar de acuerdo con Lucas por ahora. Maldición, quizás el asunto se convirtiera en unas vacaciones.
—Llamar. Ben —le dijo a la computadora de la camioneta. El copropietario de Luna Corp. contestó al primer repique.
—Jackson —dijo Ben. Sin saludo, sin preámbulos. Solo se refirió a un lugar.
—¿Jackson, Misisipi? —preguntó Walker, sorprendido.
—Sí. Dirígete al aeropuerto Dekalb-Peachtree. Tengo un helicóptero listo y en espera.
Impresionado, Walker se dispuso a no parar en su apartamento, al menos se había bañado y puesto una franela y jeans nuevos, y también tenía la mochila en el maletero con armas y otras cosas útiles.
—Necesito más información, Ben. Lucas básicamente me dijo que estaba rescatando a una cambiante femenina que encontraste… —titubeó, sin conocer