ACTOR, ESCRITOR Y TODO UN SEÑOR
Alto, serio, amable, reflexivo, humilde, paciente y con una gran sensibilidad. Nos abre las puertas de su casa Carlos Bardem, que de niño quería ser bombero y de mayor, en uno de sus papeles, lo consiguió. El tiempo se detiene mientras hacemos las fotos. Posa con un anillo de calavera mexicana sonriente: su particular memento mori. Clava los ojos en el objetivo de la cámara y contenemos la respiración. Su capacidad para concentrarse es algo sobrenatural. Sólo se escucha el tic tac del reloj de la cocina. La luz cambia mientras el tiempo pasa y en el cielo se intercalan azules y grises.
Has trabajado como actor, escritor y guionista. ¿Con qué faceta te sientes más identificado?
No podría elegir. Son dos vertientes de una misma cosa: la necesidad de expresarte y de contar historias. Como actor cuentas las historias por cuenta ajena, y como escritor por cuenta propia. Cuando actúas expresas el mundo de otra persona y le añades tu sensibilidad y tu humanidad. En cambio,, el Dios del universo que creas y donde todo puede suceder. Es un ejercicio feroz y hermoso de soledad.
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