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Vendida al mejor postor
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Libro electrónico191 páginas3 horas

Vendida al mejor postor

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Información de este libro electrónico

La vida en la ciudad no es lo que esperaba, Alexia no ha podido terminar sus estudios ni lograr un ascenso en la empresa para la que trabaja. Todo parece ir mal en su vida, hasta que una amiga la convence de que lo único que le queda es vender su virginidad por un millón de euros. Ella no cree que un hombre pague tanto por una noche con una virgen pero finalmente acepta subastar su inocencia en una agencia de modelos.

Pero cuando conozca al mejor postor comprenderá que no está preparada para hacerlo y que todo ha sido una pésima idea. Lo que no imagina es que ese guapo millonario de ojos negros no está dispuesto a perder la subasta y no la dejará en paz hasta tener lo que desea. Y al parecer quiere algo más que su virtud...

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento2 sept 2022
ISBN9798215717592
Vendida al mejor postor
Autor

Cathryn de Bourgh

Cathryn de Bourgh es autora de novelas de Romance Erótico contemporáneo e histórico. Historias de amor, pasión, erotismo y aventuras. Entre sus novelas más vendidas se encuentran: En la cama con el diablo, El amante italiano, Obsesión, Deseo sombrío, Un amor en Nueva York y la saga doncellas cautivas romance erótico medieval. Todas sus novelas pueden encontrarse en las principales plataformas de ventas de ebook y en papel desde la editorial createspace.com. Encuentra todas las novedades en su blog:cathryndebourgh.blogspot.com.uy, siguela en Twitter  o en su página de facebook www.facebook.com/CathrynDeBourgh

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    Vendida al mejor postor - Cathryn de Bourgh

    ©Copyright. Maria Noel Marozzi Dutrenit. Febrero 2018.

    Diseño de portada: Cathryn de Bourgh.

    Nota de la autora

    L

    a presente es una  novela forma parte de una bilogía, saga Castelli: 1-Vendida al mejor postor que tiene su continuación en Vendida al mejor postor II.

    Vendida al mejor postor

    Cathryn de Bourgh

    ESTABA ALGO HARTA DE mi trabajo, de mis estudios, de querer hacer tantas cosas y sólo poder hacer una décima parte. Ansiaba ser independiente, esa es la verdad y creía que si vendía mi virginidad tendría eso y mucho más.

    Todo empezó con una conversación un domingo de lluvia en el departamento que compartía con Betty en el centro de Milán. Hablábamos de la gente que nacía en cuna de oro y lo tenía todo sin esfuerzo, de lo injusta que era la vida y todas esas tonterías que te amargan y te dan manija un día lluvioso y triste de otoño como ese, para luego llegar a la triste conclusión de que, si naces pobre y sin suerte, tienes mucho en contra si quieres lograr algo en esta maldita vida.  

    Recuerdo que en un momento hablamos de los hombres y yo sólo pude confesar mi nula experiencia en el tema por ser virgen.

    Los ojos de Betty se iluminaron.

    —¿Eres virgen? —preguntó y dio unas pitadas a su cigarro y me miró con aire incrédulo.

    Al comienzo no me creyó, en realidad sólo mis amigas más cercanas lo sabían y Betty pensó que bromeaba. Ella sabía mucho de sexo y me había contado cosas muy picantes sobre los hombres que me causaron gracia en su momento. A pesar de mi inexperiencia o tal vez por ella, me gustaba saber, era curiosa.

    —Es verdad, ¿por qué mentiría en algo tan triste como eso? Ser virgen a los veintiunos es casi una vergüenza—le respondí muy seria, casi ofendida de que dudara.

    Betty dejó el cigarro y fue por una taza de té caliente y me ofreció una.

    —No es ninguna vergüenza. Supongo que estarás esperando que llegue el hombre adecuado para hacerlo, pero como eres pueblerina imagino que querrás casarte virgen, lo que me da pena, porque dudo que aquí encuentres un hombre dispuesto a dar ese paso sin antes probar del pastel. No te ofendas, pero es la realidad.

    Le dije que no esperaba encontrar un hombre adecuado en la ciudad.

    —Sí, ya lo sé, aquí todos buscan probar no sólo del pastel sino de todos los pasteles que estén a su alcance. Son muy atrevidos aquí, ya no voy a citas porque todos quieren tocarme y no lo soporto. Es muy violento para mí, te llevan al cine, a cenar y siempre se demoran en devolverte a tu casa para poder tocarte.

    Betty rio divertida cuando dije eso.

    —Es que tú eres una virgen muy sexy amiga, tienes una figura envidiable y además eres rubia. Los hombres de este país se mueren por las rubias. No sé por qué, siempre ha sido así. Y hoy día una chica como tú y virgen vale más de un millón de euros.

    —Ah qué exagerada eres.

    —Hablo en serio, ¿es que no ves las noticias?

    —¿Te refieres a esas chicas rusas que venden su virginidad por un millón? Diablos. ¿Qué loco pagaría tanto dinero por una noche de sexo?

    —De eso hablo, justamente. Muchos locos pagarían esa suma por tener una noche con una virgen hermosa como tú Alexia.

    —Ah por dios, no soy hermosa ni mucho menos. Sólo sé usar maquillaje y me arreglo.

    —Y tienes una genética increíble. Para mí la genética es una condena. En mi familia no hay mujeres flacas, son todas rollizas.

    Betty se quejaba de ser muy regordeta, pero para mí no lo era tanto, tenía una prima que era el doble de gorda y era muy feliz.

    —En mi familia hay de todo, no es genética. Salí flaca a una tía de mi madre que era flaca no importa lo que comiera—dije—Pero tengo una prima que es el doble que tú y está casada con un hombre guapo que la ama y nunca la oí quejarse.

    Betty me miró con fijeza.

    —Tiene suerte supongo. Aquí todas se mueren por ser flacas y algunos nos odian por ser gordas.

    —Pero tú te ríes de eso, siempre tienes chicos para salir. Y con autos caros.

    Ella me sonrió con picardía y luego cambió de tema.

    —¿No has pensado en vender tu virginidad como hacen las rusas, Alexia? Podrías hacerlo y estoy segura de que te pagarían mucho por ella, tal vez un millón.

    La pregunta me pareció una broma al comienzo.

    —OH claro que sí... tal vez me den algunos miles de euros.

    —Te darían mucho más, estoy segura. Una amiga lo hizo y cobró doscientos mil, pero hay quienes pagan mucho más.

    —¿Doscientos mil por una noche? Es una locura. Es mucho dinero.

    —Pero a ti te pagarían más, eres delgada, rubia y no pareces virgen. Eres muy sexy. Y a los hombres les gustan vírgenes. Conozco a uno que pagaría mucho más por una chica guapa como tú.

    —¿Así?

    Reí y bromeamos por lo que podía llegar a cobrar, pero no lo tomé en serio.

    Fue Betty que volvió sobre el tema una semana después.

    Jamás imaginé que terminaría convenciéndome.

    —Puedes probar y ver cuánto te dan. Si no te sirves no aceptas y listo.

    —No lo haré Betty, deja de insistir. Nunca he tenido sexo antes y me daría mucho miedo hacerlo con un extraño por dinero.

    —Pero no tendrás que hacer nada, eres virgen. Él tendrá que hacerlo todo.

    La miré desconcertada entonces. No entendía de qué hablaba.

    Un mes después me había convencido de hacerlo, no sé ni cómo. Supongo que no creía que ningún hombre pudiera pagar un millón por dormir conmigo, ni siquiera un valor de tres cifras y era como una apuesta, una broma.

    No imaginé que un día me llamaría Ravena para decirme que las apuestas por dormir conmigo se habían elevado a cuatrocientos mil ni mucho menos que dos semanas después alcanzarían el millón. Fue todo tan rápido que me sorprendió y comencé a tener dudas sobre si sería capaz de hacerlo. Porque el acuerdo era que si no llegaba al millón no lo haría y no esperaba que un hombre pagara tanto.

    En eso pensaba ese día mientras bebíamos unos tragos con mis amigas.

    Tenía muchas amigas, pero sólo las tres que me acompañaban ese día conocían mi secreto. Ninguna lo aprobaba por supuesto.

    — ¿Sigues pensando en vender tu virginidad al primer loco que quiera pagar lo suficiente por ella? Apropósito dime algo, ¿en qué anda ese asunto?

    —Pues bastante bien.

    Helena me miró con los ojos verdes muy abiertos.

    —¿Qué?

    —Pues que casi llegan al millón.

    Las tres se miraron.

    —¿Entonces la cosa iba en serio? Alexia, tú estás loca.

    —Claro, ¿qué crees? Estoy harta de tener que esperar.

    —Es una locura—dijo Lisa, la más alta y delgada.

    —Sí que lo es.

    —Mi vida nunca ha sido normal y además... ¿Ustedes no lo harían por un millón de euros? —respondí.

    Mis amigas vacilaron.

    —Yo lo haría por mucho menos, pero, aunque lo diga no lo haré—dijo Helena.

    Susy se rio.

    —Alexia, no es lo que crees. ¿Crees que sólo te pedirán sexo? Querrán hacerlo sin protección, y perderás todas las virginidades posibles.

    Esa última frase me sorprendió. ¿De qué rayos hablaba?

    —¿Qué quieres decir? —pregunté con cautela.

    —Pues que no sólo perderás la virginidad, tu himen. Querrá hacértelo por detrás y luego te pedirá cosas que darán miedo o asco.

    —Eso no pasará—dije muy acalorada—ya le dije a mi jefa que sólo serán relaciones sexuales vaginales. Nada raro.  Te lo aseguro.

    —¿Y crees que pagará un millón por una cópula sencilla?

    —Pagará un millón por hacerlo con una virgen, conmigo. Supongo que deberé gustarle mucho.

    Helena me miró como si estuviera loca. 

    —¿Te das cuenta que te meterás en una habitación con un completo extraño que pagó por dormir contigo? ¿Tendrás el coraje de tener sexo con un extraño tú que no soportas siquiera que te toquen en una cita? —dijo.

    Tenía razón. Era muy arisca con los idiotas que me invitaban a salir y luego querían aprovecharse, por eso había dejado de salir, pero eso distinto. Tendría mi millón y nada más debía importarme, si lo pensaba mucho no lo haría. Eso me dijo Betty y tenía razón.

    —Bueno, estará estipulado en el contrato. Nada extraño pasará esa noche. Y si me hace daño deberá indemnizarme por el doble de lo pactado.

    Ana puso cara de espanto.

    —Eso es venderte por dinero, Alexia.

    —Y venderte sin saber cómo es el sexo me parece un disparate.

    —Sólo será mi virginidad y sólo será una vez, luego podré independizarme y seguir mi vida. Nadie lo sabrá nunca. En la agencia son muy discretos.

    —Escucha pequeña boba, ¿crees que será una sola noche y te olvidarán? No. Querrán ofrecerte más, siempre lo hacen. Si están dispuestos a pagar tanto por ti ellos querrán tentarte para que lo hagas de nuevo y al final te convertirás en una ramera fina. Disculpa que te lo diga, pero alguien debe hacerlo.

    —Ay por favor Ana, no me vengas con eso. No soy tan boba, sé cuándo parar y cuando reciba ese millón me iré muy lejos, me teñiré el cabello y nadie sabrá de mí por años. Bueno... prometo escribir, pero...

    Las tres se miraron.

    —Entonces ¿ya tienes un candidato?

    Sonreí.

    —Sí... casi. Falta ajustar los detalles porque al parecer él quiere que firme un contrato.

    —¿Un contrato? ¿Qué clase de contrato?

    —No lo sé, todavía no lo he leído, pero el millonario desea que haya certificado de virginidad hecho por su doctor y también que jure cierta confidencialidad porque a él tampoco le agrada la prensa.

    —¿Un millonario? Ay no tú estás loca mujer, loca de remate. Los millonarios no son como las personas comunes, tienen gustos extraños y además... ¿Por qué tienes que firmar un maldito contrato?

    Ni yo lo sabía en realidad.

    —Es una formalidad. Nada más.

    —Es una soberana tontería.

    —Pues creo que no deberías firmar nada, o al menos si vas a firmar primero habla con algún abogado que esté de tu lado.

    —¿Tú conoces a ese hombre, lo has visto?

    —Todavía no. Es que estamos en negociaciones. Él me enviará su foto y una copia del contrato, pero como hay otros interesados no sé si será él o será otro. Saben que he querido escoger y no me importa si no llego al millón de euros, si es guapo y educado.

    Haría una selección antes de lanzarme a tener mi primera vez. Todo se haría con mucha discreción por supuesto y me llevaría más tiempo, pero estaba cerca de lograrlo y eso me hacía muy feliz.

    —Quiero tener mi propio departamento, y montar un negocio.

    —Alexia, no lo hagas por favor. Trata de pensar un poco. Tendrás sexo con un desconocido y luego que te pague te sentirás mal. Será una sola noche y no te quedará un lindo recuerdo de eso.

    —Estoy decidida a hacerlo, nada me hará cambiar de idea. Es mejor que ir de un lado a otro trabajar durante años y no tener nunca nada. No me ha ido bien en la vida, ustedes conocen mi historia y pienso que esto no tiene nada de malo, muchas chicas lo hacen. Es un buen comienzo, luego veré... no soy buena para estudiar, pero sí para inventar negocios online, y para ello necesito una buena inversión. Nadie lo sabrá, además.

    —¿Y si luego ese hombre te busca y quiere pagarte para hacerlo otra vez? No has pensado en lo que pasará después. Pagará un montón de dinero por dormir contigo, ¿crees que será una sola noche? ¿Y si no te da ganas de hacerlo con él? Alexia tú eres virgen. Eso es algo delicado.

    —Sí, ya he pensado en eso. Es la razón por la que quiero ver las fotos y charlar con los candidatos. Hay más de uno...—dije con jactancia—Pero para ellos es una fantasía, un capricho y en el contrato dirá que sólo será una noche supongo. En cuanto lo firme recibiré un adelanto como señal de compromiso, pero antes de estampar mi firma quiero reunirme con el mejor postor.

    —¿Y tú harás una selección?

    —Pues sí.

    —¿Y todos exigen lo del contrato?

    —Tal vez, supongo que es porque hay mucho dinero en juego.

    —Alexia piensa un poco, no creo que sea buena idea. El sexo es algo para disfrutar, para desear, forzado no será placentero para ti. Y aunque no quieras entenderlo estás vendiéndote al mejor postor.

    —No me venderé a nadie, sólo será una maldita noche y me ahorraré el corazón roto porque no sentiré nada supongo. No estaré atada en una relación romántica ni perderé el tiempo, podré concentrarme en mis negocios y en comprarme un apartamento de locos en el centro de la ciudad. Luego montaré mi propia empresa.

    —¿Y cómo crees que te sentirás después? ¿ES que no te has detenido un minuto a pensarlo?

    Sonreí.

    —Supongo que muy feliz. No pienso lo contrario ni me hago mala sangre, si tuviera escrúpulos morales no me habría metido en esto y llevo meses esperando una buena oferta. Escogeré al más guapo por supuesto y al más educado. No quiero hacerlo con un tonto engreído. Sólo quiero que sea agradable.

    —Pero ellos piensan que pueden comprarte, eso es lo malo.

    —No estoy a la venta, yo no, mi tonta y valiosa virginidad sí... ¿No es asombroso que haya hombres que quieran pagar por dormir con una virgen? La mayoría quiere mujeres con mucha experiencia.

    —Alexia, no te engañes. Es un capricho. Supongo que esa clase de hombres siempre paga por sexo y querrá una nueva experiencia con una joven sin experiencia.

    Sonreí de oreja a oreja.

    —No podrán convencerme, estoy lista para hacerlo. Me costó un poco asimilar todo esto y animarme, pero ahora estoy decidida y nada me haría cambiar de idea. Pero lo hago porque nadie sabe que lo haré, todo es muy discreto.

    Mis amigas se miraron y casi se rindieron. No hablaron más del asunto.

    Regresé al departamento que alquilaba con Betty. Era un lugar pequeño, pero

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