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Stella Richard se casó con Rene Kingston en lugar de su hermana Sophia por algunas razones. Pero desde el principio, ella sabe que su matrimonio era solo un contrato por tiempo límite y una vez que se cumplió el tiempo, ella tenía que irse. Para RK, este matrimonio fue solo una carga, pero para ella fue un regalo de Dios. Porque RK era el hombre al que había amado toda su juventud... Entonces, mientras tanto de su matrimonio, Stella hizo todo lo posible para que este matrimonio funcionara. Pero el día que descubrió que estaba embarazada, su esposo le dio el papel de divorcio y le dijo... "No quiero a este niño. No olvides abortar". Estas palabras salen de su boca, como una bomba para Stella, y cambiaron su vida... Ella firmó su nombre en el papel de divorcio y salió de la casa... Porque ella no quiere estar con un hombre tan frío... Seis años después... RK compró la empresa en la que trabajaba Stella. Pero Stella hizo todo lo posible por no tener nada que ver con él... Porque ella tenía un hijo y no quería que él se enterara de él... Pero un día, cuando Stella recogió a su hijo de la escuela, él la vio... RK, "¿Cómo te atreves a tener un hijo con otro hombre?" Stella, "No creo que tenga nada que ver contigo". RK estaba a punto de decir más cuando su mirada se posó en el niño a su lado... Su rostro se veía igual que cuando era joven...
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Comentarios para Yo soy tuya y tú eres mío 5
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- Calificación: 4 de 5 estrellas4/5
Oct 28, 2024
Que más sigue, no creo que sea el final, lo espero con ansias
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Yo soy tuya y tú eres mío 5 - PopNovel
Chapter 1
Kelly, no vuelvas a intentar que él y yo estemos juntos. Sabes bien que, después de lo que sucedió, no es apropiado
.
Incluso si algún día llegaba a divorciarse de RK, ella y Steven... no tenían ninguna posibilidad.
A fin de cuentas, él provenía de una familia próspera y poderosa. Cuando ella se separara, sería injusto que aceptara a otros...
Desde el principio, tuvo la certeza de que era imposible que algún día pudieran estar juntos, así que consideró que lo correcto sería acabar con las ilusiones de aquel hombre; era lo mejor para todos.
Kelly suspiró derrotada...
Ah, olvídalo. Lo que tú digas. ¡Es tu decisión!
.
Mientras te sientas feliz, ¡todo está bien!
, resolvió.
¿Feliz?
Le pareció que desde que había dejado a la familia Richard y se había casado con ese hombre... la invadía una sensación latente que no conseguía comprender.
Lo sé, Kelly. No te preocupes tanto por mí. Estoy bien
, la tranquilizó Stella.
Después de intercambiar unas cuantas palabras, Kelly le dijo que tenía que irse, pues sus padres la estaban llamando para cenar.
Stella, por su parte, comprobó que su acostumbrada soledad había regresado.
Por eso, ansiaba el día en que se reanudaran las clases de la universidad y pudiera salir de ese encierro.
Además, en la mansión RK, estaba siempre sola: aparte de los sirvientes, no había nadie que pudiera hacerle compañía.
En cuanto a ese hombre... Pasaba todos los días en la empresa: era un verdadero adicto al trabajo.
La primera vez que entró a la mansión, había escuchado que el ama de llaves decía que él podía quedarse seis meses en la empresa sin regresar a casa. ¡Estaba en lo cierto!
Por aquellos días, Stella había pensado que era una exageración; pero ahora, al recordar aquellas palabras... entendía que eran verdad.
Prueba de ello era que hacía más de medio año que se había mudado y, aunque vivían allí juntos, se habían casasdo y eran marido y mujer, había pasado un mes, incluso dos o tres, sin que se vieran.
De no ser porque en ocasiones el presidente tenía que ir personalmente a recoger algunos documentos, jamás pondría un pie en su propia casa.
Aquel día, a diferencia de cualquier otro...
Stella temía que él regresara solo por el asunto del karaoke.
Sin embargo, pasó el día sin novedades.
Por la noche, Stella no podía dormir, pues había dormido toda la tarde, así que agarró su teléfono y ojeó las redes sociales.
De repente, el teléfono vibró dos veces.
Stella revisó el buzón de notificaciones y se percató de que Steven la había agregado.
Como su número estaba vinculado a sus cuentas de redes había podido encontrarla.
Entonces, justo cuando le aceptó la solicitud, recibió un mensaje de su parte...
Stella, ¿por qué sigues despierta a esta hora?
.
Stella miró la hora: eran las 12 de la noche.
Sin embargo, ¡no tenía nada de sueño todavía!
Además, aquella mañana se había levantado tarde y había tomado una siesta. En verdad su vida era como la de una anciana.
Todavía no. Tomé una siesta en la tarde, así que no puedo conciliar el sueño
, respondió.
Pronto, recibió un nuevo mensaje: ¿Quieres que te llame y te cante una canción?".
Ella no supo qué responder.
Recordó vagamente que cuando era niña, probablemente en la época en la que todavía iba a la escuela primaria, un niño cantaba para ella: Tristan.
Aunque ese pequeño se había convertido en médico, sus habilidades para el canto no eran desdeñables.
Después de haberlo escuchado un par de veces, Stella se obsesionó con su voz, así que tiempo después, cada vez que no conseguía conciliar el sueño, tenía el impulso de llamarlo.
Sin embargo, aquellas llamadas hacían parte de su relación como hermanos
, un vínculo estrecho y apacible.
Después de cavilar por unos instantes, Stella respondió con dos palabras: Está bien
.
Entonces, justo cuando estaba por enviar el mensaje...
¡Una mano emergió de golpe entre la penumbra y le arrebató el teléfono!
¿Acaso te di un celular para que hables con otro hombre?
.
Su voz fría llegó de la oscuridad.
Como era medianoche, Stella tenía la luz apagada, además estaba intentando conciliar el sueño. Así que no podía ver nada, solo escuchaba aquella voz masculina a sus espaldas.
Entonces, resonó un golpe.
¡El teléfono cayó al suelo!
Oye...
. Stella estaba colérica, así que encendió la luz.
Stella, entiende quién eres tú...
, continuó aquel hombre de pie a su lado.
Chapter 2
Stella encendió la lámpara que había junto a la cama y su silueta espigada y rígida de pie junto a ella apareció frente a sus ojos.
No sabía cuándo había llegado. ¡Ni siquiera había notado su presencia acechante mientras usaba el teléfono!
¡M*ldita sea, aquel hombre podía caminar en completo silencio sin emitir ningún sonido!
Stella buscó su teléfono con la mirada...
¡Y se percató de que el presidente lo había arrojado al otro lado de la alcoba!
¡Tanto el celular como la batería se habían roto por la mitad!
¡RK! ¿Por qué tiraste mi teléfono?
, le preguntó enfadada.
¿Qué había querido decir? Desde que ella había llegado, él se había empeñado en controlarla. ¡Tenía que mandar en todo!
Además, ¿acaso el presidente no solía estar en su oficina? En especial en la noche. ¡Él nunca regresaba a casa a esas horas! ¿Por qué estaba allí? Al mediodía, había llegado de su viaje de negocios sin avisar.
Así que ella había creído que después de irse en la tarde, se ausentaría de la mansión RK por unos días. Quién hubiera podido imaginar que...
¡No solo había regresado, sino que había aparecido de repente en medio de la noche! ¡Fue aterrador!
Se preguntó si algo le había ocurrido al presidente que justificara su inesperado regreso a la mansión.
Yo te di ese teléfono. ¿Acaso necesito una razón?
, le respondió con frialdad.
Qué... ¡Es decir que por haberle dado el teléfono podía disponer de él como quisiera!
¡Stella estaba furiosa!
¡Su actitud era una clara demostración de que vivir en la casa de alguien significaba regirse por sus reglas!
Antes, cuando él no estaba en casa, Stella no se detenía a pensar en eso. A decir verdad, había sentido que quedarse en la mansión RK era bueno para ella. Pero ahora... cada vez que él estaba de vuelta, se sentía como un ratón viendo a un gato. Quería esconderse de él y evitarlo.
En resumen, ¡lo mejor era estar escondida!
Sin embargo, ¡nunca se esperó que ese hombre le destrozara el celular justo el día en que había regresado!
Se sentía tan enojada que no sabía qué decir.
Después de todo, ese teléfono... Era verdad que él se lo había comprado con su dinero.
Tiempo atrás, cuando se mudó a la mansión RK y presentó el examen de ingreso a la universidad, no tenía teléfono y estaba acostumbrada a vivir sin uno. En cualquier caso, no había muchas personas que quisieran contactarla.
Después de mudarse a la mansión, Stella se había acabado habituando a ese tipo de vida.
En especial mientras estudiaba en la universidad, había pasado mucho tiempo allí. En cuanto a la gente de la familia Richard...
Su mayor deseo había sido que no fueran a buscarla. Ni siquiera le habían dado un teléfono, mucho menos otras comodidades.
Así que Stella estaba familiarizada con la ausencia de un celular en su vida.
Sin embargo, después de mudarse a la mansión, él le había dado un teléfono, porque casi todos los fines de semana tenía que ir a su casa a empacar sus maletas. Así que, al final... En efecto, el presidente en persona le había entregado el celular.
No obstante, ¡no podía lanzarlo porque sí!
¡Cuando alguien le da algo a otro, significa que le transfiere su propiedad! ¿Entonces por qué se sentía con la autoridad de arrojarlo sin su permiso?
¡Él nunca se preocupaba por los demás!
Estaba tan enojada que intentó bajarse de la cama para levantar su teléfono del suelo.
Movió un poco los pies y...
El hombre a su lado extendió el brazo de golpe, la empujó por la espalda y la tiró de nuevo a la cama.
¡RK! ¿Qué haces?
.
¿Ya no quieres tener pies?
.
A su lado, aquella voz seguía sonando fría y sosegada.
Aunque cuando hablaba aquel hombre se mostraba impasible, lograba producir en sus interlocutores una sensación que no podían comprender y que ocultaba por completo sus intenciones.
Stella enmudeció.
¡Vale! Por fin entendió que mientras estuviera allí, estaba atada de manos. ¡Aquel hombre la controlaría!
Antes, cuando la había encontrado en el karaoke, se la había llevado a la fuerza. Ahora...
¡Ni siquiera le iba a permitir que utilizara su teléfono en las noches!
Encima, había llegado sin decir una palabra y sin emitir ni un sonido. Mientras ella le escribía a Steven, el presidente había estado detrás, vigilándola en la oscuridad y en completo silencio. ¿Qué quería lograr?
¿Acaso él... la estaba espiando?
Stella guardó silencio.
Se dio la vuelta y lo ignoró.
¡Con eso se sometió a cualquiera que fuera su deseo!
Luego, solo escuchó el sonido de unas pisadas que se alejaban y la puerta de la alcoba cerrándose. Después, no quedó rastro de su presencia.
Supuso que había regresado a trabajar...
Chapter 3
Al día siguiente, Stella se despertó al escuchar que una sirvienta había entrado para limpiar la alcoba.
Señorita Richard, ¿desea dormir un poco más? ¿O quiere levantarse ya?
, le preguntó la criada cuando se percató de que no se había despertado por completo.
¿Eh? Señorita Richard, ¿por qué su teléfono está en el suelo?
.
Mientras hablaba, lo levantó y se lo entregó.
Era un equipo fino y de buena calidad, así que solo fue cuestión de reacomodarle la batería. Por fortuna, no había sufrido daños y estaba en perfecto estado.
En el grupo RK, el asistente había preparado los documentos desde muy temprano y los había dejado sobre el escritorio del presidente.
Después de la reunión, fue tras él y le preguntó: Sr. Kingston, todavía tiene ojeras. ¿No durmió bien anoche? ¿Quiere ir al salón y dormir un rato?
.
Por lo general, cuando RK no iba a casa, se quedaba en la oficina.
Por una parte, era más provechoso. Por otra, cuando estaba solo con su familia, le daba igual estar en casa o en la empresa.
Así había sido en el pasado, pero desde que Stella se había mudado con él, las cosas habían cambiado.
¡No es necesario!
.
Entonces, rodeó su escritorio y se sentó.
El asistente le entregó el teléfono. Sr. Kingston, el Maestro Kingston me llamó otra vez hace un rato, pero usted estaba ocupado en la reunión. Le envié un saludo y no dijo nada más
.
RK asintió.
Luego, sacó su celular y, de repente, preguntó: ¿Actualmente, qué software usa la gente para chatear?
.
¿Eh?
.
El asistente no logró comprender las inesperadas palabras de RK.
A decir verdad, era inaudito que el presidente quisiera indagar sobre esos asuntos, en especial sobre ese.
Porque para él... ¡chatear era lo mismo que perder el tiempo: una forma de acabar lentamente la vida!
Por lo tanto, ese tipo de temas no eran de su interés.
Siempre que quería conversar sobre el trabajo y las obligaciones, iba directo al grano y prefería las llamadas, pues cada vez que intentaba enviar mensajes de texto... le parecía que las respuestas tardaban demasiado tiempo en llegar.
Oh, Sr. Kingston, ¡se usan aplicaciones de redes sociales como WhatsApp e Instagram!
, le contestó el asistente.
¡Así es, Sr. Kingston, y otras como Facebook!
.
Sr. Kingston, ¿siento mucho aburrimiento al estar solo últimamente? ¿Por eso quiere encontrar compañía? Déjeme asesorarlo con eso. ¡Ahora existen muchas aplicaciones de redes sociales!
, le explicó Anna, la nueva pasante que acababa de incorporarse a la compañía.
De pie a un lado, el asistente enmudeció y trató de secarse la capa de sudor frío que le cubría la frente.
Sin embargo, RK no sabía nada de estos asuntos.
En cuanto a las aplicaciones, solo las había oído mencionar. En su teléfono...
¡Realmente no había nada! ¡Estaba vacío, como si lo acabara de comprar!
¡Anna, no digas tonterías!
.
¿Qué le estás diciendo al Sr. Kingston? ¿Te parece que es alguien que necesita compañía?
, exclamó el asistente.
¡Dame tu teléfono!
, le ordenó RK, pues todavía estaba preocupado por el tema del software.
Él se lo entregó enseguida.
Apenas RK observó la pantalla, se encontró con una aplicación que se veía igual a la que estaba usando Stella la noche anterior.
¿Y esto?
, preguntó mientras la señalaba.
¡Sr. Kingston, es WhatsApp! ¡Todo el mundo la usa!
.
¡Abriré una cuenta para mí!
.
Entonces, le devolvió el teléfono.
¡Sus dos acompañantes estaban anonadados! ¡Sr. Kingston! ¿Está bromeando? ¿Quiere usar WhatsApp?
, preguntaron.
Sr. Kingston, ¿hay alguien con quien quiera interactuar por ahí?
.
Vamos. Anna, ¿cómo puedes decirle eso al Sr. Kingston?
.
El asistente se apresuró a llevarse a la pasante, pues temía que, si ella lo importunaba, los despediría a ambos.
RK los observó vacilante. ¿Qué pasa? ¿Acaso no soy apto para eso?
.
No... No... ¡Sí es apto!
.
El asistente no se atrevió a contradecirlo. Enseguida, agarró el teléfono de RK y le instaló WhatsApp.
Sin embargo, la sonrisa que curvaba las comisuras de su boca evidenciaba lo tenso que estaba. Sr. Kingston, usted es todo un vanguardista...
.
¿Cómo es que no sabía que su presidente quería usar WhatsApp? ¿Acaso no prefería resolver todo con llamadas?
En la mansión RK, Stella se dio un baño y luego se quedó pensando en cómo explicarle a Steven lo que había sucedido la noche anterior. De pronto, el teléfono vibró e interrumpió sus cavilaciones.
Era la solicitud de amistad de un extraño.
No había pistas de quién pudiera ser, ¡ni siquiera tenía foto de perfil!
¿Quién era?
Bueno, no lo conozco, así que no aceptaré la solicitud
, pensó.
Luego, hizo clic en rechazar
.
Al cabo de unos segundos...
¡Otra notificación!
Además, tenía un número telefónico: era RK.
Era un mensaje de texto con dos palabras: ¡Soy yo!
.
¿Qué?
. ¿Acaso el anónimo que acababa de agregarla en WhatsApp era el presidente?
¿Cuándo había empezado a utilizar la aplicación? Por lo general, ni siquiera se molestaba en llamarla o en enviarle un mensaje de texto. Sin embargo, aquel día...
¡Le pareció que su comportamiento era cada vez más extraño!
No lograba comprender la causa de su locura. ¿De verdad había comenzado a usar WhatsApp y le había enviado un mensaje?
¡Lo cierto es que, en el pasado, cuando ella lo llamaba, él ni siquiera le contestaba! Pero ahora, hasta tenía tiempo suficiente para crearse una cuenta de WhatsApp...
Sin más remedio, Stella tuvo que tragarse su desasosiego y aceptar la solicitud.
Chapter 4
Stella no comprendía qué le había ocurrido al presidente. Solía ser una persona que ni siquiera enviaba un mensaje de texto en los momentos en los que lo precisaba. ¿Cómo es que había abierto WhatsApp? ¿Acaso quería estar a la moda?
Aunque muchísima gente usaba la aplicación, Stella no había visto que él la utilizara. El día anterior... cuando el presidente la atrapó usando WhatsApp para chatear con Steven, se había enfurecido tanto que le había arrojado el celular al suelo. ¿Por qué había cambiado de parecer?
Era casi un extraño para ella...
Últimamente, no sabía nada de él. El día anterior, había ido a casa dos veces. Aquella mañana, había creado un WhatsApp y le había envido una solicitud de amistad.
Revisó la pantalla de notificaciones. Llevaban medio año casados, pero nunca... ¡jamás se habían escrito!
¡Aquel mensaje de RK era el primero que le enviaba en todo ese tiempo!
Era evidente que aquella relación era exactamente igual a la de dos desconocidos.
Hasta sus amigos solían enviarle mensajes para contactarla, pero él...
En ocasiones, cuando Stella estaba sola en la mansión RK, en especial cuando llegaba la noche y él no regresaba a casa, la embargaba la sensación de que era el único miembro de la familia.
Y que, incluso en todo el mundo, estaba sola.
En el pasado, aunque la familia Richard la hacía infeliz, por lo menos hablaba con gente todos los días y no se sentía sola.
Pero todo había cambiado una vez se mudó a la mansión RK.
Aquel hombre tenía la costumbre de ponerse al mando y controlarla. Entonces, mientras pasaban las vacaciones, ella debía quedarse todos los días encerrada. Sentía que era la única pobladora de ese recinto.
Aunque esa casa fuera de él... nunca aparecía, como si se hubiera olvidado de su existencia.
¡Había sido todavía más aterrador justo después de haberse casado!
¡Si él dejaba la mansión, podía ausentarse por más de dos meses!
En ese entonces, Stella estuvo sola durante todo ese tiempo.
Por suerte, en ese momento, ella seguía estudiando. Sin embargo, hacía un tiempo, no había conseguido ahorrar lo suficiente para vivir en la universidad. Así que, mientras estudiaba, tenía que irse a casa y vivir en la mansión.
Cuando estaba en la universidad, todos los días podía sentir el aire vivo y rebosante de energía. Sin embargo, una vez regresaba a la mansión RK en las noches...
Al cabo de un segundo, la embargaba una infinita soledad.
Afortunadamente, solo tenía que soportarla por unas horas, pues durante el día estaba en la universidad. Así, era tolerable. Incluso algunas noches podía chatear con Kelly y jugar con sus amigos.
Sin embargo, todo había cambiado...
¡Él era cada vez más controlador!
No la dejaba ir al karaoke. ¡Ni siquiera le permitía usar su teléfono!
¡Al encontrarla chateando con un amigo, le había tirado el celular!
En medio de la noche, había aparecido como un ladrón, emergiendo silenciosamente entre las sombras...
Ella no entendía qué le estaba pasando.
Después de agregarlo a WhatsApp, Stella no quiso seguir pensando en eso.
Después de un rato, sin embargo, volvió a darle vueltas y le envió un mensaje: "¿Por
