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Romance con los trillizos
Romance con los trillizos
Romance con los trillizos
Libro electrónico321 páginas3 horas

Romance con los trillizos

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Soy Yunifer, una mestiza de humano y hombres lobo.
Desde la muerte de mi padre, mi madre se ha vuelto adicta a productos ilegales.
Tuve que abandonar la escuela y trabajar a tiempo parcial para pagar sus deudas.
Hasta que un día realmente quería venderme a un demonio.
Mi última esperanza se rompió y decidí huir de ella.
Durante mi huida, salvé a un lobo negro.
Sin embargo, es el enemigo de los hombres lobo más poderosos.
Justo cuando fui perseguido por los lobos, conocí a su alfa, los trillizos.
Afirman que soy su pareja.
Sí, me apareé con tres alfas.
Bueno, parece que he entrado en otro infierno vivo...

IdiomaEspañol
EditorialPublishdrive
Fecha de lanzamiento16 mar 2023
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    Romance con los trillizos - PopNovel

    Chapter 1  En peligro

    Punto de vista de Yunifer.

    Acababa de salir de mi trabajo a tiempo parcial y me sequé el sudor cansadamente, mientras trotaba de vuelta a casa. Tenía en la mano los bocadillos favoritos de mi hermano Asher. 

    Estaba segura de que él se emocionaría mucho en cuanto los viera y solté una risita, solo de pensar en la cara de alegría que iba a poner.

    Me hallaba de un excelente humor al abrir la puerta de la casa, pero de pronto, sin saber exactamente por qué, una oscura premonición me invadió, ¡como si una cosa muy mala fuera a suceder! Yo era de esa clase de personas cuyos instintos estaban siempre a flor de piel, así que de inmediato me puse en guardia.

    Dejé que mis ojos vagaran por la casa hasta que se detuvieron en un hombre alto, vestido con traje negro y cara de póquer. Hice una mueca, mientras miraba en su dirección con las cejas fruncidas. 

    ¿Era el nuevo amante de mi madre? ¿Sería nuestro nuevo padrastro?

    Esperaba que no.

    Justo estaba a punto de acercarme un poco más cuando me congelé en mi lugar. Detectaba un olor único proveniente de él, muy similar al de mi madre y los que eran como ella: el del lobo.

    ¡¿Un hombre lobo?!

    ¡Oh, Yunifer, ya estás aquí!

    Me di la vuelta y encontré a mi madre que sostenía una bolsa grande, así que la miré con desconfianza.

    ¡Madre!, ¿dónde está mi hermano?, interrogué calmadamente, a pesar de que podía escuchar el ruido sordo de mi corazón.

    Madre Kilda me sonrió y se me acercó lentamente, diciendo: ¡Querida!, no tienes que preocuparte tanto por tu hermano. Ahora mismo está en su cuarto, durmiendo.

    Estas palabras me dejaron paralizada, porque de inmediato me di cuenta de que ella estaba mintiendo. Mi hermano no iba a dormirse a esta hora, sobre todo si yo no había regresado a casa. Él siempre esperaba a que volviera, a menos que…

    ¡¿Qué le has hecho?!, pregunté en voz muy alta, fulminándola con la mirada.

    Madre Kilda puso una cara adusta ante mi forma de hablar y súbitamente alzó su mano para abofetearme con dureza. Después agarró con fuerza mi barbilla y la levantó, obligándome a mirarla.

    Ya te lo dije, él está durmiendo en su habitación. No deberías ser tan desobediente, ¿entiendes?, dijo en voz baja, casi entre dientes, pero con una advertencia en los ojos y recalcando cada palabra. 

    Estaba a punto de decir algo cuando el hombre alto se incorporó y caminó lentamente en mi dirección. Entonces mi madre me lo presentó.

    Señor Lacker, esta es mi hija y todavía es virgen. No se preocupe, puede usar la habitación de invitados para hacer las cosas que quiera con ella, dijo madre Kilda suavemente, con una sonrisa cómplice en su rostro.

    ¡¿Qué?! ¡¿Qué estaba tratando de hacer?!

    El hombre alto me miró por un rato y luego asintió con la cabeza, al parecer muy satisfecho: ¡Bien! Le entregaré el dinero una vez que termine con ella.

    Al oírlo, madre Kilda asintió complacida.

    Horrorizada por lo que acababa de escuchar, traté de luchar para escapar inmediatamente de ellos. Me costaba creerlo, pero ¡mi propia madre me había vendido a un hombre! ¡Seguro que era para comprar dr*gas! Ella siempre había sido así desde que murió mi padre.

    ¡No! ¡No quiero!, grité mientras trataba de liberarme de las manos del hombre, así como de la mirada de mi madre.

    Pero ella entornó los ojos y me abofeteó de nuevo.

    ¡Si me desobedeces, castigaré de nuevo a ese inútil hermano tuyo!, exclamó con ferocidad.

    Al escuchar su amenaza, me estremecí. Apreté los dientes con ira mientras la miraba, pero ella solo tocó mis mejillas y autorizó al tal señor Lacker a que me arrastrara a la habitación de invitados.

    Una vez dentro, el hombre me arrojó sobre la cama, al tiempo que mi madre cerraba la puerta desde afuera, lo que me hizo entrar en pánico.

    Entonces lo miré con horror, mientras comenzaba a desabotonarse la camisa. Sus ojos revelaron tanto deseo y lujuria que me acometieron unas violentas náuseas.

    Intenté alejarme y me deslicé de la cama, pero al instante el hombre me propinó un puñetazo en el abdomen que me hizo gemir de dolor, luego desató su corbata y la usó para atarme las muñecas.

    ¡Déjeme ir! ¡Suélteme! ¡Alto!, grité sin parar, mientras me retorcía tratando de patearlo, pero fue en vano.

    Todo mi cuerpo se puso rígido mientras las lágrimas se acumulaban en mis ojos, viendo su mano deslizarse lentamente sobre mi ropa interior. Volví a gritar de terror, pero terminé recibiendo otro puñetazo en mi abdomen.

    ¡Cállate y déjame saborearte!, repuso enfadado. Enseguida se dispuso a rasgarme la ropa cuando, de repente, la puerta se abrió de golpe con un estruendo.

    Había un enorme boquete en la madera y en menos de un segundo, un hombre lobo saltó en medio de la habitación. Gruñó y sus terribles ojos miraron con odio visceral al hombre que yo tenía encima.

    ¡Cómo te atreves a tocar a mi hermana!, rugió ferozmente, mientras se abalanzaba sobre el individuo.

    Todo sucedió en menos de un segundo. El señor Lacker no tuvo tiempo de reaccionar, antes de que el lobo lo pateara lejos de mí, estrellándolo contra la pared y dejándolo sin conocimiento.

    Mi hermano no se tomó la molestia de mirarlo, sino que me tomó de las manos para arrastrarme fuera del cuarto. Salí a su lado, tambaleándome.

    Sin embargo, me detuve cuando noté que él parecía estar soportando un dolor.

    ¿Estás bien?, pregunté suavemente mientras sostenía su pata.

    Asher asintió: Estoy bien. ¡Vámonos ya, antes de que mamá despierte! La dejé inconsciente mientras estaba bebiendo esas extrañas pociones de nuevo.

    Mi madre era diferente a nosotros, por eso siempre recordaba su olor único. Debido a eso, me resultaba fácil distinguirla, ¡era una mujer lobo!

    Al mismo tiempo, Asher y yo también éramos muy diferentes, a pesar de ser hermanos. Él también tenía la capacidad de convertirse en lobo, al igual que mi madre, mientras que yo era humana, aunque provista de un olfato extremadamente agudo. Podía reconocer claramente los olores que hacían única a cada persona, y era capaz de distinguir sin mayor problema entre un hombre lobo y un ser humano común.

    Fue después de la muerte de mi padre que madre Kilda se volvió adicta a las dr*gas, y a causa de este mal hábito, con frecuencia era muy violenta con nosotros.

    Pude haber abandonado la casa hacía tiempo, pero no lo hice porque en mi corazón todavía albergaba la esperanza de que mamá volviera a ser como antes. Tiempo atrás, ella solía ser gentil y tierna con nosotros, pero luego fue cambiando paulatinamente hasta hacer de nuestras vidas un infierno.

    Estaba a punto de aferrar la mano de mi hermano cuando nuevamente vi que algo andaba mal. Me volví hacia él para ver que cerraba lentamente los ojos y se deslizaba hasta el suelo.

    ¡Asher!, grité su nombre en voz alta, en medio del pánico.

    Lo sostuve en mis brazos mientras trataba de hacer que volviera en sí, pero fue en vano. Temblé de miedo allí mismo, preguntándome qué le habría hecho mi madre y rechiné los dientes con ira, cuando mi última ilusión respecto a ella se desvaneció por completo.

    Enseguida recosté a Asher suavemente contra la pared y corrí a recoger algunas cosas de mi habitación.

    Estaba aterrorizada, pensando que mi madre o el señor Lacker vendrían por mí en cualquier momento, pero todo estaba silencioso.

    Mi hermano seguía donde lo había dejado y rápidamente lo tomé en mis brazos para salir de la casa. Escapar era preferible, antes que quedarnos encerrados por siempre en este infierno.

    Chapter 2  Un nuevo comienzo

    Punto de vista de Yunifer.

    Corrí sin parar, llevando a mi hermano que seguía aletargado, mientras las lágrimas resbalaban lentamente por mis mejillas. 

    No tenía idea de a dónde nos llevarían mis pies y, sin embargo, sabía que eso no era importante, comparado con el hecho de que habíamos podido escapar.

    Realmente fuimos afortunados, porque el señor Lacker parecía muy fuerte. También fue muy conveniente que madre Kilda estuviera inconsciente, de lo contrario, habría sido muy difícil para nosotros salir ilesos de esa casa infernal.

    Después de mucho rato, sentí los pies entumecidos por el dolor. Además, me estaba quedando sin aliento y sentí que mis pulmones iban a estallar por falta de aire.

    Cuando miré hacia atrás y descubrí que nadie nos seguía, me detuve suspirando de alivio y tomé un descanso junto con mi hermano, que aún estaba inconsciente.

    Saqué un pañuelo de mi bolsillo y limpié ansiosamente el sudor de la frente de Asher.

    Lo menos que yo habría querido es que mi hermano pequeño tuviera que presenciar una escena tan horrible como la que acabábamos de vivir. Las náuseas me invadieron cuando volví a pensar en el asunto y solo rogué para que Asher lo olvidara todo rápidamente.

    Nunca entendí por qué nuestra madre se volvió abusiva, pero todo comenzó cuando murió mi padre humano. Después, ella no tardó en darse cuenta de que no todos sus hijos habíamos heredado su genética.

    En otras palabras, yo no puedo manifestarme como hombre lobo tal como mi madre lo hace, mientras que mi hermano sí. 

    Soy humana, y tal vez esa era la razón por la que ella me odiaba tanto, o tal vez porque yo era un recordatorio eterno de mi padre humano, quien murió poco después de mi nacimiento.

    De hecho, fue después de eso que ella se volvió agresiva y comenzó a abusar de mí. Más tarde, su violencia se exacerbó cuando quedó embarazada de Asher.

    A pesar de que Asher y yo solo somos medios hermanos, siempre lo había tratado con cuidado y amor. Quería protegerlo en todo lo posible de la crueldad de nuestra madre.

    En un momento dado, juré defenderlo de ella y de cualquier cosa que fuera una amenaza para él.

    Sin embargo, esta vez fue él quien me salvó.

    Lo estreché con fuerza y murmuré suavemente: Lo siento… L-lo siento… Tu hermana mayor no fue lo suficientemente fuerte…

    Las lágrimas acudieron a mis ojos y no pude evitar que mi voz se ahogara.

    Por mi culpa, él estaba en este estado.

    Y ahora yo estaba débil y la desesperación se apoderaba de mí.

    Más aún, sentía como si miles de manos me aprisionaran, manteniéndome en el suelo, impidiéndome surgir y adquirir fuerzas.

    ‘¡No, eso era solo una excusa! Soy débil y cobarde, y eso fue lo que llevó a mi hermano a caer en este estado’, me dije.

    Miré a Asher, que aún dormía profundamente y me incliné para besar su frente ardiente.

    ¡Me haré más fuerte para protegerte, ya lo verás!, murmuré suavemente con solemnidad.

    Después de descansar unos minutos, me puse de pie y eché a correr de nuevo en medio de este bosque interminable. No sabía si encontraría un lugar para quedarme con mi hermano, y me sentí preocupada, porque el tiempo pasaba y sabía que la fiebre lo estaba devorando.

    Finalmente, arribamos a un pueblo al final del bosque y, aunque no tenía idea de qué lugar era este, respiré aliviada.

    Tuve el presentimiento de que este sería el comienzo de mi nueva vida junto con mi hermano.

    Después de echar un vistazo por los alrededores, decidí que lo más conveniente era quedarnos en este lugar, al menos por el momento.

    Cuando estuvimos ante las puertas de la ciudad, dos guardias nos detuvieron. El instinto hizo que mis sentidos se pusieran en alerta.

    Estaba a punto de hablar con ellos cuando percibí un aroma tan único como familiar.

    ¿Un hombre lobo?

    Me sentí temblar y enseguida enfoqué mi atención al máximo, como si instintivamente supiera que todos los hombres lobo eran mis enemigos.

    Había comenzado a temer y a odiar a los hombres lobo a causa de mi madre, pero estaba decidida a morderme la lengua y apretar los dientes con tal de quedarme aquí, porque mi hermano ardía de fiebre y necesitaba atención médica.

    Asher era un hombre lobo y yo no estaba segura de si un médico humano ordinario podría curarlo.

    Los dos hombres lobo que custodiaban la puerta nos examinaron de arriba abajo y el disgusto que brilló en sus ojos no pudo escapar de mi aguda mirada.

    ¿P-Podemos entrar?, pregunté en voz baja mientras los miraba con atención.

    Uno de los guardias hizo un gesto burlón, y me escaneó nuevamente de arriba abajo, tratando de decidir si valía la pena que yo entrara en su paraíso.

    Tardaba tanto en responder, que ya estaba por creer que no se nos permitiría entrar en su refugio, cuando de repente una joven mujer lobo se acercó a nosotros y miró fríamente a los dos guardias.

    La joven ordenó con voz firme: ¡Déjala entrar! No creo que represente ninguna amenaza. Además, el chico que trae parece enfermo. Aunque el semblante de la muchacha era dulce, su gesto altivo y la forma en que hablaba me hicieron saber que tenía una posición de mando entre ellos.

    Inmediatamente, los guardias abrieron la puerta, dejándonos entrar.

    Miré a la chica y observé la actitud de deferencia de los guardias hacia ella. Era obvio que la respetaban.

    De inmediato, incliné ligeramente la cabeza y le dije: Gracias…

    Ella solo me sonrió y agitó la mano, como dando a entender que no era nada, y se marchó.

    De esta manera entré a Villalobos, una pequeña y bulliciosa ciudad. Apenas recorrí unos cuantos metros, encontré gentes de todas las edades, ocupadas en distintos negocios.

    Enseguida me dio la impresión de que sus habitantes eran como mi madre: hombres lobo. Lo supe por su olor, semejante al de madre Kilda, único y muy distinto del olor de los humanos.

    Tuve la corazonada de que aquel sería un lugar seguro para mí y para mi hermano. Yo sabía que nunca podríamos regresar con mi madre, y también estaba segura de que ella trataría de encontrarnos para desahogar su ira a través de la violencia.

    Dejé escapar un suspiro de alivio, pensando que de no haber sido por esa chica que me tendió la mano, todo habría sido mucho más difícil para nosotros. Habría tenido que proseguir en busca de otro pueblo, y yo sentía en mis manos que Asher seguía ardiendo de fiebre.

    Lo que debía hacer ahora era comprar medicinas para él.

    Chapter 3  A la escuela

    Punto de vista de Yunifer.

    Saqué mi teléfono. Lo había comprado tiempo atrás, pero mi madre me lo había arrebatado y tuve que tomarlo de vuelta sigilosamente de su habitación.

    Me conecté enseguida y revisé una cuenta bancaria que mi padre había abierto en mi nombre.

    Dejé escapar un suspiro de alivio después de ver el monto. Calculé que sería suficiente para alquilar un pequeño lugar, aunque no para cubrir el resto de nuestras necesidades.

    Estaba claro que yo debería empezar a buscar un trabajo de medio tiempo si quería continuar mis estudios y enviar a mi hermano a la escuela.

    Por fortuna, no tardé en encontrar un pequeño apartamento y cerrar el trato. Estaba polvoriento y tendría que limpiar, pero era mucho mejor que estar atrapada en una gran mansión con una madre abusiva.

    Fue entonces que tuve un respiro y revisé a mi hermano, a quien había dejado en la cama, aún inconsciente. No pude evitar sentirme preocupada, pensando si su estado era debido a un trauma o tal vez a que mi madre lo había intoxicado con algo.

    Seguía ardiendo en fiebre.

    Preocupada, decidí ir a la farmacia a comprar algunos implementos de primeros auxilios, así como medicamentos. Si Asher no se despertaba esta noche, tendría que llevarlo al hospital.

    No tuve otra alternativa que dejarlo solo y salir en busca de una farmacia. Después de comprar todos los productos que pensé que íbamos a necesitar, llevé la gran bolsa ecológica mientras caminaba apresuradamente de regreso a nuestra pequeña vivienda.

    Debía pasar por un estrecho callejón, pero allí me encontré de pronto con dos individuos fornidos que me bloquearon el paso, mirándome con ojos lujuriosos.

    Al ver esas miradas, supe de inmediato que estaba en problemas.

    Sus ojos insistentes parecían querer ver a través de mi ropa, de una manera tan repugnante que se me puso la piel de gallina.

    Aparté la vista y traté de caminar más rápido, pensando que tal vez me dejarían seguir de largo. Pero no fue así, los tipos me detuvieron.

    ¿Qué quieres?, pregunté endureciendo la voz y mirándolos a ambos. Noté que uno de ellos tenía un corte en una ceja. 

    El tipo silbó y dijo: ¡Diablos, nena!, ¿estás perdida? ¿Quieres que te mostremos el camino a nuestro corazón? 

    Enseguida, lanzó una risotada.

    De inmediato lo miré con disgusto, puse los ojos en blanco y lo ignoré.

    Sin embargo, justo cuando estaba a punto de alejarme para evitarlos, los dos se apresuraron a ponerse frente a mí y me sujetaron por las muñecas.

    ¡Ah-h! ¡Suéltenme!, grité mientras trataba de liberarme.

    Me enfurecí al ver que mi bolsa caía y las cosas que había comprado empezaron a rodar por el suelo.

    Rechiné los dientes con ira y sacudí mis manos con fuerza.

    ¡Fuera de mi camino!, exclamé rabiosa, mirándolos como si fuera una bestia a la que hubieran mantenido hambrienta durante meses.

    Por alguna razón, los dos fornidos individuos se estremecieron al verme así y quedaron paralizados, dirigiéndome unas miradas indescifrables. Enseguida me agaché para recoger mis cosas esparcidas por el suelo.

    Después di un pisotón con enojo y cargué la bolsa sin volverme a ver a los tipos, que parecían clavados en el suelo.

    Sin embargo, aunque todo había pasado muy rápido, me pareció ver un pelaje plateado cubriendo el dorso de mi mano e incluso mis uñas estaban afiladas.

    Pero cuando volví a examinarme con más atención, ya nada de eso estaba.

    ¿Estaría alucinando?

    No lo sabía y tampoco tenía tiempo para quedarme a pensar. Debía concentrarme en volver lo más pronto posible, ya que Asher me necesitaba y él era más importante para mí que cualquier otra cosa en el mundo.

    Sin embargo, cuando llegué al departamento, vi con horror las luces encendidas y la puerta abierta.

    ¡¡Asher!!

    Una corriente de adrenalina me recorrió violentamente y por segunda vez, la bolsa cayó de mis manos. Presa del pánico, me apresuré a entrar a la casa y estaba a punto de prepararme para otra pelea cuando de repente escuché un ruido. Era un sonido de llanto.

    De pronto aflojé el cuerpo, cuando me di cuenta de que era Asher quien estaba llorando.

    ¡Asher, ya estoy en casa!, grité para que supiera que había vuelto.

    Debió escucharme, pues el llanto cesó de inmediato, mientras yo recogía la bolsa y la colocaba encima de la mesa.

    Me asomé a la habitación y lo vi ponerse de pie mientras me miraba con una expresión dolida. Enseguida caminó hacia mí, limpiándose las mejillas con sus pequeñas manos.

    ¿Dónde estabas?, inquirió sorbiéndose las lágrimas.

    Me agaché para ayudarlo a secarse la carita.

    Lo siento, no quería dejarte solo aquí, pero tenía que salir. Lamento que te asustaras, dije suavemente mientras lo abrazaba.

    Mi hermano tenía solo siete años, pero parecía menor, debido a lo delgado que estaba. Al examinarlo, me di cuenta de que tenía algunos moretones en su piel y eso me angustió.

    Fui por la bolsa con los primeros auxilios, desinfecté sus heridas cuidadosamente y luego le puse unas tiritas.

    ¿Duele?, le pregunté en voz baja.

    Asher negó con la cabeza: No, no siento dolor.

    Apreté los labios mientras sentía el escozor de las lágrimas agolpándose en mis ojos, después lo miré con afecto y lo besé en la frente.

    Te prometo que, a partir de ahora, nadie volverá a hacerte daño. No dejaré que las personas malas te lastimen nunca más, créeme.

    Al escuchar mi solemne promesa, los ojos enrojecidos de Asher se iluminaron y me abrazó con fuerza.

    ¡Yunifer!

    Dejé escapar una risa suave mientras acariciaba su cabello: Por cierto, a partir de mañana irás a la escuela. ¿Qué te parece?

    Lo vi ponerse rígido y luego sus ojos se cuajaron de lágrimas mientras me miraba: ¿Vas a dejarme?

    ¡Claro que no!, exclamé. Al darme cuenta de mi tono, inmediatamente suavicé mi voz y le dije con sinceridad: No lo haré, tú eres la única familia que tengo.

    Pero, ¿por qué quieres que vaya a la escuela?, preguntó con la voz ahogada.

    Suspiré impotente: ¡Tienes que hacerlo! El conocimiento es poder y te dará ventajas. Y además, quiero que hagas todo lo que hacen los demás niños de tu edad.

    Asher juntó sus cejas mientras inclinaba la cabeza, y luego me miró confundido: ¡Pero yo ya soy inteligente! Puedo leer, escribir y hacer matemáticas. Si soy capaz de entender fácilmente esas cosas, entonces, ¿por qué necesito ir a la escuela? ¿Por qué no puedo quedarme aquí contigo?

    Dejé escapar una risa suave mientras le pellizcaba cariñosamente la punta de la nariz. ¡No es exactamente así, Asher! Quiero que experimentes la vida escolar y disfrutes de tu juventud.

    ¿Y qué hay de ti? Tampoco estás disfrutando de tu juventud. ¡Estuviste encarcelada en esa casa durante toda tu vida y nuestra madre apenas te dejaba salir!, refutó, con la carita tensa y llena de desagrado.

    Bueno, entonces tú lo harás por mí. ¡Créeme, será bueno para ti! Quiero que experimentes la niñez que yo me perdí, traté de explicarle suavemente, procurando hacerle entender mi intención.

    ¿Y qué hay acerca del dinero?, preguntó.

    Tú todavía eres un niño. No te preocupes demasiado por eso, ya que tu hermana mayor puede ganar dinero, le respondí con confianza, haciendo que el semblante del niño se tornara grave, hasta que finalmente asintió con la cabeza de mala gana.

    ¡Está bien, iré a la escuela! Sin embargo, también tú deberías ir a una, ya que esa es tu meta, dijo Asher mientras me miraba con esos ojos suyos tan solemnes.

    Cuanto más serio trataba de parecer, más tierno se veía.

    Enseguida pellizqué sus mejillas alegremente: ¡Claro que sí! A partir de mañana, iremos a la escuela.

    Chapter 4  El primer día de clase

    Punto de vista de Yunifer.

    Tres lobos idénticos… Era un extraño y vívido sueño que había tenido, pero que con el ajetreo del inicio de clases se había disuelto por completo en mi cabeza.

    Después de matricular a mi hermano en la escuela primaria local, yo también fui a una escuela.

    Mientras caminaba hacia allá, mis ojos captaron un cartel pegado en el tablón de anuncios que me hizo detenerme a ver los detalles.

    —Arena de luchas callejeras. ¡Damos la bienvenida a lobos y humanos fuertes! ¡Primer premio: cien mil! ¡Para el ganador de cada combate, el premio será de treinta mil! ¡El lugar de la competencia será el Dark Alley! ¡Nos vemos allí mañana, luchadores!—

    Mis ojos brillaron de alegría al ver el premio por cada victoria: ¡treinta mil!

    ¡Este anuncio era para mí! Había adquirido la costumbre de practicar boxeo durante estos últimos años. Cada vez que mi madre salía, me dedicaba a practicar boxeo por mi cuenta,

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