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Vampiros en Sunset High
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Libro electrónico283 páginas4 horas

Vampiros en Sunset High

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El año empezó como cualquier otro. Nueva escuela. Nueva víctima. Un asesinato anual para saciar el ansia.

Annabel ama alimentarse del dolor y el sufrimiento de otros. Su meta: encontrar y hacer amistad con un compañero que este atrapado en un pozo de miseria. La depresión tiene un sabor dulce, pero el sabor de la traición es diez veces mejor. Por eso es tan importante acercarse. Para ver la gama de emociones fluyendo a través de ellos cuando los apuñalas por la espalda.

Había llegado la temporada de caza; el objetivo había sido elegido. Todo parecía ir bien… hasta que no lo fue. La víctima de este año venía con amigos peligrosos. Amigos que podría destruir a Annabel de formas que ella nunca hubiera creído posibles.

IdiomaEspañol
EditorialMarla Braziel
Fecha de lanzamiento12 may 2023
ISBN9798223795971
Vampiros en Sunset High

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    Vampiros en Sunset High - Marla Braziel

    Capitulo 1

    ¿Cómo podría haber sabido que todo iría tan mal? Si tuviera algo del magnífico regalo de la clarividencia, ¿habría aceptado venir a este pueblo? Me gustaría pensar que no.

    El año empezó justo como cualquier otro. Una nueva escuela nocturna, un nuevo grupo de víctimas potenciales, las mismas aburridas materias en las que he estado tantas veces que podría enseñar las clases mejor que los mismos maestros.

    Me senté al final de mí última clase de la noche y pasé la lista de mis candidatos potenciales, solo dos estudiantes. Eso era cómico, considerando el tamaño de la escuela en la que estaba.

    Golpeteaba mí pluma contra el escritorio y suspiraba con exasperación mientras veía el último grupo de estudiantes derramarse constantemente a través de la puerta del salón de clases.

    En este punto, estaba entre una chica enérgicamente molesta de mí clase de inglés que parecía ser parte de un equipo de porristas o de baile o de una banda o algo por el estilo y un chico gótico delgado de la misma clase.

    Probablemente terminaré eligiendo a la chica. Me gustaban más las chicas porque su sangre generalmente sabe más dulce. Si, sería ella, a menos que algo mejor entrara en el cuarto, lo cual para este momento parecía poco probable.

    La clase se llenó lentamente, y me quede mirando fijamente la puerta, examinando a cada estudiante que entraba en el salón.

    Examinaba muchas cosas cuando escogía una víctima: su tipo de cuerpo, la cantidad de acné que tiene, sus expresiones faciales, el movimiento de sus ojos, el estado de su ropa y la forma en que se vestían. Todo eso te da una muy buena idea sobre el sabor que tendrá alguien.

    Si simplemente juzgará su apariencia, no habría tenido que preocuparme si quiera por conocer a mis víctimas. No, había cometido demasiados errores en el pasado que me habían dejado un mal sabor de boca además de haber desperdiciado mí matanza anual. Todo esto es parte de aprender a ser un vampiro, probar y averiguar cómo leer a la gente hasta que el arte haya sido perfeccionado.

    Estaba muy lejos de ser el vampiro que mí maestro era. Él podía ver a alguien caminando por la calle y saber casi de inmediato si le gustaría o no el sabor de esa persona. Le ayudaba el hecho de que podía leer sus mentes. Tal vez si yo tuviera el mismo don, entonces encontrar una víctima que valga la pena no sería tan insoportable para mí. Pero ¡ay!, me llevo la peor parte de mí vampirismo, al menos, así me siento.

    Mi objetivo en el primer día de clase era mezclarme en el entorno tanto como fuera posible, ser completamente imperceptible para poder observar sin llamar la atención de los otros estudiantes, mientras mis ojos trabajan meticulosamente para detectar alguno que supiera bien.

    Para la ocasión, me vestí neutral, no he dejado que nada me distinga de cualquiera de las otras chicas en el cuarto. Una vez que elijo un objetivo, me adapto a cualquier moda y personalidad que me permita acercarme a ellos.

    Sería un año largo, y me gustaba conocer bien a mis víctimas antes de tomar sus vidas. Eso hacía que el consumirlos fuera aún más satisfactorio. La traición era una emoción muy sabrosa; la traición y el miedo juntas eran uno de mis platillos favoritos. 

    En solo unos momentos, los corredores de la escuela estarían vacíos y la clase empezaría. Como lo esperaba, nadie notable había entrado. La única víctima potencial con una pizca de interés para mí en esta clase era un chico atlético que se sentó unas cuantas filas en frente y a la izquierda de mí. Lo había visto socializar con algunos de los otros estudiantes antes de que la clase comenzará.

    Y entonces estaba decidida a matar a la chica de la clase de inglés. Por supuesto que hubiera preferido comerme a los tres, pero no estaba permitido. De hecho, mi maestro lo prohibía estrictamente.

    Un asesinato por año escolar, esa era su regla en cuanto a los estudiantes de preparatoria. Una muerte en una secundaria generalmente hace mucho alboroto e incluso a veces atrae la atención de los medios. Esa era la razón por la que tenía que elegir a mí víctima tan cuidadosamente, ya que solo habría una.

    Eso no significa que solo coma una persona al año. Al contrario, tomo una vida diariamente, al igual que mí maestro. Pero los estudiantes de preparatoria son mí banquete anual, mi verdadera cacería.

    Me acomode en mí escritorio e imagine como me disfrazaría para acercarme a la víctima femenina que había escogido. Casi había ahogado la sala entera con mis pensamientos cuando fui interrumpida por el chirrido de la puerta del salón. El profesor dejo de hablar brevemente, y toda la atención fue atraída hacia allí como si todo el mundo hubiera tomado un descanso para escuchar.

    Un chico atravesó la puerta. Era alto y delgado, con una piel casi tan pálida como la mía y cabellos oscuros. Sus ojos era una solemne sombra de azul y los mantenía fijos al piso, tal vez esperando que todos los vieran. Lo siento, murmuró y rápidamente se sentó en un asiento vacío en el lado opuesto del salón.

    Lo miré por solo un segundo mientras se movía por el cuarto, pero fue lo suficiente para grabar cada detalle de él en mi mente. Vestía una sudadera con rayas grises y negras con unos janes negros y un par de Converse hasta los tobillos. Su cabello llegaba hasta casi sus hombros y enmarcaba su rostro con una sutil franja negra afilada que se deslizaba a través de sus pálidos ojos. Tenía una pequeña arracada plateada en cada lado de su labio inferior y llevaba una mochila negra cubierta de botones de bandas.

    Era guapísimo, atractivo, bello, hermoso. Me sentí instantáneamente atraído hacia él, pero no por esas razones. Me recordaba a mí última víctima, y eso fue lo que más me atrajo de él. Ella me había sabido como nada que hubiera podido imaginar, como un platillo diseñado, creado solo para mis papilas gustativas. Mi boca salivo con tan solo pensarlo.

    Había algunas cosas de las que estaba segura. Este chico era probablemente una zorra que sabría a basura, y definitivamente no sería mí víctima. Pero casi podría asegurar que me llevaría a una víctima que supiera muy similar a la chica a la que había matado en mí escuela anterior. Y por esa razón, era imperativo que me acercara a él.

    ***

    La noche siguiente, lleve a cabo mí plan A la clase. Corte mí cabello en un estilo drásticamente corto y le agregue algunos cabellos rosas que tome del cadáver de mí última víctima. Una camiseta sin mangas apretaba mí pequeño cuerpo y hacía juego con un par de jeans apretados y zapatillas de piso.

    El chico del cabello negro, cuyo nombre era Aiden, lo había descubierto gracias al juego de presentaciones que el profesor nos había hecho jugar la noche anterior, debería de ser fácil de seducir con solo mostrar un poco de piel e interés, deduje.

    Me aseguré de llegar temprano a clase y tomar un asiento en el escritorio de al lado donde él había estado la noche anterior. Había otro chico sentado allí, pero no importaba en absoluto como se sentiría si le quitaba su asiento.

    Esperaba que Aiden llegara tarde a la clase, pero para mí sorpresa, había llegado temprano. Me miro por un segundo antes de bajar la mirada al piso y tomar su asiento. Inmediatamente, Aiden extrajo un cuaderno negro de su mochila y comenzó a escribir, inconsciente del resto del mundo alrededor de él.

    Hola. Intente presentarme antes de que estuviera demasiado involucrado en lo que sea que fuera tan importante para él como para ponerse a escribir en el mismo segundo en que se había sentado.

    Aiden me ignoro completamente.

    Me senté allí, aturdida. Sabía que me había escuchado. No había forma en que no lo hubiera hecho. ¿Era Aiden tan idiota que ni si quiera sería lo suficientemente amable para saludarme?

    Iba a intentarlo de nuevo cuando escuche que el escritorio al otro lado de mí rasgaba la superficie del frío azulejo en mí dirección. Me volteé y vi al chico atlético que había considerado como objetivo el día anterior me sonreía desde el escritorio que estaba a mí lado, el cual acaba de mover algunos centímetros antes de dejarse caer deliberadamente. No podía recordar si su nombre era Mike o Mark. Y, con toda honestidad, no me interesaba nada ahora que no era mí objetivo.

    No te vi aquí ayer.  Me lanzo una perfecta sonrisa.

    Con sus altos pómulos y su piel perfectamente bronceada, su rostro estaba diseñado para seducir. Si hubiera sido cualquier otra chica probablemente hubiera funcionado como un hechizo. Pero yo estaba buscando comida, no un novio o un acostón. Para mí él era noticias pasadas, no mí objetivo.

    Le dediqué una mirada molesta y rápidamente pensé mí siguiente curso de acción. Cada movimiento que hiciera necesitaba ser cuidadosamente planeado para no poner en peligro mis oportunidades de acercarme a Aiden. Sin embargo, planear mis siguientes movimientos hubiera sido mucho más fácil si hubiera podido leer las reacciones de Aiden. Su indiferencia no me daba mucho con lo que trabajar. Fue como si ya hubiera hecho algo malo, y ni siquiera me había dado cuenta de que había sido. ¿Ser amable con el deportista haría que Aiden estuviera más interesado en mí amistad ya que parecería que me llevo bien con una gran variedad de personas o lo alejaría porque me estaba asociando con su enemigo?

    Aquí estuve. Decidí rechazar al chico atlético. Mientras menos conocidos hiciera en la misma clase tendría más tiempo para dedicar a Aiden y él debería aceptar mí amistad.

    ¿Estabas? Preguntó. ¿Dónde te sentaste?" Deslizo su escritorio unos centímetros más cerca y se inclinó hacia mí con interés.

    En el fondo, Respondí entre dientes.

    No, no hubiera olvidado a alguien sexy como tú

    Bueno, aquí estuve Le sonreí sarcásticamente.

    Esa conversación fue lo suficientemente larga para agotar el resto de mí tiempo libre antes de que sonara la campana. Suspire y apoye mí cabeza entre mis manos haciendo pucheros exageradamente. El día dos no estaba yendo tan bien como lo había planeado. El señor indiferente estaba completamente sumergido en su misteriosa libretita negra y el chico atlético, cuyo nombre resulto ser Mark, era una completa peste. Sus ojos color moca se quedaron pegados a mí a lo largo de toda la clase, como si desviar su mirada rompiera algún tipo de hechizo de amor que estuviera invocando secretamente.

    Tan pronto como sonó la campana, fui la primera en poner de pie y caminar hacia la puerta. Mark intento detenerme, pero no estaba de humor para eso. Mejor suerte mañana, pensé.

    Capitulo 2

    Me encontré con una sorpresa, la siguiente noche cuando entré a clase. Mark ya estaba allí, y sentado en mí escritorio. Podía sentir como mis ojos ardían detrás de su chamarra de piel mientras caminaba hacia él. Mis únicas otras opciones, considerando que Aiden se sentaría al final de la fila a la izquierda, eran sentarme detrás de él, en frente de él, o en diagonal de él. Quería mí asiento de regreso y lo quería ahora.

    Muévete dije sin reservas, tan pronto como llegué donde estaba Mark, quien veía mí expresión de enojo con regocijo.

    ¿Por qué? ¿Es tu novio? Preguntó. No me lo parece

    Ayer estaba sentada allí Dije. No había razón para ser amable sin mí objetivo temporal cerca.

    Y estabas sentada al fondo el día anterior ¿no? Me preguntó, y se levantó abruptamente mientras me ofrecía su mano para estrecharla. Soy Mark, ¿cómo te llamas?

    Anabel respondí, mientras estrechaba tímidamente su mano esperando que si era amable me regresaría mí asiento.

    Wow, tu mano está muy fría. Mark me miro y rápidamente retiro sus manos.

    Quería decirle que se debía a que estaba muerta, y que si no se quitaba de mí lugar él también lo estaría, pero eso hubiera sido un poco dramático. En lugar de eso sonreí y le dije Si, soy anémica

    He tenido que usar esa línea millones de veces antes para explicar porque mí piel es tan fría. Había una excusa para todo lo relacionado con mí vampirismo. Era anémica, alérgica al sol, y en una dieta muy estricta.

    Yo podría calentarte, me dijo Mark con una obvia implicación en su tono.

    Ni en tus sueños, Le respondí, el pánico empezaba a ganarme mientras vi a Aiden dando vuelta en la esquina.

    Es un poco duro, ¿no te parece? Ni siquiera me conoces.

    Mi furia aumento al punto de querer aventar a Mark al otro lado del cuarto. Podía imaginarme agarrando con mis dedos sus cabellos amarillos, forzando su cabeza para exponer su garganta y arrancando su yugular. Mi frustración ante mí inhabilidad de reclamar mí escritorio era abrumadora.

    Miré impotente mientras Aiden tomaba su asiento y entonces en un intento de no parecer muy obvia, admití mí derrota y me escabullí en el escritorio detrás de él.

    Oye tú, ¿es tu novia? Preguntó Mark.

    La pregunta hizo que mí corazón se detuviera en mí pecho. Pero que idiota, pensé.

    Aiden termino de sacar su libreta de su mochila antes de mirar a Mark y preguntar distraídamente ¿Qué?

    Dije, ¿es tu novia? Mark me señalo.

    No, respondió, sin siquiera levantar la mirada de su libreta mientras la abría y comenzaba a escribir. La pregunta no pareció afectarle en lo más mínimo. No había ni un pensamiento detrás de su respuesta, no había consideración por el hecho de que me estaban haciendo bullying. Fue como si no existiera.

    Me atacaban emociones negativas por todos lados, me enfrasque en ellos durante toda la clase. La falta de interés de Aiden hacia mí me dejaba perpleja. Parecía como si fuera a hacer todo lo posible por ignorarme. No podía entenderlo. ¿Tenía algún complejo de superioridad que le hacía pensar que era demasiado bueno para hablarme o tenía miedo de que Mark lo molestara?

    Y Mark era una historia totalmente diferente. Parecía como si Dios lo hubiera enviado con el propósito de sabotear mis esfuerzos para acercarme a Aiden. Una cosa era obvia; Mark estaba acostumbrado a salirse con la suya, y haría lo que fuera necesario para asegurarse de que así fuera.

    ***

    La noche siguiente, me propuse estar en punto en mí última clase antes de que salieran. Incluso me salte la clase anterior para asegurarme que estaría en el asiento al lado de Aiden. Tan pronto como son la campana, empuje a todos los chicos que estaban intentando salir y reclame mí silla sin titubear.

    Mark también había llegado temprano, pero lo había derrotado y eso era todo lo que importaba. Para mí desgracia, tomo el escritorio donde Aiden se había estado sentado los últimos días.

    No te puedes sentar allí Le dije acaloradamente.

    ¿Por qué no? Sonrío astutamente. O mejor, ¿quién va a detenerme?

    No seas idiota. No es atractivo.

    Tal vez no sería un idiota si tu no fueras una perra El tono de Mark cambió de repente. Pude ver en sus ojos que de hecho se estaba enojando. Rápidamente fue obvio que no estaba acostumbrado a ser rechazado por nadie.

    Antes de que pudiéramos seguir discutiendo, vi a Aiden dando la vuelta. Nos miró a ambos y, para mí sorpresa, camino directo hacia Mark Hey, ese es mi asiento, dijo con una voz firme y confiada.

    Lo siento amigo, no hay asientos reservados en esta clase. Tendrás que buscar otro lugar para sentarte, replico Mark arrogantemente, señalando todas las sillas vacías en el salón.

    Aiden fulmino a Mark por un segundo, sus penetrantes ojos azules lo atravesaron. Mark no se inmuto y volvió a señalar irritado que Aiden tendría que moverse. Aiden me miró por un momento, dedicándome la misma mirada, rápidamente decidí tratar de salvar la pésima situación.

    Mark, ¡muévete!, él ha estado sentándose allí desde el inicio de la semana Exclame, pero parecía que había llegado un poco tarde.

    Como sea, Aiden dijo con disgusto y entonces se fue a tomar un asiento al fondo de la clase, aquel en el cual yo me había sentado originalmente el primer día. Se deslizó en el escritorio evidentemente molesto en cada movimiento mientras sacaba la libreta de su mochila con movimientos exagerados.

    Podía sentir mí presión sanguínea aumentar. Mark me estaba sacando de mis casillas.

    Entonces, dulzura, ahora que ese amo esta fuera, ¿por qué no me cuentas un poco acerca de ti? Mark regreso a su postura altanera, mirándome de arriba a abajo como si hubiera ganado un premio.

    Eres un idiota le dije mientras sacaba mí libro para ignorarlo mientras empezaba la clase.

    Deberías quedarte después de clase para que nos conozcamos mejor Mark sonreía burlonamente mientras me susurraba.

    Preferiría matarte Gruñí, mientras seguía leyendo, sin embargo, seguía mirando cada uno de sus movimientos en mí visión periférica.

    Escuché que Mark se reía disimuladamente y no pude evitar preguntarme si seguiría riendo si supiera que no se trataba de una broma.

    ***

    Volví a llegar temprano a la clase la noche siguiente, aunque no estaba segura del porqué. No podía seguir siguiendo a Aiden por todo el salón como una acosadora. Eso haría que pareciera desesperada y haría que se alejara aún más, si es que eso era posible en este punto. Además, había llegado a la conclusión de que, de hecho, tenía un complejo de superioridad. Debe ser por eso que ha elegido ignorarme. He visto cosas similares suceder en otras escuelas a las que asistí en el pasado. Una persona popular de un grupo ignoraría a los marginados, sin darle la oportunidad a nadie que no estuviera ya dentro de su grupo. Desafortunadamente, esa es la forma en cómo funcionan las cosas en algunas preparatorias.

    Mi nuevo plan era cambiar mi estilo de ropa para parecerme a la chica de mí clase de inglés, cuyo nombre recuerdo que era Melissa. Afortunadamente, eso requeriría apenas algunos ajustes. Generalmente intento mantener mí estilo bastante neutral hasta que estoy totalmente segura de enganchar al objetivo elegido. Mientras menos espacio haya para errores, mejor.

    Por suerte, había planeado con mucha anterioridad sentarme junto a ella. Ahora todo lo que tenía que hacer es extender la mano de la amistad. Mañana lanzaría mí triste historia sobre apenas haberme mudado al pueblo y que necesitaba alguien con quien salir. Con suerte, se creería la historia si me acerco con una agradable disposición.

    Pensaba sobre todas esas cosas mientras estaba recargada contra los fríos ladrillos al lado del salón. De repente vi en mí visión periférica a un estudiante que estaba dando la vuelta en la esquina. Mi corazón quedo atrapado en mí pecho cuando me di cuenta de que era Aiden, probablemente llegaba antes a clase para reclamar su asiento.

    Aunque ya me había resignado al hecho de que iba a tener que descartarlo como candidato para que me ayudara en la búsqueda de una buena víctima, decidí que no haría daño intentar una vez más. Después de todo, ¿qué mejor oportunidad que ahora que lo tenía solo? No podría ignorarme sí estaba justo a mí lado, ¿o sí?

    Hola. Salude torpemente mientras se acercaba.

    Aiden se quitó sus audífonos y se detuvo a unos centímetros de mí, vio la puerta del salón arriba y abajo como esperando que ya estuviera abierta. Podía escuchar la música que salía de sus audífonos, una mezcla sin sentido de gritos y guitarras eléctricas. 

    Soy Anabel, Extendí mí mano con una sonrisa. ¿Cómo te llamas? Si se daba cuenta que ya sabía su nombre parecería algo extraño, así que decidí pretender que no lo sabía.

    Aiden miro mí rostro por un segundo, y entonces sus ojos se arrastraron hacia mí mano extendida. Cambio el peso de su mochila y se agacho para estrechar mí mano, regresando su atención a la puerta mientras hablaba como si estuviera ignorándome, aparte del hecho de que estrechaba mí mano mientras tanto.

    Aiden respondió.

    Llegas temprano Mire a mí reloj para calcular cuánto tiempo teníamos antes de que la campana sonara. Solo un minuto.

    Si dijo él, evitando verme, su atención siempre estuvo sobre la puerta.

    Este, me acabo de mudar aquí y estoy buscando gente con la que salir, y me preguntaba sí querrías dar la vuelta alguna vez Las palabras salieron de mí boca en un apresurado parloteo de desesperación. Me encogí por dentro por lo patética que había sonado.

    No puedo, respondió, entonces la campana sonó y él siguió su camino dentro del salón y hacia su asiento.

    Eso es todo, oficialmente renunció. Me dije a mi misma mientras seguía a Aiden dentro y me escabullía al asiento detrás de él. Sus defensas eran impenetrables. No había forma de que me permitiera ser parte de su grupo de amigos, así que no había razón en invertir más esfuerzos en ello.

    Mark llegó y tomo el asiento detrás de mí. No le dije nada, esperé que empezara a molestarme. Pero para mi sorpresa, no dijo nada.

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