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Accidentalmente casada con un millonario (Parte 2)
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Accidentalmente casada con un millonario (Parte 2)
Libro electrónico108 páginas1 hora

Accidentalmente casada con un millonario (Parte 2)

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Este es el segundo libro.

Marj tiene que tomar grandes decisiones en su vida. ¿Debería apostarlo todo por una relación de mentira? Mientras sigue con esta pantomima, sus sentimientos por Brandon comienzan a crecer. Pero, ¿siente él lo mismo? ¿o solo la necesita como esposa para no perder su herencia?

IdiomaEspañol
EditorialBadPress
Fecha de lanzamiento28 oct 2018
ISBN9781547549894
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    Recalcó cuándo estará disponible el tercer libro Ho el desenlace de la historia ya la espero con nacías

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Accidentalmente casada con un millonario (Parte 2) - Sierra Rose

Capítulo 1

Marjorie Cates, de soltera Reynolds, se sentó en la cama de su suite. Ya no estaban en el hotel de Las Vegas. Esta era la suite de la casa en Manhattan de su nuevo marido. Todo era de color crema y elegante, no de su gusto pero no demasiado mal. Había un candelabro encendido que proyectaba luz sobre las paredes. Marj siempre había querido tener un candelabro de 5 o 6 velas. Pero, solo en las últimas 72 horas que llevaba casada con Brandon Cates, las cosas así, podían ser reales.

Era un dulce trato si no se paraba a pensar mucho. Hacía menos de una semana que era una solterona en una empresa que había sido absorbida por Power Regions Ltd. Marj había viajado a Las Vegas con un equipo de la empresa para hacer oficial la adquisición que suponía algo muy positivo para todos. El vino había sido muy bueno, pero las reuniones aburridas y había acabado en un club del casino bebiendo con tío bueno. Un tío bueno que resultó ser el jefe de Power Regions en ese momento.

Llevaba siendo el jefe desde hacía 5 años, pero el final llegaba con su treinta cumpleaños siguiendo el testamento de su padre. Un testamento que estipulaba que Brandon Cates tenía que estar casado en su treinta cumpleaños o la empresa pasaría a manos de su madrastra, Lena. Después de probar todas las posibilidades por la vía legal, solo le quedaba una solución desesperada. Así que, Marj, obviamente, llena de grandes ideas, le había pedido matrimonio. Él conservaría su empresa y ella conseguiría por un tiempo un marido rico en vez de la soledad y el alquiler que tenía ahora.

He estado tan sola y él me pone tanto, que la mezcla no ha sido buena.

Había habido diamantes y votos y un sexo desenfrenado, una mañana de amnesia sin saber quién era él y qué hacía junto a ella. Secretamente deseaba que el periodo de confusión fuera tan complicado como lo iba a ser la relación, pero ni mucho menos porque era guapo, atento y buenísimo usando las manos. Y gracias a Lena, no confiaba nada en las mujeres. Por lo que le podía romper el corazón con la misma facilidad que su ex, que estaba liado con su secretaria.

Solo iba a durar 6 meses, para que el testamento se cumpliera, y después sería libre y con algún que otro millón de dólares en el bolsillo que estaban estipulados en el contrato matrimonial. Marj estaba decidida a acabar con esto con una sonrisa y mantener una buena amistad con su exmarido y con suficiente dinero para vivir donde quisiera y tal vez llevar a su hermano a rehabilitación una vez que saliera de la cárcel. No quería acabar con el corazón roto, pero ya estaba convencida de que el corazón ya lo había puesto sobre la mesa, quisiera o no.

Lo primero de todo es que Brandon se había asegurado de que hubiera algo (un acuerdo) en el contrato para ella. Así, no estaba haciéndole un simple favor a su jefe. Después, le había encargado ese pastel increíble, de chocolate y café, para ella para celebrar la ceremonia. Había cientos de cosas más que él había hecho, como cotillearle las redes sociales para saber sus gustos. ¿Quién no se iba a enamorar de alguien así? Ella estaba intentando no hacerlo, pero había cosas fuera de su control. Como el aire que tenía que coger cada vez que él la miraba sonriendo, cosa que ocurría demasiado a menudo.

Él se había ido directo a la oficina y el chófer la había llevado a su casa. Tenía una de esas grandes entradas de mármol. Un mayordomo le había enseñado a Marj la suite destinada para ella. Así que aquí estaba, sentada en una cama de cuatro postes que debía haber costado más que cualquier coche de los que ella había tenido. Se quedó admirando el vestido rojo que se iba a poner para la cena con la bruja malvada esa noche. Después se miró las uñas y se dio cuenta de que una recién casada no podía ir con la manicura sin hacer. Buscó su bolso, dándose cuenta demasiado tarde de que no había cogido pintauñas. No era una mujer que pagara por hacerse las uñas, gracias a dios, así que tenía que encontrar algún pintauñas. Presionó el botón y llamó a la criada.

–No sé muy bien cómo hacer esto, parezco estúpida, pero mis pintauñas están en mi casa y eso significa una hora de tráfico. ¿Tienes algo que me pueda servir?

–Llamaré a alguien para que venga, señora. –respondió formalmente.

Marj se sintió como si fuera a mandarla al despacho del director o algo así. Esperó, deseando que hubiera algo que pudiera hacer. Después de media hora, llamaron a su puerta. La criada llegó con una bandeja llena de pintauñas y aparatos para hacerse la manicura.

–Siento el retraso, señora Cates.

–No, está bien. Gracias.

Intentó cogerle la bandeja, pero la criada se echó para atrás para impedirlo. La dejó sobre una mesa cercana y le preguntó que si deseaba algo más.

–No, estoy bien. Gracias.

Cuando le dijo que tenía una invitada, Marj se emocionó. María, su vecina de al lado, había ido a verla porque ella le había mandado la nueva dirección.

Se sentaron en el salón y estuvieron hablando.

–Me encanta que hayas venido a verme.

–¿Es temporal? ¿Vas a volver al barrio?

–Me temo que no.

–Oh, Marj...

–No te preocupes. Iré a verte, como siempre.

Hablaron y Marj le contó todo excepto la parte de que era algo falso.

–¿Simplemente te encontraste con un multimillonario y te casaste con él?

–Justo así.

–Es un hombre afortunado. No puedo esperar para conocerlo.

–Gracias. Te va a encantar Brandon.

–Seguro que sí. Estoy empezando a tener citas yo también.

–¿De verdad? Así que, María, ¿cuándo has vuelto al juego del amor?

–Cuando me hablaste de Tinker.

–Tinder. –le corrigió.

–Sí. Encontré a un viejo amigo del colegio de casualidad. Es divertido y encantador y bastante buenorro. Hemos quedado un par de veces. Él me empuja en la silla de ruedas y nos vamos a museos y teatros. Nunca habría pensado que mi pareja ideal estaría tan cerca.

–¿Qué hizo que te decidieras para hacerlo?

–Bueno, pensé que sería bueno menear el cuerpo de vez en cuando.

Marj se rio.

–Y quería hacerlo. No estaba segura de querer una relación de nuevo. Ya sabes que yo ya tuve un feliz y duradero matrimonio. Pero, después de tantos años sola me he dado cuenta de que la vida se disfruta más con alguien especial.

–Me encanta verte tan feliz.

–No se me había pasado por la cabeza hacerlo...hasta que ya nada se me pasa por la cabeza. Estoy olvidando todo, ¿sabes? Quiero salir y divertirme mientras pueda.

–Es maravilloso. Me lo tendrás que presentar pronto. –dijo Marj sonriendo.

–Lo haré.

Se despidieron e hizo que un coche llevara a María a casa para que no tuviera que pagar un taxi. Había sido una gran visita y a Marj le encantaba verla.

Volvió al piso de arriba y se sentó en el borde de la silla para inspeccionar los suministros para la manicura. Se retiró el esmalte que le quedaba en las uñas y se probó diferentes colores. Le gustó el morado, pero iba a cenar en casa de la familia Cates, así que las uñas de discoteca no parecían demasiado apropiadas.

El vestido era rojo. Debería llevar

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