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El Falso Compromiso del Jeque
El Falso Compromiso del Jeque
El Falso Compromiso del Jeque
Libro electrónico114 páginas1 hora

El Falso Compromiso del Jeque

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Necesitaba una novia falsa para el fin de semana, así que contraté una. Se suponía que todo era un negocio, no era placer. Pero al mirarla, supe que tenía que hacer que su cuerpo intacto fuera mío.
Ella piensa que es solo por una noche, pero sé que es para siempre.
Malditas sean las consecuencias, ella será mi novia.

***

Zahir es implacable en conseguir lo que quiere, y él me quiere a mí.
Me ha despertado a un mundo de placer y lujo más allá de mis sueños más locos, y nunca quiero despertarme.
Pero como rey, Zahir tiene un destino. No hay forma de que pueda quedarme a su lado.
Tengo que decir adiós ... incluso si me destruye.

IdiomaEspañol
EditorialAlexa Montes
Fecha de lanzamiento27 feb 2021
ISBN9781071551424
El Falso Compromiso del Jeque

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    El Falso Compromiso del Jeque - Alexa Montes

    TABLA DE CONTENIDO

    Capítulo 1

    Capítulo 2

    Capítulo 3

    Capítulo 4

    Capítulo 5

    Capítulo 6

    Capítulo 7

    Capítulo 8

    Capítulo 9

    Capítulo 10

    Sobre El Autor

    Capítulo 1

    Prólogo

    Nada de esto se supone debía suceder, pero Dios, estaba tan feliz de que hubiera sucedido.

    Su espalda estaba recostada contra su musculoso pecho. Él envolvió sus brazos alrededor de ella, acunándola de forma que dijese que le gustaba sostenerla tanto como a ella le gustaba ser sostenida. Su larga y dura longitud cepillándose contra la parte trasera de sus muslos.

    Él había sido tan insaciable, y ella sabía que él aún quería más.

    Ella era solo una chica americana de una pequeña ciudad. Él era un jeque, el heredero de su propio reino, y ejercía un inmenso poder. Pero la diferencia de sus estatus no importaba en esos momentos. Aquí, desnudos en las sabanas reales, ellos eran solo dos seres humanos siendo consumidos por la pasión y la lujuria.

    Su cabeza se giró hacia él, y ellos compartieron un beso. Esa chispa inició un fuego salvaje. Ella se dio vuelta en sus brazos, lanzándole una sonrisa que prometía el cielo. Sus jugos ya estaban escurriendo mientras sus grandes manos agarraban su cintura. Ella se echó hacia atrás para tomar su magnífica polla y guiarla dentro de su abertura. Separando su sexo, ella permitió que el éxtasis la envolviera.

    Aunque era su primera vez, ella sabía que ningún otro hombre se le podría comparar jamás. Él la arruinó. Y ella no pudo hacer nada sino llorar en sus brazos, dándose por completo al hombre responsable de su caída.

    Él poseía tanto poder. Él controlaba un país entero. ¿Acaso era una sorpresa que él la controlara también?

    Ella lo aceptó lentamente dentro de su cuerpo, urgiéndole a ir más profundo, Dios, él era tan bueno. Él la llenó y la dejó pidiendo más.

    Pero un hombre como él jamás se quedaría con una chica como ella. Pronto, su cuento de hadas terminaría, pero ella lo disfrutaría mientras durase.

    Él era su comandante. Su protector.

    Su propio jeque.

    Capítulo 2

    El vestido no lucía bien en ella. No importaba que tanto durara Hazel mirándose en el espejo, solo se veía mal. Era demasiado indulgente, demasiado atrevido, y demasiado nuevo. La mayoría de su ropa, incluso las elegantes, venía de una tienda local de ropa de segunda mano. Este vestido debía valer al menos dos meses de renta.

    Ella recorrió sus manos oscuras sobre la lujosa tela. Era azul profundo con diseños dorados en ella. ¿Realmente podía hacer esto?

    Si. Ella necesitaba el dinero. No había vuelta atrás ahora.

    Elite Diamond Holdings solo tenía en su cartera a la clientela más rica. Reyes. Billonarios. Jeques. Discreción era necesaria. Excelencia era lo esperado. Una vez su aplicación fue aceptada y ella fue emparejada, Elite Diamond Holdings envió un equipo de sastres a obtener sus medidas exactas y asegurarse de que ella luciera tan glamurosa como fuese posible.

    Incluso le dijeron que podía quedarse con esto cuando todo hubiera terminado para recordar su noche de cuentos de hadas. Sin embargo, toda esa bobería romántica no tuvo ningún efecto. Ella solo necesitaba el dinero.

    El timbre sonó. Él estaba aquí.

    Hazel tomó una respiración profunda. No importaba si no se sentía bien. Como ella se sintiera no importaba, lo que importaba era complacer al cliente.

    Quienquiera que fuese.

    Sin nombre. Sin foto. Sin pistas de quién se suponía que fuera esta persona. Se supone que esta persona iba a hacer su prometido, al menos temporalmente.

    Ella se dirigió a la puerta y la abrió, preparada para afrontar a quienquiera fuese su supuesto prometido.

    Era un hombre con guantes blancos y una boina.

    Un chofer.

    Por supuesto que lo era. Alguien que tenía esta cantidad de dinero no era del tipo de los que estaría tocando el timbre en un vecindario pobre de lo que ella esperaría que cualquier hombre rico evadiera como la plaga, o al menos no entrara sin un sin número de medidas de seguridad.

    Señorita Andrews él dijo en tono absolutamente profesional. El jeque está listo para verse con usted.

    Espere, ¿qué?, ¿el jeque?

    Venga. Al no le gusta que le dejen esperando.

    De acuerdo. Estoy lista ella dijo. Era una mentira. No existía ninguna forma de que ella estuviese lista para algo como esto.

    Asegurándose se cerrar correctamente la puerta al salir, como siempre hacía, ella siguió al conductor hasta el final del área de estacionamiento, donde una larga y estrecha limusina esperaba por ellos.

    ¿Adentro? Aparentemente estaba un jeque.

    Cuando ella escuchó eso, su mente combinó todo tipo de ideas para determinar qué tipo de persona tendría que recurrir a comprar una prometida falsa, por cualquiera que fuese el motivo.

    La imagen en su cabeza no era linda.

    Afortunadamente, el hombre no era para nada como lo imaginaba.

    Él se levantó de la limosina en traje a medida como el de ella. Era un hombre alrededor de un metro ochenta de alto y muy bien construido.

    Él tenía una barba, en una de los más hermosos rostros, conectada a un hermosamente negro cabello. Penetrantes ojos azules la miraban. Ah, tú debes ser Hazel dijo, su acento notable, pero lo que ella llamaría grueso.

    Um, uh, si ella dijo, su confianza totalmente ausente.

    Soy Zahir Kirimi, jeque de Al’Nahoz.

    Decir que ella estaba intimidada sería resaltar lo obvio. Ella solo era una chica que había crecido en las partes duras de la ciudad. Ella era la cosa más lejana imaginable de la realeza.

    Y aun así ella estaba ahí. A punto de convertirse en una Prometida Real.

    Incluso si no era un verdadero compromiso.

    Él tomó su mano. Tú debes ser Hazel. He visto muchas de fotografías, pero ellas no te hacen justicia.

    Tú no te vas por los alrededores con los halagos ¿cierto?.

    ¿Qué puedo decir? Cuando veo algo que me gusta, voy directo por ello.

    Para ella, esa era la más confusa seña que alguna vez hubiera recibido. Él estaba coqueteando. Eso estaba claro, pero esta no se supone que fuera una situación de coqueteo. Se supone que era una situación de negocios.

    Lo que más la sorprendió fue lo mucho que él lo estaba convirtiendo en una situación de coqueteo.

    Él la tomó en un fuerte abrazo de repente, y ella solo estaba paralizada por como la situación se estaba desarrollando.

    La barba del jeque estaba haciendo cosquillas en su rostro, y ella se dio cuenta que él quería ir aún más lejos.

    ¿Hay algo que te moleste, querida?.

    Uh... Solo no estoy acostumbrada a un hombre siendo tan directo.

    Él se rio suavemente entre dientes, y ese fue un sonido extrañamente calmante para sus oídos. Este tipo de saludos son comunes en mi país para amigos cercanos y personas amadas.

    Me acabas de conocer.

    Y aun así ya era un ser amado. Él la liberó, aun sosteniendo su mano. Mis padres me esperan, con la que pronto será mi esposa.

    Pensamientos caóticos la inundaron. Esto no se supone que fuera real. La agencia no era para emparejarla con un esposo. Ellos ya no hacían eso.

    ¿Este hombre? ¿El jeque? ¿Este apuestamente caliente hombre con piel oliva que acaba de aparecer de la nada en su vida?

    Si, él estaba hablando como si esto fuera real.

    ¿Fue un error de comunicación?

    Los dos subieron a la parte posterior de carro, y pronto la limosina estaba de nuevo en movimiento.

    ***

    Zahir no dudó en continuar presionando el asunto.

    Él se sentó cerca, muy cerca.

    Él no estaba mintiendo sobre su cultura. Amigos cercanos y familia mostraban afecto con abrazos constantemente, sin embargo, él estaba consciente que los americanos eran más prudentes

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