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Salvada Por El Alfa
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Libro electrónico77 páginas1 hora

Salvada Por El Alfa

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Rechazado por su mejor amigo y la hembra que quería para él, el sensual macho alfa Lucas se encuentra en un camino oscuro hacia la autodestrucción. ¿Podrán los ojos zafiro de Scarlett salvarlo de su tormento o ella lo llevará al límite?

El hermano de Lucas, Garrett, convence a Lucas para que se encargue de dos violentos alfas que luchan por la misma hembra. La causa de tal enfrentamiento es la atractiva Scarlett, quien está en medio de una disputa territorial. Y en el momento en que Lucas posa sus ojos en la impactante y morena Scarlett, sabe que debe poseerla. 

Scarlett está atrapada entre dos hombres mal intencionados, y cuando Lucas y Garrett aparecen y le ofrecen la salvación, no duda en aceptarla. Lucas y Scarlett sucumben al creciente calor entre ellos, revelando mutuamente sus almas heridas en el proceso. 

Acalorado, dulce y satisfactorio, el cuarto libro de la serie El harén del hombre lobo despliega la historia de Lucas con mucha acción entre un atractivo macho alfa y una apasionada hembra, en un relato que contiene material ardiente no apto para los débiles de corazón.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento8 sept 2020
Salvada Por El Alfa

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    Salvada Por El Alfa - Kayla Gabriel

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    Lucas se detuvo en el bosque, jadeando. Había asumido la forma de lobo al menos dos días antes… ¿o quizás tres? Desde entonces, había corrido cien millas al norte del recinto de Asheville, quizás un poco más. Además de solo haber tomado breves descansos para comer y cazar, le había dado cada vez más rienda suelta a su lobo. Una necesidad palpitante lo embargaba, la sensación parecía no tener fin.

    Miedo. Miedo de lo que podría hacerse a sí mismo si pasaba más de medio minuto pensando en ella.

    Lucas se dio ánimos tratando de recuperarse del largo trote que había mantenido por incontables horas. Disminuyó el paso, débil por el agotamiento y la falta de comida. Sus piernas temblaban, su propio cuerpo le estaba fallando.

    Se desplomó para descansar en un suave montón de hojas secas de lo último del verano. Era incapaz de moverse, mucho más de gritar. Había corrido tan lejos y se había esforzado tanto que quedó ahí esclavo de sus propios pensamientos. Mientras esperaba a que la acechante inconsciencia lo embargara, sus ideas volvieron a la fuente de su dolor.

    Aurelia.

    Su mente revivió ese momento por milésima vez. Cuando entró a la casa sigilosamente, ansioso por sorprender a Aurelia con un ramo de lilas. Siguiendo su aroma, Lucas la encontró en uno de los estudios que había en el piso principal de la residencia. El estudio de Ben, para ser exacto.

    La mente de Lucas quedó en blanco al encontrar a Aurelia y a Ben juntos. Ellos no habían follado ni nada. Nada tan obvio. Aun así, Lucas echó un vistazo a los dos, a la forma en que se cogían de la mano, a la cercanía de sus cuerpos y entonces comprendió. No necesitaba respirar hondo para encontrar el fuerte aroma de Ben sobre la piel de ella. No necesitaba examinar las miradas culpables en sus rostros o el hecho de que no se apartaron cuando entró.

    Comprendió, súbitamente, que Aurelia había escogido una pareja… y que, simplemente, no era él.

    —Lucas, lo siento mucho… —susurró ella con lágrimas brillando en sus ojos.

    Lucas se odió a sí mismo, odió su débil corazón, las malas decisiones que había tomado que permitieron que Aurelia se alejara de él.

    La había dejado en el recinto por una semana, y ese fue su error. La feroz e insaciable pelirroja, la hembra con la que se había obsesionado, a quien había rescatado, y finalmente se había ganado… la dejó al cuidado de otro hombre por siete días, incluso diciéndole a Aurelia que podía compartir la cama de otro hombre si eso la complacía. Mientras luego regresara con él, no le importaba lo que hiciera en su ausencia.

    Volviendo a recordar el episodio, la rabia se acumulaba en él mientras consideraba cuán idiota había sido. Era como dejar un tazón de joyas brillantes fuera de la caja fuerte en una fiesta en casa, solo para alardear. No podía dejar la habitación y regresar esperando que cada zafiro siguiera en su sitio.

    En su defensa, había dejado a Aurelia con uno de los dos hombres en quien más confiaba en el mundo. Ben Fincher, el analista de software compasivo y de voz suave, copropietario de la compañía de Lucas, quien era la última persona en la Tierra que haría que Lucas se sintiera amenazado. Lucas y Ben habían sido amigos por décadas, y el gran corazón de Ben era el mayor factor en su exitosa amistad.

    Eso fue lo más doloroso, concluyó Lucas. No fue la pérdida de Aurelia, exactamente. Ella era una mujer de la más alta calidad, inexplicablemente hermosa, y una gran compañía. Su rechazo fue un impacto terrible.

    Pero más que eso, lo que mataba a Lucas era que su honesto y cariñoso amigo estaba involucrado. Si Ben había caído tan bajo, el hecho era que Aurelia y Ben debían de estar realmente enamorados. No a medias, no la basura de «quizás se vuelvan pareja algún día». Él conocía a Ben lo suficiente como para saberlo, y además Aurelia no era una seductora volátil.

    Así las cosas, Lucas suspiró para sí. Había cosas que no quería admitir, de las que había estado huyendo en los últimos días.

    Más allá de su enfado, de su sentimiento de traición, debajo del dolor en su corazón…

    Había un destello de verdad.

    Ben y Aurelia lograron una especie de conexión que Lucas no podía negar. Viéndolos juntos en ese instante, la forma en que Ben se había colocado enfrente de Aurelia, listo para protegerla… Era la forma de proteger a una pareja. Ella había cerrado un puño en su franela, buscando protección. El aroma de Ben emanaba de su cuerpo en ráfagas. Simplemente no había duda allí, era muy claro.

    La mirada en sus rostros decía que esperaban que Lucas hiciera lo peor, y aceptarían lo que fuera que pasara. Si Lucas estuviera dispuesto, Ben podría perder su fortuna, su compañía, y cada persona en su vida, incluyendo a Aurelia. Si Ben la dejaba sin atención por un momento, Aurelia sería fácilmente capturada, podría ser dejada en uno de los muchos países donde su pasado

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