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Tomame: Romance con un Multimillonario
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Libro electrónico127 páginas2 horas

Tomame: Romance con un Multimillonario

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Información de este libro electrónico

Grady Mallory, el más joven de cuatro exitosos hermanos, es el único en su familia de seguir los pasos de su padre Randall y elegir el mundo del arte como su pasión en la vida.

Habiendo enviudado a una corta edad, Grady ha evadido a propósito cualquier enredo amoroso después de perder a la mujer que amaba, Asia Flynn, con su hermano mayor Kit.

Ahora que Asia y Kit están divorciados, Grady no puede evitar preguntarse, "Qué pasaría si…" y cuando Asia se une a él en Nueva Orleans para una subasta de algunas de las más preciosas obras de arte, parece que ellos podrían reavivar su romance.

Pero, ¿Quién es la hermosa joven mujer que sigue encontrando en las subastas, y por qué encuentra que tiene mejores propuestas para cada pieza que él quiere adquirir?

Relaciones complicadas y devastadoras traiciones dejan a Grady preguntándose si se atreve a amar una vez más… 

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento5 jun 2021
ISBN9798201131500
Tomame: Romance con un Multimillonario

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    Tomame - Kimberly Johanson

    Capítulo 1

    Complícame

    Grady Mallory salió del avión hacia unos cien grados de calor y se quejó. Nueva Orleans estaba experimentando una ola de calor tardía, y era justamente como a Grady le gustaba- caliente, sudorosa y sexy.

    Tomó un taxi a su hotel en el Barrio Frances, se bañó y salió de nuevo a la calle. Cuando él iba allí, tenía la tradición de caminar alrededor del Barrio por una hora o dos, ver sus modales, empaparse de la atmósfera.

    Él estaba contento de haberse alejado de Seattle- tanto drama y preocupación. Después de las revelaciones que golpearon los titulares sobre la familia de Quilla, y su subsecuente enfermedad- por suerte, sólo un virus estomacal y nada más- Jakob había estado irritable y malhumorado- volviendo a la ruina donde estaba antes de conocerla. Grady iba esperanzado de que su querido hermano mayor no la haya estado usando otra vez. Su padre, Ran, estaba preocupado por un velorio antes de tiempo, por una cosa que tenía con Gregor Fisk. Ese idiota pensaba Grady ahora, Si le pongo las manos encima…

    Las calles estaban llenas de turistas y entretenimiento. Encontró un restaurante fuera de la carretera y fue a comer algo. El lugar estaba lleno de, por lo que parecían, locales, así que pensó que eso era una buena señal.

    Amaba esta ciudad por lo que cuando escuchó que una obra de arte sería subastada aquí- una subasta muy exclusiva, sólo con invitación- tomó la oportunidad. Intentó persuadir a su padre para que lo acompañara, pero Ran estaba muy enredado en su situación con Fisk y cuidando a su familia. Grady lo entendió, pero ahora sentado aquí, le hubiera encantado que su padre estuviera sentado en frente, emocionado por las nuevas piezas. Grady no tenía duda de que él las hubiera conseguido para la colección Mallory- él era muy bueno para eso. No era soberbia, solamente la confianza que tenía un hombre al haber pasado los últimos veinte años perfeccionando su arte.

    Estaba tan perdido en sus pensamientos, que no había alcanzado a ver al principio a ella- aunque parecía que ella misma no buscaba atraer la atención. Se sentaba a dos mesas de él, en una pequeña en un rincón, con su computadora encima y sus ojos en la pantalla. Algo azul habrá pasado por la pantalla que atrajo su atención. La chica lucía exasperada y golpeó la computadora como si esta la estuviera molestando. Grady la estudió con interés. Cabello negro, en una cola de caballo, enormes anteojos con marco definido en su pequeño, delicado rostro, ojos azules enormes delineados. Un bicho raro pensó Grady con una sonrisa, y una muy atractiva. Escuchó su queja- en italiano, luego español- luego suspiró, cerró la laptop y la empujó dentro de su bolso. Se levantó, tiró dinero sobre la mesa y pudo ver su esbelta, atlética figura que tropezaba con las demás mesas, pidiendo disculpas a las personas con las que golpeó sin querer con su cargado bolso. Linda Grady decidió Realmente linda. Tiempo atrás, él la hubiera seguido y hubiera conseguido su número. Mucho tiempo atrás. Antes de Molly, antes que el cáncer se la llevara en menos de un año, después de su boda. Antes de Asia. Antes de Asia y Kit.

    Alto. Si Grady iba a romper un hábito este año, era preguntarse ¿Qué pasaría si…?. El si? lo estaba deteniendo de vivir, de amar de nuevo.

    No más se dijo a sí mismo. Es tiempo de empezar de nuevo.

    Esperaba que pudiera adaptarse a su nuevo plan.

    Asia puso sus ojos en blanco después de que Quilla dejó de disculparse por la vez número 100. Siento que te hayas quedado con las tareas de cuidar niños de nuevo dijo Quilla con remordimiento.

    Chica, para. Es un placer pasar tiempo contigo; no lo hacemos lo suficiente. Estaban conduciendo por la carretera hacia las Montañas Olímpicas. Asia había sugerido hacer el viaje después de que Jakob insistió que Quilla no estuviera sola. En ningún momento. Ella comenzaba a sentirse atrapada entre el miedo de Jakob y la malevolencia de Gregor, le había contado a Asia.

    Asia, con las manos en el volante, se giró para verla. ¿Cómo te sientes sobre él… tu sabes?

    Mucho mejor después de que Ran me dijo que no había diferencia para él si mi familia se suponía que había hecho algo o que eran de determinada manera.

    Asia frunció el ceño. ¿Jakob no te dijo eso primero?

    Quilla dudó. Sí, lo hizo. Una y otra vez. Pero siempre sentí que él lo decía porque debía hacerlo. Dios, qué desastre, y que hijo de puta que es Gregor Fisk- ¿Qué le hice a él? ¿No le bastó con acuchillarme y amenazarme?

    Ran parece pensar que su obsesión contigo se ha convertido en su… cómo decirlo, en su foco principal. Sí, él quiere vengarse de Jakob, y Ran, pero es como si no pudiera quitarte de su cabeza. Es como si cuando te hubiera acuchillado se hubiera dado cuenta que…

    Lo disfrutó. Dios. Quilla lucía lista para vomitar. ¿Podemos cambiar el tema? Odio sentirme como un maldito punto

    Asia apretó su mano. Por supuesto, cariño.

    Quilla la miró, ¿Cómo está Sebastián?

    Sebastián Winter era uno de los solteros más codiciados y ricos del viejo New Hampshire. En esencia, era un hombre de dinero en la ciudad, pero en realidad, era un chico de fiestas en la clase alta.

    Asia suspiró. Sebastián es muy, muy lindo. También muy, muy gay pero no le digas a nadie. Me pidió que lo acompañara a un par de cosas para ayudarlo a confundir a su padre- piensa que su padre sabe sobre su novio y Sebastián no sabia cómo él fuera a reaccionar. Su padre es, bueno, chapado a la antigua.

    Un prejuicioso, querrás decir

    Sí, bastante

    Idiota. ¿Y cómo es Sebastián?

    Como un pequeño niño perdido. Bajo todo el glamour, es un chico dulce que reacciona ante la falta de amor de su padre actuando como un chico grande.

    Dios, dice Quilla escondiendo una sonrisa, Nunca dejes que te digan que tienes un tipo, Asia Flynn.

    Asia cedió con una sonrisa. Kit no puede decir que tiene falta de amor paternal, sólo una inmadurez descontrolada. Creo que Joel se la robó en el útero, porque nunca ha tenido problemas para tomar la responsabilidad de las cosas.

    Lo sé, ¿Cuán dulces son él y Nan? Juro por Dios que uno se mueve y el otro se mueve al lado Quilla casi celosa, pero Asia decidio no ir más allá.

    Sí, entonces, en el tema romance, sólo le estoy haciendo un favor a un amigo. Nada más pasa.

    Lástima. Quilla mira al costado, Sabes, Ran y yo hemos estado hablando, me dijo que Grady está en Nueva Orleans por una semana o algo así.

    Asia sonríe. Ustedes son una confabulación de viejos casamenteros, sentados haciendo planes.

    Quilla rió. ¿Puedes culparnos? Los amamos a ambos y ahora que Kit ha, bueno, seguido adelante…

    Asia resopló. No me recuerdes lo de la maldita entrevista. Sabes que la gente se ha estado acercado a mi, con esta mirada de… Oh, pobre, pobrecita chica, debes estar devastada. Ugh.

    Si quieres, puedo hacer algunas cosas por ti, como patear su trasero. Quilla parecía hablar enserio pero Asia sonrió, sacudiendo su cabeza.

    Nah, déjalo. Supongo que Kit ha estado siendo bien manejado ahora.

    Quilla soltó una risa nerviosa. Amo a Bo Kennedy. Tienes razón; no va a aguantar nada de mierda de su parte, ¿no? ¿Viste ese video de ella intentando quitar al paparazzi que quería tomar fotos de su niño?

    Asia asintió. Mujer Guerrera

    Kit va a tener que entregar su trasero si intenta hacer lo que… Quilla dejó de hablar, mirando a Asia disculpándose. Lo siento. Estoy casi tan sensible como…

    No te preocupes.

    Condujeron en silencio por un par de minutos. Sabes Asia dijo pensante, quizá no es la peor idea reencontrarse con Grady. Como amigos digo, para que no te emociones. Extraño nuestras charlas; siempre hemos sido buenos amigos.

    Quilla intentó no sonreír. Da la casualidad que sé dónde se está quedando.


    Okay, esto no está pasando. No hay manera, nuh-uh. Grady Mallory no pierde cuando va a una subasta. Nunca. Algo así como tener una olla de dinero de donde sacar pero… está sucediendo. Tuvo que detenerse cuando las dos piezas por las que había ofertado sobrepasaron el precio de sus reservas. Pasaron por mucho el precio, tanto que llegaron a superar el precio de dos raros bocetos de O’Keefe. Y eso era decir algo.

    Y lo que le molestaba todavía más, era que no sabía quién estaba ofertando. Había mirado el cuarto todo el tiempo, cada vez, pero no había ninguna señal de quién era. Cada vez que Grady asentía con la cabeza al subastador, el hombre revisaría el libro frente a él y subiría el precio otros veinte mil. Al final, Grady tuvo que perder.

    No esta vez, de todas maneras. El Rothko era la siguiente obra entrando. Jesús, era un magnífico monumento al color, la profundidad y la abstracción. Grady sintió eso que siempre sentía cuando veía una pieza que le hablaba directamente a su alma. Su corazón latiría más rápido, su aliento quedaría en su garganta. Solamente dos humanos en el mundo habían tenido ese efecto en él: Molly y Asia. Él sufría en pensar en una pieza de arte que no le hiciera sentir eso.

    El subastador presentó la pieza, luego miró

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