Turismo de guerra: Explorando las zonas de conflicto y el impacto en la seguridad global

Por Fouad Sabry

Qué es el turismo de guerra

el turismo de combate es un tipo de viaje de ocio que implica visitar zonas de combate activas o antiguas con el fin de hacer turismo o realizar investigaciones históricas. Es posible utilizar el término de manera despectiva para referirse a la búsqueda de emociones en lugares prohibidos e inseguros. En el año 1988, P. J. O'Rourke utilizó el término despectivo para referirse a los corresponsales o periodistas de guerra.

Cómo te beneficiarás

(I) Insights , y validaciones sobre los siguientes temas:

Capítulo 1: Turismo de guerra

Capítulo 2: Turismo

Capítulo 3: Atracción turística

Capítulo 4: Turismo en Polonia

Capítulo 5: Condado de Cheorwon

Capítulo 6: Turismo en México

Capítulo 7: Turismo patrimonial

Capítulo 8: Turismo en el Reino Unido

Capítulo 9: Turismo oscuro

Capítulo 10: Turismo en Tailandia

(II) Respondiendo las principales preguntas del público sobre la guerra turismo.

Para quién es este libro

Profesionales, estudiantes de pregrado y posgrado, entusiastas, aficionados y aquellos que quieran ir más allá del conocimiento o la información básica. para cualquier tipo de Turismo de Guerra.

 

• Idioma: Español
• Editorial: Mil Millones De Conocimientos [Spanish]
• Fecha de lanzamiento: 24 jun 2024

Vista previa del libro

Capítulo 1: Turismo de guerra

El turismo de combate es un tipo de viaje de placer que consiste en visitar zonas de combate activas o antiguas con el fin de hacer turismo o realizar investigaciones históricas. Es posible usar el término de manera despectiva para referirse a la búsqueda de emociones en lugares prohibidos e inseguros. P. J. O'Rourke utilizó el término despectivo para referirse a los corresponsales de guerra en el año 1988 en su sitio web.

Se considera que varias personas, incluidos pintores de guerra y corresponsales de guerra como Willem van de Velde, fueron las primeras personas en visitar las zonas de conflicto. Van de Velde se embarcó en un viaje en 1653 a bordo de una pequeña embarcación para presenciar un conflicto naval entre los holandeses y los ingleses. Mientras estaba en el mar, realizó numerosos bocetos en la escena.

Los turistas escoltados por Mark Twain visitaron la destruida ciudad de Sebastopol durante la Guerra de Crimea, y Twain incluso reprendió a sus compañeros de viaje por llevarse metralla de recuerdo cuando abandonaron el lugar. Con el fin de observar la batalla de Alma desde una colina en las cercanías, el príncipe Menshikov extendió una invitación a las damas de Sebastopol. A pesar de las objeciones de comandantes como Lord Lucan, Fanny Duberly acompañó a su marido en su viaje a Crimea en 1854 y permaneció a su lado durante toda su estancia allí. El hecho de que fuera la única mujer que trabajaba en primera línea la convirtió en el centro de mucha atención. Fue informada con antelación de los ataques que se iban a llevar a cabo, lo que le dio la oportunidad de estar en condiciones de observarlos.

La Primera Batalla de Bull Run, a menudo conocida como Primera Manassas (el nombre que fue adoptado por las fuerzas confederadas), tuvo lugar el 21 de julio de 1861 en el condado de Prince William, Virginia, cerca de la ciudad de Manassas. Durante la Guerra Civil Americana, esta fue la primera lucha terrestre significativa que tuvo lugar. Si bien la élite adinerada del vecino Washington, incluidos los legisladores y sus familias, se habían reunido para hacer un picnic y ver la acción, tenían la impresión de que la Unión saldría victoriosa fácilmente. Cuando el ejército de la Unión se vio obligado a retroceder en un estado de desorden salvaje, los caminos que conducían de regreso a Washington estaban obstruidos por residentes aterrorizados que intentaban salir en sus carruajes. Uno de los grabados que Frank Leslie creó se titulaba El soldado en nuestra Guerra Civil, e incluía esta ilustración en particular. Francis Fremantle, Arthur Lyon.

Antes de la conclusión de la Segunda Guerra Bóer, Thomas Cook comenzó a comercializar giras que llevarían a las personas a los campos de batalla de la lucha. Había una serie de otras agencias de turismo que anunciaban los campos de batalla de Tugela y Ladysmith, que eran bastante accesibles y muy pintorescos. También hubo grupos de visitantes que siguieron de cerca la guerra franco-prusiana y visitaron los campos de batalla poco después de que terminaran los combates. Alfred Milner, The Observer y Punch expresaron su desacuerdo con lo anterior.

A pesar de las críticas, el sector turístico siguió floreciendo al mismo ritmo que la industria turística en general. A medida que el Conflicto Mundial I se ponía en marcha, quedó muy claro que después de que el conflicto terminara, los campos de batalla que estaban asociados con él atraerían una cantidad significativa de atención de las personas interesadas en viajar. Durante la Gran Guerra, hay casos documentados de turismo de guerra; pero, debido a la hostilidad de las autoridades francesas, estos sucesos se mantuvieron restringidos.

Tras la conclusión de la Segunda Guerra Mundial, las áreas que anteriormente habían servido como campos de batalla se convirtieron en sitios turísticos populares. Otros campos de batalla en el Pacífico, como Saipán, se convirtieron en un destino de peregrinación para los veteranos japoneses, que volvieron a enterrar y erigieron monumentos a sus amigos caídos. Saipán fue uno de los campos de batalla que se convirtió en un lugar de peregrinación.

El concepto de que las personas se sienten atraídas por áreas y lugares donde han tenido lugar actos inhumanos fue investigado por Foley y Lennon. Afirman que la motivación detrás de las visitas a las atracciones está impulsada por la cobertura de los medios de comunicación y el deseo de ver por uno mismo, y que existe una relación mutuamente beneficiosa entre la atracción y el turista, independientemente de si la atracción es un campo de exterminio o el lugar donde falleció una celebridad.

Rick Sweeney, un ex especialista en seguridad, estableció War Zone Tours en el año 2008, mientras que Nicholas Wood, un ex periodista del New York Times, estableció otro de los negocios que actualmente están trabajando en esta industria. Sweeney es miembro de un equipo de guías turísticos que se encargan de acompañar a los turistas a países que han estado involucrados o están experimentando violencia en la actualidad. Es posible que un turista que visitó Bagdad en 2010 pagara hasta 40.000 dólares por su viaje. En 2014 se afirmó que el turismo de guerra iba en aumento. En 2013, el entonces ministro de Educación, Hajibabayi, abogó por que las personas que fueron asesinadas mientras participaban en estas giras recibieran el estatus de mártires.

Dominic Cardy, un político de Canadá, vino a Ucrania de vacaciones en el año 2022.

Título: Explorando el turismo de guerra: un examen crítico en el contexto de la ciencia militar

Introducción:

El turismo de guerra, un fenómeno en el que los individuos se aventuran en zonas de guerra activas o antiguas con fines recreativos, presenta una compleja interacción entre la curiosidad humana, el interés histórico y las consideraciones éticas. En el ámbito de la ciencia militar, el estudio del turismo de guerra ofrece información valiosa sobre la naturaleza multifacética de los conflictos, el impacto de la guerra en las sociedades y los dilemas éticos que rodean tales actividades.

Entendiendo el Turismo de Guerra:

En esencia, el turismo de guerra abarca un espectro de motivaciones y comportamientos. Algunos lo hacen por un deseo genuino de comprender la historia y ser testigos de primera mano de las realidades de los conflictos. Para ellos, visitar regiones devastadas por la guerra les brinda la oportunidad de reflexionar sombríamente y de apreciar más profundamente el costo humano de la guerra. Otros, sin embargo, se sienten atraídos por el turismo de guerra por razones más sensacionalistas, buscando emociones o derechos de fanfarronear asociados con la visita a lugares peligrosos y prohibidos.

Desde la perspectiva de la ciencia militar, el turismo de guerra plantea importantes cuestiones sobre la representación e interpretación de la guerra. Pone de relieve la tensión entre la exactitud histórica y la mercantilización del trauma. Los paisajes devastados por la