Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Solo $11.99/mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

La caja: la invasión
La caja: la invasión
La caja: la invasión
Libro electrónico330 páginas4 horas

La caja: la invasión

Calificación: 0 de 5 estrellas

()

Leer la vista previa

Información de este libro electrónico

En el futuro, una sociedad creada de manera artificial cuya única tarea es la producción en los centros especializados, es dominada por el consumo, la búsqueda del bien colectivo a cambio de la eliminación del individuo, la tecnología y especialmente por un ente llamado el Nodu, a quien deben obedecer a cambio de paz, la cual se verá truncada una vez que los personajes descubran que han sido engañados y que todo lo que ven en realidad no es lo que parece.
Estos finalmente deberán decidir si continúan viviendo bajo esta red de engaños o forman un ejército y arman una rebelión. Para lograr su objetivo necesitarán ayuda de unos seres que ya fueron expulsados una vez y que han decido volver para restablecer el orden, ese orden que quedó roto cuando decidieron desafiar al Nodu.
La caja: La invasión es la primera parte de esta trilogía.
IdiomaEspañol
EditorialMAGO Editores
Fecha de lanzamiento7 dic 2012
ISBN9789563171747
La caja: la invasión

Relacionado con La caja

Libros electrónicos relacionados

Ficción hispana y latina para usted

Ver más

Artículos relacionados

Comentarios para La caja

Calificación: 0 de 5 estrellas
0 calificaciones

0 clasificaciones0 comentarios

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

    Vista previa del libro

    La caja - Carlos Rincones

    adaptarse.

    I

    Fuera de la caja que flotaba siempre en el mismo lugar en el espacio y que lucía un color gris como el metal, había cientos de seres que esperaban pacientemente el momento para entrar. Se encontraban dentro de pequeñas cápsulas repartidas alrededor, y en cada una de ellas había un visitante reposando. Por un costado se desprendía un cable que iba a parar a uno de los lados de la enorme máquina. Eran cientos de cables que unían la caja con las cápsulas que llevaban dentro a sus legítimos dueños, que pronto estarían por despertar. En el espacio no se escuchaba nada de lo que ocurría dentro de la caja ni en las cápsulas, aquí no había relojes suspendidos en el aire ni melodías que indicaran qué momento era, sólo se podía mirar un conjunto de esferas flotando, sujetas a un enorme cubo que desde afuera tenía un aspecto bastante atemorizante. El resto era sólo de un color negro infinito. Dentro de cada cápsula no se observaba ningún color y había un silencio total como el del espacio. Era imposible comprender cómo a varios metros había una enorme máquina que tenía toda una constelación de seres y cosas dentro de sí. Era realmente interesante permanecer dentro de la caja y luego tener que abandonarla para ir a parar a un lugar donde apenas había espacio para moverse, y donde la ausencia de luz y sonido era más que inminente. Cientos de seres reposaban en las cápsulas con una serie de cables sujetos a sus cuerpos, acaso se sabía que estaban vivos porque los cables se movían mientras dejaban pasar en su interior un líquido brillante color verde oliva.

    La diferencia entre estar dentro y fuera de la caja indica que quienes pueden entrar y salir de la enorme máquina cúbica poseen dotes especiales capaces de hacerles entender que esto es algo totalmente normal.

    Las cápsulas que flotaban sujetas a un cable variaban de tamaño según el ser que llevaban dentro. En esencia eran artefactos muy sencillos con dimensiones distintas; aunque sumamente funcionales. Estaban hechas de un material especial para mantener adentro una temperatura adecuada. Todas tenían adheridas a un costado una pequeña pantalla que indicaba la temperatura que había dentro y que variaba entre el número cero y el mil. Tenían además un botón que titilaba una luz color verde indicando que la cápsula estaba ocupada, mientras esto sucedía, adentro el líquido verde oliva continuaba ingresando a través de los finos cables sujetos a los cuerpos de aquellos seres. Los aparatos tenían cinco tamaños en total, gracias a que contenían cinco especies diferentes. Había unas cápsulas totalmente blancas y dentro de estas estaban los primeros seres que pronto entrarían a la caja. Estos aparatos eran alargados porque en su interior contenían a una de las especies más grandes de todas las que flotaban. Fuera de estos se leía un símbolo que se repetía en todas las cápsulas color blanco, seguido de una numeración única para cada uno. El símbolo era una enorme V y más abajo una palabra y un código de cuatro números. En sus pantallas la temperatura oscilaba entre los seiscientos cuarenta y cinco, y setecientos grados. Aquello por dentro estaba verdaderamente hirviendo.

    De pronto el silencio del espacio quedó roto cuando debajo de la enorme caja empezó a salir una gran plataforma. Luego que terminó de abrirse, los cables que sostenían a las cápsulas blancas empezaron a halarlas lentamente hacia la tarima. Después que la caja había forzado a todos los cables lo suficiente, los botones que titilaban en verde se apagaron, las pantallas que marcaban la temperatura empezaron a disminuir hasta llegar a cero, para luego apagarse. Rápidamente en una de las cápsulas empezó a brillar la enorme V, y más abajo de esta se leía la palabra Omega 115-1. Mientras esto sucedía el botón que antes estuvo encendido con la luz verde, dejó ver ahora una luz color rojo indicando que pronto el aparato quedaría vacío.

    De pronto se escuchó una voz que provenía de la caja que retumbaba en el lugar, la misma indicó:

    —V-Omega 115-5, favor mantenerse prevenido para iniciar proceso de apertura de la cápsula, la temperatura ha sido disminuida para que el visitante despierte y salga.

    Por dentro de la cápsula color blanco se despegaron los cables que estaban adheridos a un ser que aún mantenía los ojos cerrados, estos simplemente se recogieron hasta las paredes de aquella máquina. Fuera del artefacto la voz no había terminado de hablar cuando este empezó a abrirse por la mitad. Rápidamente un ser alargado color azul, con el cabello color naranja abrió sus grandes ojos de donde se podía ver el reflejo de la caja. La cápsula empezó a cerrarse luego de que el Voltro –ese era el nombre de su especie– se apostó en la plataforma, era el primero en el lugar. Dio un par de pasos mientras miraba todo a su alrededor, al principio estaba un poco confundido pero rápidamente entendió lo que sucedía.

    Luego la misma voz prosiguió:

    —V-Omega 125-4, favor mantenerse prevenida para iniciar proceso de apertura de la cápsula, la temperatura ha sido disminuida para que la visitante despierte y salga.

    Nuevamente se encendió la letra V de otra de las cápsulas al igual que el código que tenía: V-Omega 125-4. De esta salió un gran cuerpo ahora de aspecto femenino, su cabellera era naranja y un poco más larga que la del primero. De sus grandes ojos color morado se reflejaba lo poco que quedaba visible del cable que salía del artefacto. El proceso se repitió innumerables veces y la voz que indicaba todo lo que estaba por suceder parecía no agotarse. Algunos pensaban que era la voz de un robot que hablaba desde la caja a una altura bastante considerable. Ya en la plataforma se dejó ver a unos seres alargados, de color azul, unos de sexo masculino y otros de sexo femenino. De inmediato, todos los que salieron de aquellos aparatos color blanco hicieron una formación. Una vez que todos estuvieron afuera, las cápsulas empezaron a cerrarse pero esta vez vacías, los botones titilaban ahora con una luz roja.

    La voz indicó:

    —Iniciando proceso de despegue, favor mantenerse alerta.

    Cientos de cápsulas ahora vacías empezaron a despegarse de la caja a través de los cables que ahora se alargaban. Todas empezaron a quedar en el mismo lugar de donde fueron removidas y sólo se observaban cientos de estas con códigos en la parte delantera que dejaban de brillar, pantallas apagadas a un lado y un botón rojo que alertaba que no había nadie adentro.

    La voz anunció nuevamente:

    —Todas las cápsulas V están en posición, iniciando proceso de apertura con las cápsulas color negro, favor mantenerse alerta.

    Posteriormente empezaron a moverse estos aparatos, mucho más pequeños que los primeros y que por fuera también tenían un símbolo, seguido de una numeración específica para cada cápsula: el símbolo era una T.

    La voz indicó ahora en presencia de los Voltros:

    —T-Gamma 214-7, favor mantenerse prevenido para iniciar proceso de apertura de la cápsula, la temperatura ha sido disminuida para que el visitante despierte y salga.

    De la cápsula que tenía el código que había indicado la voz salió un ser de aspecto masculino que tropezó sin querer con la base del artefacto, de inmediato se repuso y caminó hasta donde estaban los Voltros. Cuando el proceso se repitió cientos de veces, en la plataforma empezaron a agruparse los Titus, unos seres mucho más pequeños que los primeros, de ojos redondos y grandes cabezas en relación a sus cuerpos, eran de color rosa y tenían el cabello totalmente pintado de blanco.

    Luego que todos los Titus se encontraban formados, la voz repitió:

    —Iniciando proceso de despegue, favor mantenerse alerta.

    Estos de inmediato empezaron a conversar entre sí esperando a que el proceso se iniciara de nuevo. A diferencia de los Voltros, no hicieron una fila que los ordenase.

    En la espera, un Titus le preguntó a una que tenía a su lado:

    —¿Cuál es el código de su esfera?

    —T-Eta 224-2 –respondió la Titus con voz de mujer–, también lo llevo en mi vestimenta.

    —Usted es quizás poco valiente –dijo rápidamente el primero frunciendo el ceño.

    —¿Por qué lo dice? –interpeló la Titus.

    —Su código termina en dos, este es uno de los grados más bajos de valentía que puede tener un Titus.

    Al escuchar aquello, la Titus simplemente se dio media vuelta y fue a dar a un lugar bastante lejos en la plataforma, lejos de aquel ser. El Titus que había hecho quizás la pregunta más insolente de su corta vida, se dirigió hasta uno de los Voltros que se encontraba en formación esperando a que continuara el proceso de apertura de todo el resto de las cápsulas. El ser color rosa le preguntó:

    —¿Cuál es la velocidad que puede alcanzar usted? –De inmediato el Voltro respondió:

    —¿Quiere mirar?

    —¡Claro! –dijo el joven Titus.

    De pronto el Voltro que llevaba el código V-Omega 115-8 sacó una pequeña moneda dorada que tenía en uno de sus bolsillos y en presencia de todos la lanzó con gran fuerza hacia el otro extremo de la plataforma. Se salió de la fila y empezó a correr detrás de esta, por la velocidad casi no se podía ver dónde se encontraba este enorme ser. Antes que la moneda tocara el suelo de la plataforma, el enorme ser color azul y de cabello naranja hizo un rápido movimiento con uno de sus brazos y la tomó lanzándose al piso, al borde de la plataforma que dejaba ver hacia abajo un gran vacío. A lo lejos, la mirada estupefacta del Titus por lo que había acabado de presenciar, lo mismo ocurrió con el resto. El Voltro inició una carrera de regreso aprovechando de correr por la pared de la enorme caja que sujetaba la plataforma. Todos estaban sorprendidos en el lugar.

    Justo antes que el Voltro V-Omega 115-8 se encontrara con el Titus que le había hecho la pregunta, la voz en el fondo dijo:

    —Todas las cápsulas T están en posición; iniciando proceso con las cápsulas color verde, favor mantenerse alerta.

    En ese instante empezaron a ser haladas una a una a través de los enormes cables que las sujetaban, unas cápsulas un poco más pequeñas que la de los Titus. Cuando finalmente fueron a dar con la plataforma, dentro de estos artefactos los cables que estaban sujetos a unos seres color cobre dejaron de enviar el líquido viscoso color verde oliva hasta sus cuerpos. El Voltro que había corrido se detuvo y colocó la moneda nuevamente en su bolsillo.

    Todos los presentes dejaron de conversar y escucharon a la voz que rápidamente dijo:

    —P-Iota 313-8, favor mantenerse prevenido para iniciar proceso de apertura de la cápsula, la temperatura ha sido disminuida para que el visitante despierte y salga.

    Uno a uno fue abriendo los ojos para luego llegar a la plataforma, mientras esto sucedía en la fila de los Voltros hubo un silencio para observar la llegada de los Pitas. Los seres color rosa empezaron a hacer formación, dos de estos conversaban.

    —¿Acaso es un Bomeranio lo que ha lanzado al aire? –preguntó el Titus T- Gama 214-7.

    —Si se refiere al Voltro, no lo creo, los Bomeranios se desvanecen una vez que se acaba la hora color rojo –respondió rápidamente el segundo.

    —Estoy casi seguro que era una moneda dorada –dijo el primero asegurando con su rostro lo que había visto.

    —¡No lo creo! –repitió.

    —La ha lanzado con mucha fuerza y ha corrido muy rápidamente detrás de esta –asintió el segundo, después hizo una breve pausa para observar la llegada de los seres color cobre–. Ha de ser otra cosa lo que ha lanzado –concluyó.

    La voz en lo alto de la pared continuaba diciendo:

    —P-Iota 323-6, favor mantenerse prevenida para iniciar proceso de apertura de la cápsula, la temperatura ha sido disminuida para que la visitante despierte y salga.

    Una de las esferas color verde apagó su pantalla y cambió a rojo su botón. De allí salió una Pita, uno de los seres más pequeños que se había creado en la caja.

    —¡Es una robot! –dijo el Titus T-Gamma 214-7.

    —¡En realidad los Pitas poseemos vida y razón propia! –exclamó rápidamente otro de los seres que recién había llegado a la plataforma.

    El primero procuró mirar hacia otro lado mientras que en su cara dejaba notar una pícara sonrisa. Varios Titus continuaron molestando a los Pitas que llegaban a la plataforma, ya se podía notar tres enormes formaciones. Los Voltros se mantenían expectantes al ver lo que sucedía.

    —¿Es cierto que usted puede alcanzar una velocidad enorme mientras corre? –preguntó uno de los Titus.

    —Está usted en lo cierto, especialmente cuando me toca ser golpeador dentro de la Estrella –respondió un Pita con una voz bastante fina y robótica, casi imperceptible.

    —¡Claro! –asaltó diciendo otro de los seres color rosa que se encontraba allí. Luego agregó mientras reía–: Si un Voltro lo toma por uno de los brazos y lo lanza seguramente volará a gran velocidad.

    ¡Son unos impertinentes, los detesto!, pensaba el P-Iota 313-7 mientras miraba la risa contagiosa entre algunos de los Voltros en formación que acababan de oír las palabras del Titus.

    —Claro que alcanzan una enorme velocidad, son las esferas que usamos en la Estrella –asintió el Titus T-Ji 214-7.

    —¡Eso no es cierto! –se atrevió a decir el Pita P-Iota 313-7–. Ya casi llegamos a ciento diez puntos –agregó enfurecido.

    —¿Ciento diez puntos? –preguntó el Titus T-Ji 214-7 y sin dejarle paso al Pita dijo–: Ustedes apenas llegan a cien puntos, son los que siempre terminan asistiendo al Armenio, en cambio nosotros en esta jornada finalmente vamos a superar a los Kuruas en la puntuación general.

    —Nosotros en esta jornada somos mayoría, somos los que extraemos la mayor cantidad de Potosí de todos los lugares donde está.

    —¡Naturalmente! –sostuvo el Titus–, ustedes siempre visten de uniformes color rojo o vinotinto en la hora de producción.

    —El Nodu sabe muy bien que somos los más productivos, además, consumimos poca energía –exclamó el pequeño ser color cobre.

    Uno de los Voltros que yacía inmóvil atento a la conversación se atrevió a salirse de la fila, se acercó hasta el lugar donde estaban los primeros y sin titubear dijo:

    —Es un desperdicio la cantidad de material que se invierte en la creación de ustedes los Pitas, cientos y cientos de toneladas.

    El resto de los presentes se mantuvo expectante. Al fondo en la pared de la caja la voz continuaba diciendo:

    —P-Gamma 313-5, favor mantenerse prevenido para iniciar proceso de apertura de la cápsula, la temperatura ha sido disminuida para que el visitante despierte y salga.

    Luego:

    —P-Dseta 323-7, favor mantenerse prevenida para iniciar proceso de apertura de la cápsula, la temperatura ha sido disminuida para que la visitante despierte y salga.

    Posteriormente:

    —P-Épsilon 323-8, favor mantenerse prevenida para iniciar proceso de apertura de la cápsula, la temperatura ha sido disminuida para que la visitante despierte y salga.

    Sin parar continuó diciendo:

    —P-Eta 323-2, favor mantenerse prevenida para iniciar proceso de apertura de la cápsula, la temperatura ha sido disminuida para que el elemento despierte y salga.

    Más adelante agregó:

    —P-Theta 323-4, favor mantenerse prevenida para iniciar proceso de apertura de la cápsula, la temperatura ha sido disminuida para que la visitante despierte y salga.

    Y luego:

    —P-Omega 323-3, favor mantenerse prevenida para iniciar proceso de apertura de la cápsula, la temperatura ha sido disminuida para que la visitante despierte y salga.

    Por último:

    —P-Omicrón 313-1, favor mantenerse prevenido para iniciar proceso de apertura de la cápsula, la tempera…

    —¡La temperatura ha sido disminuida para que la visitante despierte y salga… La temperatura ha sido disminuida para que la visitante despierte y salga… La temperatura ha sido disminuida para que la visitante despierte y salga! –interrumpió gritando el Voltro V-Omega 115-5 desde la formación.

    —¡Todos los Pitas son hembras, todas llevan un dos seguido del tres en su código de identificación! –continuó exclamando el Voltro con un tono ofensivo.

    —En el Centro de Formación Neuroconductual siempre les asignan Gammas, Omicrones y Omegas, jamás Alfas y Betas –concluyó el ser color azul ya bastante alterado.

    Una de las Pitas que escuchó aquello para no sentirse acoquinada de inmediato se salió de la fila y se acercó hasta el Voltro, luego dijo:

    —Yo soy una P-Gamma 323-4, apenas mi virtud no llega a cinco, habrá que ver quién extraerá el Potosí cuando ya no estemos aquí.

    —¿A dónde piensan ir? –preguntó un Titus que llevaba en su vestimenta el código T-Épsilon 214-9.

    —¡En una de estas jornadas tomaremos el control de todos los Cen…!

    No había terminado cuando otro Pita se acercó y le tapó la boca con una actitud que indicaba que no quería que revelara algún gran secreto.

    Cuando ya las cosas empezaban a salirse de control la voz repitió sin titubear lo mismo que había dicho hace largo rato:

    —Iniciando proceso de despegue, favor mantenerse alerta.

    Después de oír esto, los cables que sujetaban las cápsulas color verde empezaron a estirarse hasta colocarlas en sus lugares originales. Ahora cientos de artefactos color verde de pequeñas dimensiones acompañaban a los otros de color negro y blanco. Cientos de luces rojas titilaban a los lejos.

    La misma voz en el fondo dijo:

    —Todas las cápsulas P están en posición, iniciando proceso con las cápsulas amarillas, favor mantenerse alerta.

    En ese momento en la plataforma se produjeron ligeros movimientos al igual que en las paredes de la caja, porque las cápsulas de color amarillo –que eran las más pesadas– chocaban con la plaza antes de abrirse y producían un enorme ruido, aparte de cierta inestabilidad en el lugar. Luego de que la voz hubiese leído cada uno de los códigos, las cápsulas se abrieron gradualmente por la mitad y empezaron a salir cientos de Siumas. Estos seres eran de aspecto atemorizante, orejas alargadas y brazos delgados marcados por el tiempo, que daban casi al suelo. Poseían largas cabelleras color negro con corte hacia arriba, el color de sus pieles era marrón. Al ocupar la plataforma donde estaba el resto se produjo un silencio lapidario. Los únicos que pudieron alegrarse fueron los Pitas gracias a que estos tenían un antiguo pacto de protección mutua con los Siumas. Cuando llegaron inmediatamente hicieron una larga formación evitando intercambiar palabras, inclusive con los seres color cobre, uno de estos intentó acercarse para contar lo sucedido, sin embargo tal acción fue infructuosa. El Pita comprendió que ese no era el momento indicado. Los Siumas eran seres con grandes dotes de disciplina y trabajo, no les gustaba perder el tiempo manteniendo algún tipo de conversación en la plataforma. Apenas las cápsulas color amarillo se abrieron, se posicionaron frente a la enorme pared. Su gran virtud era la capacidad de recibir órdenes sin chistar, acaso parecían formar un excepcional ejército. Todos los seres color marrón se mantenían expectantes, miraban fijamente la enorme pared que daba acceso a la caja.

    De pronto la voz indicó:

    —Todas las cápsulas S están en posición, iniciando proceso con las cápsulas rojas, favor mantenerse alerta.

    En la plataforma ya había cuatro especies procurando el momento de entrar a la caja. Rápidamente las cápsulas color rojo empezaron a moverse hasta donde se encontraban los visitantes; mientras tanto, las luces de los botones empezaron a titilar con mayor rapidez. Cuando las cápsulas finalmente abrieron, de aquí salieron los Kuruas, la especie más fuerte de todas, se podía notar por el aspecto que tenían. Los Kuruas fueron los últimos en llegar a la plataforma que rodeaba a la gran máquina cúbica. De las cápsulas color rojo salieron unos seres de color gris, hechos de un material casi igual al de las piedras, altos y fornidos aunque más bajos que los Siumas. Tenían un par de pequeños ojos y una gran nariz que le permitía oler todo a enormes distancias, especialmente el Potosí. Sus pies eran alargados para mantenerse bien sujetos al suelo. Finalmente, después de cierta impaciencia entre los que se apostaban en la plataforma llena casi en su totalidad, la voz indicó:

    —Iniciando proceso de despegue, favor mantenerse alerta. –Luego añadió–: Fin del proceso favor acercarse a la pared.

    Cinco especies que salieron de cinco distintos tipos de cápsulas se encontraban agrupadas en aquel enorme lugar, unos más que otros esperaban ansiosos a que en la pared de la caja se formaran las puertas por donde entrarían todos. Mientras, algunos intercambiaban opiniones sobre las visiones que habían tenido mientras reposaban. En sus cuerpos lentamente iban desapareciendo las marcas dejadas por los cables que habían tenido adheridos y que se movían sin parar dentro de las cápsulas, transportando un líquido viscoso color verde oliva cuya principal función era hacerlos soñar. Con respecto a los enormes pies de los Kuruas, algunos pensaban que el líquido viscoso color verde oliva iba directo hasta abajo sin dejar que estos seres tuvieran visiones mientras descansaban. En cuanto a los Titus sucedía lo contrario, el líquido viscoso color verde oliva quedaba atrapado en sus cabezas –decían los Pitas–, este era el que hacía que las tuviesen tan grandes. En realidad el líquido viscoso color verde oliva no tenía nada que ver con el aspecto de ninguna de las especies, su función era mucho más importante: les hacía tener visiones o sueños, en estos vivían y veían todo lo que estaba por suceder dentro de la caja, era una fiel representación de la realidad, una manera de invitarles a que persiguieran aquello que había pasado por sus mentes. El enorme cable que mantenía unida cada cápsula con la caja transportaba el líquido viscoso color verde llamado Potosí, que al entrar a sus cuerpos los hacía soñar.

    El Potosí en estado de pureza es tóxico. La sustancia que entra a sus cuerpos es una mezcla de alcohol y treinta por ciento del líquido viscoso color verde oliva.

    Luego de que todas las especies estuvieron en la plataforma esperando nuevamente las indicaciones de la voz, rodeados de las cápsulas que ya se encontraban posicionadas y sujetas a la caja por los enormes cables, algunos aprovecharon la espera para relatar lo que habían visto mientras dormitaban. Las visiones habían tenido como objetivo dejarle un mensaje a quien las viese para que luego lo pusiese en práctica. De esta manera y aún estando afuera, en estado de reposo, la caja controlaba a los seres que entraban y salían de esta durante cada jornada. Afuera el control no era a través de los relojes que reposaban en lo alto, ni por los restos de las agujas que abundaban en el suelo de la enorme máquina. Ahora era gracias a la mezcla de Potosí con alcohol, ese mismo que pronto debían extraer los seleccionados para hacerlo. En la plataforma un Titus cuya identificación era T-Gamma 214-8 comentó a otro que tenía a su lado lo que había visto estando dentro de la cápsula, ambos estaban cerca de la pared esperando a que las puertas de acceso se formaran frente a ellos.

    —Cuando estuve en la cápsula veía cómo caminaba por un túnel que daba vueltas, era de muchos colores, unos cuarenta en total –dijo.

    —¿Hacia dónde conducía ese túnel? –preguntó el otro Titus.

    —En realidad no lo recuerdo bien, sólo me acuerdo que cuando salí de él estaba en una enorme calle totalmente oscura, era poco lo que podía ver –respondió el Titus T-Gamma 214-8.

    —¿Qué veía entonces? –preguntó el ser color rosa con mayor curiosidad.

    —¡Nada! –contestó, luego procuró esperar unos segundos para continuar–. Sólo una calle oscura. Yo estaba un poco asustado y cuando volteé ya el túnel no estaba, simplemente había desaparecido –dijo algo preocupado–, pensaba qué debía hacer en esa oscura calle. Rápidamente miré hacia arriba y vi cómo cientos de agujas color oro empezaban a brillar en lo más alto.

    —¿Estaba en la caja? –dijo el otro Titus asombrado.

    —Eso creo –respondió mientras miraba la enorme pared que tenía enfrente.

    —¿Qué sucedió luego? –preguntó el segundo.

    —De la nada cientos de escombros de lo que parecía ser una máquina empezaron a aparecer a lo largo de la calle, aparecían y resplandecían para que yo los pudiera detallar bien.

    —¿Los escombros eran iguales a los que quedan de las agujas?, ¿acaso tenían el mismo color? –preguntó el segundo, asombrado.

    —Eso creo –respondió el Titus T-Gamma 214-8 con tono de decepción.

    —¿Y qué hizo? –preguntó el otro un poco más extasiado que al comienzo de la conversación.

    —Caminé hacia el escombro que tenía más cerca y lo tomé para ver de qué se trataba

    ¿Disfrutas la vista previa?
    Página 1 de 1