Asegura mi querido amigo el periodista canario José Gregorio González, en su web www.cronicasdesanborondon.es, que «en la segunda mitad de los años setenta del siglo pasado, Canarias en general y Tenerife en particular, se convirtieron en el epicentro del misterio a nivel nacional, gracias a la concurrencia de diversos casos de avistamientos de OVNIs que alcanzaron enorme notoriedad. Es precisamente en esa época, cuando la prensa nacional hablaba casi a diario del fenómeno, cuando tiene lugar un extraño episodio en la Playa de La Tejita, en el sur de Tenerife, protagonizado por Paco Padrón, Emilio Bourgon y un tercer hombre que guardó silencio durante décadas: Manuel Jesús Santos Brito…
…9 de junio de 1975, 23.30 horas. Playa de La Tejita. Esos eran los datos de los que disponían los protagonistas de uno de los casos de encuentros cercanos con OVNIs más importantes de la ufología española. Una fecha, una hora y un lugar, que no es poco. Hoy en día los que curioseamos o investigamos con desigual acierto este escurridizo y provocador fenómeno no contamos con oportunidades como aquella, potenciales encuentros con cita previa para contemplar la aparición y evoluciones de un OVNI. Hace tiempo que no hay individuos o grupos de personas que tengan un contacto, o una relación con el misterio OVNI, en el que sean capaces de solicitar y conseguir una manifestación física y visual que pueda servir como ‘prueba de la realidad’ –para ellos mismos o para terceros– del contacto que dicen y creen estar protagonizando. De darse esa posibilidad hoy en día, habría recursos tecnológicos adicionales y estrategias de investigación muy eficientes en manos de los ufólogos para abordar estas oportunidades de tomar contacto con lo potencialmente inexplicable…
CONTACTO A TRAVÉS DE LA OUI-JA
…9 de junio de 1975, 23,30 horas. Playa de La Tejita. De forma recurrente, repetitiva, esos datos iban deletreándose en el tablero oui-ja que con enorme fluidez se ponía en funcionamiento cuando Paco Padrón, Emilio Bourgon y Manuel Jesús Santos Brito colocaban sus dedos sobre el vaso. Aunque pusieron cierta resistencia a realizar otra visita intempestiva a un lugar que por aquellos años resultaba poco accesible, finalmente decidieron ir. Pasaban unos minutos de la hora prevista, pero al llegar, tras salvar la tortuosa carretera, vieron unas