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El Monolito
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Libro electrónico748 páginas11 horas

El Monolito

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Ao 2012, el campo magntico de la tierra ha cambiado, el sol lanza una feroz tormenta magntica, los primeros turistas espaciales en la estacin internacional estn atrapados y una misin de rescate se prepara desde la tierra.
Mientras tanto la Arqueloga Maggie Sorenson acepta un trabajo en Chichen Itza con el objeto de olvidar a un antiguo amor, Genaro Esparragoza sin saber que este trabajo la pondr de nuevo en el camino de su amor perdido de una manera inimaginable.
Bajo el suelo de Chichen Itza los sobrevivientes de la Conquista espaola azteca se preparan para salir de nuevo a la superficie y reclamar el lugar que el Imperio azteca tenia bajo el sol, solo un viejo Xaman heredero de la antigua religin maya de Paakaal se interpone en el camino del cruel dios azteca Huitzilopochtli que requiere de que la sangre de Hernn Cortes caiga en la piedra del sacrificio para renacer.
Paralelamente en la poca de la conquista, Francisco de Balboa, audaz militar y enemigo acrrimo de Hernn Cortes debe recuperar el tesoro azteca que de manera ingeniosa fue sacado de Tenochtitln, para hacerlo deber de perseguir a un grupo de Caballeros guila comandados por el valeroso Xiuhcoatl donde con ayuda de un Xaman Maya tiene la misin de evitar que la piedra del sacrificio, el objeto ms importante para ambos pueblos, caiga en manos espaolas ya que esto significara su destruccin.
IdiomaEspañol
EditorialPalibrio
Fecha de lanzamiento21 mar 2011
ISBN9781617647055
El Monolito

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    El Monolito - Julio Phandret

    Copyright © 2011 por Julio Phandret.

    Número de Control de la Biblioteca del Congreso:               2011923507

    ISBN:                      Tapa Dura                                               978-1-6176-4707-9

                                    Tapa Blanda                                            978-1-6176-4706-2

                                    Libro Electrónico                                    978-1-6176-4705-5

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

    Esta es una obra de ficción. Los nombres, personajes, lugares e incidentes son producto de la imaginación del autor o son usados de manera ficticia, y cualquier parecido con personas reales, vivas o muertas, acontecimientos, o lugares es pura coincidencia.

    Este Libro fue impreso en los Estados Unidos de América.

    Para ordenar copias adicionales de este libro, contactar:

    Palibrio

    1-877-407-5847

    www.Palibrio.com

    ordenes@palibrio.com

    338206

    Contents

    Introducción

    Capítulo 1

    Capítulo 2

    Capítulo 3

    Capítulo 4

    Capítulo 5

    Capítulo 6

    Capítulo 7

    Capítulo 8

    Capítulo 9

    Capítulo 10

    Capítulo 11

    Capítulo 12

    Capítulo 13

    Capítulo 14

    Capítulo 15

    Capítulo 16

    Capítulo 17

    Epilogo

    Acerca del autor

    A mi madre Ana María Piliado

    A mis Hermanos Clara, Olivia y Alejandro Huerta Piliado

    A mi sobrino Goyino

    A mi hermano José Alberto Burelo López

    Introducción

    5200 a. c.

    Teotihuacán

    Los visitantes eran seres extraños al principio para los habitantes de la pequeña aldea que les habían rescatado, sus cuerpos humanoides contaban con dos pies y dos manos como los seres humanos pero eran extremadamente delgados, su nariz era pequeña y algo respingada, su cráneo estaba curvado hacia atrás tanto que sus cabezas parecían proyectarse en un ángulo agudo, sus cabellos eran dorados y su piel tan blanca como el nácar, incluso se diría que era algo transparente ya que sus venas, si es que eso eran, podían verse a través de la piel, sus ojos eran rojo ladrillo, solo el globo ocular parecía ser blanco como el de los humanos, en su barba crecían cabellos de igual color que su pelo formando barbas tupidas y de diferentes tamaños en algunos de los seres, su estatura era también impresionante aunque variaba de uno a otro, el jefe de ellos parecía estar cerca de los tres metros, aunque no era nada musculoso, su cuerpo completo podría esconderse fácilmente tras un árbol muy delgado, cuando se reunían podía oírse que hablaban en una lengua muy extraña pero melodiosa, casi parecida a la tonalidad que las flautas de hueso hacían durante las ceremonias a los dioses durante las fiestas y ceremonias que la aldea hacia al principio de la temporada de cacería.

    Los visitantes eran diez, todos estos seres eran muy similares entre sí, en realidad habia habido cinco mas perosolo estos habían sobrevivido al accidente y desde su rescate se habían mostrado cautos y silenciosos durante los primeros días, solo fue gracias a algunas semanas de convivencia en las que unos y otros se habían acostumbrado a las diferencias de sus figuras y habían comenzado a entablar una convivencia al principio algo sencilla pero que evolucionaba firme y rapidamente, en poco tiempo los seres comenzaron a diferenciar a los humanos uno de otro y los seres humanos a la inversa habían aprendido a diferenciar sus rasgos y ahora trabajaban codo con codo en las cosas básicas de la aldea.

    Todos recordaban que había sido una mañana apenas hacia un par de meses que el extraño objeto en forma de plato donde viajaban los extraños seres había caído a escasos veinte kilómetros de donde se encontraban labrando las tierras para cultivar maíz, sus técnicas no eran nada depuradas ya que eran un pueblo de incipiente sedentarismo y su experiencia en el cultivo aun estaba en etapa de experimentación, dependiendo aun en su mayor parte de la cacería de los diversos animales que la zona albergaba aunque ya no eran bestias tan enormes como las leyendas de la aldea contaba al recordar grandiosas cacerias de animales tan grandes como una casa.

    Fue entonces durante un caluroso dia de primavera mientras araban muy temprano que una raya de fuego había cruzado el cielo azul repentinamente dejando una estela de humo negro tras de ella, el ruido estruendoso que el objeto hacia mientras surcaba el aire les había hecho taparse los oídos durante unos minutos hasta que observaron al objeto estrellarse a lo lejos, los prototeotihuacanos permanecieron un momento inmóviles observando el lugar humeante de la caída del objeto y despues, casi al unisono, corrieron a ver de qué se trataba, mientras que algunos mas se habían hincado rezando a sus dioses por el inesperado incidente, algunso tal vez pensaron que era un castigo de la divinidad por no haber realizado las ofrendas correspondientes a cada uno. Cuando llegaron al lugar donde el objeto se encontraba posado sobre la tierra, lo rodearon tratando de percibir que era esa cosa que parecía arder aun y que se encontraba medio envuelta en humo y vapores, su forma era redondeada y aplanada no tenía una sola línea, costuron o protuberancia que rompiera la armoniosa y espejada forma de sus paredes, todo el paisaje alrededor de la zona parecía reflejarse en la concavidad de la superficie del objeto; tras de este se veía un surco hecho al aterrizar de unos 700 metro y casi cinco metros de anchos, solo cuando rodeaban la nave se percataban de que el frente de la misma estaba hundida y arrugada rompiendo con la perfeccion suavizada de su superficie, tal vez el impacto le había provocado el daño o el choque con algún asteroide en el espacio pero la nave habia resisitido ya que a pesar de la fuerza con que habia sido embestida no había hueco, la superficie había resistido el golpe sin romperse.

    Despues de unos minutos de espera una puerta se abrió lentamente, ninguno de los teotihuacanos pudo percatarse de que algún sonido o plancha se elevaran en la superficie abriendo la nave, parecía como si el rectángulo que formaba el acceso se hubiera desvanecido, fue entonces que vieron a un par de seres tratar de bajar de la nave tambaleándose y confundidos mirando hacia todas partes alrededor, había un par de ellos que tenían un brazo y una mano cercenada y que emanaban una sangre color azul celeste de sus heridas manchando sus trajes; los teotihuacanos, que aun se encontraban muy lejos de convertirse en los grandes constructores que serian, se acercaron para ayudar a los seres despues de darse cuenta que estaban en muy golpeados, con rapidez llevaron agua y pedazos de piel de venado que cortaron en tiras, mojaron compresas de pelo de conejo y limpiaron y curaron las heridas de todos aplicándoles cataplasmas de plantas medicinales que parecieron hacer tan buen efecto en los extraños como en los seres humanos, los dos amputados no tardaron en morir, sin embargo los seres no dieron muestras de acongojarse ni deprimirse por ello, solo pidieron a los humanos un lugar donde apilar madera seca y crearon un par de altas piras donde sin que mediara rito alguno les prendieron fuego, los teotihuacanos se apilaron alrededor de las piras a un lado de los sobrevivientes y comenzaron a cantar sus canciones fúnebres, mientras lo hacían los seres solo se limitaron a observar en silencio.

    Un día después del incidente A´taarik, el jefe teotihuacano y sus hombres consiguieron entrar a la nave caída y encontraron muchas maravillas, paneles de luz, objetos que volaban y un extraño metal de color verde que parecía ser la base sobre la que estaba construida la nave también hallaron los cadáveres de tres mas de esos seres, estaban prensados contra las paredes deformadas de la punta de la nave, probablemente ese había sido el punto de impacto al tocar tierra, los sacaron y limpiaron sus cuerpos que después ardieron en las hogueras, mientras lo hacían algunos de los que exploraban la nave encontraron que en la parte central de el extraño disco había una zona delimitada por alguna fuerza transparente que los detenía si trataban pasar de ese punto, Se´elik, uno de los cazadores de la aldea trato de golpear con el mazo la extraña fuerza que los detenía y el arma reboto golpeándole, pero provoco un estrellamiento en la fuerza que nadie comprendió ya que aun no descubrían el vidrio ni sus usos, A´taarik y los demás entonces se detuvieron y observaron que era una especie de habitación cilíndrica donde extraños aparatos y múltiples cilindros de colores brillaban entre sí, no lo sabían pero habían encontrado el motor de la nave, todo parecía conectarse por medio de tubos y una especie de cables de colores brillantes al centro de la misma habitación donde se elevaba una base sobre la que estaba empotrada una especie de piedra de color negro de forma trapezoidal muy tenue y de unos sesenta centímetros de alto, parecía estar hecha de piedra volcánica, no sabían que era pero todos estuvieron seguros de algo, ese extraño monolito era el corazón que daba vida a la nave.

    Por días A´taarik se había puesto cada vez más nervioso, en su mente la imagen que se había formado de esos seres iba pareciéndose cada vez más a dioses, era obvio que la nave en la que habían caído a la tierra encerraba muchas cosas que los humanos ni siquiera habían soñado, por otra parte los visitantes no parecían poseer armas de ninguna clase, sin embargo a ningún ser humano se le habría ocurrido levantar la mano contra ninguno de ellos, había diferencia en cada uno de los visitantes en temperamentos, pero de manera general parecían preocuparse por ellos y se habían ido integrando poco a poco a la comunidad, trabajaban por igual y se sentían curiosos por el medio ambiente, de vez en cuando iban al vehículo estrellado y traían cosas de allí que apilaban en una zona que todos parecían respetar y aceptar como de ellos, todo esto lo meditaba A´taarik quien un buen día se atrevió a expresar su pensamiento:

    -solo los dioses pueden poseer esos vehículos tan extrañosdijo a Moo´lokom su segundo al mando en la aldea después de meditar un rato frente a la hoguera.

    -si fueran dioses—contesto Moo´lokom—por que han muerto algunos.

    -nuestras historias cuentan de dioses que mueren, incluso hay guerras entre ellos.

    Los dos teotihuacanos estuvieron hablando un buen rato y mirando de cuando en cuando al jefe de los visitantes que se hallaba a lo lejos.

    Por varios días el jefe visitante se mantuvo en silencio, estudiando la aldea y caminando por la zona, le gustaba observar las labores manuales de las mujeres y el arado de la tierra por parte de los hombres, caminaba hasta el atardecer y se sentaba sobre una pequeña loma donde un gran árbol de ahuehuete crecía desde antes del tiempo de los abuelos de los abuelos de los teotihuacanos y observaba las aves que surcaban el cielo, las nubes que cambiaban de formas y sobre todo, al parecer lo que más curiosidad le daba, a la montaña humeante, que se veía a lo lejos y su compañera, esa montaña que aparentaba ser una mujer cubierta por una sabana de color blanco.

    A´taarik se acercaba diariamente después de cumplir con la supervisión de la cacería y de verificar que la construcción del templo de madera que había proyectado hacia meses continuara sin parar ya que la presencia de los visitantes hacia que nadie se preocupara mucho por esta construcción ya que deseaban pasar el mayor tiempo posible junto a los visitantes, estos parecían curiosos a todas las actividades humanas, varios de ellos se encontraban tratando de aprender los diversos oficios, uno de ellos que llevaba una túnica azul celeste se había interesado por la construcción de una choza hecha con barro, había ayudado a mezclar los ingredientes del barro y ayudado a levantar las paredes, se había subido al techo donde con rapidez aprendió a montar la paja que servía de techo, al terminar y cuando estaban preparándose para construir otra les había detenido y llevado al lugar donde tenían los ingredientes del barro, los teotihuacanos le miraban esperando entender que trataba de decirles con señas, el visitante entonces fue ejemplificando la manera de mezclar paja con barro y cocerla para crear un bloque de construcción más firme, cuando comprendieron el concepto y vieron la primera pieza cocida, habían saltado jubilosos al notar que la construcción acusaba menos los efectos erosivos de la intemperie, poco después les enseño a construir una pequeña plataforma con cuatro discos redondos que servía para transportar material usando solamente un hombre en la labor.

    Fue entonces que un buen día el jefe de los visitantes había al fin logrado determinar los significados del extraño idioma de los teotihuacanos los días dedicados a la observación había traído de su nave estrellada una serie de cristales de colores que se colocaron en una mesa de cristal traída también de la nave, una noche en que la aldea, que se componía de unos trescientos habitantes, cenaba comunalmente como de costumbre vieron a los visitantes acercarse a la hoguera donde se encontraban, estos se colocaron alrededor de la misma, colocaron la extraña mesa en el centro a un lado de la hoguera, los cristales tomaron un color verde seco que brillaba, fue entonces que el líder de los visitantes hablo y sus palabras se escucharon en el idioma terrestre a través de los cristales que parecían variar sus tonalidades de acuerdo a las palabras del líder.

    -agradecemos su ayuda—A´taarik soltó la comida sorprendido al escuchar al ser hablar en su idiomanosotros venimos de esas estrellas que se ven hallasu mano señalo hacia los puntos de luz que algún día serian conocidos como las pléyadesen su idioma ustedes les han llamado durante sus cacerías Tzab.

    A´taarik ya recuperado se levanto y acercándose a los seres alzo una mano interrumpiendo al visitante, este callo mirando con curiosidad al teotihuacano que le miraba con el asombro del padre que oye por primera vez las primeras palabras de su bebe.

    -¿tienes nombre?—lo había preguntado lo primero que se le ocurrió porque necesitaba ubicarse mientras se reponía de la sorpresa, sintió mientras hablaba que el corazón le latía fuertemente.

    El Jefe de los visitantes le miro y comprendió que era justo que se identificaran ante sus anfitriones primero, de cualquier manera ellos eran sus salvadores.

    -en tu idiomadijo suavemente pero en voz suficientemente alta como para que todos le escucharanmi nombre suena como Kan´telcoás, estos son mis compañeros de viaje y familia . . .

    Los seres se presentaron uno a uno y después platicaron entonces su aventura, eran un grupo de exploradores con la misión de encontrar vida en lugares lejanos a su planeta al que llamaban Taztlióca, sus instrumentos habían sido confundidos por una tormenta magnética cuando pasaban por el planeta en el que finalmente habían caído, ahora, después de meditarlo unos días los visitantes comprendieron que la única manera de regresar a su planeta era ayudando a los teotihuacanos a desarrollarse y a su vez estos les ayudaran a construir una puerta cósmica a su lugar de origen.

    -ustedes piensan regresar prontopregunto A´taarik algo desilusionado pues ya le empezaba a gustar el progreso que habían tenido en técnicas de cultivo y construcción gracias a los visitantes.

    Kan´telcoas sonrió, comprendía la aprehensión de su anfitrión, su boca era apenas una breve línea en su rostro pera era muy expresiva, medito lo que debía de contestar, tampoco era bueno entregar el conocimiento sin que hubiese un periodo de suave preparación por parte de los humanos, su experiencia en otros planetas había sido al principio desastrosa cuando se enfrentaba a una raza en pañales de golpe con la civilización y la sabiduría que ellos portaban, finalmente dijo tomando de los hombros a A´taarik:

    -nuestros tiempos son diferentes ustedes viven muy poco para mi gusto, varias generaciones de ustedes deberán de pasar antes de que nosotros podamos llamarlo pronto, pero despreocúpate mientras estemos entre ustedes les ayudaremos a encontrar su camino, les enseñaremos lo que nuestra civilización ha llegado a dominar y cuando por fin tengan los conocimientos adecuados y la suficiente madurez tal vez . . . tal vez entonces podrán dominar las estrellas.

    A´taarik que escuchaba con los ojos fijos en Kan´telcoas le miro sonriente y lleno de esperanzas, imagino el mundo que podría forjarse e incluso le pareció atisbar en su mente a sus descendientes conquistando el espacio.

    Despues de salir emocionado de su ensoñación el visitante se le acerco y abrió sus brazos, el teotihuacano le abrazo entonces sellando su pacto.

    1520 a. c.

    Imperio Teotihuacano

    El Rey numero 28 de Teotihuacán se llamaba Mee´lik, era descendiente de la familia de A´taarik y su consejero real era Kan´telcoas quien ese día estaba de celebración, la pirámide del sol, la última y más importante del complejo que había diseñado con ayuda de los Ingenieros humanos que el mismo habia entrenado estaba a punto de ser inaugurada, era magnifica, la larga escalinata, muy adecuada para los delgados pies de los visitantes, el templo que coronaba la cima también era grandioso, en realidad era más que un templo, sus paredes habían sido forradas con el verde metal desmantelado de la nave espacial y en su interior las paredes habían sido decoradas con una piedra muy bella del mismo color del metal hallada por los visitantes en varias vetas de las inmediaciones, a quienes los hombres llamaban Jade.

    Mientras subían al templo donde colocarían la que sería la llave que abriría la puerta cósmica que los llevaría de nuevo a su mundo, donde apenas los habrían empezado a extrañar Kan´telcoas observo alrededor, Teotihuacán era populosa, media alrededor de 25 kilómetros cuadrados, la sección de las pirámides del sol y la luna eran el centro de la metrópoli, a su izquierda quedaban las casas de los nobles, una nobleza que él había visto crecer y en algunas ocasiones la había impulsado con ayuda de los demás visitantes, algunos de los cuales habían viajado a otros continentes donde habían creado también pirámides, como en Egipto donde una civilización alterna a la Teotihuacana ya estaba comenzando a escribir una historia compleja, en unas islas de lo que algún día seria conocido como Océano Pacifico habían enseñado a los pobladores muchas cosas y habían realizado la escultura de cinco cabezas que miraban al horizonte, y apenas hacia veinticinco años que habían sido testigos de cómo su experimento más avanzado había fracasado hundiéndose en las aguas, en un solo día, el continente isla que algún día seria conocido como Atlántida.

    Aun así estaba satisfecho, Teotihuacán había superado con creces esos lugares en lo referente a tecnología y civilizacion, ahora los visitantes estaban ya completos al haber regresado de los diversos lugares que habían visitado y enseñado a humanos de diversas culturas o mas bien dicho con humanos que habían ayudado a crear diversas culturas y ahora despues de construir al fin el portal que los llevaría a su planeta se preparaban para el viaje de regreso; Kan´telcoas se detuvo un momento mientras miraba la diversidad de razas humanas que poblaban la ciudad, había Olmecas visitando el lugar, los sobrevivientes atlantes rescatados habían formado ya su comunidad en un barrio del sur y planeaban dirigirse hacia la región denominada Tula para levantar su propia ciudad, había gente también proveniente del norte que emigraba hacia el fresco valle del Anáhuac, era una ciudad verdaderamente cosmopolita y lo más sorprendente, era un imperio que se había levantado sin un ejército, las tribus aledañas habían sido vencidas no por la espada del conquistador, sino por la promesa de la sabiduría . . .

    . . . eso era la principal preocupación de Kan´telcoas, la piedra que serviría de llave a la puerta cósmica era la misma que impulsaba a la nave que los había llevado allí, y no podían llevársela ya que debía estar firmemente asentada en su lugar para que la puerta cósmica se mantuviera abierta, como una llave en una cerradura, esta era un monolito negro de basalto que guardaba en su interior el poder que lograría llevar a las estrellas a esa civilización que habían creado, pero como toda energía podía ser usada para todo tipo de funciones.

    -cuiden de que el monolito sea alimentado con sabiduría y vibraciones positivashabía comentado al gran Mee´lik el día de su coronaciónya que la energía negativa puede usarse para la destrucción, quien adore este monolito para someter a los demás pueblos, caerá sometido también.

    Unos días después de la inauguración del templo había llegado la hora, las despedidas fueron dramáticas, llantos por los dioses que se iban y que prometieron regresar, se les entregaron tributos diversos que iban desde canastos de fruta hasta figurillas de barro y pergaminos de piel de animales como el venado con dibujos jeroglíficos que contaban historias de la llegada de los visitantes, además con ellos llevaron a 11 sabios traídos de las diversas civilizaciones que habían creado alrededor del mundo para que aprenderían de su ciencia en las estrellas, lo que contradecía sus enseñanzas ya que ellos habían dicho que regresarían algún día con los 12 sabios que habían dejado la tierra con ellos.

    -el sabio que falta aun no ha nacidocontesto Kan´telcoas a Mee´lik. Cuando este le interrogo sobre esta imprecisión.

    Dentro del templo los que iban a viajar a ese mundo en las pléyades se colocaron en fila tras Kan´telcoas, Mee´lik dio la señal a los hombres que esperaban con la piedra en el aire colgada cuidadosamente con cuerdas de yute, esta comenzó a bajar lentamente, el basalto negro fue encajando perfectamente en la base que había sido creada para él, era un canal rectangular hecho con toda precisión, al encajar completamente de la pared color jade surgió una luz que dio el brillo del sol, esta luz se hizo grande abriendo una puerta que dejaba ver al otro lado un mundo verde, árboles y plantas, aves y animales que no existían en la tierra pudieron ser admirados por breves momentos, también se pudo observar que varios seres idénticos a los visitantes se detenían a mirar a la recién abierta puerta.

    Kan´telcoas fue el primero en entrar los humanos que iban a viajar con ellos caminaron con miedo, al principio Taa´lyatzi, uno de los ancianos vacilo tanto que los demás lo rebasaron y caminaron con decisión, los demás visitantes también entraron y al terminar de pasar estos, Mee´lik ordeno a sus hombres retirar el monolito que salió de su base poco a poco, la puerta se volvió inestable, las cuerdas se tensaron y el monolito comenzó a salir de su base, Taa´lyatzi comprendió que perdía su oportunidad y se aventó sin previo aviso a través de la luz que implosióno en ese momento.

    El monolito estaba fuera de su base, Mee´lik ordeno que el monolito fuera colocado en la otra ranura ubicada en el suelo y que sería su sitio, entretanto Cutzi, el poeta que era también el nuevo consejero de Mee´lik, por recomendación de Kan´telcoas quien le consideraba el hombre más sabio del reino, decidió que una de las cosas que debía de hacer era escribir la historia de la ida de los visitantes.

    682 D. C.

    Reino de Báakal

    Palenque

    El cajón de piedra estaba terminado al igual que la lapida que acompañaría a Paa´kaal a las estrellas y que había sido finamente labrada por los mejores artistas del imperio, los reinos de Calakmul y Chichen Itzá habían prestado a sus mejores decoradores y habían tributado al gran gobernante las piedras y maderas preciosas que requería, por otra parte el trabajo de los astrónomos había sido de inmejorable magnitud, durante su reinado se había terminado al fin de calcular con la precisión más perfecta los Katunes que componían los ciclos cosmogónicos de los mayas, Paa´kal estaba orgulloso de su reino y de los avances que habían conseguido en agricultura, construcción y aprovechamiento de los fenómenos naturales, incluso durante su reinado sus matemáticos habían conseguido un gran descubrimiento con el numeral cero, si bien el anciano emperador no entendía aun su muy ambiguo significado, como era posible contabilizar la nada, si comprendía la importancia de este concepto para el desarrollo de las matematicas y de la ciencia en general.

    Esa mañana había recibido al fin las buenas nuevas, su hijo Kan Balam le había enviado un mensajero con un pergaminoy le habia felicitado por su grandeza como soberano y después le había informado que la exploración comandada por el había rendido sus frutos pues la mítica ciudad de Teotihuacán habían sido encontrada, los mensajeros habían llegado después de correr a través de frías montañas que eructaban humo y algunas cubiertas por una capa de blanca y fría nieve, selvas lluviosas y enemigos encarnizados, pero habían logrado su cometido, además la piedra negra de la sabiduría había sido hallada y ya se encontraba en camino, si los sacerdotes realizaban bien el ritual encontrado entre las ruinas de la abandonada Teotihuacán, muy pronto el rey, Paa´kaal a quien ya llamaban el grande en todo el Mayab, ascendería a Tzab-ek, el lugar donde los dioses habitaban y seria curado de todos sus males terrenales, rejuvenecería y se prepararía para el regreso a su reino.

    Pasaron algunos días antes de que el contingente de guerreros entro a Palenque, Kan Balam caminaba frente a ellos con sus atavíos de capitán de ellos, en su mano la cachiporra de guerra se mantenía firma, su mirada era fiera y sus brazos hercúleos, se dirigió hacia el palacio de su padre a través de los aplausos y gritos de sus futuros súbditos que le felicitaban por su triunfo, tras de él, custodiado por cuatro guerreros y cargada por seis hombres en una cama de carrizos se hallaba el monolito, estaba cubierto por una tela gruesa con grecas y colores firmes.

    Kan Balam subió las escaleras del palacio, Paa´kaal le esperaba rodeado de sus ministros que se habían ataviado con los más finos ropajes.

    -padredijo Kan Balam después de arrodillarse presentando su respeto al viejo rey, este le hizo señas de que se levantara, el guerrero se adelanto y abrazo a su padre.

    -has tenido éxitosonrió Paa´kaal mientras miraba al pie de las escaleras a los cargadores que traían el monolito de basalto negro.

    Entraron al palacio donde les esperaba una comida frugal, Kan Balam ordeno a uno de los guardias del palacio que relevaran a los cansados guerreros que le acompañaron en su aventura.

    -y biendijo el astuto Paa´kaal después de varios minutos de charla insulsa y comida regada con chocolatl.

    Kan Balam busco las palabras y al fin dijo:

    -padre, todo estaba en los lugares exactos que nos instruiste, la ciudad estaba oculta por tierra y ramas que crecían por todos lados, sin embargo la hallamos gracias a tus instrucciones, ¿has estado tu en Teotihuacán?

    -Nole contesto Paa´kaal con seriedadhace añosdijo levantando la mano para acallar cualquier preguntaen mi juventud tuve un sueño que me hablo de las leyendas de los hombres blancos que vinieron a ayudarnos, uno de ellos era Kukulkán, este me dijo en mi vision que debía prepararme para acompañarlos pues yo era uno de los doce sabios que les acompañarían a las Tzab donde debo vivir y aprender hasta que el Gran Kantún se cumpliera.

    Kan Balam quedo pensativo, su padre era un hombre devoto y un guerrero insuperable, si los dioses decidían llevarlo con ellos solo confirmaba su pensamiento de que Paa´kaal era el mejor rey que se pudiera tener el Mayab, su figura histórica era insuperable.

    -cuando piensas realizar ese viajepregunto Kan Balam con prudencia, no deseaba ver partir al viejo, sin embargo el sabia que seria rey si eso sucedia.

    -pronto hijo, muy prontosonrio Paa´kaal condescenciente.

    Apenas unos meses después de la llegada del monolito, en el área donde se hallaba el cajón construido a modo de sepultura bajo el palacio, se abrió la puerta cósmica con un estruendo, la luz que salía desde la parte baja del cajón era intensa, Paa´kaal entonces sonrio y volvió su vista mirando a su hijo y respiro por ultima vez el aire del mundo que estaba a punto de dejar, despues de un largo abrazo a su heredero y de palpar las cabezas de algunos de los aun pequeños príncipes, también hijos suyos, camino hacia el mundo de Kukulkán, el emperador pareció sumergirse en la luz, despues de unos minutos Kan Balam ordeno con un movimiento que se retirare el monolito de su base, al quitarlo la puerta cosmica se cerró en una implosión que dejo deslumbrados y en penumbras a todos.

    Ese mismo dia Kan Balam, ahora nuevo rey de Báakal, ordeno que el monolito se trasladara a un templo fuera de la tumba de Paa´kaal, mientras lo trasladaban ordeno que se sellara el cajón de piedra con una pesada loza en la que se veía una inscripción labrada y la figura de Paa´kaal montando una especie de nave luminosa que lo llevaría a las estrellas, en cuanto estuvo en su lugar Kan Balam se dirigió a la pirámide donde se habia colocado al monolito sobre una nueva base, al llegar a la cima comenzó la ceremonia que los sacerdotes del templo le habían solicitado a escondidas de su padre, uno de ellos había ofrecido algo inusual, pero que tenía su lógica, llevaron a una hermosa doncella capturada en una aldea vecina y bajo la mirada de el nuevo Rey cortaron su cuello sin contemplaciones a los gritos de terror de la chica, la sangre broto como una fuente y los hombres colocaron a la agonizante joven sobre el monolito, los chorros bañaron este cubriendo el basalto negro tornándolo de color purpura, la sangre continuo manando y bañando sin cesar la piedra formando hilos que caían por los lados del negro monolito, Kan Balam observaba satisfecho lo que ocurria pero en ese momento los gritos de los pobladores de la ciudad se escucharon claramente al verlo . . .

    . . . la mirada del emperador busco entre la población debajo de la pirámide y se percato de que señalaban hacia el cielo, Kan Balam miro hacia arribe y en ese momento el sol se oscureció cubierto por la luna.

    Lejos de allí en Teotihuacán un terremoto se dejo sentir, el viejo templo ubicado en la punta de la pirámide del sol quedo totalmente destruido cuando termino.

    Capítulo 1

    1520

    Septiembre 2

    Año de nuestro señor

    Imperio Azteca

    El olor a sangre era más intenso esa tarde de lo que habia sido en los días anteriores, la lluvia era tenue pero continua y resbalaba por la piedra en forma de pequeños riachuelos que se derramaban por los costados del Templo mayor lavando la sangre derramada en los sacrificios del día; pero el agua que caia en pequeñas cascadas no se detenía al llegar al nivel del suelo sino que se dividía en dos arroyos que circulaban la piedra enrojecida de la Coyolxauqui sobre la que habían caído los ejecutados del día, desmembrados por las filosas escaleras por las que eran arrojados después de que el gran sacerdote les arrancara el corazón y lo tallara en el rostro de piedra de Huitzilopochtli para que el dios se alimentara, las victimas rodaban sin cesar chocando una y otra vez por los escalones del templo cuando los sacerdotes que se encontraban apoyando la ceremonia los arrojaban sin mayor miramiento; los sacrificados rodaban al principio despacio, pero la ingeniería azteca había sido previsora y habían proyectado escalones muy estrechos bordeados por esquinas a 90 grados de filosa piedra volcánica, el cuerpo iba cayendo gracias a la gravedad hiriéndose una y otra vez, al principio eran solo algunos rayones pero a medida que iba cayendo los cortes eran cada vez más profundos hasta que llegaba el momento de que desmembraban los miembros y las cabezas rodaban como pequeñas pelotas cayendo mas halla de donde lo hacias sus cuerpos.

    Los arroyos ensangrentados continuaban su viaje mas halla de los limites del templo, el primero iba hasta el lago de Texcoco por el lado izquierdo formando pequeñas olas en su paso, cruzaba por un par de callejuelas empedradas y caía en una pequeña cascada de dos metros justo al lado del palacio del nuevo emperador, una esplendorosa construcción hecha de piedra de cantera color rosa perfilada con grecas pulidas hasta el punto de brillar como espejos con el sol de las mañanas, mientras que el agua que corria por el lado derecho de la Coyolxauqui se encharcaba a solo unos treinta metros, formando un rosado lago en el piso de la jaula en la que se hallaban los soldados españoles capturados durante la noche triste y sobre la que estos tenían que sentarse y dormir en las noches mientras se preguntaban y rezaban si acaso ese era su ultimo día.

    Apenas hacia unos días que habían caído prisioneros durante la retirada desesperada de las fuerzas de Cortes tratando de escapar del sitiado Palacio de Axcayacatl en el corazón de Tenochtitlán; en un principio todo había ido bien mientras caminaban sigilosamente por la amplia avenida de Tacuba, con sagacidad se habían aprovechado la costumbre azteca de detener sus operaciones militares al caer la noche, además Cortes había ideado una estratagema, consciente de la importancia que los aztecas daban a los ritos funerarios había entregado el cuerpo del asesinado emperador Moctezuma esa misma tarde y habían esperado que las tinieblas de la noche cubrieran la ciudad, el tiempo parecía estar a su favor ya que habia comenzado a caer la lluvia obligando a reguardarse a los habitantes de Tenochtitlan en sus casas por lo que aprovechándose de esto habían salido sigilosamente del palacio, el silencio había sido absoluto, caminaban como gatos por las empedradas calles del centro de la capital azteca, por lo menos hasta que llegaron a los barrios de los macehuales como se llamaba al populacho, la vista del ya próximo lago de Texcoco los había relajado un poco además se percataron de que el lodo les permitía caminar más rápido a hombres y caballos ya que apagaba los sonidos de sus pasos, fue cuestión de minutos antes de que llegaran al primer tramo de la segmentada calzada de Tacuba, por seguridad Cortes había dividido en dos sus fuerzas europeas, seiscientos hombres en el primer grupo y cincuenta caballos, tras de ellos doscientos guerreros tlaxcaltecas y ciento cincuenta tras el segundo contingente europeo de seiscientos españoles que contaba con cuarenta y seis caballos, al frente del primer grupo europeo Cortes había ordenado formar un grupo de avanzada de cincuenta europeos que traían la consigna de colocar el puente portátil por el que pasarían los fugitivos, y con ellos un grupo de cincuenta guerreros tlaxcaltecas de elite comandados por el príncipe Xicoténcatl estaban encargados de la defensa del puente, la mayoría de las tropas pasaron el primer segmento, la lluvia se habia apagado de pronto dando paso a que la luz de la luna y las estrellas brillaran intensamente en el cielo, esto molestaba a Cortes, ya que los hacia lo suficientemente visibles a la distancia, aun así lograron continuar tranquilamente con su fuga y ya vislumbraban esperanzados la orilla al otro lado, por lo que algunos de ellos se permitieron pequeñas conversaciones y risas de esperanza y triunfo, pero, cuando se hallaban pasando el segundo segmento de la calzada de Tacuba, una mujer que habia salido de su casa a recolectar agua de lluvia desde un pequeño aljibe los había visto en la lejania y comenzó a dar de gritos, o tal vez esa era la explicación que ellos querían creer, lo cierto es que sorpresivamente habían sido atacados desde todas direcciones en el lugar más vulnerable de su recorrido, acababan de quitar los puentes portátiles que habían fabricado con la madera arrancada de techos y paredes del palacio de Axcayacatl donde habían sido alojados y luego sitiados y aun no los colocaban en el otro lado de la calzada cuando los gritos y una lluvia de flechas y lanzas los sorprendieron, la intensidad del ataque y la rapidez con la que acudieron los Caballeros Jaguar a bordo de sus lanchas había sido tan rápida que lo más probable era que hubiese sido una emboscada planeada con anterioridad, los atacantes aztecas habían saltado sobre la calzada y habían enfrentado a los españoles con filosos macuahuit hechos de madera de teca y rodeados por una corona de afiladísimas obsidianas, las espadas toledanas habían demostrado ser superiores al cortar en dos las armas aztecas pero los guerreros pronto aprendieron a esquivar los golpes y a golpear con los macuahuitl certeramente en las piernas de los españoles, estos habían cometido el gran error de ir vestidos solamente con sus ropas acolchadas y sin armadura pectoral, lo que fue mortal, cuando los aztecas se percataron de ello.

    Ilhuitemoc uno de los más fieros Caballeros aguilas, alto y espigado y cuyo nombre significaba el que desciende del cielo, observo en medio de la refriega a Cortes defendiéndose y repartiendo mandobles a diestra y siniestra, después de esquivar algunos golpes de los guerreros tlaxcaltecas que defendían esa área, se dirigió decidido hacia donde se encontraba el conquistador, a quien había conocido en el palacio de su padre, el Uey Tlatoani Moctezuma, su mente solo tenía una idea, le cobraría la afrenta que los españoles le habían hecho a el emperador al sacarlo de su palacio encadenado de ambos pies y luego matándolo sin piedad cuando dejo de serles de utilidad, así que cuando se vio al fin lo suficientemente cerca de Cortes que se encontraba luchando de manera desesperada justo en medio de la calzada montado en su corcel, un hermoso caballo negro de crin ensortijada, ataco sin pensarlo, corrió y alzo el macuahuitl, si tenía suerte golpearía el muslo del conquistador y le haría desangrarse y arrojarlo al suelo donde seria masacrado por los feroces Caballeros Aguila que encabezaban el ataque en la calzada.

    Cortes no se percato del peligro que corría, ya se encontraba herido de un brazo y la pantorrilla izquierda mostraba los cortes de la filosa obsidiana de los macuahuitl enemigos, con ayuda de su espada se fue abriendo camino entre los guerreros pero de pronto se encontró inmovilizado al llegar al tapón de cuerpos que sus propios hombres hacían al tratar de escapar hacia la orilla mientras se defendían de el embate de los aztecas, sabía bien que lo único que podía hacer era apoyar a defender la retaguardia en lo que los demás saltaban, nadaban o trataban de escapar, no sabía que del otro lado las embarcaciones aztecas hacían un festín de sangre acribillando a flechazos a los guerreros tlaxcaltecas que iban a la vanguardia y a los españoles que les apoyaban, sus cuerpos caían uno tras otro en el salobre lago Texcoco, en un principio los cadaveres de los tlaxcaltecas se alejaban al caer al agua impulsados por la corriente que creaban las lanchas atacantes con sus movimientos, los Caballeros Jaguar que se encontraban en las mismas disparando sus flechas, al ver los cuerpos de sus enemigos flotando decidieron rematarlos para evitar que escaparan si estaban fingiendo, algunos de ellos tomaron sus macuahuitl y los descargaban contra los cuellos de estos, lo que provoco que el agua se tiñera de un rojo carmesí que se podía vislumbrar en breves destellos que provocaban las luces de la luna y las antorchas que se habían encendido en las embarcaciones cercanas para que los arqueros encendieran sus flechas.

    Ilhuitemoc se hallaba ya a menos de tres metros de Cortes, su mirada fiera, sus ojos enfocados en el rostro odiado del pseudoQuetzalcoatl, el hombre que había destruido a su padre, Cortes se percato del avance del guerrero, mientras despachaba a un par de guerreros con certeros mandobles que cortaron sus manos y cuellos, de que Ilhuitemoc corría hacia él, su estatura elevada, más que la de los guerreros promedio y sus ojos fieros color verdimiel le llamaron la atención, eran los ojos de Moctezuma y los que predominaban en la familia real, el rostro también era muy parecido al del asesinado emperador, y entonces lo reconoció como uno de los hijos del Uey Tlatoani a quienes había conocido en el palacio, sus intenciones asesinas parecían darle un halo de invencibilidad que aterrorizaría a cualquiera, pero Hernán Cortes no era un hombre cualquiera, era el líder de esa guerra y sus hombres le tenían la fe que solo a los elegidos se le puede obsequiar, así que levanto la guardia y se preparo a enfrentar a su adversario, jalo un poco la brida de su caballo y este se detuvo, apretó las piernas y se afianzo en los estribos apoyándose con fuerza, hombre y caballo parecían ser una estatua inmóvil en medio del maremágnum de sangre que los rodeaba, Ilhuitemoc estaba ya a su lado y descargo el macuahuitl, Cortes bajo la espada y la hoja de acero toledano corto limpiamente el arma, siguiendo su mortal descenso y haciendo volar el brazo de Ilhuitemoc, quien soporto el dolor sin gritar, cayó de rodillas en el charco de sangre que cubría la calzada, Cortes levanto su espada y dio otro mandoble cercenando limpiamente la cabeza del guerrero que rodo a los pies de su caballo que lo miro con indiferencia, a lo lejos uno de los Caballeros águila de nombre Itzmitl, flecha de obsidiana, vio caer la cabeza de su hermano pero justo en ese momento un grupo de tlaxcaltecas cayó sobre él y tuvo que concentrarse en luchar de nuevo por su vida.

    En la orilla de la calzada que los llevaría al último tramo de puente antes de la orilla, la lucha era más intensa los cuerpos de los españoles muertos se habían hundido por el excesivo peso de sus cuerpos gracias a la gran cantidad de oro que llevaban, esto había creado un dique que se había reforzado con cuerpos de todos los bandos que caían en el, cegando la abertura de agua y haciendo un gran puente de cuerpos humanos, los españoles y tlaxcaltecas no tardaron en aprovecharlos y comenzaron a pasar a la otra orilla pisando los cadáveres de sus compañeros, aliados y enemigos caídos, los aztecas que los asediaban desde las lanchas se percataron pronto de esto y varias embarcaciones se acercaron a tratar de quitar los cuerpos que formaban el macabro puente, Don Francisco de Balboa, uno de los más fieros capitanes de Cortes y de los primeros en cruzar el puente de cadáveres, saltando con su caballo apoyado en estos, comprendió la maniobra y ordeno a los tlaxcaltecas que se colocaran a ambos lados de las bocas de la calzada desde donde dispararon flechas a las embarcaciones enemigas, la defensa fue certera ya que los aztecas no consiguieron llegar al improvisado puente, mientras los tlaxcaltecas combatían un contingente de escopeteros españoles logro reunirse y se insertaron entre los tlaxcaltecas disparando a los guerreros de las lanchas y derribando a varios que pasaron a formar parte del puente por lo que los atacantes debieron alejarse un poco para evitar el fuego.

    Los españoles y lo que quedaba de sus aliados consiguieron al fin llegar al otro lado de la calzada donde había sido fácil correr a las orillas del lago de Texcoco donde encontraron escasa resistencia, por lo visto la estrategia azteca contaba con acabarlos a todos en la calzada y en verdad que habían estado cerca de hacerlo, después de recibir a los sobrevivientes y de alejarse lo suficiente de la orilla trataron de hacer un recuento de sus pérdidas y a pesar de que a lo lejos en la primera parte de la calzada aun se encontraban bajo el ataque enemigo, fue entonces que comprendieron que la mitad de las tropas españolas y de las tlaxcaltecas habían sido muertas o hechas prisioneras, incluidos tres hermosos caballos, el secretario de Cortes y algunos importantes capitanes, los gritos y las flechas fueron disminuyendo de intensidad, según se observaba los sobrevivientes que estaban atrapados aun dentro de Tenochtitlán huían de nuevo hacia la ciudad, tal vez buscando la falsa seguridad del palacio de Axcayacatl.

    -Voto al cielodijo Cortes mientras de sus ojos caían dos sendas lágrimas al recibir la infausta noticiaque todas estas atrocidades serán vengadas por Santiago.

    El Líder no había permitido que se le curaran las heridas hasta que todos sus hombres fueran atendidos, vendados y curados, mientras los pocos entendidos en medicina españoles y los cirujanos tlaxcaltecas hacían lo que podían, había ordenado que se colocaran guardias alrededor del área donde se encontraban en espera de los guerreros que seguramente Cuitlahúac ya había enviado a perseguirles y que llegarían en cualquier momento, Cortes observo a su alrededor, los cuerpos de los heridos españoles se hallaban tendidos en todas partes, la parte superior del templo mayor se veía a lo lejos iluminada por el naciente sol que salía entre las dos construcciones gemelas de la cima, camino cojeando y se dejo caer en el pie de un gran ahuehuete, recogió las piernas sangrantes y las abrazo con sus brazos mientras dejaba escurrir las lagrimas primero lentamente y luego a llanto abierto, hundió su cabeza en sus muslos y continuo lamentando su perdida.

    Fue Mallinali, la mujer que le había servido de interprete desde que desembarco quien se le acerco y se sentó a su lado, el cansado soldado volteo a verla con su rostro bañado en lagrimas, su barba enmarañada y sus labios temblorosos, si ella tenía pensado dirigirle algún reproche se contuvo, Mallinali se percato de que uno de los pendones españoles estaba tirado a sus pies, desgarrado y cubierto de sangre, lo levanto delicadamente del suelo y lo doblo de manera igual de suave, lo repararía en cuanto hubiera tiempo, fue en ese momento que los tambores se oyeron a lo lejos, todos los españoles los reconocieron, pues los habían oído al llegar a la ciudad y los habían erradicado según habían creído al colocar sus cruces en lo alto del templo mayor.

    Si alguien hubiese visto a los soldados heridos y quienes los atendían pensarían que eran un conjunto de estatuas pues estaban paralizados, mirando al horizonte, el sonido de esa música solo significaba una cosa, estaban sacrificando a los heridos a su dios, al terrible Huitzilopochtli, Cortes levanto la cabeza y su mirada se topo con la figura iluminada y humeante del Popocatepetl.

    Eran sesenta y cinco los españoles capturados mientras trataban de refugiarse en el Palacio de Axcayacatl solo sesenta y cinco hombres de los seiscientos del contingente que habían sido aniquilados sin piedad, mientras huían los techos de las casas aledañas a la calzada se habían llenado de guerreros que les habían cazado sin dificultad con piedras, lanzas y flechas, los pocos que lograban llegar al anhelado santuario pensaban hacerse fuertes allí mientras Cortes preparaba su rescate pero cuando iban entrando los Caballeros Jaguares comandados por Cuitlahúac en persona les iban reduciendo aprovechando que por las puertas solo podían pasar máximo dos, y después de atarlos los arrojaban a los patios de donde habían salido esa mañana, después de aprisionarlos a todos habían sido conducidos a empujones y arrojados en la jaula que ahora les servía de prisión, uno de ellos de nombre Rodrigo de Quevedo y Medina el cual había sido un simple soldado desde el principio de la expedición, había sido de los últimos en entrar, ahora sus ojos enrojecidos por la desesperanza miraban por milésima vez lo pequeña que era su última morada, esta estaba hecha de troncos pesados y atados con firmes cuerdas, la madera era muy dura, el techo era también de barrotes del mismo tipo, lo cual permitía que el sol y la lluvia les torturara constantemente además de los mosquitos y alimañas de la zona, por si fuera poco, la habían colocado en un lugar cercano al Tzompantli y con vista abierta al templo mayor, diariamente habían sido testigos de cómo eran llevados a las alturas de la pirámide los guerreros tlaxcaltecas que les habían apoyado, claramente habían visto como el gran sacerdote levantaba el cuchillo de obsidiana negra para luego bajarlo como un rayo hacia el pecho del prisionero, los días de sol el brillo que emitía el cuchillo les había parecido casi cegador, el brazo del sacerdote caía y en el cielo se formaba una especie de destellos de color negro que les había hecho creer a todos que era el ángel de la muerte que habitaba en esa arma; en menos de cinco segundos el corazón del guerrero ofrendado era elevado en la mano derecha del sacerdote hacia el sol para que todos lo vieran latir, los españoles que presenciaban esto caían de rodillas en el interior de su jaula y rezaban a la providencia que los ayudara mientras que los guerreros encargados de cuidarlos se burlaban de ellos y los señalaban hablando en la lengua náhuatl que casi ninguno de los que se hallaban prisioneros conocía.

    Al cabo de un mes de sacrificios de guerreros tlaxcaltecas un sacerdote se acerco a un lado de la prisión de los españoles, estos se hallaban aterrados al verlo acercarse, Rodrigo comenzó a rezar en silencio el padre nuestro, acción que imitaron los demás, la figura del gran sacerdote era impresionante, el penacho de color verde azulado, las plumas de pavorreal que componían un hermoso decorado sobre su frente y que se sostenía gracias a la cinta de cuero de tapir decorada con diversos adornos de oro, el mismo oro que había causado la perdición de los europeos que se enfrentaban ese momento a su muerte, el sacerdote caminaba rodeando la jaula seguido por un grupo de sucios seguidores quienes tenían sus cabellos enmarañados y recubierto con una gruesa capa de grasa, mugre y sangre seca, el gran sacerdote caminaba con el cuchillo de obsidiana en la mano, tal vez para hacer más terrible a los españoles su presencia, después de un momento en el que los prisioneros lo miraban hipnotizados observaron que la mano que sostenía el cuchillo se estiraba señalando a alguno de ellos, Rodrigo contuvo la respiración, por un momento pensó que le señalaba a él, los guerreros preguntaron algo al sacerdote este les contesto algo breve con una voz amenazadora, dos guerreros abrieron la jaula y dos más entraros con sus macuahuitl en la mano, observando con desconfianza a los prisioneros que les miraban aterrados, Rodrigo cerró los ojos, sentía venir su final, incluso sintió la mano de uno de los guerreros rozar su brazo derecho, pero la garra no llego a cerrarse, de pronto dejo de sentir su contacto y abrió los ojos al escuchar los gritos de piedad del hombre que se encontraba sentado a su lado, observo que los guerreros sacaban a Sancho Escudero arrastrándolo ya que se negaba a caminar, lo agarraron de las axilas y así cargándolo lo sacaron de la jaula, los pies de Sancho formaron un par de líneas en el agua mientras lo jalaban.

    -piedadgritaba sancho con verdadero terrorayudadme alguien, por Santiago, por el cielo . . . por el divino niño.

    Los guerreros cerraron las puertas profiriendo gritos amenazadores a los prisioneros y riéndose después al verlos a todos mirar con pánico hacia el sitio donde era llevado su compañero, mientras sus gritos se alejaban algunos trataron de tapar sus oídos con las manos sucias de fango y sangre, aun así estos nunca dejaron de oírse, las miradas de algunos de los otros españoles dejaban rodar lagrimas de agradecimiento, por lo menos tenían la esperanza de vivir un poco más.

    Rodrigo fue el primero en moverse, se levanto y se acerco a los barrotes de su prisión, pegando su cara en la abertura de un par de ellos, los guerreros que los cuidaban siempre habían sido quisquillosos y les golpeaban si se acercaban de esa manera a las paredes de la jaula pero en esta ocasión sonrieron y dejaron que sus ojos observaran lo que les esperaba a cada uno.

    Rodrigo observo que a un lado del templo mayor por las puertas del palacio de Moctezuma, en el que algún día fueron recibidos como dioses, un hombre alto muy joven y con vestiduras ribeteadas y que indicaban que pertenecía a la realeza se acerco a la jaula, los guerreros se pararon firmes cuando le vieron acercarse.

    -es el príncipe Cuauhtémocdijo Mariano de Malervá, quien había sido secretario de Hernán Cortes y quien había conocido de primera mano a la realeza azteca.

    Cuauhtémoc se acerco a la jaula, Rodrigo lo miro con atención, la familia real azteca y algunos de sus guerreros destacaban por su altura, Cuauhtémoc media casi uno noventa de estatura, sus hombros eran muy ancho, sus piernas fuertes y sus pies calzados con sandalias de gruesa suela de cuero, su rostro era perfecto, su nariz formaba una línea cóncava con su frente, su mentón era firme, sus labios eran carnosos y sus ojos eran profundos de color cambiante entre miel y verde olivo según el ángulo de su rostro con el que se viera o cayera el sol, era un hombre impresionante y su presencia denotaba poder, en su mano derecha traía una especie de cetro de obsidiana, algo parecido a un bastón de mando que indicaba su rango pues era el jefe de los ejércitos aztecas recién nombrado por Cuitlahúac, el Uey Tlatoani actual.

    -¿Qué está haciendo?dijo Don Ramiro Valverde, quien era el único noble capturado por los aztecas y quien había llegado apenas con la expedición del derrotado Pánfilo de Narváez.

    -No lo sécontesto Rodrigo sin dejar de observar fascinado al líder azteca.

    Cuauhtémoc observo a cada uno de los prisioneros mientras caminaba muy despacio alrededor de la jaula, al llegar a Rodrigo cobro interés, los cabellos del español eran rubios, como los de Pedro de Alvarado el bautizado Tonatihu por los aztecas y a quien consideraban uno de los principales y más peligrosos adversarios españoles.

    El príncipe azteca mantuvo su observación un rato y luego se dio vuelta y regreso al palacio, Mariano de Malervá le tomo el hombro a Rodrigo, se miraron un momento, los gritos de Sancho se oían lejanos y apagados, había pasado media hora desde que lo sacaron a rastras de la jaula, los tambores y los caracoles comenzaron a tocar ocultando los gritos de Sancho, todos los prisioneros tragaron saliva, la hora de los sacrificios había llegado, y todos observaban al templo mayor, hasta los que ya se hallaban resignados e indiferentes miraban con temor los templos gemelos que coronaban la pirámide.

    El primer sacrificado era un guerrero tlaxcalteca, este caminaba con gallardía e incluso se podría decir que orgulloso de su destino, mansamente dejo que le tendieran sobre la piedra negra de los sacrificios, casi parecía que deseaba esta muerte, el cuchillo de obsidiana brillo intensamente con el sol, un rápido movimiento del brazo y este cayo abriendo el pecho de su victima que no emitió sonido alguno, los tambores comenzaron a tocar y los siguientes cinco sacrificados fueron guerreros tlaxcaltecas, por ningún lado se veía al prisionero español sacado a rastras.

    Los demas españoles comenzaron de nuevo sus rezos, tal vez se habían precipitado y no se habían llevado a Sancho con los temibles fines que veían, la esperanza renació, lo más probable era que Cortes hubiera logrado escapar y ahora exigía que le presentaran a los prisioneros con el fin de que se los devolvieran, Don Ramiro lo menciono en voz alta.

    -eso explicaría la presencia de Cuauhtémoccontesto esperanzado Rodrigo, los demás empezaron a aferrarse a la idea salvadora, los sacrificios que se llevaban a cabo en lo alto del templo les parecieron de pronto ajenos, los comentarios entre los españoles empezaron a cobrar fuerza, unos decían haber oído cañonazos en la madrugada, otro había comentado haber escuchado sonidos de cascos de caballos, incluso Rodrigo imagino que esa madrugada en verdad le pareció escuchar ruidos diferentes a los habituales.

    Los tambores callaron de nuevo y un silencio total invadió el ambiente por un momento, todos miraron hacia lo alto de la piramide con el alma mas tranquila y entonces . . .

    . . . los gritos de Sancho se oyeron fuertes y claros desde el cielo, las miradas de todos se desorbitaron al reconocerlo cuando dos guerreros lo sacaban a rastras del costado del templo donde le tenían esperando a que llegara su turno, le habían desnudado el torso que se veía de un color blanco que contrastaba con el color canela de los guerreros aztecas, el rostro y el pecho estaban pintados con simbolos que no se distinguían a la distancia; también en lo alto, Cuauhtémoc miraba hacia la jaula de los prisioneros que se apretujaban en los barrotes sin poderse resistir al aterrador espectaculo, cuando sintió que la atención de los españoles era completa movió discretamente la mano y la música de tambores comenzó de nuevo, cuatro guerreros fueron necesarios para colocar al español sobre la piedra de los sacrificios, aun así Sancho gritaba y no dejaba de moverse, Cuauhtémoc miro con desprecio al prisionero, no se daba cuenta del honor que se le confería, miro a uno de los guerreros que estaban a un lado para vigilar a los prisioneros, alargo la mano y le pidió el macuahuitl a uno de ellos, el guerrero se lo entrego y el príncipe lo tomo con firmeza, las filosas navajas de obsidiana que le rodeaban brillaban con el sol, se acerco a Sancho que se debatía encima de la piedra del sacrificio tratando de soltarse, Cuauhtémoc alzo el macuahuitl y golpeo con la parte plana de madera la cabeza del prisionero, solo lo necesario para aturdirlo, esto surtió efecto Sancho dejo de moverse y miraba a todas partes tratando de averiguar qué ocurría, el sumo sacerdote se acerco, el prisionero solo tardaría un minuto a los sumo en recuperarse así que apresuro su cometido, alzo el cuchillo de obsidiana y descargo el golpe certeramente, la sangre broto del pecho del prisionero y con rapidez introsujo la mano bajo las costillas del hombre que no podía siquiera gritar a causa de la intensidad del dolor que sentia, en cinco segundos solamente el sacerdote secciono las venas y arterias y saco la mano del cuerpo del español que

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