SOÑADORES DE PRODIGIOS
En tiempos de los tlahuicas y nahuas se llamaba Cuahunahuac, que significa «entre bosques», pero hoy se la conoce por el mucho menos lírico nombre de Cuernavaca, aunque, en compensación, la llaman también «La ciudad de la eterna primavera». Está bastante cerca de Ciudad de México, por eso sigue siendo, como en época azteca y luego colonial, lugar de veraneo para los capitalinos. Desde que Emiliano Zapata la tomase durante la Revolución, allá por 1917, ha crecido mucho, desparramándose en innumerables colonias y mansiones guardadas por altos muros.
Aún puede pasearse por el casco viejo de Cuernavaca y recorrer sus callejas de sabor hispano, ricas en conventos y palacetes; merece sin duda la pena, pero si el lector va a esa ciudad, le aconsejo que no deje de visitar «Las Mañanitas», una antigua hacienda transformada en lujoso hotel, por cuyo jardín se pasean indolentes y necios los pavos reales. Allí vi en una ocasión a María Félix, la bella actriz mexicana, seca y estucada, vestida de blanco, como un fantasma anticipado, pero aún elegante, del brazo de un joven novio asalariado. Y es que sabe el licor de otra manera en ese sitio, porque el aire está tan lleno de nostalgia y olor a buganvillas, que embriaga por su cuenta los sentidos. Al menos, esa impresión tuve la primera vez que, camino del Tepozteco, estuve en «Las Mañanitas».
Andaba preparando una larga serie de documentales por Mesoamérica, cuando me contaron que en las inmediaciones de Tepoztlán hay una pequeña pirámide chichimeca construida sobre un lugar escarpado y casi inaccesible. El templito no justificaría probablemente el viaje, al fin y al cabo estaba previsto rodar decenas de ellos mucho más importantes, pero de algún rincón de la memoria surgió el recuerdo de que en esa misma zona había varias de las gigantescas estatuas que Daniel Ruzo, el hombre de Marcahuasi, cita en sus libros; así que fui. Y en verdad mereció la pena esa pequeña excursión, porque es aquél un lugar interesante.
Cuenta menos Tepoztlán que su entorno: una sierra torturada y agreste, llena de abismos y cerros afilados,
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