PARA LOS ANTIGUOS, TODAS LAS COSAS TENÍAN SENTIDO. TODA LA NATURALEZA ESTABA ANIMADA, TENÍA ÁNIMA, ALMA… TENÍA SIGNIFICADO. A ojos de un romano antiguo, los astros, los árboles, las piedras o los ríos no eran entes clasificados científicamente, formaban parte de un todo universal, eterno, al que evidentemente también pertenecían los difuntos, que no por morir dejaban de existir, sin que eso tenga que ver con el concepto de vida eterna, sino de existencia en el Hades, del alma, del mismo modo que un enorme árbol existía en una semilla, un hombre existía en todo lo que hubiera tocado, en sus obras… lo que hacemos en este mundo, tiene su eco en la eternidad…
DÍA DE DIFUNTOS
Esa es una de las razones por las que se celebraban los días de difuntos en la antigua Roma. Los que renace, resucita, cada primavera y se supone que se entregan flores al difunto para recordarle y desearle esa resurrección. En el funeral se hace el elogium, que es el elogio fúnebre.