En la búsqueda de las posibles ubicaciones de la Atlántida, hay un sitio en el que los arqueólogos e historiadores no se ponen de acuerdo sobre si es un lugar real o mitológico. Pero aparte de ser un lugar que evoca a los Diálogos de Platón, el nombre tiene un parecido, cuando menos, llamativo: Aztlán.
Identificado con una isla, este lugar mítico de orígenes precolombinos –y que daría inicio a diversas culturas mesoamericanas– ha dado muchos quebraderos de cabeza para ver las posibles localizaciones, ya que, según cuenta la leyenda, podría contener maravillosos tesoros, con lo que, a la llegada de los conquistadores españoles, ya se pueden imaginar si se intentó dar con el paradero de dichas riquezas. Sea o no real, la tradición sitúa Aztlán como la patria primigenia de los aztecas, también llamados mexicas.
Este sitio aparece en muchas fuentes con el significado de «lugar de garzas», pero parece que realmente se hacía referencia a «blancura», un sitio celestial, de mucha luz. Además, estaría rodeado de agua, ya que los diversos códices que existen hablan de un camino o peregrinación que harían cruzando una gran masa de agua. Para el historiador y arqueólogo Julio Jorge Celis Polanco, en el documental Aztlán y la montaña del origen, el sitio fue real, y lo sitúa en la isla blanca de las garzas, en medio de la laguna de Yuriria, en el estado mexicano de Guanajuato, en su momento también llamado Metztliapan (lago de la Luna).
Aztlán es nombrada por las crónicas españolas, que hablan de cómo los