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Un corazón español: Edición Revisada
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Un corazón español: Edición Revisada
Libro electrónico163 páginas1 hora

Un corazón español: Edición Revisada

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Información de este libro electrónico

Nancy es una profesora nativa de inglés que trabaja en Cáceres, un pequeña y bonita ciudad de España, nunca imaginó que su último año sería tan agitado.
Adrián: guapo, español, apasionado, cariñoso, sencillamente perfecto. Excepto porque... bueno... tiene algunos problemas.
Ella, independiente y aventurera. Su sueño es encontrar un compañero para viajar por el mundo... y también por la vida. ¿Podrán, después de tantas aventuras, superar las dificultades y estar juntos?¿Alcanzará Adrián a Nancy en sus viajes?

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento15 dic 2018
ISBN9780463652749
Un corazón español: Edición Revisada
Autor

Corinna Taylor

Hija de padre británico y madre española, pasó la mayor parte de su vida viviendo entre Reino Unido y España. Su primera gran debilidad es la literatura y la segunda, viajar. Siempre le apasionaron las relaciones de pareja, recrearlas, descifrarlas, idealizarlas... es creadora del subgénero Déjà vu, y además, se encuentra súper a gusto escribiendo comedias románticas contemporáneas. Hoy compagina su trabajo de profesora y psicóloga con la escritura, y también, los viajes, por supuesto. English Daughter of British parents, her first great passion is to write and the second to travel. He always liked to create romantic adventures, these made him move to other places, at other times. Today she combines her work as a teacher with writing, and also with travel, of course.

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    Un corazón español - Corinna Taylor

    Capítulo 1

    Nancy se puso un vestido negro que siempre le quedaba muy sexy, apenas usó maquillaje, su piel blanca y sus ojos azules hacían que su rostro brillara de forma natural. En el evento que tendría lugar por la tarde, quizás conociera alguien interesante. Se trataba de un encuentro de couchsurfing, gente que está registrada en una web en la que jóvenes de todo el mundo intercambian y ofrecen alojamiento a chicos y chicas viajeros.

    Una gran oportunidad para encontrar alguien afín a sus intereses, al que también le gustaran los viajes por el mundo. Eso era lo más importante para Nancy, soñaba con tener una pareja que pudiera estar a su lado mientras conocía Europa. El último chico resultó ser una decepción, no quería tener nada estable. Parecía difícil encontrar alguien, quizás porque en España, al ser extranjera, era percibida como una chica que no buscaba algo serio, ese tópico le molestaba muchísimo.

    El timbre de la puerta sonó, estaba segura de que era su amiga Herminia:

    —Nancy perdona mi retraso, uff, es que no encontraba el maquillaje que siempre uso y me puse nerviosa buscándolo por toda la casa.

    —No te preocupes, quedé contigo con un margen de media hora.

    —Que control, eres una máquina jaja.

    —Soy británica.

    —No hay duda, ¿sabes? nunca he asistido a algo como esto, me da un poco de vergüenza.

    —¿Por qué? —preguntó Nancy.

    —En una ciudad pequeña como Cáceres no creo que vaya a ver rostros nuevos.

    —Claro que sí Herminia, vendrán muchos chicos de distintas nacionalidades, británicos, españoles y americanos; casi todos profesores o auxiliares de conversación.

    —¡Wow! seguro que será guay —Dijo con entusiasmo.

    —Lo pasaremos genial —añadió Nancy.

    La reunión se celebró en un bar de la plaza de Colón, había muchos chicos y chicas, como profesora, conocía a casi todos, pues algunos eran compañeros de trabajo, aunque también había gente que no tenía nada que ver con la enseñanza. Cuando llegaron, el ambiente estaba muy animado.

    El bar se llamaba La Abadía y ponían unas raciones riquísimas. Todos pidieron jarras de cervezas acompañadas de unas croquetas gigantes con patatas fritas... eso para empezar.

    —Madre mía Nancy, no quiero engordar, Dijo Herminia sorprendida.

    —Pues yo tengo mucha hambre, esta mañana fui a correr y después hice yoga —Era una chica disciplinada para los deportes, y tanta actividad despertaba su apetito.

    En ese momento se acercó un compañero de trabajo:

    —¡Hola Nancy¡ ¿Cómo te va?

    —¿Qué tal Franck? hay mucha gente, estoy pasmada. —Probablemente habían acudido al evento cerca de veinte o treinta personas.

    —Lo ha convocado Ángel, ya sabes que es un crack para estas cosas.

    —Te presento a Herminia, una amiga mía. Herminia, este es Franck, trabaja también en el Instituto de Lenguas Modernas y es irlandés.

    —Encantada —Dijo la amiga de Nancy, y se dieron dos besos—.

    —¿Eres de Cáceres? —Preguntó Franck.

    —Sí, ¡oye! Hablas muy bien español.

    —Oh, gracias, disculpa mi acento, creo que es un poco pronunciado.

    —No te preocupes, se te entiende perfectamente.

    Después de varias jarras de cervezas, tapas, raciones y pinchos, los ánimos del ambiente estaban en su máximo apogeo. Risas, voces, gritos... era de noche y la Abadía estaba completamente llena, la gente empezaba a incorporarse para continuar la fiesta en otros lugares, pero estaban indecisos sobre hacia donde dirigirse.

    —¡Ey! ¡Vayamos a tomar unos chupitos! —Gritó alguien que se acercó a Franck.

    —Hola chicos ¿Vamos a la Divina Comedia a por unos chupitos? —Dijo el joven.

    —Buen plan —Añadió Franck—, te presento a mis amigas, Nancy y Herminia, él es Adrián.

    —Encantado —Dijo Adrián, era un chico muy guapo, sus ojos eran de color miel y su cuerpo atlético, quizás por el gimnasio, los deportes... Nancy no pudo evitar fijarse en su culo, se le marcaba a través de los vaqueros con casi cualquier movimiento, también le gustaban mucho sus brazos y esa cintura estrecha que le estilizaba. Desde luego, era el más guapo de todos los chicos de couchsurfing.

    Toda la gente fue a la Divina Comedia, un pequeño bar de Cáceres donde sirven chupitos de todos los colores y clases. Nancy y su amiga estaban eufóricas, el alcohol hizo su efecto, aunque no en exceso, comieron mucho y contribuyó a retrasar los efectos etílicos.

    —Uff ya no bebo más Herminia, me planto aquí. Mañana no quiero levantarme mal.

    —Yo tampoco, estoy mareada ¡jaja!

    Nancy no dejaba de mirar a Adrián, estaba con otra chica americana llamada Samantha, tal vez salieran juntos. Era un misterio, quizás preguntándole a Franck... pero no quería que llegase a sus oídos el interés que sentía por él.

    Se formaron varios grupos; Nancy y Herminia se fueron con sus amigos a la Habana, un Pub cercano donde ponen música variada. Allí empezaron a bailar. Quedó impresionada con la destreza de Adrián, ¡Que movimiento! y ¡Qué cuerpo! Estaba demasiado bueno como para ser un chico serio, aunque lo dudaba, quizás Samantha fuera su novia... o una amiga...

    —Te ha gustado Adrián ¿Verdad Nancy?

    —Madre mía Herminia ¿Pero has visto como está? con esa cara, ese cuerpo y lo bien que se mueve.

    —Uff, que culito tiene. Pero es tuyo tía, te saludó a ti primero —Dijo Herminia.

    —¡Herminia! Si tú tienes novio —Dijo sorprendida.

    —Bueno, pero soy mujer, y es una dulce tentación ¡jajaja!

    —¡Jajaja! No seas mala, que Guillermo es muy buen chico.

    —Sii, me portaré bien jeje.

    Adrián estaba bailando con Samantha, la dejó un momento y tomó a Nancy de la mano. Quedó asombrada por lo lanzado que era, sus dudas estaban resueltas, Samantha no era su novia, o al menos eso parecía.

    —Bailas bien —Dijo Nancy.

    —Gracias, déjate llevar, es fácil —Estaban poniendo una bachata, Adrián sabía moverse.

    Nancy no apartaba sus ojos de él, en el fondo sabía que si surgía algo no podría durar mucho, porque abandonaría España a final de año para recorrer Asia. Pero este chico la volvía loca, sabía que si volvía a enamorarse podría ser peligroso, no quería que le pasara, pero era un deseo tan intenso...

    —Me gustan tus ojos azules ¿De donde eres? —preguntó Adrián.

    —De Norwich, al este de Inglaterra ¿Eres de Cáceres?

    —No, antes vivía en San Sebastián, pero llevo muchos años aquí —Adrián tenía sus manos en la cintura de Nancy, sus rostros estaban muy cercanos, la música cesó y volvió junto a Samantha; hablaban entre ellos, pero parecía enfadada y al final la chica se marchó.

    —¿Crees que es su novia? —preguntó a Herminia.

    —Puede ser, no se qué pensar.

    En ese instante volvió a bailar con ella, la tomó de la mano y ella sorprendida lo dejó hacer, pudo fijarse mejor; era alto, ojos grandes, se le veía decidido y seguro.

    —¿Era tu chica? —preguntó Nancy.

    —No, es una amiga mía, está cansada y decidió marcharse —aparentaba decir la verdad.

    —No era amable contigo —replicó Nancy.

    —Bueno... debería haberla acompañado a casa, pero estoy pasándolo tan bien...

    —¡Qué mal amigo eres! —Dijo bromeando.

    —Ooh, no me digas eso por favor, me siento mal.

    —No pasa nada, mañana irás a visitarla.

    —Eeh sí, como amigos que somos, claro —Ella sonrió, le gustaba ponerlo en aprietos.

    —¿Eres profesora? —preguntó acercándose a su oído y sintiendo el aroma de su perfume, Nancy también notó el suyo.

    —Sí, en el ILM, Instituto de Lenguas Modernas.

    —¿Cuanto tiempo llevas en España?

    —Es mi tercer año en Cáceres.

    La música cesó de nuevo y Adrián la cogió de la mano.

    —Vamos afuera un rato, aquí hace mucho calor, ¿te parece bien?

    —Vale. —Se dejó llevar, sabía que quería algo.

    Estaban en la puerta del Pub, hacía frío, eran las 05:00 de la madrugada y Adrián estaba acariciando suavemente las manos de la chica. Nancy lo sintió como un gesto muy tierno, se volvió hacia ella con sus profundos ojos color miel, observándola con dulzura e intensidad. Nancy se sintió nerviosa ante el poder de la mirada de Adrián.

    —Ahora hace frío —Dijo... y la abrazó, acariciándola. Se le erizaron los pelos del cuello cuando pasó una de sus cálidas manos por allí.

    —Que suave es tu cabello Nancy.

    —El tuyo también. —Contestó, mientras hacía lo mismo y acariciaba su negro pelo.

    Entonces Adrián se apartó un poco, la miró, y la besó. Fue un beso suave, pausado, lento. Nancy acarició su cara mientras la besaba. Luego, él se separó durante unos breves segundos, ella sonrió y volvieron a besarse.

    En todo momento tenía cogida su mano, y ella preguntó:

    —¿Coges de la mano a todas las chicas que besas?

    —Solo a algunas, depende de cada persona y de cómo lo sienta.

    —Eres muy tierno ¿Sabes?

    —Tu también, te gusta hacer caricias —Nancy rió complaciente y continuó acariciando el rostro de Adrián, entretanto, volvían una y otra vez a besarse.

    —Estoy recién afeitado —Dijo en voz baja.

    —Jajaja.

    En ese momento salió Herminia, estaba buscando a su compañera

    —Adrián, estoy con una amiga, no puedo dejarla sola.

    —Ay perdona

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