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Correr de otro modo: Ensayo deportivo
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Correr de otro modo: Ensayo deportivo
Libro electrónico185 páginas3 horas

Correr de otro modo: Ensayo deportivo

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Correr es un reflejo de nuestras propias vidas.

Una posibilidad más que tenemos de demostrarnos lo que somos capaces de hacer. Cruzar una meta, ya sea de una carrera de 10 kilómetros o de un maratón completo, te permite comprobar que si te lo propones, puedes alcanzar grandes objetivos.

Bajo la batuta del periodista Alfredo Varona, Antonio Serrano desgrana sus secretos como entrenador, el kilometraje que cada atleta necesita y, sobre todo, nos enseña la personalidad de un deporte como el ‘running’ en el que él lo tiene claro: “Llegarás hasta donde tú te creas que puedes llegar”.

Junto a Antonio, presente en los últimos siete Juegos Olímpicos, aprenderemos a organizar mejor nuestros entrenamientos, a utilizar la cabeza cuando nos sintamos cansados y, en definitiva, a trasladar sus innumerables experiencias a nuestras vidas.

Así que, una vez más, debemos preparamos para soñar durante más de 200 páginas como si volviésemos a ser niños.

SOBRE LOS AUTORES

Alfredo Varona (Barcelona, 1975) es licenciado en Periodismo, carrera que eligió porque, de alguna manera, así podía vivir el deporte desde muy cerca. Con el objetivo cumplido de escribir sobre múltiples eventos en diversas redacciones, el ciclismo se llevó el trozo de pastel más grande de esa pasión por el relato deportivo. En 2013 publicó la biografía del triple campeón del mundo de ciclismo Óscar Freire. El Genio del Arcoíris.

Antonio Serrano (La Solana, 1965), licenciado en INEF, fue el primer español en bajar de las 2 horas y 10 minutos en maratón. Actualmente, es uno de los entrenadores más representativos del atletismo español con un valor añadido: su pasión por la escritura que le permiten contar historias como ésta, en la que vuelve a recordar: “Mi satisfacción depende de la de los demás”. Con este libro vuelve a desafiarse a sí mismo como hizo con Filídes existe, en 2001.

EXTRACTO

Este libro no desciende de sangre real, sino del esfuerzo. Inseparable de las emociones, su dueño ha esperado 50 años para contar lo que aprendió de la vida. Acepta la literatura como animal de compañía, imprescindible para encontrar lo que buscaba. No aconseja nada y lo recuerda todo, víctima de la buena voluntad, de conversaciones de las que no nos arrepentiremos nunca. Antonio trabajó la memoria y yo puse orden al desorden. Perdí el miedo a escribir en su nombre cuando sentí esa inspiración, y el resultado no es una biografía, sino una canción, la letra de una canción que confiesa su deseo por hacerse un sitio en nuestras vidas. En la última página, Antonio pondrá fin a no pocas emociones y a no pocos días del invierno en los que siempre reaparecía la misma pregunta: ”¿de qué vamos a hablar mañana?”. Pero eso no lo sabía nadie, ni yo ni él, porque este libro nació sin guión, enfervorizado siempre con la idea de recordar, escritores en prácticas, si el desorden no se deja gobernar lo gobernaremos nosotros. Por eso nos reunimos para escribir un libro que no está escrito en ninguna parte. Un sueño con pasado, un vicio inconfesable capaz de manejar su locura y de inventar su desenlace, en el que pasará como en la vida real: las emociones ganan y pierden.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento9 oct 2015
ISBN9788415726548
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    Correr de otro modo - Alfredo Varona

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    Alfredo Varona

    Alfredo Varona (Madrid, 1970) es licenciado en Periodismo desde 1993. Desde entonces, es posible que no haya dejado casi ningún día de escribir, sobre todo historias de vida y de deporte como esta en la que uno vuelve a descubrir la fuerza de los sueños. Siendo así, él lo tiene claro. Siempre será un placer enfrentarse a la página en blanco y repetir historias tan exitosas como Filípides existe, el libro que publicó junto a Antonio Serrano hace 14 años. Le puedes seguir en twitter en @AlfredoVaronaA

    Antonio Serrano

    Antonio Serrano (La Solana, 1965), licenciado en INEF, fue el primer español en bajar de las 2 horas y 10 minutos en maratón. Actualmente, es uno de los entrenadores más representativos del atletismo español con un valor añadido: su pasión por la escritura que le permite contar historias como esta, en la que vuelve a recordar: Mi satisfacción depende de la de los demás. Con este libro vuelve a desafiarse a sí mismo como hizo con Filídes existe, en 2001. Le puedes seguir en twitter en @aserrano1965

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    Correr de otro modo

    © Alfredo Varona y Antonio Serrano, 2015

    © Diseño de cubierta: Adrián López Viamonte

    © Fotografías: archivo personal Antonio Serrano, José Antonio Miguélez y revista Runonline

    © Al Poste, 2015

    Fuencarral, 70

    28004 Madrid (España)

    Tel.: 91 532 05 04

    www.alposte.es

    Primera edición: mayo 2015

    IBIC: WSK

    ISBN: 978-84-15726-45-6

    e-ISBN: 978-84-15726-54-8

    Depósito legal: M-15.744-2015

    Impreso en España - Printed in Spain

    Reservados todos los derechos. Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización escrita de los titulares del copyright. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento

    de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 - 93 272 04 47).

    PRESENTACIÓN 

    ‘La ley del entusiasmo’

    Alfredo Varona

    Este libro no desciende de sangre real, sino del esfuerzo. Inseparable de las emociones, su dueño ha esperado 50 años para contar lo que aprendió de la vida. Acepta la literatura como animal de compañía, imprescindible para encontrar lo que buscaba. No aconseja nada y lo recuerda todo, víctima de la buena voluntad, de conversaciones de las que no nos arrepentiremos nunca. Antonio trabajó la memoria y yo puse orden al desorden. Perdí el miedo a escribir en su nombre cuando sentí esa inspiración, y el resultado no es una biografía, sino una canción, la letra de una canción que confiesa su deseo por hacerse un sitio en nuestras vidas. En la última página, Antonio pondrá fin a no pocas emociones y a no pocos días del invierno en los que siempre reaparecía la misma pregunta: ¿de qué vamos a hablar mañana?. Pero eso no lo sabía nadie, ni yo ni él, porque este libro nació sin guión, enfervorizado siempre con la idea de recordar, escritores en prácticas, si el desorden no se deja gobernar lo gobernaremos nosotros. Por eso nos reunimos para escribir un libro que no está escrito en ninguna parte. Un sueño con pasado, un vicio inconfesable capaz de manejar su locura y de inventar su desenlace, en el que pasará como en la vida real: las emociones ganan y pierden. 

    Al final, siempre había tema, esa fue la verdad. Podía arrancar en una noche en vela, en un puñetazo a un reloj hace 30 años, en un berrinche de Alessandra o en las lágrimas de Antonio, capaces de elevar tantas veces la temperatura. Pero, si lo hubo, ese fue nuestro triunfo. No solo encontramos al entrenador. También al hombre. El entrenador solo no hubiese podido completar este libro, no hubiese sobrevivido. El entrenador ha necesitado en estas páginas del camarero de La Mancha, del padre de dos niñas ya casi adolescentes o del hombre que, a los 50 años, todavía se emociona antes de soñar con el podio. En realidad, en todos esos días, que ya pasaron, en todas esas conversaciones a mediodía, no hubo más ley que el entusiasmo de Antonio, mágico como una botella solitaria en el mar, enfervorizado como un peregrino en el Camino de Santiago. Por eso hoy me parece que los dos queremos tanto a estas páginas. No solo las escribimos. También las vivimos, en especial él, que fue quien regresó a su infancia, quien se acordó de lo que vivió o quien traspasó su nostalgia a una libreta. Luego, se implicó hasta la médula en el día a día, lo que ha originado un libro de sangre caliente que, sea mejor o peor, nos concede el derecho a acordarnos de lo que Bob Marley dijo una vez al mundo: Si te hizo feliz, no cuenta como error

    Los errores, en realidad, también forman parte de este libro. Sin ellos, sería imposible vivir. Ni siquiera tendríamos derecho a recordar tantas cosas, a explicar tanta vida o a demostrarles que correr también es un estado de ánimo. Pero ese es el objetivo de Antonio, un tipo que, a los 50 años, ya dio la vuelta al mundo. Hoy, tal vez se parezca al hombre que quiso ser: A los que saben siempre se les respeta. Por eso maneja la misma aspiración que ayer, esa felicidad de sentirse importante que nos iguala a todos. Y en el viaje acepta los nuevos tiempos, lejanos del autoritarismo, en los que se expone a que sean sus atletas los que le regañen a él. Pero no pasa nada, al contrario, es una manera de aceptar otra clase de liderazgo por parte de un hombre que, a partir de hoy, se retratará de mil maneras. Un libro de historia, una obra de teatro, un optimismo educado en una pista de 400 metros. Porque allí no solo está su trabajo. También está lo que aprendió de la vida. Por eso no desconfíen de tanta emoción. El viaje será largo, sin miedo al futuro ni al fracaso: si no surgen más atletas siempre habrá otra alternativa más…

     En un mundo como ese, y con una banda so­­nora como esa, es posible que diésemos lo mejor de nosotros mismos o que a Antonio le sobrasen los motivos para escribir esta historia, para olvidarse del cronómetro y de la vanidad de los mejores días. Pero si alguna vez fue sabio, esta era una ocasión extraordinaria para recordarlo. Así que aquí tienen a Antonio frente a ustedes y lo que no sé es por qué yo me uní a él para hacer lo que no había hecho nunca, contar una vida durante tantas páginas sin miedo a ser vencidos. Pero aquí está, aquí la tienen y ahora, una vez terminado todo, me parece que ya no necesito entretenerles más. Solo me queda pedir perdón por el tiempo que le quitamos a la familia. Al final, un libro siempre se lleva más tiempo del que uno desea imaginar. Pero supongo que ahora que nuestros hijos empiezan a amar el atletismo, algún día lo reconocerán como un producto bueno y honrado, parte de la vida de un grande, Antonio Serrano Sánchez, capaz de convencernos de que, efectivamente, podemos correr de otro modo. De un modo mejor, ustedes y nosotros, que nunca olvidaremos todo lo que sucederá a partir de ahora. 

    ‘¿Qué pinta usted aquí?’

    "En la vida una de las mejores inversiones

    es dedicarle tiempo a los demás.

    Regresa multiplicado"

    Raúl Baltar

    ¿Qué hace usted en estas páginas, qué pinta usted aquí?

    … La pregunta sitúa por un momento fuera de juego a Antonio Serrano. Quizá porque no es la pregunta más amable del mundo. Tampoco la más necesaria. También es la primera antes de sucumbir a la tentación, la de escribir una historia, la de contar una vida, la de construir, quizá, un álbum de fotos con palabras. Una tentación que, sin embargo, no escapa de esa pregunta, honesta como la que más, que sorprende a Antonio y que por un momento lo coloca en paradero desconocido. Pero, a su vez, le prometo que es una pregunta educada, destinada a reconocer el rostro de su protagonista y a identificarlo antes de golpear las teclas. ¿Qué hago aquí?, me pregunta, rebate Antonio Serrano en el atardecer de un día anónimo, en el que los silencios abundan en el dormitorio. Él va vestido en ropa deportiva, como casi siempre pasa entre semana, vida de entrenador. Sin embargo, hay algo que no ha cambiado y ya no cambiará: la vigilancia de Antonio sobre esa respuesta, incapaz de dejarla al azar. Quizá porque esa pregunta aquí, en esta situación, es un reflejo de su vida, la misma que le persigue en cada palabra, en cada día frente a ese grupo de atletas que, por lo visto, se abrazaron a él para que les ayudase a ser mejores.

    Sin conocer claramente a Antonio Serrano, percibo en él un hombre alérgico al desengaño, educado en el éxito y discreto en la derrota. Entre las cosas que nos deja figura la esperanza, la sensación de que el optimismo vale la pena. Me da la impresión de que es un buen tipo, una consecuencia de la vocación más que de la victoria. Por eso admiro su paciencia en la vida real, quizá hasta la energía con la que ejerce lo que hace. Pero tengo dudas de que frente a la hoja en blanco, a solas frente al teclado, ayude a gobernar la soledad del escritor. Por eso inauguro estas páginas con esta entrevista que podría ser como una amenaza. El escenario no será una pista ni un bosque ni las calles de una ciudad. Las letras sustituirán a las pisadas…, y la pancarta de meta, ¿cómo saber esta vez dónde está la pancarta de meta? Es verdad que no se trata de dejar huella, pero sí de intentarlo. Quizá por eso Antonio, segundos después de escuchar esa pregunta, todavía no ha despegado. En realidad, es una pregunta sin adulación ninguna, todo lo contrario de una invitación de boda. Pero esto es así. Escribir es sobresaltarse. Escribir es para gente desconfiada que no sabe lo que va a pasar al día siguiente y quiero saber si Antonio Serrano Sánchez (La Solana, 1965) acepta ese perfil. Sé que tardó en decidirse y que tardará en acabar, porque a los entrenadores no les motivan las prisas. O eso dicen. También sé lo que él me cuenta y lo que me han contado de él: la historia de un hombre que se ha tirado media vida en busca de la paciencia. Y por eso hoy, a solas con él, instaurados en un silencio que tal vez nos haga mejores personas, la idea es olvidarse del éxito o de la derrota.

    Bueno, hay una razón, contesta, en 2015 he cum­­plido 50 años. Creo que ya es mucha vida. Y como a mí me parece una vida afortunada, siento necesidad de compartirla, de aprovechar esta oportunidad, de recordar por escrito. Siento que he alcanzado la madurez para hacerlo. No es más que eso. No se trata de presumir de nada, sino de agradecer dónde estoy. A veces, me parece increíble estar aquí. Nací en un pueblo de La Mancha, donde mis padres eran inmigrantes. En mi casa abundaba la humildad y estábamos satisfechos con ella. No tenía motivos para pensar que pudiera llegar hasta aquí o hacer realidad tantos sueños… Pero encontré lo que busqué. Tuve esa suerte. No sé si se puede pedir mucho más.

    —Alfredo Varona: ¿Qué intenta con esta historia?

    —Antonio Serrano: No lo sé. No lo sé ni quiero saberlo todavía. Aún no hemos empezado, pero sí es verdad que impone mucho respeto. Por eso no debemos tener prisa. Quiero compartir, quiero explicar cómo he llegado hasta aquí. Quise ser atleta y lo fui. Quise ser entrenador y lo soy. Cada momento en mi vida tiene nombre y apellidos. Ha llegado el momento de ponérselo. Tal vez al final todo se reduzca a eso. Y, para mí, claro que es emotivo, porque me concede la posibilidad de hacer lo que nunca hice.

    A. V.: Va a jugar con emociones. ¿Se dio cuenta de la dificultad que entraña esto?

    A. S.: Sí, claro. Voy a desnudarme. Tengo que saber hacerlo. De lo contrario, esta historia perdería sentido. Quiero que la gente que lo lea se acuerde. Moriré en el intento si es preciso. Hacer una biografía es una cosa importante. Tengo un amigo, Raúl Baltar, que es economista y es un enamorado de ellas. Dice que son ideales para aprender y a menudo me recuerda: Antonio, todo el mundo tiene derecho a escribir su biografía. Observar, leer a los demás, son grandes herramientas... Así que en este caso estoy haciendo uso de un derecho, el mío, de contar lo que me ha pasado.

    A. V.: ¿Por qué ha de ser importante?

    A. S.: Yo espero que lo sea. Tengo esa sensación: la voy a buscar y usted puede ayudarme a encontrarla. No pararé hasta logrado. No estamos aquí para perder el tiempo. Puedo lograr una buena historia, la de un hombre normal, pese a todo, porque en el fondo soy un hombre normal. Todo en mí es de lo más normal. A veces, se lo recuerdo a mis hijas y me preocupo de que no se les olvide. Pero ese hombre tiene la sensación de que puede aportar ideas nuevas a la gente a la que le gusta correr. Llevo muchos años en esto, casi he perdido la cuenta. A veces, me asusta la fragilidad de mi memoria. Me encuentro con gente que me dice que en el pasado les entrené por fax o por teléfono y, sinceramente, no me acuerdo. Me pregunto por qué, pero esa pregunta me desborda.

    A. V.: Si le falla la memoria, el libro será más complicado, posiblemente infiel.

    A. S.: Haré lo imposible.

    A. V.: ¿Ha escrito este libro alguna vez?, ¿lo ha imaginado?

    A. S.: No sé, no sé…, pero estos meses me van a venir bien para recordar. Me van a dar ese plus. Creo que hasta lo necesito. Me va a ayudar a seleccionar la información que puede mejorarme a mí, a usted y a la gente que me lea. Siempre digo que mejorar no es fácil, pero sí es posible. A veces, no es cuestión de aprender más, sino de recordar lo que aprendiste. Estoy en esa fase de mi vida. Es más, prefiero ir al cine y volver a ver una película que me hizo llorar a ver

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