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La Más Recóndita Memoria De Las Mujeres (I)
La Más Recóndita Memoria De Las Mujeres (I)
La Más Recóndita Memoria De Las Mujeres (I)
Libro electrónico113 páginas1 hora

La Más Recóndita Memoria De Las Mujeres (I)

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Tras perder a su adorada hija Mnemósine, Mamen aparece en el desierto de Judea. Candy, la Viajera del Tiempo, la está esperando.

Se encuentran en la época de Jesús de Nazaret y las expectativas de ambas son presenciar el momento histórico que iniciará la religión más seguida del mundo, pero los misterios que irán desvelando no siguen el plan adecuado.

J.P. Johnson vive en la isla de Mallorca. Ex-guardaespaldas de autoridades militares y broker de bolsa, actualmente se dedica en exclusiva a la literatura. Es autor de las célebres sagas "El Quinto Origen" y "La Venganza de la Tierra".

Serie El Quinto Origen

1-Stonehenge

2-Nefer-nefer-nefer

3-Un Dios inexperto

4-El sueño de Ammut

5-Gea (I)

6-Gea (II)

7-ἢ τὰν ἢ ἐπὶ τᾶς

8-La más recóndita memoria de las mujeres (I)

Serie La Venganza de la Tierra

1-Mare Nostrum

2-Abisal

3-Phantom

4-Un mundo nuevo

5-Ultra Neox

6-Éxodo.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento12 ene 2024
ISBN9798215925898
La Más Recóndita Memoria De Las Mujeres (I)
Autor

J. P. Johnson

¡Hola! Soy Joan Pont, aunque publico algunas de mis obras como J.P. Johnson, encantado de conocerte. Vivo en la isla de Mallorca, la mayor de las cinco islas del Archipiélago Balear. Ese es el motivo por el que toda mi obra está impregnada de una "mediterraneidad" profunda y de una pasión desmedida por este pequeño trozo de tierra rodeado de agua salada. Me encanta el mar, practico el surf y el paddle surf y me indigna ver cómo estamos destruyendo este Mediterráneo que conforma el germen de nuestra existencia. Cada vez hay más plásticos y menos peces, pasan barcos a mi lado echando humo de sus motores arrastrando redes kilométricas que destrozan los fondos mientras grandes yates fondean sobre praderas de posidónea y al levar las anclas destruyen estas plantas que son los pulmones del mar. Por eso un día me puse a escribir "La venganza de la Tierra. Mare Nostrum". Porque, tal como explica Lovelock, algún día Gaia, la Madre Naturaleza, acabará con nosotros. En mi novela Gaia nos da un aviso que acaba con la mayor parte de la Humanidad, pero concediéndonos una segunda oportunidad que, como se ve al final, no será entendida por todos. Pere Quetglas sí lo entiende, y su cometido será, a partir de ahora, concienciar a los que han quedado para que no vuelva a repetirse. Mi última obra es "El Quinto Origen. Stonehenge". Tengo que confesarte que estoy completamente enganchado a ella. Me apasiona la historia de los seres inmortales, Jesús y Lucius, que construyen monumentos y luchan entre ellos a lo largo de la Historia. Al mismo tiempo me he enamorado de Mamen, una mujer increíble. En estos momentos estoy terminando la segunda parte de El Quinto Origen, llamada Nefer-Nefer-Nefer. Pero habrá más. Por supuesto que sí. Mi ilusión por la literatura nunca se va acabar, es algo que llevo infiltrado en la sangre, y la culminación de mi trabajo es que te guste mi obra, querida lectora, querido lector, que te enamores de Odisea Pascual y de Mamen Torres, tal como he hecho yo, que llores con Joanet y con Cristian, y que te quedes boquiabierto con la figura de Jesús a través de la historia de la Humanidad. Muchas gracias por leerme. Un gran abrazo.  

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    La Más Recóndita Memoria De Las Mujeres (I) - J. P. Johnson

    1- Los montes tiemblan a causa de Ella, y los collados se derriten. La tierra se eleva ante Ella, el mundo y todos los que en él habitan. ¿Quién podrá enfrentarse a Su ira? ¿Quién puede resistir su furor? Su ira se derrama como fuego, y las rocas se hacen añicos a causa de Ella - Mamen aparece en el desierto de Judea - Encuentra a Candy - La destripa - Matan y entierran soldados romanos- Llegan a Jerusalén - Aparece ÉL - La niña Elisheva - Profundas conversaciones entre los olivos de Getsemaní- Él no quiere ser lo que tiene que ser.

    Mamen Torres abrió los ojos y volvió a cerrarlos de nuevo.

    Pero al instante emitió un alarido orgánico, desde lo más profundo de su interior.

    -¡Aaaaaaaaaagggghhhh!

    Cuando dejó por fin de gritar deseó con todas sus fuerzas que lo que le estaba pasando no ocurriera nunca más.

    Desplazarse por el agujero de gusano, que tus moléculas se desintegren hasta un nivel subatómico y vuelvan a unirse gracias a una fuerza magnética basada en la materia oscura del universo que ninguna científica habría podido imaginar en los albores del siglo XXI, cuando llegó el fin del mundo, la extinción de la especie humana…

    Pero Mamen no sabía nada de todo esto, simplemente nadie se lo había explicado.

    Lo que ella sentía era un malestar infinito unido a un gran desconcierto. No se atrevía ni siquiera a volver a abrir los ojos, en lugar de eso obligó a su mente a recordar cuál podía haber sido la causa de un cambio tan drástico en su estado vital.

    -A-aquella cueva del Mi-Minotauro… E-el sonido, un eco que empezó a meterse dentro de mí… ¡Aquella figura en forma de T!

    Se agazapó sobre sí misma mientras, echa un ovillo, empezaba a balancearse sobre el costado izquierdo con una cadencia mecánica.

    -Era la misma presencia que me estuvo acechando en Granada y que me atraía de aquella forma tan siniestra… ¡Espera, esto ya me había pasado antes!

    De repente, constatar que aquella desoladora sensación de pánico no era nueva le otorgó un hálito de esperanza y empezó a respirar de una manera más pausada.

    -Lo recuerdo perfectamente, sí, está viniendo a mi memoria…

    Su otro encuentro con el alienígena en Granada empezaba a amplificarse dentro de su cabeza con todo lujo de detalles. Recordó que, al llegar a la Alhambra, el silencio en aquel lugar resultaba estremecedor. Los pájaros no cantaban, de hecho ni siquiera sobrevolaban el antiguo palacio nazarí. Daba la impresión de que Mamen podría atrapar la soledad solo cerrando los puños en el aire.

    Pero había una presencia que sí se oía, aunque no con ondas sonoras, sino con un resquemor que se colaba en su mente y en sus huesos y la obligaba a avanzar hacia un punto de la Alcazaba donde, junto a la muralla oriental, se encontraba una de las torres del Homenaje.

    En la base de aquella torre había un agujero que parecía haber sido excavado por alguien que hubiera salido de él, no entrado. Tras meterse por la abertura y caer en una cámara varios metros más abajo, se había encontrado ante el Alien. Igual que en la cueva del Minotauro, el terror había devenido absoluto. Sintió que era impulsada hacia atrás y su espalda chocó contra una pared. En aquel instante había empezado a sentir que su cuerpo se licuaba y, de pronto, estaba en algún lugar de Tenochtitlan, la capital del imperio azteca, y alguien le ataba las manos para ser llevada al sacrificio.

    Así que, sí, Mamen ya había pasado por eso.

    Y no le gustaba nada…

    De pronto los recuerdos se difuminaron y volvió al presente con una certeza tan absoluta como aniquiladora: cada vez que se encontraba con uno de aquellos seres alienígenas en forma de letra T era atrapada por un túnel de tiempo y enviada a un lugar remoto, completamente distinto.

    Por fin se sintió con fuerzas para abrir los ojos.

    Lo primero que vio, delimitando las nubes del cielo, fue un exuberante beleño de flores amarillas. Para asegurarse de que estaba viva y tenía todas las partes de su cuerpo levantó la mano derecha y acarició las flores.

    -¡Qué bonito!

    Ahora se encontraba en paz y totalmente relajada, no parecía que nadie fuera a atarla para que un horrible sacerdote pintado por entero de azul le arrancara el corazón.

    Se incorporó y se quedó sentada sobre la tierra arcillosa y polvorienta. Hacía mucho calor. La rodeaba una vegetación agostada, muy parecida a la de Mallorca, su isla natal, cuando el verano se llevaba hasta la última gota de agua y los seres vivos se rendían por completo.

    -¿Dónde demonios estoy? Esto parece un maldito desierto - dijo, aunque el aire abrasador se llevó sus palabras hacia un remolino de polvo y parecía que no había dicho nada.

    -¡Oh, no! ¡Mi pequeña! ¡La he perdido!

    De repente se había acordado de Mnemósine, su bebé del alma.

    -¡Dios, qué estúpida soy! ¡Estúpida! ¡Estúpida!

    ¿Pero cómo había podido cometer semejante disparate? ¡Dejar a la niña sola, en aquel horrible palacio de Cnossos, y además sin burbuja protectora! Era increíble, pero de ninguna manera podía imaginar que, teniendo la Esfera que le concedía todos sus deseos, sería enviada a otro lugar

    -Me sentía invencible… Pero eso no es ninguna jodida excusa por haber sido una imbécil. ¡Cariño mío! ¿Qué vas a hacer sin tu mamá? ¡Oh, Dios!

    Se tumbó de nuevo sobre el polvo, llorando. Ahora que no tenía la burbuja el sol le había empezado a producir llagas en la piel de los hombros, pero estas se curaban rápidamente, así que aún conservaba su don de la inmortalidad.

    Sobre ella, las nubes recorrían el cielo del desierto de Judea. Se levantó viento del oeste y, por el efecto rainshadow, unos cien mililitros de agua cayeron sobre la zona. Como por arte de magia, al cabo de unas horas el cuerpo de Mamen estaba rodeado de un jardín de beleños amarillos, pero ella continuaba sin moverse. Tan rápido como habían surgido de semillas microscópicas enterradas en la tierra arcillosa las flores de los beleños se marchitaron bajo el furibundo sol, cayendo sobre el cuerpo de Mamen, tapizándolo.

    Ella seguía sin dar señales de vida, totalmente deprimida, recordando cada detalle del cuerpo de su bebé, su olor, el tacto de su pelo y de su piel. No podía dejar de pensar qué sería de ella sin su madre a la que, posiblemente, no recordaría cuando fuera mayor.

    Se criará con aquella sirvienta llamada Κίρκη, que parecía muy buena chica, pero todos en el palacio sabían que era mi hija, así que puede que continúen tratandola como a la hija de una diosa o que la maltraten por envidia o celos, ahora que yo no estoy…

    Pensar en el futuro de Mnemósine la aliviaba un poco, pero enseguida volvía a sumirse en una depresión arrasadora, llorando a lágrima viva, echa un ovillo sobre sí misma y cubierta de flores marchitas, como si fuera un sudario.

    Pasaron cuatro días en los que el sol brilló como nunca en aquella parte del desierto de Judea, desintegrando cualquier atisbo de vegetación. En las ramblas resecas pululaban escorpiones y culebras en busca de los últimos insectos. El cuerpo de Mamen se convulsionaba por la deshidratación, muriendo y resucitando en un ciclo que las hinduistas llamarían Samsara.

    Ella quería morir, pero no podía, se trataba de una maldición que abarcaba todos los aspectos, incluso no poder tumbarse en un lugar inhóspito para esperar el final.

    De pronto, al cabo de cinco días, lo que una espectadora que pasara por allí vería como un túmulo de arena tapizado de tallos resecos y restos de flores ya convertidas en polvo, se movió.

    Mamen movió una mano, y luego una pierna. La arena y la tierra arcillosa formaron cascadas a través de su piel. Varios escorpiones que se habían refugiado debajo de su estómago buscando el calor nocturno levantaron sus colas e inyectaron su veneno al sentirse aplastados, pero ella apenas lo notó, el dolor que sentía en el alma era tan intenso que anestesiaba el resto de sensaciones.

    -¡Mnemósine, voy a encontrarte! - gritó con todas sus fuerzas, aunque apenas le salió un hilo de voz. -¡Te lo juro, algún día estaremos juntas, cariño mío! ¡No me olvides, por favor! ¡No… no olvides a tu mamá!

    -Por fin… - dijo de repente una mujer sentada a su lado.

    -¡Joder! - Mamen dio un salto tan grande a causa del susto que rodó pendiente abajo, levantando una nube de arcilla terrosa.

    -¡Ja, ja, ja! - rió la mujer. -¡Tranquila, no soy el puto demonio! Eso pasará después, creo… sí, en esta zona, el desierto de Judea. A ver si me acuerdo de lo de las tentaciones de Jesús en el desierto: uno, convertir las piedras en pan y romper el ayuno, dos,

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