Tal como la epidemia del insomnio, esta vez es un diluvio el que azota a Macondo. Se les iba el tiempo esperando que dejara de llover, pero el diluvio duró cuatro años, seguidos por una sequía de diez.
Aureliano segundo atrapado por la lluvia en la casa de los Buendía, pasa sus días interactuando con los niños, mostrándoles la enciclopedia. Hasta que las reservas de comida se agotan, y la cantaleta interminable de Fernanda se le viene encima, Aureliano Segundo explota en un ataque de destrucción masiva, vajillas, espejos. rompe todo lo rompible.
Sumado a esto su ausencia en casa de Petra Cotes deja escapar su fortuna con la lluvia, y el amor prolífero se va junto a ella. Petra Cotes ante la pérdida recurre a sobrevivir de las rifas, haciendo ella misma los billetes con papelitos de colores. 
Amaranta Úrsula y el pequeño Aureliano recordarán la época del diluvio como una época feliz. Úrsula era su gran muñeca. Disfrazandola con trapos de colores y pintándole la cara con hollín y achiote. Úrsula en medio de sus desvaríos, causados por la vejez, llora por muertos de otras épocas; Confundiendo los personajes con sus homólogos de otros estadios de la saga, a los Aurelianos con los Aurelianos y a los José arcadios con los José arcadios.
Aureliano Segundo contrató una Expedición de excavación en búsqueda del San José de Yeso repleto de oro que alguien abandonó en la casa durante la guerra mientras pasaba la lluvia. En su fallo recurrió a Pilar Ternera, quien confirmó la existencia del tesoro, al igual que su cantidad, mas no la ubicación. y advirtió que no sería encontrado en tanto no dejara de llover. En medio de la búsqueda Aureliano Segundo pierde los kilos demás que le había dejado su vida de derroche, y a la vez que pierde peso recobra el parecido con su hermano gemelo, y la personalidad que le corresponde segun la tradicion de los Aurelianos, dejando de parecerse a un Jose Arcadio. Viviendo el karma vaticinado por su propia madre al verlo tapizar la casa de billetes
Se nos anuncia entre líneas el fin de la historia. con un viento profético que borrara del mapa a Macondo.