TRAS CONOCERSE LA NOTICIA DE QUE HELENA, LA ESPOSA DEL REY MENELAO, HABÍA SIDO SECUESTRADA POR EL PRÍNCIPE TROYANO PARIS, ULISES FINGIÓ ESTAR LOCO PARA NO IR A LA GUERRA. Hasta su isla se personaron para reclutarlo el propio Menelao y Palámedes de Argos, y allí se encontraron con un Ulises enajenado, que estaba arando la arena de una playa, que previamente había sembrado con sal.
En contra de todo pronóstico Palámedes, no del todo convencido, cogió a Telémaco y lo colocó en un surco por donde tenía que pasar el arado. Cuando Ulises estaba a punto de arrollarlo esquivó a su hijo para no herirle, un gesto que le desenmascaró y que le obligó a acudir con los griegos hasta Troya.
Antes de la partida, el rey Agamenón le encargó reclutar a Aquiles, su madre –la diosa Tetis– le había disfrazado de mujer y enviado a la corte del rey . El de Ítaca se ocultó bajo las ropas de un comerciante de telas y penetró en las habitaciones de las mujeres, donde observó que una de las doncellas tenía una espada, descubriendo, de esta forma, al de los pies ligeros, que