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Venustiano Carranza. La Revolución traicionada
Venustiano Carranza. La Revolución traicionada
Venustiano Carranza. La Revolución traicionada
Libro electrónico104 páginas2 horas

Venustiano Carranza. La Revolución traicionada

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Una constante en la Revolución mexicana fueron las traiciones: por ejemplo, Madero traicionó las aspiraciones de Zapata y Huerta traicionó a Madero; pero Carranza traicionó a Villa, a la Convención de Aguascalientes y a Obregón, y esta última traición le costó la vida. Habría que añadir que Carranza traicionó a todos los mexicanos al conseguir el apoyo del gobierno estadounidense para llegar a la presidencia, y traicionó a los campesinos al mandar matar a Zapata.
Ya en 1909, antes de que iniciara la lucha armada contra el dictador Porfirio, en su calidad de senador federal, Venustiano Carranza le escribió a éste acerca de que se había esforzado para quitarle el cargo de representante de los usuarios del río Nazas a Francisco I. Madero, quien entonces era famoso en el plano nacional por haber empezado a difundir a fines de 1908 su libro La sucesión presidencial en 1910. Con esto, Venustiano quería atraerse el favor del dictador. Afirmaba que, desprovisto de dicha representación, Madero no podría agregar otro elemento a la campaña que tenía emprendida contra el gobierno de Díaz, y continuaba: “Espero que esta labor será de la respetable aprobación de usted, a la vez que servirá de prueba de mi invariable adhesión a la buena marcha de su gobierno, hoy criticado por persona de ninguna significación política”, esto último era una clara referencia a Madero.
La carta de Carranza a Díaz culminaba con estas palabras: “Reitero a usted las seguridades de mi particular aprecio e incondicional adhesión”. Venustiano promulgó la Constitución de 1917, en cuyas líneas iniciales se hace llamar Primer Jefe, cargo inexistente en las leyes mexicanas.
Pero, por supuesto, no todo fue malo en el actuar de Venustiano. A él se debe una actitud más cauta, al mismo tiempo que radical, cuando todo estaba saliendo a pedir de boca a inicios de la Revolución.
Sucedió que Villa, Orozco y José de la Luz Blanco habían tomado Ciudad Juárez, desobedeciendo la orden de Francisco Madero de que debían seguir al sur y olvidarse de una ciudad fronteriza que, en su opinión, de poco podía servir a la causa revolucionaria. Madero perdonó a los insubordinados y entró en la ciudad conquistada. Ese mismo día nombró ahí autoridades civiles y militares. A Venustiano Carranza se le eligió formalmente como secretario de Guerra y Marina.
Ante la aplastante realidad, el 12 de mayo Porfirio Díaz decretó un armisticio.
En las pláticas en la aduana de Ciudad Juárez, elegida como cuartel general por Madero, Carranza fue muy enfático ante Madero y su primo al mencionar que la Revolución era asunto de principios, no de obtener a como diera lugar puestos públicos. Lo fundamental en esos momentos era que se cumpliera la voluntad del pueblo. Por ello la victoria de los revolucionarios debía ser completa, de modo que ahora lo razonable era pedir una rendición incondicional del régimen. Así que terminó por expresar tajantemente:
–Nosotros no queremos ministros ni gobernadores, sino que se cumpla la soberana voluntad de la nación. Con la renuncia de Díaz, quedarán sus amigos en el poder, quedará el sistema corrompido que hoy combatimos. El interinato será una prolongación viciosa, anémica y estéril de la dictadura. Al lado de esa rama podrida, el elemento sano se contaminará. Sobrevendrán días de luto y miseria para la República y el pueblo nos maldecirá, por un humanismo enfermizo. Por ahorrar unas cuantas gotas de sangre culpable, habremos malogrado el resultado de tantos esfuerzos y de tantos sacrificios. ¡Revolución que transa es revolución perdida!
Si quieres enterarte de más pormenores, te invito a leer este libro sobre la revolución traicionada.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento26 mar 2022
ISBN9781005471057
Venustiano Carranza. La Revolución traicionada
Autor

Sergio Gaspar Mosqueda

Nací en la Ciudad de México en 1967 y estudié la Licenciatura en Lengua y Literatura Hispánicas en la Universidad Nacional Autónoma de México, en donde obtuve la medalla Gabino Barreda. En el año 2000, creé y dirigí el proyecto de revista cultural El Perfil de la Raza, en cuyo consejo editorial figuraba Miguel León Portilla, entonces presidente de la Academia Mexicana de la Historia. Trabajo para diversas editoriales y he publicado 31 obras en papel con varias editoriales y 46 en Amazon, entre las que se hallan dos novelas, varios volúmenes de cuentos, leyendas, un poemario, biografías de músicos de rock, diversos libros sobre historia de México y cuadernos de trabajo de varias materias.Mi primer libro, la novela Una generación perdida, se publicó en la colección Voces de México, en la que figuraron autores mexicanos destacados, como Vicente Leñero, Emilio Carballido, Alejandro Licona, Luisa Josefina Hernández, Víctor Hugo Rascón Banda y Eusebio Ruvalcaba. El reconocido autor Juan Sánchez Andraka afirma en el prólogo de la primera edición: “Yo leí este libro. Más bien debo decir: Yo viví este libro. Debo agregar: Lo viví intensamente".Uno de mis libros más vendidos es Cuentos mexicanos de horror y misterio. Próximamente aparecerán en papel mis libros sobre 50 figuras del rock clásico, 50 importantes músicos del metal gótico y 50 figuras del K-pop.

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    Venustiano Carranza. La Revolución traicionada - Sergio Gaspar Mosqueda

    Sergio Gaspar Mosqueda

    Venustiano Carranza

    La Revolución traicionada

    Colección Grandes Verdades de la Historia

    Copyright 2022 Sergio Gaspar Mosqueda

    Edición de Smashwords

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    Este libro está disponible en forma impresa en la mayoría de los minoristas en línea.

    Diseño de portada: Sergio Gaspar Mosqueda

    México, marzo del 2022

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    Tabla de contenido

    Infancia y juventud

    La carrera política

    Carranza se distancia de Díaz

    El dictador es acorralado

    Tratando de salvar la Revolución

    Díaz se va

    Carranza contra Huerta

    Carranza contra Villa

    La Convención contra Carranza

    El carrancismo se impone

    El barón se vuelve presidente

    Obregón contra Carranza

    El éxodo del gobierno

    Epílogo

    Sobre el autor

    Obras de Sergio Gaspar Mosqueda

    Conectar con Sergio Gaspar Mosqueda

    Infancia y juventud

    Venustiano Carranza nació el 29 de diciembre de 1859 en Cuatro Ciénegas, Coahuila. Su padre fue el coronel Jesús Carranza Neira y su madre se llamaba María de Jesús Garza; antes que él, la pareja tuvo diez hijos: María del Rosario, María Ana, Pascual, Pánfila, María Ignacia, Úrsula, Sebastián, Sirenia, Emilio y María de Jesús. Y luego del nacimiento de Venustiano vinieron Hermelinda, Jesús, María y María Guadalupe.

    Jesús Carranza padre había destacado como militar de alto rango al servicio de don Benito Juárez. El señor Carranza desde niño había corrido aventuras. Huérfano de madre a muy temprana edad, huyo a los 12 años de los maltratos de su madrastra, yéndose con un grupo de estadounidenses que deseaban establecer un negocio en Chihuahua. Debido a la conducta ejemplar del jovencito, pues era muy trabajador y sobre todo poseía una indudable honradez, se ganó la confianza de los extranjeros, quienes lo emplearon como dependiente. Muchos años estuvo Jesús Carranza en aquel almacén, que terminó por cerrar sus puertas. Así, un tiempo quedó el jovencito sin modo de subsistencia, pero su gran experiencia en el ramo mercantil hizo que consiguiera que un español de nombre José Cordero lo empleara en su casa comercial. El nuevo patrón tenía un carácter muy fuerte, pues siendo tan trabajador y tenaz, exigía que sus empleados se esforzaran al máximo, y a los que tuvieran fallas en el cumplimiento de sus encomiendas, los reprendía duramente. Pero nunca tuvo conflictos con el laborioso Jesús, quien poco a poco fue imitando las maneras y costumbres de su patrón, y la férrea disciplina que ahí aprendió la llevaría a su hogar, el cual fundó en Cuatro Ciénegas en 1835, cuando contrajo nupcias con María de Jesús Garza.

    La educación que Venustiano y sus hermanos recibieron en casa siempre fue férrea y apegada a una estricta honradez. Para reprender y enderezar a los descarriados, bastaba el ceño adusto de don Jesús o el que emitiera pocas pero certeras palabras que indicaban la gravedad de la falta.

    Muchas veces don Jesús se ausentó del hogar, sobre todo en la época en que se hallaba en campaña en el bando de don Benito Juárez, y entonces la disciplina se relajaba un poco, pero nunca al grado de permitir el libertinaje, ya que doña María de Jesús seguía inculcando a sus hijos el apego a la civilidad dentro y fuera del hogar. Entonces la frase más conocida del Benemérito de las Américas parecía retumbar en la casa de la familia Carranza: El respeto al derecho ajeno es la paz. Es decir, cada hijo debía tener bien claro cuál era su espacio y dónde comenzaba el de los otros.

    La educación escolar básica la cursó Venustiano en su tierra natal y después se trasladó a Saltillo, dentro del mismo estado de Coahuila, para inscribirse en el Ateneo Fuente. Este colegio se había fundado pocos años atrás, en 1867, y su nombre se debía al más destacado precursor de ese proyecto educativo: don Juan Antonio de la Fuente, conocido por haber sido también uno de los primeros en promover la ley de libertad de cultos. Ahí Venustiano realizó dos años de instrucción superior y estudió además dos años la lengua latina y la cultura romana.

    Saltillo ya era por entonces un centro cultural importante y, con el tiempo, la ciudad adquirió tal prestigio que se llegó a denominar la Atenas del Norte. Esto fue en parte debido a las actividades desarrolladas en sus diversos recintos artísticos e intelectuales, entre ellos el Ateneo. En recuerdo de haber cursado ahí Venustiano Carranza parte de sus estudios, al boulevard sobre el que se ubica dicho Ateneo lleva actualmente su nombre.

    Para 1874, Venustiano Carranza se hallaba en la ciudad de México, en donde asistiría a la escuela Nacional Preparatoria de San Ildefonso, a la que acudían hijos de familias pudientes. Por sus aulas ya habían pasado importantes personajes de la historia de México, como Guadalupe Victoria y don Sebastián Lerdo de Tejada. Además, junto al Colegio llegó a vivir, en 1875, un importante escritor y político cubano: José Martí, quien se reunió ahí con sus padres y algunas de sus hermanas. Entre ellas halló Venustiano a una jovencita tan agraciada que empezó a pretenderla. Su noviazgo fue muy breve, pues ella adquirió una mortal enfermedad y dejó este mundo en plena juventud. Como curiosidad, diremos que José Martí tuvo que abandonar el país en 1877, justo el año en que Porfirio Díaz ocupó la presidencia por primera vez.

    Durante las tres décadas que duró el Porfiriato, la población mexicana pasó de nueve millones a más de 15 millones. Las exportaciones, por su parte, aumentaron seis veces su valor total, pero el empobrecimiento de la mayoría de la población fue una constante, así como constantes fueron las violaciones a la Constitución liberal de 1857, que tenía como uno de sus principales objetivos la defensa de los derechos humanos.

    El importante colegio de San Ildefonso había estado a cargo del clero precisamente hasta 1857, pero desde entonces, y gracias a la Constitución promulgada ese año, la educación tuvo como fundamento el positivismo, corriente de pensamiento con que el francés Augusto Comte había pretendido dar preeminencia al razonamiento y a la experimentación, para dejar de lado el dogmatismo.

    El colegio de San Ildefonso se convirtió en la Escuela Nacional Preparatoria en 1867, mediante la Ley Orgánica de Instrucción Pública en el Distrito Federal, expedida por don Benito Juárez el 2 de diciembre de ese año. Dicha escuela fue dirigida en sus inicios por el doctor Gabino Barreda.

    Con la expedición de la mencionada ley, se dejó en claro que el colegio adquiría la importante misión de preparar a los alumnos para ingresar a las Escuelas de Altos Estudios. En concordancia con esta corriente de pensamiento, el lema del centro educativo de San Ildefonso fue Amor, orden y progreso.

    Una de las escuelas a las que se podía ingresar después de cursar los estudios preparatorios era la de Medicina. Venustiano Carranza tenía el deseo de ser médico, pero una afección de la vista lo hizo abandonar su propósito. Entonces, muy afligido, tuvo que volver a Coahuila.

    Durante un tiempo, Venustiano se dedicó a administrar las diversas propiedades de su padre, las cuales se le

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