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Cuentos de la Biblia para niños. Vol. 1. Antiguo Testamento
Cuentos de la Biblia para niños. Vol. 1. Antiguo Testamento
Cuentos de la Biblia para niños. Vol. 1. Antiguo Testamento
Libro electrónico93 páginas1 hora

Cuentos de la Biblia para niños. Vol. 1. Antiguo Testamento

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Se han seleccionado las historias más sorprendentes del Antiguo Testamento, para acercar al público infantil a esa maravillosa colección de textos que nos ha sido legada para comprender la relación de Dios con el hombre. Aquí no podían faltar relatos de superación, fe, valentía, perdón y amistad, entre otros temas, que dan claves para entender mejor la Creación y también el papel que cada uno de nosotros tiene en el engrandecimiento del Reino de Dios.
Los pequeños lectores se deleitarán con la manera ágil y breve con que aquí se cuentan, entre muchas otras, las historias acerca de la Creación del mundo, Adán y Eva, el Arca de Noé y las de reyes tan singulares como Salomón o David.
El material bíblico que aquí se ofrece da una amplia visión de la riqueza de los textos que son reconocidos como inspirados directamente por Dios, así que deje que los niños se adentren en esta fascinante selección, que además de divertirlos, los instruirá y contribuirá a reforzar sus valores.
Se ha adecuado el lenguaje para que los pequeñitos de casa entiendan y disfruten cada breve relato. Estamos seguros de que esta obra contribuirá mucho a que los niños profundicen en la comprensión y conocimiento de los textos bíblicos.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento25 feb 2021
ISBN9781005113278
Cuentos de la Biblia para niños. Vol. 1. Antiguo Testamento
Autor

Sergio Gaspar Mosqueda

Nací en la Ciudad de México en 1967 y estudié la Licenciatura en Lengua y Literatura Hispánicas en la Universidad Nacional Autónoma de México, en donde obtuve la medalla Gabino Barreda. En el año 2000, creé y dirigí el proyecto de revista cultural El Perfil de la Raza, en cuyo consejo editorial figuraba Miguel León Portilla, entonces presidente de la Academia Mexicana de la Historia. Trabajo para diversas editoriales y he publicado 31 obras en papel con varias editoriales y 46 en Amazon, entre las que se hallan dos novelas, varios volúmenes de cuentos, leyendas, un poemario, biografías de músicos de rock, diversos libros sobre historia de México y cuadernos de trabajo de varias materias.Mi primer libro, la novela Una generación perdida, se publicó en la colección Voces de México, en la que figuraron autores mexicanos destacados, como Vicente Leñero, Emilio Carballido, Alejandro Licona, Luisa Josefina Hernández, Víctor Hugo Rascón Banda y Eusebio Ruvalcaba. El reconocido autor Juan Sánchez Andraka afirma en el prólogo de la primera edición: “Yo leí este libro. Más bien debo decir: Yo viví este libro. Debo agregar: Lo viví intensamente".Uno de mis libros más vendidos es Cuentos mexicanos de horror y misterio. Próximamente aparecerán en papel mis libros sobre 50 figuras del rock clásico, 50 importantes músicos del metal gótico y 50 figuras del K-pop.

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    Cuentos de la Biblia para niños. Vol. 1. Antiguo Testamento - Sergio Gaspar Mosqueda

    Todo era negrura y silencio. El mar no tenía contra qué golpearse, ninguna playa, ningún risco. Sólo agua y más agua. De pronto la voz amorosa de Dios dijo:

    –Quiero que haya luz.

    Y todo fue iluminado por un bello resplandor amarillo, que primero tímidamente, y luego con seguridad, recorrió la superficie del gigantesco océano, convirtiendo burbujas y pliegues de agua en diamantes de luz.

    Dios contempló el espectáculo muy satisfecho de su belleza. No se dio prisa, se recargó en una nube y apreció con cariño el dulce agitar de las aguas rumorosas. Luego, conforme sus ojos se iban cerrando, arrullado por el mar, la luz dio paso poco a poco a la negrura, que fue volviendo a tientas mientras Dios se iba quedando dormido. Así se cumplió el primer día del mundo.

    Al despertar Dios, le pareció bien la belleza de la oscuridad, pero deseó ver nuevamente el mar inmenso, así que extendió con su mano la luz, como sembrando semillas luminosas. Sonriendo dijo adiós a esa breve oscuridad, a la que llamó noche.

    Entonces se le ocurrió poner la mitad de las aguas arriba y a esa cubierta le llamó cielo. Así se cumplió el segundo día del mundo.

    Luego pidió al agua dejar espacio a la tierra, la cual cubrió de hierba y flores en ese tercer día.

    Después quiso que los diamantes y semillas de luz resplandecieran más, así que les dio mayor brillo, y creó una estrella enorme para mantener iluminado el día y una linda esfera blanca para alumbrar la noche. Dios bostezó cansado, satisfecho de su trabajo del cuarto día. En el quinto día, temprano, metió sus dedos en las aguas solitarias y de ellos fueron saliendo peces de colores y otras criaturas marinas de diferentes tamaños. Agitando la otra mano, llenó de pájaros los aires.

    Al día siguiente, que fue el sexto de la Creación, pidió que la verde tierra se llenara de animales de todo género y especie, y aparecieron seres peludos, con espinas o plumas, con cuernos o crestas. Luego hizo aparecer del polvo bellas criaturas llamadas hombre y mujer: los nombró Adán y Eva y los puso a cargo de cuanto había hecho: el Jardín del Edén.

    Adán y Eva

    Adán y Eva, jóvenes, sanos y fuertes, correteaban desnudos y sin pena por todo el Jardín del Edén recién formado por su padre Dios. Tenían ahí todo cuanto necesitaban para ser felices: luz, agua y alimento, y la agradable compañía de criaturas de todo tipo, a las que Adán se había ocupado de ponerles nombre, por encargo de Dios.

    Les gustaba reír y jugar todo el tiempo. La dicha se esparcía por todos los rincones de la creación. Sólo había un momento de cuidado: cuando los jóvenes tenían a la vista el Árbol del Conocimiento. Entonces Adán tomaba a su pareja de la mano y la alejaba de ahí. Ella sentía una cierta fascinación por ese árbol, aunque sabía que Dios les había pedido como muestra de obediencia únicamente que no comieran de sus frutos. ¡Pues morirán si lo hacen!, les había advertido.

    Un día en que Eva se hallaba sola, la maldad entró al Jardín del Edén en forma de serpiente, se arrastró hasta sus pies y Eva, fascinada ante esa criatura que nunca antes había visto, se sintió hipnotizada.

    –Eva, ¿acaso eres tan ingenua como para creer que Dios te ama?

    –¿Qué dices? –respondió ella, indignada–. ¡Claro que nuestro padre nos ama!

    –¿Y te conformas con ser sólo una criatura cuando podrías ser como Dios mismo?

    –Pero... –la serpiente inyectó una extraña luz de malicia en los ojos de Eva, quien entonces preguntó, como si ese ser se lo ordenara–, ¿cómo puedo ser igual que Dios?

    –¿Te acuerdas de la prohibición de comer del Árbol del Conocimiento?

    –¿De modo que sólo debo hacer eso para lograrlo? –ella vio aquel árbol.

    –Sí –la serpiente se había enroscado en una alta planta para poner su rostro a la altura del de Eva–, ¡hazlo! ¡Hazlo pronto y sabrás todo lo que Dios sabe!

    Ella lo dudó, pero sólo un instante, pues su mente empezó a ser dominada por la de la serpiente. Así que arrancó un fruto de sabiduría y lo probó. Luego lo llevó a Adán, quien también comió de él. En cuanto Dios apareció corrieron a ocultarse, pues sintieron vergüenza por haber desobedecido y por estar desnudos.

    –¿Qué han hecho para estar tan apenados? –preguntó Dios y Adán confesó.

    Él y Eva fueron expulsados del Edén y desde entonces debieron trabajar para ganar su alimento. Además, ya no vivirían por siempre; volverían a ser polvo.

    ¡Caín mató a su hermano Abel!

    Dios finalmente se compadeció de la pesada vida que llevaban Adán y Eva, pues les envío un par de hermosos hijos para que les alegraran sus días. Los niños se llamaron Caín y Abel, los cuales fueron muy unidos

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