Ricardo Flores Magón. La otra revolución

Por Sergio Gaspar Mosqueda

Conocer la vida de este rebelde es de importancia fundamental para entender la conformación del México de hoy. Tengamos en cuenta que Álvaro Obregón tomó las propuestas del Partido Liberal de los hermanos Flores Magón para incluirlas en la Constitución de 1917, como el establecimiento de un salario mínimo, jornadas laborales de ocho horas, el reparto de utilidades y el derecho de huelga, así como la educación laica y gratuita.

RICARDO FLORES MAGÓN Y JOHN KENNETH TURNER, LA IDEA PARA EL LIBRO MÉXICO BÁRBARO
En uno de sus periodos de encarcelamiento en los Estados Unidos, Ricardo Flores Magón tuvo oportunidad de platicar con el periodista norteamericano John Kenneth Turner acerca de las terribles condiciones en que vivía, o sobrevivía, el pueblo mexicano bajo el régimen de Porfirio Díaz. Kenneth Turner apenas podía creer lo que escuchaba, en especial lo concerniente al terrible Valle Nacional de Oaxaca, el estado natal de los Flores Magón, en donde se practicaba la esclavitud, con ligeras variantes con respecto a la norteamericana, pues a las personas que ahí laboraban se les llamaba simplemente “gente” u “obreros”, y estas denominaciones se usaban principalmente en las reuniones que los capataces o dueños tenían con los inversionistas extranjeros.
Al Valle Nacional iban a parar muchos disidentes del régimen porfirista, principalmente indígenas, para trabajar en labores del campo hasta morir. Pero para aumentar la producción de la zona, principalmente el tabaco, a veces se establecían oficinas en la Ciudad de México para contratar gente, sin revelar a los interesados, por supuesto, las verdaderas condiciones en que laborarían, o se recogía a indigentes en las calles para llevarlos a ese cruel destino. También se trasladaba ahí a personas que se hallaban bajo los efectos del alcohol afuera de las cantinas o incluso se recurría al secuestro. Los reclutadores o secuestradores no hacían distinción entre niños, mujeres u hombres, y los más fuertes lograban sobrevivir, a lo mucho, cinco meses.
Otros liberales presos confirmaron a Kenneth Turner lo dicho por Ricardo, así que éste decidió trasladarse a Yucatán, donde se presentó como un inversionista norteamericano en busca de tierras, para así poder entablar contacto con los dueños de las haciendas henequeneras. De sus arduas y profundas indagaciones nacería uno de los libros más importantes para entender la vida de los pobres y de los disidentes durante el Porfiriato: México bárbaro, en el que, al igual que Ricardo Flores Magón, Kenneth Turner afirma que tanta injusticia y despotismo necesariamente habrían de hacer estallar una revolución armada de grandes consecuencias. Pero el libro, escrito durante 1908, no vería la luz sino hasta 1911 en los Estados Unidos, por lo cual no serviría de advertencia para nadie.
Otra de las zonas en que se practicaba la esclavitud en México, era Yucatán, donde el producto principal era el henequén, muy apreciado en esa época por el comercio y la industria. Por cierto, a esa zona habían sido trasladados los indios yaquis que se rebelaban contra los abusos del ejército y contra los ricos que, protegidos por Porfirio Díaz, les arrebataban sus tierras. Para exterminar a los yaquis, Díaz ordenó enviarlos a trabajar al sureste mexicano bajo un clima que les era totalmente desconocido y en jornadas de trece horas diarias, todo lo cual terminaría por minar la salud y las energías de los indios, muchos de los cuales fallecían al medio año de su traslado.

• Idioma: Español
• Editorial: Sergio Gaspar Mosqueda
• Fecha de lanzamiento: 26 mar 2022
• ISBN: 9780463539675

Sergio Gaspar Mosqueda

Nací en la Ciudad de México en 1967 y estudié la Licenciatura en Lengua y Literatura Hispánicas en la Universidad Nacional Autónoma de México, en donde obtuve la medalla Gabino Barreda. En el año 2000, creé y dirigí el proyecto de revista cultural El Perfil de la Raza, en cuyo consejo editorial figuraba Miguel León Portilla, entonces presidente de la Academia Mexicana de la Historia. Trabajo para diversas editoriales y he publicado 31 obras en papel con varias editoriales y 46 en Amazon, entre las que se hallan dos novelas, varios volúmenes de cuentos, leyendas, un poemario, biografías de músicos de rock, diversos libros sobre historia de México y cuadernos de trabajo de varias materias.Mi primer libro, la novela Una generación perdida, se publicó en la colección Voces de México, en la que figuraron autores mexicanos destacados, como Vicente Leñero, Emilio Carballido, Alejandro Licona, Luisa Josefina Hernández, Víctor Hugo Rascón Banda y Eusebio Ruvalcaba. El reconocido autor Juan Sánchez Andraka afirma en el prólogo de la primera edición: “Yo leí este libro. Más bien debo decir: Yo viví este libro. Debo agregar: Lo viví intensamente".Uno de mis libros más vendidos es Cuentos mexicanos de horror y misterio. Próximamente aparecerán en papel mis libros sobre 50 figuras del rock clásico, 50 importantes músicos del metal gótico y 50 figuras del K-pop.

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Sergio Gaspar Mosqueda

Ricardo Flores Magón

La otra revolución

Copyright 2022 Sergio Gaspar Mosqueda

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Diseño de portada: Sergio Gaspar Mosqueda

México, marzo del 2022

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Tabla de contenido

Orígenes del odio hacia Porfirio Díaz

La comunidad ideal

Un niño pobre en la Ciudad de México

Inicios en el periodismo

La Constitución ha muerto

La lucha desde el exilio

El Partido Liberal Mexicano

La lucha armada floresmagonista

Anarquismo en la Revolución

La guerra por Baja California

Campaña contra los anarquistas

Manifiesto a los mexicanos

Contra Madero

La política de Huerta

Intervencionismo en la Revolución

El carrancismo

La Primera Guerra Mundial y la revolución universal

Enfermedad

Muerte de un activista social

Sobre el autor

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Orígenes del odio hacia Porfirio Díaz

Curiosamente, Ricardo Flores Magón nació cuando se conmemoraba un aniversario más del inicio de la guerra de Independencia de México, el 16 de septiembre de 1874, en el poblado de Eloxochitlán, en la Sierra Madre de Oaxaca. Tres años atrás había nacido su hermano Jesús y en 1877 vendría al mundo Enrique, con quien Ricardo trabajaría muy de cerca para intentar realizar sus ideas anarquistas en México.

Un mes después del nacimiento de Enrique, el también oaxaqueño Porfirio Díaz se sentaría por primera vez en la silla presidencial. Cabe señalar que a fines de 1876, Díaz había ocupado brevemente la presidencia interina, pero que a partir de resultar ganador en las elecciones federales, ocuparía la presidencia de México hasta el 25 de mayo de 1911, destacándose su gobierno por constantes violaciones a la Constitución y por beneficiar a los ricos tanto del país como del extranjero, en detrimento de las condiciones de vida de la mayor parte del pueblo mexicano. Entre sus principales críticos estarían los anarquistas.

En la tierra natal de Ricardo hasta hoy existe un alto porcentaje de habitantes indígenas y se habla la lengua mazateca, si bien a fines del siglo XIX y principios del XX se hablaba también ampliamente el idioma náhuatl en los alrededores de Teotitlán. La madre de Ricardo, originaria de Puebla, se llamaba Margarita, y su padre llevó el nombre de Teodoro, de quien Genaro Amezcua, en su biografía de Enrique Flores Magón publicada por el Centro de Estudios Históricos del Movimiento Obrero Mexicano en 1979, afirmaba que era indio, pero su fisonomía no correspondía a los habitantes indígenas de la zona sur de la república mexicana; así que luego de estudiarse los rasgos de don Teodoro los historiadores, entre ellos Hilario Topete, le atribuyen más bien el carácter de mestizo. Tenía una estatura de un metro con ochenta centímetros e hizo carrera en el ejército, donde llegó a obtener el grado de teniente coronel, si bien cuando nació Ricardo se hallaba retirado.

Don Teodoro se había integrado a la lucha contra los invasores norteamericanos, a decir de sus vecinos de Eloxochitlán, cuando tenía alrededor de 15 años. Había perdido a su primera esposa durante la Guerra de Reforma a manos de los conservadores, y poco después de entregar la ciudad de Puebla a los franceses del Corps Expeditionaire du Mexique (Cuerpo expedicionario de México) el 18 de mayo de 1863 –un año y trece días después de que el general Ignacio Zaragoza venciera a los invasores, teniendo a Porfirio Díaz al frente de la tercera brigada de infantería–, había conocido en dicha ciudad a doña Margarita, la cual contaba entonces con 22 años, mientras que él había cumplido ya los 37. A Margarita Magón Enrique la describió como de estatura media e hija de padres hispanoamericanos ante Samuel Kaplan, biógrafo de los Flores Magón, con quien Enrique se entrevistó en los últimos años de su vida. (Como producto de esas pláticas se publicó en 1958 el libro Combatimos la tiranía: un pionero revolucionario mexicano cuenta su historia.) También le manifestó que una vez que sus padres empezaron a vivir juntos en Teotitlán, don Teodoro le mandó decir a Benito Juárez: Señor Presidente, estoy listo a ir a donde y cuando usted ordene. Atendiendo a estas palabras, Porfirio Díaz le pidió que se alistara de nuevo en 1867 y se dirigiera a Puebla. Con un pequeño contingente, don Teodoro reforzó a Díaz para lograr la victoria contra los franceses el 2 de abril, pero el futuro dictador no le reconoció ningún mérito en la batalla, siendo que su participación había sido decisiva.

Enrique recordaba que desde niños su padre les había inculcado a él y a sus hermanos el odio hacia Díaz, cuya raíz estaba en aquel menosprecio sufrido. En contraparte, don Teodoro les hablaba a sus hijos del amor a la justicia. Ese rencor contra Porfirio Díaz, según Enrique, hizo que su padre rechazara todas las invitaciones que se le hicieron para colaborar en el gobierno, pero, al parecer, en realidad Díaz le había denegado una petición de que le fueran recompensados sus servicios por medio de un cargo público. Y el rencor se acrecentó por la política de recortes presupuestales que redujo a la mitad el sueldo del padre, el cual, como consecuencia de lo anterior, fue colocado en el llamado depósito militar, es decir, se le suspendieron grados y funciones dentro de la milicia. Y si bien se le reconocieron sus veinte años al servicio del ejército, no se le pagaron compensaciones económicas por ello; además, no se le dio pago alguno, como a otros, por haberse adherido con un contingente de sus vecinos al Plan de Tuxtepec, encabezado por Porfirio Díaz el 10 de enero de 1876 en la Villa de Ojitlán, del municipio oaxaqueño que dio nombre a dicho plan. Esa revuelta, cuyo lema era "Sufragio Libre y Constitución